miércoles, 30 de noviembre de 2016

EL PASADO NOS SIGUE ALUMBRANDO (VI): TEORÍAS DEL DESARROLLO, EL PSEUDO DESARROLLO




La ciencia social burguesa se ocupa de la existente sociedad burguesa, cuyas relaciones y circunstancias toma, más o menos tranquilamente, como leyes naturales inviolables de toda vida social. Cuando los teóricos burgueses de la sociedad parecen hablar de otras formas sociales, su verdadero objeto sigue siendo la particular forma histórica de la sociedad burguesa, cuyos rasgos empíricamente captados vuelven a hallar en esas otras formaciones sociales. Y cuando hablan de la «sociedad» en general, en el rostro de esa sociedad general aparecen, con ligeros retoques, sólo los rasgos habituales de la presente sociedad burguesa. Entre los grandes fundadores de la teoría social burguesa de los siglos XVII y XVIII y en la filosofía idealista alemana de Kant a Hegel esto ocurre aún de una manera ingenua, utilizando el término «sociedad civil» o «sociedad burguesa» como concepto atemporal de sociedad.[1]

También cuando los investigadores sociales burgueses hablan de un desarrollo o una «evolución» suelen quedarse dentro del círculo mágico de la sociedad burguesa. Consideran las anteriores formaciones sociales como «estadios previos» de la forma hoy día más o menos plenamente desarrollada. Aplican sin más los conceptos tomados del presente estadio social a las formas sociales hist6ricamente precedentes. Hasta el siglo XIX han estado llamando «prehistoria» la historia primigenia de la humanidad, que no se puede captar con las categorías de la actual sociedad burguesa, como la propiedad, el estado o la familia. Pese al mucho hablar de «historia universal» (que para el intacto espíritu burgués de esta época significa sólo una ampliación de la sociedad burguesa a todo el mundo), sólo muy casualmente se encuentra un barrunto siquiera de la concepción realmente universal que incluye como elementos plenamente válidos de la historia de la humanidad, junto con las épocas preburguesas, también los estadios sociales completamente ajenos al mundo burgués, separados de él espacial y temporalmente. Los informes del célebre viajero C. F. Volney,[2] escritos antes de la revolución francesa y durante ella, son un primer avance en este sentido. Y ya algunas décadas antes un hombre menos viajero, pero no menos agudo, y de penetrante mirada escribió en su diario: «¡Cuántas épocas habrán pasado antes de las que podemos conocer o imaginar! ¿La fenicia?, ¿o la egipcia?, ¿la china?, ¿la arábiga?, ¿la etiópica? O quizás nada de todo eso, de modo que con nuestro Moisés estemos en lo justo».[3]

La teoría social burguesa queda ligada a las categorías burguesas no sólo hacia el pasado, sino también hacia el futuro, en su análisis de las presentes tendencias del desarrollo social. No pueden imaginarse las trasformaciones futuras más que como un desarrollo «evolutivo», sin ruptura radical con los principios básicos del presente orden social burgués. Considera las revoluciones sociales como interrupciones patológicas del desarrollo social «normal», y espera que una vez discurrido todo el «ciclo» revolucionario se restituya la situación social prerrevolucionaria, del mismo modo que la restauración restituyó h situación política prerrevolucionaria. Por eso considera que todas las tendencias socialistas o comunistas revolucionarias son en su actuación perturbaciones del sano progreso social y en su forma teórica fantasía acientífica.

La teoría socialista de Marx se contrapone en todo punto a esas ideas recibidas de 1a ciencia social burguesa. Pero la contraposición no es tan simple que se pueda reconducir a la fórmula bíblica: sea vuestra manera de hablar sí, sí, no, no. Y así, para empezar con lo principal, sería completamente erróneo creer que, puesto que la teoría social burguesa es la doctrina de la «sociedad burguesa», la teoría socialista de Marx haya de ser la doctrina de la «sociedad socialista». La verdad es que la teoría del socialismo científico no se ocupa en absoluto de describir un futuro estadio social. Marx deja esa tarea en manos de los viejos y nuevos fundadores de doctrinarias sectas socialistas. Él, de acuerdo con su principio materialista, estudia la única forma real hoy y aquí: la sociedad burguesa. En el rigor con que observa empíricamente este estadio social dado rebasa incluso a los teóricos burgueses, siempre inclinados a «generalizar» de un modo u otro los hechos «descubiertos», y en este punto se acerca más al procedimiento de los historiadores burgueses (de los que, por otra parte, se diferencia mucho por el riguroso mantenimiento de la forma científica teórica) .

También Marx ha reunido las formas históricas de las sociedades «asiática», «antigua» y «feudal» para formar una serie de «épocas progresivas de la formación social económica», para concluir con la presente «sociedad burguesa», no la historia, como lo hacen los teóricos burgueses, pero sí ]:a «prehistoria» de la sociedad humana.[4] Tampoco se ha opuesto en principio a la aplicación de conceptos obtenidos en el estudio de la presente sociedad burguesa a las relaciones de épocas históricas anteriores.

Él mismo ha admitido como punto de partida que en las categorías de la sociedad burguesa, por ser ésta «la forma histórica más desarrollada y varia de organización de la producción», hay una clave para la comprensión de las épocas anteriores de la formación social económica.[5] También ha aceptado, al menos en sus comienzos, la «acertada idea» que subyace a «aquella corriente ficción del siglo XVIII según la cual el estado de naturaleza es el verdadero estado de la naturaleza humana».[6] Y mientras que la investigación burguesa abandona totalmente esa idea revolucionaria del siglo XVIII que aún renació en el primer gran período de descubrimientos de la investigación protohistórica, la investigación marxiana, como veremos, la recoge en forma críticamente depurada y la hace objeto de una nueva y fecunda aplicación. Tampoco el concepto burgués de «evolución» está simplemente tachado en la teoría marxista revolucionaria del desarrollo, sino sólo modificado: del mismo modo que desde el pasado histórico y protohistórico hay, con todas las revoluciones intermedias y precisamente gracias a ellas, un desarrollo progresivo que conduce hasta la presente forma social burguesa, así también la futura sociedad socialista y comunista que nacerá de la revolución social de la clase proletaria será al mismo tiempo una forma desarrollada de modo determinado de la sociedad burguesa (de un modo que implica la ruptura con el principio social burgués).

Fuente: Fragmento del libro: Karl Marx de Karl Korsch, Traducción castellana de Manuel Sacristán de la edición preparada por GOTZ LANGKAU para el Instituto Internacional de Historia Social. EDITORIAL ARIEL, Esplugues de Llobregat, BARCELONA



[1] Marx-Engels, Die deutsche ldeologíe, MEGA, 1, 5, pp. 25-26 (MEW, vol. 3, p. 36).
[2] Voyage en Syrie et en Egipte penáant les années 1783-1785 . .. , París, 1787, y Les ruines o u méditation sur les révolutions des empires, Parfs, 1791.
[3] J. G. Herder, journal meiner Reise, 1769, Werke, ed. Heinrích
Duntzer, vol. 24, Berlín [1879], p. 405

[4] «Prólogo 1859» {MEW, vol. 13, p. 9).
[5] «Introducción 1857», p. 776 (MEW, vol. 13, p. 636).
[6] «Das philosophische Manifest der historischen Rechtsschule», en Rheiniscbe Zeitung, suplemento n. 221, 1842, MEGA, I, 1 , 1 , p . 251 (MEW, vol. 1 , p . 78): <su fondo la acertada idea de que las situaciones rudas son ingenuos
cuadros flamencos de las situaciones verdaderas».

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