viernes, 1 de septiembre de 2017

OTRO ENFOQUE DEL PROBLEMA MAGISTERIAL






Escribe: Milcíades Ruiz

Diversos analistas han comentado la explosión magisterial desde diversos ángulos y concepciones políticas. Casi todos parten del final del problema, es decir del efecto y no de las causas, mientras que las fuerzas conservadoras buscan identificar el problema maniobrando a la antigua, echándole a culpa a infiltrados políticos. No faltan los oportunistas que quieren sacar su parte del río revuelto y muchos izquierdistas que en diciembre pasado marcharon por las calles conjuntamente con gobiernistas defendiendo una supuesta reforma educativa, hoy se rasgan las vestiduras condenando el desastre que no advirtieron ni reclamaron oportunamente. 

Los fenómenos sociales como todo en la naturaleza no ocurren de la noche a la mañana. Si las aguas se embalsan sin tener desfogue, entonces llegará el momento en que el desborde puede ser desastroso. Si el embalse social es de gran magnitud arrasará con el sistema estatal imperante como ya ha sucedido con ocasión de la marcha de los cuatro suyos y la destrucción política de los gobiernos en diversos países. Pero al igual que los fenómenos naturales lo que se recomienda es la prevención ante la formación de condiciones que generan cataclismos.

Pero no es una prevención de combatir a la fuerza (a lo bruto) los primeros brotes con trabajo de inteligencia policial y represión, como se estila tradicionalmente, sin cortar el proceso en desarrollo. Es una prevención de desarrollo nacional porque si los males se acumulan hasta volverse crónicos la responsabilidad no es policial ni del ministerio de un sector en conflicto, sino es de toda la sociedad y sus representantes que permiten las improvisaciones, la mala conducción del país y los desequilibrios que lo afectan. Si los alumnos son los damnificados no se le puede culpar únicamente a los profesores.

Como ya he anotado, los países se gobiernan mediante leyes y el que emite leyes es el Parlamento nacional. Por lo tanto, es el mayor responsable de las crisis sociales como la huelga magisterial. Ellos aprueban el presupuesto nacional en el que se establece la política remunerativa de los trabajadores públicos y la estrategia de facto para el desarrollo nacional. En las actuales circunstancias es el fujimorismo el que gobierna. Pero todos los enfoques del desborde magisterial dejan impunes a los responsables mayores y se centran en los que son solo ejecutores de las leyes. 

El sistema que nos rige, ocasiona desequilibrios por todos lados con desajustes pendientes de solución. Uno de estos es el concerniente a las escalas remunerativas del sector público con desigualdades e incoherencias entre los sectores y en estas condiciones, si se ajusta por un lado se ocasiona desajuste por otros lados en un desequilibrio permanente. Pero así como un sector reclama con medidas radicales porque no aguanta más, con la misma razón lo pueden hacer otros sectores descontentos.

En el caso del magisterio donde la mayoría lo constituyen las mujeres (género dice la moda), se trata de personas que han seguido una carrera profesional de estudios especializados. Trabajan con seres vivos con toda la complejidad socioeconómica y mental de los seres que forma y modela. Son nuestros hijos y generaciones futuras de peruanos. Bueno pues, la patronal estatal les dice que ahora tendrán un magro sueldo mínimo de 2 mil soles, con lo cual sigue siendo una carrera poco atractiva.

Pero miren: Los que construimos nuestras viviendas por esfuerzo propio sabemos que los albañiles, algunos de los cuales no tienen primaria completa, cobran s/. 80.00 por jornal. Échenle pluma lo que gana al mes. Pero también podemos ver a los obreros agremiados de construcción civil que gracias a su lucha por lo menos han conseguido remuneraciones pactadas por negociación colectiva para ayudantes, oficiales y operarios que tienen un promedio de S/. 700.00 semanales como básico.


A lo logrado se suma una serie de bonificaciones como trabajo fuera del radio urbano, incremento por altitud, por desarraigo familiar si el trabajo es en otra localidad, escolaridad por cada hijo, gastos de movilidad, aguinaldo por fiestas patrias y por navidad, seguros contra accidentes de trabajo (60 mil soles por fallecimiento accidental), seguro social, sepelio, horas extras, uniformes y mucho más. Lo cual es ya una mejora importante en las condiciones de trabajo.

Entonces comparando la remuneración que recibe un trabajador de construcción civil, que trabaja con materiales inertes, que no ha seguido una carrera profesional, que no educa y que no es evaluado periódicamente, y lo confrontamos con la remuneración que recibe un docente que educa a seres vivos, formando los futuros hombres de la patria tendríamos que concluir que los profesores están todavía en muy malas condiciones laborales.


Pero esta mirada en las condiciones de trabajo del profesorado es una temática muy precisa que merece un tratamiento adecuado específico. No deberíamos entonces darle un enfoque entremezclándolo con otros aspectos que si bien tienen relación con el todo, no tienen sin embargo, la urgencia de una emergencia. Si al enfoque de las condiciones laborales le sumamos la tecnología educativa, la política educativa, el diseño presupuestal, el macartismo político, la politización de la huelga como argumento falaz  y otras implicancias rebuscadas, entonces ocurren entreveros de enfoques que distorsionan el problema, complican el tratamiento y entrampan soluciones. 

Tampoco se puede frotar las manos diciendo que el problema de la huelga ya está solucionado y dar por terminado un asunto que sigue pendiente. La emergencia ha sido atendida pero el paciente sigue enfermo. No se trata de salir del problema y olvidarse del asunto hasta la próxima crisis. Salvado el momento, es necesario continuar el tratamiento para corregir los males estructurales de manera definitiva y sostenida. 


Hay quienes creen que la solución está en aumentar el presupuesto pero esto es una falacia porque lo que está mal no se arregla con plata sino restructurando como cuando sometemos a mantenimiento nuestros vehículos hasta dejarlo en buenas condiciones. Se pide el 6% del PBI porque otros países tienen mucho más que Perú que solo llega al 3.8%. Pero esto también es otra falacia pues aunque Bolivia gaste el 5% de su PBI (que es pequeño) no quiere decir que no tenga problemas en el sector educativo. 

Hay que ver todo el panorama y las particularidades de cada país. Lo que se destine a cada sector depende de la ponderación que se le otorgue en el diseño estratégico. A eso hay que apuntar si queremos un desarrollo ordenado y racional. Nuestro sistema es una fábrica que funciona mal y la huelga magisterial como otros conflictos sociales son productos de fabricación social. Un mejor producto se obtiene cambiando los insumos. Esa es la razón por la que los socialistas buscamos el cambio de sistema por uno de justicia social y equidad.

Por tanto, es un deber formular planteamientos acordes con nuestra ideología y se pueda advertir con claridad la diferencia con los planteamientos de la derecha. Salvo mejor parecer

Septiembre 2017



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