SIGLO XXI - QUINTO LUSTRO - "Un nuevo orden emerge de la desintegración del capitalismo que irá reemplazando la célula económica (familia) por una nueva matriz reproductiva (comunas) que cumplirá funciones defensivas, judiciales, productivas y administrativas."
viernes, 21 de octubre de 2011
!UN FORMAL CAPITALISMO ESTÁ INSTALADO EN EL PERÚ¡
Materiales para el Tema 03 del Seminario Socialismo Peruano:
ACERCA DEL CARÁCTER DE LA SOCIEDAD PERUANA – 01
(20 de octubre de 2011)
Por Miguel Aragón
Contribuyendo al desarrollo del Tercer Tema del Seminario en desarrollo, sobre El Carácter de la Sociedad Peruana, en este primer envió entregamos, como Archivos Adjuntos, dos breves artículos nuestros, escritos el primero hace 40 años el año 1971, cuando recién iniciábamos nuestra gestión generacional; y el segundo hace quince años el año 1993, cuando ya dimos por concluida nuestra gestión como parte de la acción colectiva de nuestra generación.
A continuación hacemos un comentario a nuestros propios documentos, para ubicarlos históricamente, y rescatar lo poco rescatable de ellos que pueda servir a la comprensión de los problemas actuales de nuestra realidad. Esperamos la comprensión de los pocos lectores que se tomen el trabajo de leerlos.
TENDENCIAS DE LA EVOLUCION ECONOMICA EN EL PERÚ (1971)
1.-Al comenzar la ya lejana década de 1960, en las filas de la tendencia radical del Partido Comunista, casi era un consenso unánime caracterizar a la sociedad peruana como una “sociedad semifeudal y semicolonial”, denominación que, a su vez, servía de sustento para la equívoca propuesta política de “revolución democrático nacional”. Propuesta adoptada por el PCP desde los tiempos de predominio de la influencia de Eudocio Ravines a partir de mayo de 1930. Esa propuesta estratégica no era solo diferente, sino contraria a la propuesta de “revolución socialista” que desde un comienzo agitaron los socialistas peruanos agrupados con José Carlos Mariátegui.
A mediados de la década de 1960, influidos por la divulgación masiva en nuestro medio de los documentos del Partido Comunista de China, ese mismo sector del PCP, adoptó como “calco y copia” la expresión compuesta “sociedad semicolonial y semifeudal”, con la cual sustentaban la propuesta de “revolución nacional democrática”. (Observarán que se invirtió el orden de las características). Como ese viraje fue precedido y coincidió con la divulgación masiva de la Colección Obras Completas de José Carlos Mariátegui, irresponsablemente se comenzó a afirmar que la denominación compuesta “semicolonial y semifeudal” era la caracterización propuesta por Mariátegui. Grosera tergiversación, fácilmente comprobable y rebatible, porque Mariátegui nunca utilizó esa denominación compuesta.
Con el falseamiento de la teoría de Mariátegui, ese sector del PC utilizó la denominación falseada como pretexto para sustentar la propuesta política de la “revolución nacional democrática, antiimperialista y antifeudal”. Propuesta absurda, cuyo verdadero autor había sido Víctor Raúl Haya, quien para oponerse a la acertada propuesta de revolución socialista levantó la bandera de la revolución antiimperialista y la sustentó en su panfleto El Antiimperialismo y el APRA.
2.- Casi coincidiendo en el tiempo con la difusión y estudio masivo en nuestro medio de las obras de José Carlos Mariátegui y de Mao Zedong, surgió una contracorriente teórica intelectualista. Los sectores más acomodados de las élites intelectuales universitarias limeñas comenzaron la divulgación de una mescolanza de novísimas teorías importadas de las universidades de Europa y de nuestro continente, en las cuales se entrecruzaban por un lado la “teoría de la dependencia” y por otro lado teorías que para simplificar podríamos llamar de procedencia “neo-trotskistas”. Los elementos comunes de esta mescolanza de teorías eran, en primer lugar, la “negación de la semifeudalidad” en el Perú; en segundo lugar, la afirmación rotunda que nuestros países “eran capitalistas desde los inicios de la colonización española”; y en tercer lugar, en lo político agitaban el planteamiento de “revolución socialista” y condenaban la propuesta de “revolución por etapas”, propuesta que por varias décadas había sido la bandera del PC desde el año 1930.
Para la novísima tendencia intelectualista la característica principal del modo capitalista de producción era “la existencia del mercado”; y del modo feudalista de producción era la condición de “economías cerradas, sin intercambio de mercancías”. Esta absurda teoría, que no tomaba en cuenta el papel fundamental de las condiciones del trabajo, fue divulgada masivamente por los académicos formados en la Universidad Católica en Lima, y por uno de sus brazos políticos, la confusa organización recién formada Vanguardia Revolucionaria. Esta moda intelectual caló muy rápido en un reducido sector de la juventud universitaria vinculada al PC. Por esos años, un todavía joven Alberto Moreno publicó su artículo El mito de la feudalidad en el Perú, que como pudimos comprobar poco tiempo después, era una burda trascripción “al pie de la letra”, de un artículo del intelectual chileno Luís Vitale, un trotskista declarado.
3.- La ofensiva intelectualista contra la tesis de la semifeudalidad fue “respondida” desde las filas del Partido Comunista con una mediocre defensa, embebida en un dogmatismo muy pobre, que como único sustento se apoyaba en citar algunos pocos párrafos recortados y tergiversados de Mao Zedong y Mariátegui, sin aportar el más mínimo análisis concreto de las tendencias predominantes en la economía peruana.
El error fundamental de la tendencia intelectualista era su negación del carácter feudal de la colonización española, justamente por ignorar el estudio de las condiciones del trabajo servil; así como el error fundamental de la tendencia dogmática era no reconocer el desarrollo capitalista de la economía peruana republicana a partir de los tiempos de la explotación del guano y el salitre, y justamente por la misma causa, desconocer el surgimiento y formación de las nuevas condiciones del trabajo asalariado.
Para los segundos afirmar la semifeudalidad significaba negar de manera absoluta el crecimiento capitalista, lo cual demostraba su total desconocimiento de las leyes de la evolución del régimen capitalista, puesto que la semifeudalidad correctamente entendida no es otra cosa que una de las variantes del desarrollo capitalista en los países atrasados.
4.- Nauseados de esa polémica absurda, y para poder elevarnos por encima de ese torpe “vacío de investigación y carencia de ideas serias”, nos decidimos a investigar por nuestra cuenta cuales eran “las tendencias de la evolución económica en el Perú a fines de la década de 1960”. No obstante que recién nos iniciábamos en la acción socialista, ordenamos lo mejor que pudimos, y nos esforzamos por aprovechar y entender la información suministrada en los pocos documentos que teníamos disponibles en ese momento. Ese es el origen del primer documento que ahora entregamos como Archivo Adjunto. Abrigamos la esperanza que pueda servir para el desarrollo del Tema 03 sobre El Carácter de la Sociedad Peruana.
5.- A cuarenta años de su elaboración, ahora reconocemos “con cierto rubor” que este documento tiene las limitaciones propias de alguien que recién se iniciaba y daba sus primeros tanteos algo torpes en la aplicación del método marxista para la comprensión de los problemas peruanos. Sin embargo, no obstante las limitaciones de “aprendiz”, ahora nos sirve para fundamentar algo tan evidente y sencillo como es reconocer que en la actualidad la economía peruana nuevamente se encuentra en una etapa de crecimiento económico capitalista.
Hemos leído últimamente los “argumentos” de algunos comentaristas superficiales que para intentar desconocer el crecimiento económico actual, afirman muy a la ligera, que en el país “solamente existe un capitalismo de exportación de materias primas en lugar de productos elaborados, y su actividad se reduce a servicios y asistencialismo”. Es muy cierto que en el país “existe un capitalismo de exportación de materias primas”, pero eso no significa que “solamente” exista ese tipo de capitalismo, sino que también hay un capitalismo de producción para el mercado nacional, que es el principal componente de la Producción Social Global. La economía peruana nunca ha sido predominantemente minero exportadora (ni agro exportadora). Hasta antes del año 1965 el Perú seguía siendo un país económica y socialmente agrario, y a partir de 1965 evolucionó a un país económicamente industrial y socialmente agrario, tal como lo demostramos en nuestro novato documento.
En 1950 los principales componentes de la Producción Social Global (PSG) en porcentaje eran los siguientes:
Agricultura 22.6 %
Manufactura 13.6 %
Construcción 5.1 %
Minería 4.5%
Las cifras son demasiado evidentes para detenernos en ellas. A mediados del siglo pasado el predominio de la producción agrícola era superior a las otras actividades productivas tomadas aisladamente, e incluso era superior al volumen total de la manufactura, construcción y minería tomadas en forma conjunta.
Como resultado del vertiginoso crecimiento económico capitalista ocurrido entre 1950 y 1975, encontramos que ya a partir de 1965 se modificó la composición de la PSG.
En 1965 los principales componentes de la PSG eran los siguientes:
Manufactura 18.5%
Agricultura 16.9 %
Minería 6.0 %
Construcción 4.4 %
Como se puede observar, la producción manufacturera paso a ser el principal componente de la Producción Social Global, la agricultura fue relegada a segundo plano, y la minería se mantuvo como tercer componente.
Entre 1965 y 1975 esa tendencia continuó acentuándose, para después estancarse durante cerca de 20 años desde 1975 hasta 1992, y por último volver a reanudarse a partir de 1993 hasta la actualidad.
La minería de exportación nunca ha sido el principal componente de la Producción Social Global. Otra cosa muy diferente es que la producción minera ha sido y sigue siendo el principal componente de la producción exportable, lo cual no está en discusión, y tiene su explicación. Una cosa es “producción”, y otra cosa muy diferente es “exportación”. No todo lo que produce un país es para exportar.
¿Acaso no existe un mercado interno? ¿Acaso la mayor parte de la producción agrícola e industrial no es para suministrar los bienes de consumo que necesita la población peruana?
La mayor parte de la producción agrícola y manufacturera en el Perú siempre han estado orientadas para abastecer al mercado interno, mientras que casi la totalidad de la producción minera está orientada al mercado externo, lo cual no significa que el Perú sea un país predominante o solamente minero-exportador. Nunca lo ha sido, ni en la Colonia, ni en el periodo republicano. El año 1950 el aporte de la minería a la PSG era el 4.5%, y el año 1965 seguía en 4.4 %. Actualmente se ha incrementado un poco más, pero se sigue manteniendo muy por debajo del aporte de la producción industrial y de la producción agrícola.
HUNDIMIENTO DEL PERÚ (1994)
El segundo documento, lo escribimos como parte de las actividades que realizábamos en nuestra condición de agitador intelectual dentro de la Campaña por el Centenario de José Carlos Mariátegui. Con ese documento como material de referencia concurrimos a las tribunas sindicales, magisteriales y estudiantiles que nos acogieron durante varios años.
Si con el primer documento iniciamos formalmente nuestra actividad generacional, con este segundo documento escrito 25 años después, culminábamos formalmente nuestra gestión generacional, en ambos casos preocupados por desarrollar “el análisis concreto de la situación concreta” y distantes de la repetición libresca.
La larga etapa de crecimiento económico capitalista ocurrida en nuestro país entre 1950 y 1975, llegó a su límite máximo a mediados del régimen militar de Velasco-Morales. Al agotarse las posibilidades de seguir creciendo bajo el modelo populista burgués imperante en esos años, la economía peruana ingresó a la mayor crisis económica de toda su historia republicana, a la larga etapa de hundimiento y bancarrota que cubrió el lapso de 1975 hasta 1992, periodo que en lo social y político condicionó la actividad y las posibilidades de la generación pasada, de la generación de los que ahora conformamos el contingente de los veteranos.
El análisis del largo periodo de hundimiento y bancarrota (1975-1992) que hicimos en ese documento es correcto y sigue vigente en lo fundamental. Pero tenemos que reconocer que nuestras previsiones fueron equivocadas. La evolución de la economía desde 1993 hasta la actualidad nos ha dado un desmentido, y lentamente hemos ido comprendiendo el último viraje ocurrido en la evolución de la economía peruana.
Con la aplicación de las reformas neoliberales, las políticas de apertura y privatización, de estabilización económica y el desmontaje del estado populista, a partir de 1993 se reinició el crecimiento económico capitalista en el país. En los primeros años de la nueva política económica el crecimiento anual de la producción obtuvo los siguientes índices de variación: 1993: + 6.4%; 1994: +13.1; 1995: +7.3%; 1996: +2.5% y 1997: +7.2 %. De esa manera quedó atrás el periodo de hundimiento y bancarrota.
Cuando escribimos el artículo todavía estábamos bajo la influencia del impacto de la grave crisis, y no logramos percibir en su momento la reanimación de la economía del año 1993. A la fecha ya han transcurrido cerca de 20 años de crecimiento económico continuado, y todavía hay comentaristas superficiales que siguen estancados y aferrados en los conceptos de una realidad que ya concluyó en el año 1992.
En un próximo envío divulgaremos otros textos sobre el mismo tema. Consideramos que esta es la mejor respuesta a los escribidores y charlatanes que se han dedicado a insultarnos, y “colocarnos en la picota” como ingenuamente suponen ellos.
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