miércoles, 22 de julio de 2015

LA LECCIÓN GRIEGA: CÓMO SALVAR AL CAPITALISMO


Dr. Hugo SALINAS
Los izquierdistas de los tiempos modernos nos acaban de brindar una de las más brillantes lecciones de cómo salvar al capitalismo. Claro, la experiencia no lo han realizado poniendo en juego su propia dignidad porque, al parecer, no la tienen; sino  la dignidad del pueblo griego
Hasta hace poco, los socialistas e izquierdistas de tiempos modernos pensaban que nacionalizar los bancos y las grandes empresas significaba dar muerte al capitalismo. Después de tantos fracasos, hoy esgrimen una nueva fórmula para enfrentar al capitalismo: anular la deuda externa. Los acreedores de la deuda, para dar escarmiento a todos los otros pueblos que piensen tomar el mismo camino, acaban de infligir la derrota más severa y humillante al pueblo griego.
Y la frase de su líder izquierdista, Alexis Tsipras, Primer Ministro de Grecia, quedará para los anales del servilismo al capitalismo: “No estoy de acuerdo, pero firmo”, lo que me imponen los acreedores de la deuda externa. Si no estoy de acuerdo, no lo firmo. Es lo lógico dentro de un razonamiento y comportamiento normal. Y como es tradición en los samuráis, en aquellos que tienen dignidad, en aquellos que tienen sangre en el rostro, en aquellos que son conscientes de haber conducido al error a su pueblo, simplemente se hacen el harakiri.
Pero Alexis Tsipras, no solamente paseó a su pueblo en varios meses de  negociación estéril sino que, además de haber sido elegido bajo sus banderas de oposición abierta contra los acreedores de la deuda externa, pidió a su pueblo otro voto de confianza, a través de un Referéndum, el cual fue abrumadoramente mayoritario. El pueblo estaba cansado de tanto maltrato, pero Tsipras termina diciendo “No estoy de acuerdo [con los acreedores], pero firmo”; e impone a su pueblo, a través del Parlamento, la aceptación de las exigencias de los acreedores de la deuda externa.
Pero lo grave de los socialistas e izquierdistas de tiempos modernos no está en oponerse al pago de la deuda externa. Lo grave del asunto se encuentra en inducir en error al pueblo griego, que sufre de extremo desempleo y pobreza, al hacer creer que el no pago de la deuda externa es la principal bandera de lucha contra los efectos perversos del capitalismo.
Sin siquiera peguntarse del origen de la deuda externa, el gobierno Tsipras decide negar en bloque el pago de dicha deuda como si fuera la solución a los males del pueblo griego. Un “error de apreciación” que ha hecho el juego redondo de los capitalistas. ¿De buena fe?, me preguntaría. Hasta ahora, los socialistas e izquierdistas de tiempos modernos sólo hacen el juego perfecto para beneficio de los capitalistas. ¿Hasta cuándo? Hasta que las personas y los movimientos libertarios lleguen a comprender lo que significa “capitalismo”, y de dónde provienen sus efectos perversos.
Capitalismo es Repartición Individualista del resultado de la actividad económica dentro de una economía de mercado. Capitalismo es la apropiación, por un puñado de personas, de la totalidad del resultado de la actividad económica, en una economía de mercado. Capitalismo no es la economía de mercado ni ninguno de sus elementos como la deuda externa. Lo que determina al capitalismo es la Repartición Individualista, la misma que utiliza para manifestarse, en términos concretos, a los cientos de elementos de la economía de mercado.
Por ello, cometemos un grave error si creemos que en los elementos de una economía de mercado se encuentra el origen del capitalismo. No son ni la deuda externa, ni el dinero, ni el capital, ni los activos, ni la maquinaria de una empresa, los causantes de la situación miserable de la mayoría de la población. El origen del capitalismo es la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica, la misma que se manifiesta ya sea a través de la propiedad individual, de la deuda, del capital, etc.
Capitalismo no son tampoco las formas de organización empresarial. No caigamos, entonces, en ese juego malsano que nos propone Pedro Francke, al igual que Alexis Tsipras y otros izquierdistas, para perpetuar al capitalismo: “Qué bueno sería que en aras de que haya pluralidad económica y más justicia social, el Estado promoviera y apoyara las cooperativas y la economía solidaria […]”.[i]
La “justicia social” no llegará a través del fortalecimiento de las cooperativas y de la economía solidaria. Menos aún aceptar la propuesta del socialista Manuel Valls, Primer Ministro de Francia, para quien son los empresarios capitalistas quienes salvarán al pueblo francés del capitalismo.[ii]
Ferreñafe, 21 de julio del 2015
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