viernes, 21 de octubre de 2016

LA LEY Y LA PROPIEDAD


Hecha la Ley, hecha la Trampa

LA LEY Y LA PROPIEDAD

  Es sabido que los congresos de la República son una máquina de fabricación de leyes, que si se reflexiona un poquito sobre ellas, inmediatamente salta a la vista el método escolástico de que se ha valido para adaptar a ellas, una realidad que no le corresponde. Para muestra un botón.

     Actualmente, el nuevo régimen presidencial, dada la podredumbre de un Estado caduco, alza su voz en su nuevo vocero que declara: que está a puertas la promulgación de “la ley de la muerte civil” para los funcionarios sentenciados por el delito de corrupción; esto se acelera a raíz del tráfico de la salud con el dinero de los contribuyentes, por parte de un ex-asesor del actual Presidente de la República.

     El mal de este Estado no está en el llano, está en las alturas. Es en las alturas donde están las clases dominantes, los explotadores (una minoría), que utilizan el llano (el pueblo-mayoría) no solo como mercado de explotación del trabajo, sino sobre todo, como mercado para la venta de sus productos.

   Los explotadores como dueños de los medios de producción, son también dueños del poder económico y el poder político del Estado. Toda su política de Estado está contenida en la Constitución y las leyes, y éstas, no son más que expresión concentrada de la gran propiedad sobre los medios de producción. Es por esto que las leyes que tenemos son las leyes de los explotadores, lacayunas y serviles ante el poderoso y despóticas ante el débil. Para muestra, las leyes sobre concesiones mineras, todas hechas atendiendo el mínimo detalle de beneficio para las transnacionales, que a la hora de ejecutar su despotismo contra las masas opositoras, ponen su mando sobre las fuerzas armadas o fuerzas policiales para que ejecuten se cumpla la ley.

    En medio de estas condiciones que domina el estado actual del sistema dominante, promulgar la ley de muerte civil para los funcionarios corruptos, es un juego más del gato y el ratón, aparte que desde que existe la justicia burocrática, administrada por unos cuantos jueces preparados para el juego del papeleo, la sentencia en el camino del proceso puede cambiar de negro a blanco. Es negociable. El hombre común tiene razón cuando dice “la justicia es para el que tiene plata”, sea este un alto funcionario del Estado, o el más vil de los delincuentes.

     Tal parece que la idea de la muerte civil, son los estertores de la caducidad y podredumbre del sistema dominante.

 Héctor Félix D.
19.10.16
  COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
21 de octubre 2016

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