miércoles, 10 de septiembre de 2014

LO PLOMIZO DE LIMA SE AGRANDA CON LAS ELECCIONES DEL 5 DE OCTUBRE



Estimados amigos:

Agradezco vuestras respuestas, todas ellas muestran que queda claro que en ninguna parte de mi artículo expreso el retiro de la candidatura a la Alcaldía de Lima del señor Luis Castañeda  Lossio, por parte del JNE, ese punto no lo he tocado, ni fue motivo de mi escrito.

Aunque no podemos de dejar de mencionar a lo que opina la señora Cecilia Blondet, Secretaria Ejecutiva de PROÉTICA al decir: “Un postulante que presenta una hoja de vida con errores y mentiras no puede ser candidato porque no puede asumir una gestión transparente y honesta. Es muy importante que se aplique la ley. Si se le aplicó a (Carlos) Burgos, entonces debió aplicarse a Castañeda”.

Lo que si merece ratificarse es que, el candidato Castañeda tiene "dos perlas relucientes" muy ligadas a su record de funcionario público, las que no pueden desaparecer y huir de ellas: la primera, es el caso COMUNICORE que está incurso en el campo de la corrupción, y últimamente con el Informe de "Inteligencia Financiera" estaría incurso en el campo del lavado de activos, lo que abre la ampliación del juicio y/o de un nuevo proceso judicial separado del anterior.

La segunda perla, es tomar en cuenta la forma de cómo Castañeda Lossio no hizo caso, al despreciar el consejo dado por JNE el 2011 de lo que claramente tenía que poner en su Hoja de Vida, en la parte de sus estudios universitarios realizados en la Universidad Católica y de que la Universidad San Martín de Porres fue la que le otorgó el  grado profesional de abogado.

Los dos aspectos que son propios en el desarrollo de la vida de Castañeda Lossio, y de cómo llega a comportarse, merece reflexionar sobre una persona pública que nuevamente intenta ser Alcalde de Lima Metropolitana, pues ratificamos lo que se ha dicho:

“Castañeda Lossio padece de una enfermedad inherente a su personalidad, de creer que él puede hacer y deshacer, meciendo y engañando a todo el mundo, en una palabra, sentirse poderoso y que nada le importa, bajo signos de parecer astuto y audaz, lo que lleva a sentirse el iluminado y predestinado”.

“Aunque estos signos psicológicos que lo favorecerían para darle fuerza, él  mismo cuando habla y gritonea para arremeter, queda al descubierto, refleja  que no es una persona de diálogo, no confiable, ni tampoco tiene los mínimos requisitos de poder ser autoridad. Y si ejerce poder tiene que ser autoritario y mandón, en donde se mezcla la fuerza y la torpeza, a lo que se le ha sumado su pasado, que lo condena actuando al borde de la ley”.

Lo que decimos, está mejor expresado por el psicoanalista Jorge Bruce que ya desde 2009 en un artículo: Lima, la Ininteligible se refería a la situación de la ciudad de Lima al decir:

“Nuestra urbe caótica e inabarcable está de aniversario. Salta a la vista que no hemos podido resolver, en estos cerca de cinco siglos, los principales desafíos que nuestra inestable convivencia ha ido planteando. Quizás el más grave sea el del transporte público (pero en competencia con la seguridad, la basura, la informalidad, la vivienda, el agua y un largo y maloliente etcétera) que hace de nuestra metrópoli un organismo esclerótico, mal irrigado, ineficiente y malhumorado”.

Asimismo, sin mencionar nada de lo que se habría podido avanzar para vencer los males de Lima, afirma que sobre todo esto teníamos a un alcalde como Castañeda:

“Eso que hace al Gobierno  (el de Alan García) nombrar este año el de la “crisis externa”. Ese cultivo del eufemismo, el esquive y el diminutivo, práctica inveterada que nos sume en la indefinición”. Y continúa:

“Prueba de lo anterior es la persistente popularidad del alcalde Castañeda. Gracias a la pericia con que elude enfrentar ninguno de los dilemas más graves que nos retan, su popularidad se mantiene en alturas de soroche para la clase política desprestigiada con fundadas razones”.

“Acaso porque su carácter plomizo, su tono de voz monocorde y su verbo reticente le confieren esa cualidad que el escritor Marcel Aymé llamaba un passe-muraille (pasa-muralla)”.

“Es decir, un personaje vacío e insustancial, pero con una capacidad camaleónica desconcertante. Esto resulta funcional para mantenerse en la punta de las encuestas, en una megalópolis variopinta y multicultural, pero no ayuda a cambiar esa tónica improvisada, meliflua y procastinadora que nos empantana en el limbo de la mediocridad. Más bien la fomenta”.

Bueno, terminamos resumiendo el carácter del personaje en mención de ser plomizo, es la vez vacío e insustancial  y camaleónico, por esa “capacidad  desconcertante”. Espero que, mi escrito, por gracias al Salvador Jesús, no sea ni igual, ni semejante al color plomizo que parece acompañarlo a Castañeda.

Finalmente, pedimos en defensa de la estética y de las buenas formas; los limeños que amamos la belleza, y que por diversas circunstancias no entienden a Lima, y por ello no les importa por quien votar. El 5 de Octubre de este año despertemos con otros aires, de hacer algo mejor, como votar por quien Lima necesita. Que no sea semejante a su plomizo clima, ni tampoco tengamos un nuevo alcalde pálido, sin brillo, ni color. 

Atentamente,

Fernando Anibal Arce Meza


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