viernes, 5 de noviembre de 2010

KITSH

Con mal intencionada afición Flaubert coleccionaba las fórmulas estereotipadas que pronunciaban las gentes a su alrededor para parecer inteligentes y enteradas. Con ellas, compuso su célebre Diccionario de ideas preconcebidas. Sirvámonos de este título para decir: la necedad moderna no es la ignorancia, sino el no pensamiento de las ideas preconcebidas. El descubrimiento flaubertiano es para el porvenir del mundo más importante que las más perturbadoras de Marx o de Freud. Ya que puede imaginarse el porvenir sin lucha de clases o sin psicoanálisis, pero no sin el irresistible incremento de las ideas preconcebidas que, una vez inscritas en los ordenadores, propagadas por los medios de comunicación, amenazan transformarse pronto en una fuerza que aplastará cualquier pensamiento original e individual y ahogará así la esencia misma de la cultura europea de la Edad Moderna

Unos ochenta años después de que Flaubert imaginara su Enma –Bovary, en los años treinta de nuestro siglo, otro gran novelista, Hermann Broch, hablará del esfuerzo heroico de la novela moderna que se opone a la ola de kitsh pero que acabará arrasada por él. La palabra kitsh designa la actitud de quien desea complacer a cualquier precio y a la mayor cantidad de gente posible. Para complacer hay que confirmar lo que todos quieren oír, estar al servicio de las ideas preconcebidas. El kitsh es la traducción de la necedad de las ideas preconcebidas al lenguaje de la belleza y de la emoción. No arranca lágrimas de enternecimiento por nosotros mismos, por las trivialidades que pensamos o sentimos. Hoy, cincuenta años después, la frase de Broch pasa a ser aún más verdadera. Dada la imperativa necesidad de complacer y de atraer así la atención del mayor número de personas, la estética de los medios de comunicación es inevitablemente la del kitsh; y, a medida que los medios de comunicación abarcan toda nuestra vida y se infiltran en ella, el kitsh se convierte en nuestra estética y en nuestra moral cotidiana. Hasta una época aún reciente, lo moderno significaba una rebeldía no conformista contra las ideas preconcebidas y el kitsh. Hoy, la modernidad se confunde con la inmensa vitalidad de los medios de comunicación de masas, y ser moderno significa un esfuerzo desenfrenado por estar al día, estar conforme, estar más conforme aún que los más conformes. La modernidad se ha vestido con el ropaje del kitsh. (pp. 192-193)


KUNDERA, Milan:
El Arte de la Novela
Título original: L´art du roman
Traducido del original francés por Fernando de Valenzuela y María Victoria Villaverde (1986).
1ra. Edición de Fábula en Tusquets editores. México setiembre de 2009.
El fragmento reproducido corresponde a la séptima y última parte,
Discurso de Jerusalén: “La Novela y Europa”.-

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Los novelistas que son más inteligentes que sus obras deberían cambiar de oficio. (p. 186) Milan Kundera

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Enviado por Antonio Rengifo

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