sábado, 21 de enero de 2012

AREQUIPA: HISTORIA DE UN SERVIDOR DE LA PATRONAL


Desdén y desplante en el aniversario 61 de la FDTA
Francisco del Carpio

En vísperas de la celebración del 61 aniversario de la fecha jubilar de la FDTA, el recién re-reelecto secretario general tomó el avión para dirigirse a la capital de la república. Poco o nada le interesó la fecha. Total, para él, nacido en la sierra limeña, eso es "cosa de characatos". Una vez más y por segundo año consecutivo, los trabajadores arequipeños por capricho y desidia del señor secretario general de la FDTA, no celebraron el día de su central. Una fecha que ni en años de clandestinidad se dejó de festejar. Justiniano Apaza Ordóñez puede dar testimonio de ello.

Gerónimo López, es un tipo déspota y no tiene pelos en la lengua para denostar, y con desdén, de los trabajadores arequipeños. Cuando el diario La República le preguntó ¿... no hay cuadros de dirigentes en la FDTA que lo reemplacen? El con su característica autosuficiencia respondió, muy suelto de huesos: "Puede que haya, pero no tienen el interés (como yo NR) de realizar el trabajo colectivo a favor de todos los gremios".

Este es el hombre que el gobierno regional tiene y mantiene para "controlar" a los trabajadores. Sin sindicato que lo respalde o avale pues Construcción Civil lo expulsó hace varios años, Gerónimo López ostenta una hoja de servicio contraria a la federación pues el 2001, siendo secretario general de su gremio desafilió al sindicato de la FDTA y durante los sucesos de junio del 2002 (arequipazo) mantuvo a Construcción en un estado de beligerancia contra la federación e incluso contra el PC.

Ciertamente, en junio del 2002 los trabajadores arequipeños se levantaron contra la privatización de las empresas hidroenergéticas de la región. La FDTA se opuso a esta medida y convocó al mayor número de organizaciones sociales y políticas en lo que se llamó “Frente Amplio Cívico Arequipa (FACA)” y llamó al pueblo arequipeño a luchar contra esta malhadada privatización.

Al llamado del Frente Amplio se sumó el alcalde de la ciudad: Juan Manuel Guillén Benavides, hoy presidente del gobierno regional y luego el 90% de los alcaldes del Departamento. Estos decretaron el mayor y contundente paro general de la historia de la región.

La Federación, se convirtió en el caudillo colectivo del levantamiento popular, logrando la mayor victoria cualitativa de la historia social y política de Arequipa: impedir la privatización de las empresas energéticas. El pueblo se levantó como un puño y de la forma que mejor lo sabe hacer, construyendo barricadas en la ciudad, tomando las carreteras y el aeropuerto. Después de varios días de lucha en las calles, luego de dos muertos y cientos de heridos, el 19 de junio el gobierno retrocedió en su determinación de privatizar dichas empresas.

Este levantamiento fue, repetimos, cualitativamente superior a otros, porque cuestionó la base misma del sistema capitalista: la propiedad; enfrentándose directamente con los dogmas del capitalismo internacional. Nuestro pueblo, esa vez, estuvo más unido que nunca a través de un grito “Arequipa Dignidad”, una canción: “Entonemos un himno de gloria” y una bandera a veces granate a veces roja de la ciudad. Pero, lo que más unió a los arequipeños fue la oposición a la sola idea que sus empresas fueran entregadas a capitales privados extranjeros. Esa fue la última gran batalla política de los trabajadores arequipeños. Y el merito fue de su máxima central: la FDTA.

Durante estos sucesos López caminó por su cuenta.

Diez años después de junio del 2002, de la FDTA solo queda un pálido reflejo. La virtual desaparición del partido comunista, como vanguardia organizada de la clase obrera, ha determinado que los trabajadores no enfrenten más, políticamente, al patrón. Ya no se ha vuelto a insistir en el carácter de clase de la organización sindical y ahora solo se reclaman mejoras salariales que ni siquiera son atendidas por la autoridad (gerencia) de trabajo del Gobierno Regional. Estas reclamaciones son cada vez más estrictamente laborales y ya no propuestas políticas.

La relación entre el secretario general de la central sindical y el gerente de trabajo resulta una articulación kafkaiana (o kafkiana), donde el primero pide y el segundo niega a pesar de que ambos hablan el mismo idioma por pertenecer a la misma tienda política. En la práctica ambos están de acuerdo y por ello no se ha solucionado ninguna petición de ningún sindicato grande como Cerro Verde, Alicorp, Orcopampa, La Iberica, Kola Real, solo para citar algunos, habiendo, ambos, hecho morder a los trabajadores el polvo de la derrota, mientras uno y otro invocan sus derechos.

El reloj de la historia ha retrocedido al punto donde empezó la lucha. De vez en cuando se pelea por alguna demanda económica y casi nunca se arranca un triunfo a los patrones. Ahora la palabra “socialismo” que puso los pelos de punta a los empresarios capitalistas no se le ha vuelto a escuchar. Los trabajadores volvieron a ser solo trabajadores. La mejor muestra de todo esto ha sido el último congreso de la FDTA, vacío de contenido, pero si, lleno de bocaditos, cocteles, discursos sobones y triunfalistas. Y unanimidades y aclamaciones. Faltaba más.

UN POCO DE HISTORIA DE LA FDTA

El 20 de enero de 1951, en el viejo Ateneo Municipal de Arequipa culminó con una gran ceremonia pública y multitudinaria el congreso de la Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa realizado en diciembre, el mismo que confirmó a la FDTA como la máxima central laboral del departamento logrando unificar, sobre criterios clasistas, la organización de los trabajadores.

La nueva central basaría su práctica, tanto en la unidad sindical, mantenida en la comunidad de intereses de la clase obrera, como en el centralismo democrático que es la concentración de las decisiones de las bases bajo una sola dirección. Este último principio establecería el respeto a las opiniones de las minorías y el acatamiento disciplinado de éstas a las decisiones de las mayorías.

Los antecedentes de este evento se encuentran en la fundación de la Unión Gráfica Arequipa (UGA-1931) y luego en la Federación Obrera Local (FOL) formada en base a la UGA ese mismo año. Al poco tiempo la FOL es puesta "fuera de la ley" creándose, en su reemplazo, la Unión Sindical Obrera de Arequipa (USOA-1932) la misma que, al cabo de unos años, correría la misma suerte.

El 22 de junio de 1940 se funda el Centro de Trabajadores de Arequipa (CTA) conformado, además de los gráficos de la UGA, por obreros de las Curtiembres: Ibáñez y América (Pedro P. Díaz), Leche Gloria, Cervecería y los obreros de Construcción Civil. Este Centro duró hasta 1948, fecha en que se realizó la primera conferencia obrera que se propuso como meta llamar al primer congreso departamental de trabajadores, procurando congregar a un número mayor de organizaciones sindicales. Esa conferencia convirtió a la CTA en "Confederación" encargándosele la tarea de convocar al magno evento.

En este empeño la acompañaría la Confederación Ferrocarrilera del Sur dirigida por Guillermo Torreblanca, la Federación de Empleados del Comercio y la Industria de Arequipa (FECIA ) con Luis Héctor Salas a la cabeza, la Central de Choferes y Anexos de Felipe Villasante, la Federación de Empleados Bancarios cuyo secretario general era Julio Vizcarra, el Sindicato de Obreros del Tranvía Eléctrico de Arequipa (TEASA), el Sindicato de Telefonistas y Electricistas de Arequipa y el Sindicato de Campesinos de Caylloma dirigidos por Jesús Quispe Begazo.

Para constituir la nueva central obrera, los trabajadores eligieron una "Comisión Organizadora del Primer Congreso Departamental de Trabajadores", esta comisión tomó el nombre de "Comité Departamental de Trabajadores" y lo presidió Mariano Bejarano quien hizo las veces de Secretario General. El levantamiento popular de junio de 1950 sorprendió a los sindicalistas arequipeños en plena organización de su congreso, teniendo que posponer su realización unos meses.

La represión de la dictadura militar de Odría obligó al Comité Departamental y a la CTA a programar nuevas acciones de lucha en vista de los acontecimientos que se generaron en el Colegio Nacional de la Independencia Americana. Junto a los otros integrantes del Congreso se convocó al Paro General el día 14 de junio de 1950, pese a la poca organización habida en ese momento.

Sin embargo, los obreros comunistas asumieron el reto, movilizando al pueblo en las faenas de esos días. Dirigentes del PC como Augusto Chávez Bedoya, Teodoro Azpilcueta y hasta cierto punto Humberto Núñez Borja participaron de la formación de la Junta Provisional de Gobierno Local presidida por Francisco Mostajo. Otros como Teodoro Nuñez Ureta, Enrique Zapater y Carlos de la Riva, formarían la "Milicia Popular" adjunta a la Guardia Urbana, creada por la Junta Local en base a la Compañía de Bomberos Voluntarios.

La Milicia Popular participó en la toma de Radio Continental y en la reducción de algunos camiones militares que patrullaban la ciudad. Finalmente, se intentó organizar el Socorro Rojo, tarea encargada al médico Juan Casapía junto a Elena Butrón, Doris Paredes y Luzmila Rivera. Ellos fueron los que auxiliaron a los heridos de la Plaza de Armas la noche del tiroteo del 14 de junio y los que trataron de socorrer, sin éxito, a Carlos Bellido Gutheridge, el parlamentario acribillado por la soldadesca.

Luego de esos días que convulsionaron la ciudad, se retomó la organización del Congreso. La CTA, de innegable tendencia comunista, tomó la iniciativa de invitar a este evento a la USTA, de vocación aprista, que aceptó participar bajo ciertas condiciones.

El APRA, por esos días y teniendo como base el sindicato de obreros textiles de El Huayco había creado la Unión Sindical de Trabajadores de Arequipa (USTA). Así fue que entre los días 17 al 21 de diciembre de 1950 en el local del Centro Social de Trabajadores, situado en los altos del Ateneo Municipal, se llevó a cabo el encuentro de 32 bases sindicales de obreros, campesinos y empleados de la Ciudad Blanca y sus provincias, las mismas que dieron nacimiento a la Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa, la actual FDTA.

Los congresistas, en decisión histórica, eligieron una primera junta directiva presidida por Guillermo Torreblanca de la Unión Ferrocarrilera del Sur e integrada por Raúl y Luis Acosta Salas de la Unión Grafica, Víctor Salas Rodríguez y Augusto Salazar Ortiz por el Sindicato de Choferes camioneros, Bernardo Linares Fajardo por Construcción Civil, Luis Héctor Salas por los empleados de FECIA; Víctor Medina Jáuregui y Raúl Lozada Daza, por los maestros; Pablo Alarcón y Ricardo del Carpio Rosado por los artesanos. Y, junto a ellos, Mariano Bejarano, Rubén Pajuelo, Eduardo Flores Mamani, Tomás Villagra y Maximiliano Huaracha, quienes se habían convertido en los grandes animadores de este acontecimiento.

De acuerdo a la resolución final del Congreso, la Junta Directiva, elegida en ese máximo evento, debería hacerse cargo de sus funciones antes de 30 días, y se escogió el sábado 20 de enero de 1951 para la ceremonia de juramentación de los nuevos directivos, por eso dicha fecha es considerada como fundacional de la FDTA por los trabajadores.

Trascendental en la constitución de FDTA como la máxima central sindical del departamento fue la participación del Partido Comunista, el PC destacó a sus mejores cuadros nacionales para la realización de este evento en plena dictadura militar de Manuel Odría. Fueron los comunistas quienes imprimieron carácter de clase a la nueva organización sindical (en vista que habían otras organizaciones gremiales que solo existían para reclamar migajas a sus patrones) uniendo a sus reclamaciones, estrictamente laborales, propuestas políticas.

De aquí en adelante los trabajadores arequipeños no solo lucharían por mejores salarios o gratificaciones, sino que pelearían por democracia y libertad y añadirían, explícitamente, algo que pondrían los pelos de punta a los empresarios capitalistas, la palabra “socialismo”. Los trabajadores lo dirían explícitamente.

Después de este hecho histórico es necesario destacar algunos hitos importantes en la vida de la Central Obrera arequipeña. Hasta fines del siglo pasado, antes que Fujimori desmantelara el Parque Industrial, Arequipa tenía una poderosa fuerza laboral de mayoritaria composición obrera, lo que determinó que fuera la FDTA, la central obrera más combativa del Perú y la que protagonizara los más grandes levantamientos populares de mitad y fines del siglo pasado.

La FDTA durante ese periodo protagonizó el primer (y tal vez el único) paro político del Perú, llevado a cabo los días 19, 20, 21 y 22 de setiembre de 1952 con la exclusiva finalidad de exigir la libertad de Raúl Acosta Salas, Secretario General de la UGA, dirigente de la FDTA y miembro de la dirección departamental del Partido Comunista.

Por su doble condición de dirigente obrero y comunista Acosta Salas fue secuestrado el 15 de setiembre y trasladado en avión a Lima por la policía política del gobierno militar, toda vez que se venía venir una protesta masiva de los sindicatos por reclamos salariales y libertades democráticas. El secuestro de Salas precipitó la paralización y esta fue acatada por toda la fuerza laboral de Arequipa a excepción de algunas peluquerías y el Correo Central.

El gobierno mandó detener a Acosta solo por ser comunista y los trabajadores lo rescataron solo por ser comunista. No hubo otro punto en la orden del día. El prefecto Ricardo Pérez Godoy se vio obligado a viajar a Lima para gestionar, directamente, su excarcelación. Al cuarto día de negociaciones, iniciadas el 18 de setiembre, los ánimos se tranquilizaron cuando el “Camarada Renato” (nombre de combate de Acosta) regresó sano y salvo a su ciudad.

Otro hecho destacable se produjo el 22 de diciembre de 1955 cuando la policía armada del gobierno, reforzada con matones llegados de Lima reprimió a manifestantes opositores a la dictadura militar de Odría. Las únicas víctimas de estos incidentes fueron trabajadores y estudiantes que repudiaban tanto a los abusos de la policía militarizada como al oportunismo de la derecha oligárquica que quiso aprovecharse del clima político de nuestra ciudad, adverso a la dictadura para sacar provecho a su favor.

La FDTA llamó a la formación de un Frente Único Obrero Estudiantil para enfrentar a la dictadura. Este se concretó el 23 de diciembre en el Paraninfo de la Universidad Nacional de San Agustín y de inmediato se convocó un Paro General por el cual se exigía la salida del ministro de gobierno y policía Alejandro Esparza Zañartu, responsabilizándolo de la brutal represión del 21 de diciembre. El 24 fue destituido Esparza ante la contundencia del Paro General.

Esta es la historia que desdeña Gerónimo López Sevillano.

FUENTE: Jornal de Arequipa

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