lunes, 12 de octubre de 2015

TPP: ACUERDOS DE LAS TRANSNACIONALES QUE NOS VENDEN COMO ALIANZAS ENTRE PAÍSES




I


TPP ES EL PEOR ACUERDO COMERCIAL, DENUNCIA MÉDICOS SIN FRONTERAS

IPS
12-10-2015

El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, en inglés) “pasará a la historia como el peor acuerdo comercial para el acceso a los medicamentos en los países en desarrollo”, denunció Médicos sin Fronteras (MSF) en un comunicado tras la firma del tratado el lunes 5. 

El TPP es el mayor acuerdo comercial de los últimos años ya que reúne a 12 países, incluido Estados Unidos, que en conjunto representan 40 por ciento de la economía mundial.

Las negociaciones del tratado, iniciadas en 2008, concluyeron con su firma en la sureña ciudad estadounidense de Atlanta. El TPP incluye una serie de medidas económicas, como la reducción de aranceles y normas para el derecho laboral, la regulación ambiental y las inversiones internacionales.

“Este acuerdo equipara el campo de juego para nuestros agricultores, ganaderos y fabricantes mediante la eliminación de más de 18.000 impuestos que diversos países aplican a nuestros productos”, declaró el presidente estadounidense Barack Obama, en un comunicado tras las negociaciones.

Obama añadió que el TPP tiene los compromisos “más sólidos” sobre trabajo y medio ambiente que cualquier otro tratado comercial de la historia.

Aunque el acuerdo aún no ha sido adoptado formalmente por los órganos legislativos de los países signatarios, ya recibió críticas por parte de numerosas organizaciones de la sociedad civil, incluida MSF, cuya principal preocupación surge de las disposiciones del TPP sobre la protección de los fármacos biológicos sujetos a la propiedad intelectual.

Por fármacos biológicos se entiende toda terapia de una fuente de origen biológica, como las vacunas, las antitoxinas y los anticuerpos monoclonales para enfermedades como el cáncer y el virus de inmunodeficiencia humana/síndrome de inmunodeficiencia adquirida (VIH/sida).

La organización de investigación Brookings Institution, con sede en Estados Unidos, señala que los fármacos biológicos son estructuralmente más complejos que otros medicamentos, lo que hace que su elaboración sea más difícil y costosa. En promedio, cuestan 22 veces más que los demás.

Debido a estos costos, las empresas utilizan el fármaco original para desarrollar “biosimilares”, o sea versiones genéricas más baratas de los productos biológicos. MSF ha declarado que esta es la “mejor manera de reducir los precios de los medicamentos y de mejorar el acceso al tratamiento”.

Por ejemplo, MSF brinda tratamiento con medicamentos genéricos a unas 300.000 personas con VIH/sida en 21 países. Estos fármacos redujeron el costo anual de la organización de 10.000 dólares a 140 dólares por cada paciente tratado.

Sin embargo, en Estados Unidos los fabricantes de fármacos biológicos tienen 12 años de exclusividad sobre la información necesaria para copiarlos. Durante ese lapso, la Administración de Alimentos y Fármacos estadounidense no puede aprobar un fármaco biosimilar que utilice los datos biológicos originales.

Las normas que protegen esos datos varían según los países. Por ejemplo, Chile, México y Perú no regulan los datos biológicos en absoluto.

Como parte de las negociaciones del TPP, Estados Unidos intentó incluir la regla de protección de 12 años, pero al final los ministros de los distintos países signatarios acordaron un lapso mínimo obligatorio de cinco a ocho años de protección de los datos.

En consecuencia, los fármacos biosimilares no podrán ingresar al mercado de aquellos países que anteriormente no tenían restricciones al respecto. Según MSF, eso elevará los precios de los medicamentos esenciales, sostenidos por las empresas farmacéuticas, lo que impedirá que las personas y los proveedores de salud los adquieran a un precio accesible.

MSF prevé que al menos 500 millones de personas no podrán acceder a los medicamentos una vez que el TPP entre en vigor.

“Los grandes perdedores en el TPP son los pacientes y los proveedores de tratamiento en los países en desarrollo”, denunció MSF en un comunicado.

La organización instó a los gobiernos y sus legislaturas a considerar las consecuencias.

“El impacto negativo del TPP en la salud pública será enorme, se sentirá en los años por venir y no se limitará a los actuales 12 países del TPP, ya que es un modelo peligroso para futuros acuerdos,” advirtió MSF.

Traducido por Álvaro Queiruga 

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204368

II
 
¿QUÉ IMPLICACIONES TIENE LA FIRMA DEL TPP?

OMAL/La Marea
12-10-2015
El pasado lunes, 5 de octubre, fue aprobado el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en ingles) por parte de 12 países del Pacífico; cinco en Asia (Japón, Brunei, Vietnam, Malasia y Singapur), otros cinco en América (EE.UU., Canadá, México, Perú y Chile) y dos más en Oceanía (Australia y Nueva Zelanda).


El TPP es un Tratado Multilateral de Libre Comercio, es decir, un tratado de reglas y normas sobre las cuales rigen los intercambios comerciales entre los países firmantes. Con este tratado, EEUU ha dado un golpe certero sobre el tablero geopolítico y comercial global, como bien afirmó el pasado mes de abril Ashton Carter, secretario de defensa estadounidense, cuando anunció que ”este acuerdo es más importante que poner otro portaviones en el Pacífico”, puesto que implica un primer paso en el marco general de todo un proceso de reposicionamiento estratégico que incluye al Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) y al Acuerdo en Comercio de Servicios (TISA). 

El proceso previo a la aprobación del TPP se ha caracterizado por su opacidad de cara a la opinión pública, y las negociaciones han sido consensuadas entre representantes empresariales de grandes corporaciones, abogados de los mayores bancos del mundo y los ministros de comercio de los países firmantes. Todos ellos finalmente, y después de cinco años, han conseguido alcanzar acuerdos sobre determinados puntos que en su momento retrasaron el proceso, como son: las protecciones comerciales en relación a las patentes de nuevos medicamentos; la ausencia de aranceles, sobre todo en el sector lácteo y azucarero; la lenta eliminación de los impuestos de los automóviles de origen japonés que son vendidos en EEUU.

Estos puntos generaron conflicto entre los países firmantes, debido a que como ocurre en todo acuerdo de comercio bilateral o multilateral determinado por asimetrías y desequilibrios en cuanto a la capacidad de sus partes, las consecuencias de corte económico derivan inevitablemente en consecuencias políticas, fundamentalmente a través del establecimiento de relaciones de subalternidad de los más débiles respecto a la parte más fuerte. Así, con el TPP, además de generar espacios de libre comercio e inversión hegemonizados por EEUU, el gigante estadounidense consigue consolidar toda un área de influencia política que incluiría al conjunto de países firmantes, y que estaría directamente encaminada a estrechar el cerco sobre aquellos actores emergentes que amenazan esta supremacía multidimensional. Se trata del apuntalamiento de la hegemonía estadounidense (con la UE como aliado subalterno) mediante la reducción de espacios de influencia y expansión de los actores emergentes, fundamentalmente Rusia y China.

Esta es la lógica fundamental que explica la conclusión del TPP: reducir el ascendente económico (y, por extensión, político y militar) de China en su propio espacio de influencia natural, y apuntalar la presencia estadounidense en una zona sujeta a disputa, mediante la generación de un mecanismo jurídico-político de sujeción de una serie de países al propio espacio de influencia estadounidense, reforzando al tiempo la alianza estratégica con un tradicional amigo de EEUU en la zona como es Japón. En lo que respecta a América Latina, el TPP incluye a tres de los países que a lo largo de los últimos 15 años se han mantenido fieles a la vinculación preferencial con el gran vecino del Norte y a los dictados del modelo neoliberal, pese a la hegemonía que a nivel regional habían venido obteniendo unos gobiernos progresistas más vinculados a dinámicas de autonomización respecto a los EEUU: se trata de Chile, México y Perú. No en vano, los tres forman parte del principal experimento a través del cual se pretende restaurar en la zona un Regionalismo Abierto de inspiración neoliberal, que tanto predicamento tuvo en los años 90 del siglo pasado en la región: la Alianza del Pacífico. Asimismo, el otro país miembro de esta organización de cooperación, Colombia, también se muestra sumamente interesado en ingresar en el TPP.

El TPP es un engranaje más en el fortalecimiento del modelo neoliberal concebido y adaptado para favorecer los intereses de las empresas transnacionales. El gobierno de EEUU busca, mediante este tratado, consolidar posiciones ventajosas para sus empresas en este espacio de influencia que, según algunas estimaciones, comprenderá hasta un 40% de la economía mundial. Neoliberalismo, hegemonía estadounidense y TPP forman parte, por tanto, de una misma articulación coherente dentro de la llamada “arquitectura de la impunidad“, que deriva de la hegemonía del Derecho Corporativo Global.

Así, y como viene ocurriendo en otros procesos de negociación como el del TTIP, el TPP contempla un sistema de solución de controversias inversor-estado (ISDS en sus siglas en inglés) inspirado en la prevalencia de esta lex mercatoria que privilegia sistemáticamente los intereses de las empresas transnacionales en detrimento de la soberanía nacional de los países que se puedan ver involucrados en estas contiendas.

Los puntos clave del TPP 

El acuerdo considera 30 capítulos, que abarcan las siguientes áreas: acceso a mercados, reglas de origen, obstáculos técnicos al comercio, medidas sanitarias y fitosanitarias, defensa comercial, competencia, compras públicas, servicios, inversiones, comercio electrónico, telecomunicaciones, entrada temporal, servicios financieros, asuntos legales, propiedad intelectual, medio ambiente, laboral y cooperación. Adicionalmente, se han incorporado los denominados temas horizontales, que incluyen coherencia regulatoria, competitividad, desarrollo y pequeñas y medianas empresas. Y a nivel industrial, el acuerdo involucra las áreas automovilística, textil, farmacéutica y agrícola (centrado en productos como arroz, productos cárnicos y el sector lácteo).

Entre los puntos clave destacan:
  • Prohibición de etiquetado obligatorio para los productos modificados genéticamente.
  • Protección de patentes y derechos de autor, (lo que incluye un sector tan sensible como los medicamentos genéricos, favoreciendo a las transnacionales de la industria farmacéutica mediante el reforzamiento de la propiedad industrial).
  • Reconocimiento mutuo de numerosas regulaciones, con lo que ello implica de aplicación de aquellas menos garantistas y más beneficiosas para los intereses de las empresas transnacionales en el conjunto del área de libre comercio.
  • Detrimento de la contratación pública en favor de la privatización (reducción compra de productos locales en pro de productos internacionales).
  • Regulaciones ambientales (se pactan asuntos relacionados con energía nuclear, contaminación y sostenibilidad).
  • Desregulación financiera.
Por último, cabe destacar que el proceso de negociación del TPP ha reproducido algunos de los conflictos fundamentales que se han venido dando en los últimos años en la conclusión de este tipo de tratados de libre comercio e inversión, como son:

En materia agraria, se han reproducido los conflictos referentes al mantenimiento de la política proteccionista de EEUU a través de la Farm Bill, que perjudica directamente los intereses exportadores de países con mayor potencial competitivo en este sector, y favorece el dumping por parte de EEUU hacia el exterior. Tanto la UE (en lo que respecta a la Política Agraria Común) como EEUU han tenido tradicionalmente disputas encarnizadas en esta área a la hora de negociar marcos de liberalización en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y en otros espacios bilaterales e interregionales.

La regulación en materia de propiedad intelectual. En dicha área se incorporan los mayores estándares hasta el momento negociados a nivel internacional, potenciando un severo impacto en el acceso a bienes esenciales, tales como productos farmacéuticos, bienes culturales (libros, software), etc. A este respecto, a la exclusión de un actor como China, totalmente alejado de los patrones que en la materia van a imperar en el TPP, se suman las discrepancias de otros como Chile, que sí van a formar parte del acuerdo, pero que han peleado por modificar en parte el contenido base propuesto desde EEUU, tal y como revelaron los documentos filtrados en 2013 a través de Wikileaks.

Finalmente, vemos en la aprobación del TPP un proceso clave en el devenir de la geopolítica: en tanto que puede servir como ejemplo y factor agilizador en la negociación de otros tratados del mismo calado, como el TTIP. Ya que el TPP refuerza la posición de EEUU como potencia clave en tanto que le otorga ‘poder estructural’, que significa la capacidad de imponer reglas y normas de modo que otros tengan pocas alternativas aparte de ajustarse.

En cualquier caso, el TPP solamente ha sido sellado, ya que está pendiente de aprobación y ratificación por los gobiernos y parlamentos de cada uno de los países firmantes. Mientras tanto, diferentes organizaciones sociales y plataformas ciudadanas (como TPP abierto o Chile Mejor Sin TPP) se mantienen en pie de guerra trasladando a la opinión pública las consecuencias que conllevaría su aprobación. Al igual que en anteriores ocasiones, como en el caso del ALCA, a día de hoy resulta evidente que la clave de las victorias futuras para los pueblos siguen pasando por la movilización social y la confrontación popular contra esta arquitectura neoliberal.

Beatriz Plaza (@BeaPlazaE) y Gorka Martija son investigadores del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad

Fuente: http://www.lamarea.com/2015/10/09/que-implicaciones-tiene-la-firma-del-tpp/



III

EL ACUERDO DE ASOCIACIÓN TRANSPACÍFICO, EL GRAN NEGOCIO DE LAS GRANDES COMPAÑÍAS FARMACÉUTICAS

12-10-2015
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Todavía no conocemos todo el contenido del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) cerrado provisionalmente el 5 de octubre por negociadores de 12 países de la costa del Pacífico, pero los críticos ya lo condenan por numerosas razones, entre ellas sus generosas concesiones a la industria farmacéutica. 

Médicos sin Fronteras (MSF) afirma que el TPP “pasará a los anales de la historia como el peor acuerdo comercial para el acceso a medicinas en países en desarrollo”. [1] El motivo es que el TPP ampliará la protección de las patentes para medicamentos de marca, con lo que impedirá que lleguen al mercado medicamentos genéricos similares (mucho menos costosos), lo que aumentará los precios. 

Judit Rius Sanjuan, asesora de política legal de MSF, declaró a voz.com que el TPP crea obligaciones relacionadas con patentes en países que nunca las habían tenido antes. Los habitantes de “Perú, Vietnam, Malasia y México” se verán especialmente afectados, dijo. “Se enfrentarán precios más elevados durante más tiempo”. [2] 

Ruth Lopert, profesora en la Universidad George Washington, declaró a Bloomberg News que varias provisiones en el acuerdo TPP afectarán a presupuestos de atención sanitaria en todos los países firmantes, pero especialmente en los más pobres. “Hasta 40.000 personas en Vietnam, el país más pobre en el acuerdo, podrían dejar de obtener medicamentos para combatir el VIH por provisiones que aumentarán el precio de la terapia farmacéutica”, afirmó. [3] 

Otros países como Canadá también se verán afectados por unos costes más elevados. El Consejo de Canadienses dice que “si se ratifica el TPP, se prolongarán varias patentes farmacéuticas, con lo que se retardará la puesta en circulación de medicamentos genéricos más asequibles y se agregarán 2.000 millones de dólares a nuestra cuenta anual de atención sanitaria”. [4] En EE.UU. muchas personas ya no puede permitirse el pago de los costosos medicamentos que podrían salvar sus vidas y tratan de recurrir a genéricos disponibles en el extranjero. 

La ampliación de los derechos de patentes para medicamentos que salvan vidas es un obvio obsequio a las grandes compañías farmacéuticas. Conor J. Lynch en opendemocracy.net lo ha calificado de “evidente regalo corporativo que afectaría al acceso internacional y definitivamente causará muertes que se pueden prevenir. El objetivo obvio en este caso es el aumento de los beneficios de la industria, simple y llanamente. No es sorprendente, es lo que hace la industria privada, pero constituye un serio dilema moral.” [5] Las recientes informaciones hacen aún más evidente ese dilema moral. 

Trampas tributarias
 
En una irónica coincidencia se llegó al Acuerdo de Asociación Transpacífico   (TPP)   el mismo día que Citizens for Tax Justice y el US Public-Interest Research Group Education Fund publicaban un informe condenatorio sobre evasión fiscal corporativa (Offshore Shell Games 2015). El informe revela en qué medida importantes compañías estadounidenses utilizan paraísos fiscales como Bermudas, Luxemburgo, las Islas Caimán y Holanda para establecer “subsidiarias de evasión fiscal” que a menudo no son sino una dirección postal. 

De las 30 principales compañías de las 500 compañías de Fortune con más dinero en países fiscales en el extranjero, nueve son compañías farmacéuticas: Pfizer (74.000 millones de dólares mantenidos en el extranjero), Merck (60.000 millones de dólares), Johnson & Johnson (53.400 millones), Proctor & Gamble (45.000 millones), Amgen (29.300 millones), Eli Lilly (25.700 millones), Bristol Myers Squibb (24.000 millones), AbbeVie Inc. (23.000 millones) y Abbott Laboratories (23.000 millones de dólares). [6]
El informe señala acerca de Pfizer, el mayor fabricante de medicamentos del mundo (con unas ganancias declaradas de 22.000 millones de dólares en 2013): “La compañía hizo más del 41 % de sus ventas en EE.UU. entre 2008 y 2014, pero logró informar sobre ningún ingreso imponible para siete años seguidos. Esto se debe a que Pfizer utiliza técnicas contables para transferir offshore la ubicación de sus beneficios imponibles. Por ejemplo, la compañía puede transferir patentes por sus medicamentos a una subsidiaria en un país de bajos impuestos o libre de impuestos. Entonces, cuando la división estadounidense de Pfizer vende el medicamento en EE.UU. ‘paga’ a su propia subsidiaria offshore altos aranceles por licencias que convierten los beneficios en el interior en pérdidas en los libros y transfiere los beneficios al extranjero.” 

En general, el estudio estableció que las 500 mayores compañías de EE.UU. tienen más de 2,1 billones (millones de millones) de dólares en beneficios acumulados offshore. “Para muchas compañías, el aumento de los beneficios mantenidos offshore no significa construir fábricas en el extranjero, vender más productos a clientes extranjeros o realizar cualquier actividad verdadera de negocios en otros países”, sino simplemente establecer una dirección postal. 

Algunas compañías utilizan el dinero supuestamente “atrapado” offshore como “colateral implicado” a fin de pedir prestados fondos a tasas insignificantes para invertir en activos en EE.UU., el pago de dividendos a accionistas, o recomprar acciones. 

Por cierto, como deja en claro el informe, “el Congreso, al no actuar para terminar con esta evasión de impuestos, obliga a los estadounidenses de a pie a compensar la diferencia. Cada dólar de impuestos que evaden las corporaciones utilizando paraísos fiscales debe ser compensado mediante impuestos más elevados a los ciudadanos, recortes en inversiones públicas y servicios públicos, o un aumento de la deuda federal.” 

El informe establece que mediante una variedad de medidas de evasión de impuestos las 500 mayores compañías con su sede en EE.UU. deben colectivamente 620.000 millones de dólares en impuestos en ese país. 

Golpe corporativo
 
Ahora el TPP (que se está denominando “NAFTA con esteroides”) otorgaría a las grandes compañías farmacéuticas y a otras multinacionales aún más “derechos” corporativos en más países, incluyendo el controvertido mecanismo de arreglo de disputas entre inversionistas y Estados (ISDS, por sus siglas en inglés) mediante el cual pueden demandar a los gobiernos firmantes por cambios reguladores que afecten sus beneficios. 

Como señala el sitio en la web canadiense rabble.ca : “El gobierno canadiense está siendo demandado a través de NAFTA por Eli Lilly, una compañía farmacéutica estadounidense, por haber invalidado las extensiones de patentes de la firma para dos medicamentos de salud mental. Una Corte Federal canadiense decidió en 2010 que las extensiones de las patentes no habían generado los beneficios prometidos y que por ello los medicamentos deberían ser liberados a la competencia genérica. Los medicamentos genéricos reducen significativamente el coste para los usuarios, pero Eli Lilly reclamó y lanzó una demanda según ISDS contra el gobierno por 500 millones de dólares en compensación por los beneficios perdidos. El caso todavía se está considerando, pero sin tener en cuenta el resultado podemos esperar que el TPP lleve a disputas de ISDS semejantes. Poderosas compañías farmacéuticas multinacionales utilizarán todos los medios disponibles para aferrarse a los monopolios de medicamentos a precios exagerados. Las mayores protecciones de propiedad intelectual en el TPP les otorgaránuna base casi legal aún más fuerte para demandar a los gobiernos y excluir la competencia de [medicamentos] genéricos.” [7] 

El texto final del Acuerdo de Asociación Transpacífico no estará disponible por lo menos hasta dentro de un mes, probablemente semanas después de la elección federal canadiense del 19 de octubre. Los detalles revelarán indudablemente más concesiones generosas a las multinacionales. Corresponderá a los legisladores elegidos en los doce países aprobar o rechazar el TPP. En Canadá, el dirigente del NPD Tom Mulcair ha prometido descartar el acuerdo si es elegido Primer Ministro y explicó que el gobierno de Stephen Harper no tenía mandato para firmarlo durante una campaña electoral ya que es solo un gobierno “temporario”. 

El sitio en la web estadounidense zerohedge.com califica el TPP de “caballo de Troya” y de “golpe de las corporaciones multinacionales que quieren un sometimiento global a sus planes”. De manera muy clara, agrega: “Consumidor, cuidado. Ciudadanos, cuidado.” [8] 

Notas/Enlaces:
[2] Julia Belluz, “How the Trans-Pacific Partnership could drive up the cost of medicine worldwide”, Vox, 5 de octubre de 2015.
[3] “Pacific Deal Rewrites Rules on Trade in Autos, Patented Drugs”, Bloomberg News, 5 de octubre de 2015.
[4] Council of Canadians, “Tell party leaders: Reject the TPP”, 6 de octubre de 2015.
[5] Conor J. Lynch, “Trans-Pacific Partnership’s Big Pharma giveaway”, Open Democracy, 14 de febrero de 2015.
[7] Hadrian Mertins-Kirkwood, “Trans-Pacific Partnership a big win for corporate interests”, Rabble.ca, 6 de octubre de, 2015.
[8] Tyler Durden, “Trans-Pacific Partnership Deal Struck As ‘Corporate Secrecy’ Wins Again”, Zero Hedge, 5 de octubre de 2015.
Joyce Nelson es una escritora/investigadora canadiense independiente que trabaja en su sexto libro.

IV


OPOSICIÓN AL ATP… TAMBIÉN EN ESTADOS UNIDOS

12-10-2015

Ya en la edición de este periódico del 20 de septiembre, puse ejemplos de un viraje a la izquierda en Estados Unidos con un ascenso en las encuestas del candidato socialista Sanders, y una baja en la de Hillary Clinton, que de todos modos sigue siendo la favorita para la candidatura presidencial del Partido Demócrata, y también de la próxima presidencia.

Clinton había tenido el cuidado de no pronunciarse sobre el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica, que ha de ser terrible para que lo hayan mantenido en secreto. En Estados Unidos han expresado su oposición al acuerdo, entre otros, los sindicatos, los grupos defensores del medio ambiente y varios de los llamados grupos liberales. Todos ellos, cuyos votos son muy necesarios para Clinton, en las elecciones primarias pero especialmente en los comicios presidenciales, por lo que ya hizo la primera declaración al respecto:

Clinton ahora ya se pronunció, afirmó no respaldar el acuerdo porque no contempla sanciones contra los países acusados de manipular su moneda, y porque las medidas dan demasiadas ventajas a las compañías farmacéuticas en detrimento de los pacientes y los consumidores.

El mes pasado, Clinton se opuso al oleoducto Keystone KL, que transportaría petróleo de Canadá al sur de Estados Unidos. En agosto, ella misma dijo que la decisión de Barack Obama de aprobar excavaciones petroleras submarinas en el Ártico no justifican los riesgos que representan para el medio ambiente. Además, ha dado a entender un desacuerdo con la política dura de Obama contra Rusia, Siria e Irán.

La mayor de las organizaciones sindicales, la AFL-CIO, pidió que se dieran a conocer los aspectos secretos del acuerdo, pues como lo dijimos, apresurarse a un mal acuerdo no traerá estabilidad económica a las familias trabajadoras.

Ya no digamos la presión del número creciente de posibles votantes que ha favorecido a Sanders en las encuestas.

Ahora se han filtrado de otros países algunos secretos como libertad para las grandes empresas para productos químicos para la agricultura y protección para su propiedad intelectual. Otros golpes al campo mexicano.

También hay limitaciones por el derecho a la información y al uso de Internet.

Todo indica que el gran apoyo a Obama es de grandes negocios, en especial de farmacéuticas. Pero, ¿cuántos votos le van a garantizar a su partido, si buena parte de ellos apoya a los republicanos?

Dicen que hacen esta medida para defenderse de China, pero ¿quiénes tienen más crecimiento económico? Hablan de la crisis de China y los que están o estamos en verdadera crisis somos nosotros. Vamos a hacer listas comparativas, todas del Banco Mundial, de 2014.

De esta parte del mundo (incluimos a Japón, primermundista y con bases militares estadunidenses):

¿Qué, se los va a comer China? Ella y sus vecinos sí progresan, aunque digan que está en crisis (mira quién habla). El presidente de Estados Unidos, en vez de trabajar para monopolios de su país y de otros, debería preocuparse por su posición política, como vimos al principio en la forma como se le critica.

Nosotros sí debemos preocuparnos por nuestro país. Ya hemos visto lo del Tratado de América del Norte, pregúntenles a los campesinos, a los ex obreros de industrias quebradas y demás.

En las oficinas de altos funcionarios han de estar brindando. Cada vez más lana. Cada vez más agradecimientos, principalmente en inglés.

Si en Estados Unidos están en contra sindicatos, ambientalistas y otros, ¿quiénes no lo estarán aquí cuando empiecen a sentir los trancazos, ahora en secreto?

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/10/11/opinion/014a1pol

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