miércoles, 23 de agosto de 2017

HUELGA DE PROFESORES, DECENCIA Y JUSTAS REIVINDICACIONES




 por Herbert Mujica Rojas
23-8-2017

¿A quién en su sano juicio no le gustaría tener profesores escolares excelentemente pagados, concursantes de evaluaciones intensas y periódicas, lo que promovería legítimo e imbatible el reclamo de docentes del más alto nivel?

A no dudarlo, los niños serían los más beneficiados.

En Perú la carrera docente está muy venida a menos. Los sueldos son míseros, los estímulos escasean y no hay dirección nacional con horizonte de futuro para planificar ¿qué clase de estudios y cursos, qué orientación y qué metas hay que cumplir? La nave educativa está al garete a merced de los vientos y de no pocos aventureros que han encontrado el sitio ideal para sus apetitos minúsculos y egoístas.

En los días que corren la tragedia, más que la huelga misma, ha sido la cadena de numerosos errores clamorosos. ¿No elegimos al gobierno de PPK para que administrase el país? Si eso es estrictamente cierto ¿por causa de qué hasta hoy se tiene la impresión que el Ejecutivo está ausente todo el tiempo? La ministro Martens puede tener mucha voluntad pero su ineptitud política es patética.

¿Qué hacían esos legisladores intermediando la huelga entre maestros y gobierno? El chasco y fracaso no puede haber sido más escandaloso. El Congreso no es recipendiario de grandes simpatías y su desempeño, en fatídica letanía, es vituperable desde hace más de 35 años.

¿En qué piensan los maestros? ¿Es cierto que rechazan las evaluaciones? ¿Cómo se prueba la superación académica y lectiva de los docentes si no concursan en dichas pruebas? Que un maestro “exija” que si falla, se le mantenga en el puesto, no es sino un signo de desverguenza y mediocridad absolutas.

Nuestra solidaridad con las justas aspiraciones del magisterio y la exigencia más imperativa para que el gobierno tome al toro por las astas, fije plazos, detalles y saque recursos –que los tiene por 65 mil millones de dólares en reservas- para contribuir con los docentes. De ese modo el camino hacia una justa reivindicación está más que pavimentado.

Conozco desde dentro cómo vive la familia del maestro, mi madre lo fue durante más de 30 años y entiendo que así como se da, también puede reclamarse en equilibrada y decente relación con cualquier gobierno.
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