jueves, 18 de noviembre de 2021

EL PARTIDO DE MARIÁTEGUI X : EL PARTIDO "REVOLUCIONARIO ANTIIMPERIALISTA" DE RAVINES Y HAYA DE LA TORRE

 


EL PARTIDO DE MARIÁTEGUI X : EUDOCIO RAVINES, la APRA y el PCP

(Segunda parte)

(20 de mayo de 2015)

Por Miguel Aragón

 

IV

 

Ravines viajó a Lima aproximadamente el año 1917, a la edad de 21 años, casi coincidiendo en el tiempo con el viaje de Víctor Raúl Haya a la capital. El segundo, quien contaba con el apoyo económico de su familia, ingresó a estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima. Mientras que Ravines, que procedía de una familia de menos recursos económicos, de inmediato tuvo que dedicarse a trabajar como empleado en una empresa comercial, a diferencia de Haya la lucha por la supervivencia diaria primaba en él. 

Ambos, Ravines y Haya, llegaron a Lima, en los momentos de mayor auge y beligerancia de las luchas obreras y estudiantiles de ese tiempo (luchas masivas y combativas, desarrolladas entre fines del año 1917 y mediados de 1919). Por una parte, los obreros luchando por el derecho al trabajo digno, agitando y conquistando el derecho a la jornada de trabajo de 8 horas, lucha que se había prolongado durante más de quince años [1]; y, por otra parte, los estudiantes universitarios luchando por la reforma universitaria, como parte de una lucha democrática que en ese momento tenía alcance continental [2].

En esas jornadas, de intensa agitación y movilización obrera y estudiantil en Lima, coincidieron Ravines y Haya, y por otra parte también coincidieron José Carlos Mariátegui, César Falcón y otros intelectuales. Entre ellos, el efecto y las huellas dejadas por esas luchas obreras y estudiantiles fueron diferentes. Mientras que Mariátegui, Falcón, Félix del Valle, Humberto del Águila, y otros que colaboraban en la publicación de la revista Nuestra Época (junio-julio de 1918), “se orientaron resueltamente al socialismo”, por el contrario, Haya y Ravines se quedaron en el simple “anticapitalismo”, que poco después se elevó a demagógica pose “antiimperialista”, pose superficial que en el fondo encerraba en ellos el rechazo al socialismo, nuevo orden social engendrado en el seno del régimen capitalista.

Entre los años 1921 y 1923, Haya y Ravines coincidieron en algunas acciones esporádicas de agitación estudiantil en Lima. Mientras Haya dirigía las actividades que realizaban la Federación de Estudiantes del Perú y la Universidad Popular Gonzáles Prada, ésta última recién organizada en enero de 1921 [3], por su parte   Ravines colaboraba en las actividades de “extensión universitaria” que desarrollaba la mencionada Universidad Popular.

La fase inicial de las actividades académicas de la  Universidad Popular, en el transcurso de los años 1921 y 1922, coincidió en el tiempo con las fastuosas fiestas gubernamentales  por el Centenario de la Independencia de la República (julio de 1921),   con la estridente prédica  de las arengas “nacionalistas” y “patrioteras”, demagogia superficial que en ambos personajes (Ravines y Haya)  abonó el desarrollo de sus primeras propuestas de  “luchar por la segunda independencia”, que pasaría a ser la cuestión esencial de su naciente  antiimperialismo nacionalista (antiimperialismo de palabra, nacionalismo de hecho).

 

V

 

Como consecuencia de la agitación estudiantil de esos años, que se cruzaba y confundía con las disputas que sostenían diferentes facciones de la política criolla por el control del gobierno, Haya fue deportado a Panamá en octubre de 1923.  Dos años después, Ravines fue deportado a Santiago de Chile y de ahí derivado a la Argentina. En Buenos Aires, Ravines se integró al grupo de deportados peruanos ya instalados en esa ciudad, en su mayoría estudiantes, los cuales simpatizaban con la prédica justicialista que Haya venía agitando, primero desde varias ciudades centro americanas, y poco después desde Londres. 

En ese ambiente de camaradería estudiantil en la capital argentina, Ravines a diferencia de los otros deportados, que vivían de las remesas mensuales que les enviaban sus padres, rápidamente había conseguido trabajo como empleado administrativo, y pronto demostró y destacó por su habilidad en el trabajo organizativo. Así comenzó a promover reuniones, conferencias y publicaciones. Entre otras acciones, Ravines fue el principal promotor y organizador de la publicación del folleto Por la Emancipación de América Latina, que recogía varias cartas y arengas estudiantiles de Haya.

En el mes de setiembre del año 1926, Ravines financiado con sus propios ahorros, viajó a Europa, y se instaló en París. Llevaba el encargo de los otros deportados de comunicarse con Haya, y promoverlo como dirigente político del movimiento, reservándole a Mariátegui la función de “orientador moral” [4]. Haya   en esos momentos radicaba en Londres. Entre octubre y noviembre de 1926, ambos personajes se juntaron por varios días en Paris, y a iniciativa de Ravines comenzaron a definir la orientación y las tareas del proyecto de formación de la Apra, que hasta ese momento solo existía como una propuesta, como una idea vaga, pero que no existía como organización efectiva en ninguna ciudad del extranjero ni tampoco del país [5].

 

VI

 

Aquí es necesario reiterar, lo que anteriormente ya he anotado en otros comentarios. Hasta fines de 1926 en Lima, y en las principales ciudades del Perú, lo que existía era un movimiento amplio, un frente de trabajadores manuales e intelectuales, en el cual coincidan y competían algunos pocos activistas que simpatizaban con las tendencias libertarias, anarco sindicalistas, socialistas, justicialistas y de otros matices próximos, junto a los cuales había una mayoría de obreros y estudiantes que no tenía una posición teórica definida, pero si tenían  espíritu de lucha y participaban activamente en las diversas acciones conjuntas  por la renovación peruana.

El frente único en desarrollo, hasta ese momento no tenía un nombre propio, ni tampoco tenía un aparato organizativo centralizado. El frente único que promovía, y en el cual activaba José Carlos Mariátegui, en los hechos no tenía ni nombre propio ni un aparato; y no los tenía, porque simplemente no necesitaba nombre propio, ni tampoco necesitaba un aparato burocrático permanente.

Según la concepción del frente único, desarrollada por Mariátegui en esos años: “El frente único es una acción contingente, concreta, práctica. El programa del frente único considera exclusivamente la realidad inmediata, fuera de toda abstracción y de toda utopía”. Y precisando conceptos, Mariátegui señaló: “Formar un frente único es tener una actitud solidaria ante un problema concreto, ante una necesidad urgente” [6].

Esos eran la concepción y el estilo de trabajo del frente único en esos años. Lo sustancial era la “acción contingente”, la “actitud solidaria”, o sea, promover la unidad en la acción, ante los problemas concretos que afrontaban los trabajadores. Ese frente único no necesitaba la dirección de ninguna organización partidaria. Es más, entre 1923 y comienzos de 1930, todavía no existían ni el Partido Comunista, ni el Partido Aprista, y el comité organizador del Partido Socialista recién se constituyó en octubre de 1928, pero el frente único si existía y se desarrollaba, antes de ellos y sin ellos.  Se entiende que el frente único en ese tiempo no era “correa de transmisión” de ningún aparato burocrático partidario.

Esa era la modalidad de desarrollo del frente único en esos años, esa fue la decisión mayoritaria de los trabajadores en ese tiempo. Por eso, Mariátegui afirmó: “El frente único proletario, por fortuna, es, entre nosotros, una decisión y un anhelo evidente del proletariado. Las masas reclaman la unidad. Las masas quieren fe, Y, por eso, su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de los que dudan, y busca la voz optimista, cordial, juvenil y fecunda de los que afirman y de los que creen” [7].    

Para fines del año 1926, en Lima y en otras ciudades del país, existía un frente único muy amplio, variado y combativo, en el cual participaban varios centenares de obreros de diferentes ramas industriales (destacando en especial los obreros textiles, ferroviarios, portuarios y gráficos), también participaban empleados del comercio y de la banca, estudiantes e intelectuales diversos, quienes en su conjunto coordinaban y se apoyaban mutuamente en las luchas concretas del momento. Desde el punto de vista de la composición social, en Lima el frente tenía un carácter predominantemente obrero-estudiantil-intelectual, mientras que en otras provincias llegó a tener un carácter obrero-campesino-estudiantil (entre nosotros continúa pendiente la investigación de la composición social y las acciones más importantes del frente único desarrolladas entre 1923 y 1930, esta como otras tareas, no es “un tópico superado”).   

En Lima, el sector más activo de ese frente participaba directamente en las acciones desplegadas en la Universidad Popular (que sesionaba semanalmente en varios locales, ubicado uno en el centro de Lima, y en otros locales más distantes, ubicados en el Callao, en Vitarte y en Barranco). A mediados del año 1925 el sector más esclarecido y consciente del frente único en Lima, a instancias de Mariátegui, se agrupó en el Ateneo de Estudios Sociales y Económicos, que se reunía casi todas las noches en el “rincón rojo” de la vivienda de Mariátegui [8]. Ese seminario se dividió el trabajo en tres secciones, y de esa manera contribuyó de manera efectiva en la investigación necesaria para el desarrollo del libro 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana [9].

Desde comienzos del año   1926, ese mismo sector, que sesionaba en el “rincón rojo”, asumió el trabajo colectivo de publicar la revista Amauta, cuyo primer número previsto para antes del mes de mayo, después de superar varias postergaciones, apareció definitivamente en el mes de setiembre de 1926, y tal como su director la definió: “Amauta era la voz de un movimiento y de una generación”. La publicación de Amauta comenzó, y se mantuvo, como una acción frente unitaria.   

Varios de los grupos de deportados que se habían reagrupado en México, Buenos Aires, La Paz, La Habana, o Paris, a la distancia colaboraban en la acción conjunta y discusión de esos años, algo similar ocurría con los grupos de colaboradores que se habían formado en Cusco, Arequipa, Chiclayo, y otras ciudades del país.  Entre esos colaboradores radicados en el extranjero también se encontraban Víctor Raúl Haya (en Londres), Eudocio Ravines (primero en Buenos Aires, y después en Paris).  Para ese entonces, no existía ninguna organización efectiva de la Apra, ni en el Perú ni en el extranjero. Del Apra solamente existían las cartas y arengas de caudillaje personalista que periódicamente agitaba Víctor Raúl Haya [10].

 

VII

 

Quién después se encargaría de promover los primeros intentos de organización y definición de la Apra fue Eudocio Ravines, justamente en el tiempo que él viajó a Europa y se encontró y coordinó con Víctor Raúl Haya, en los últimos meses del año 1926.

Leamos a continuación el testimonio personal de Ravines, escrito veinte años después (en 1947):

 

“La tarea política en Paris [a fines del año 1926] me unió estrechamente a Haya de la Torre, insistí en la necesidad de definir la orientación fundamental de la Alianza Revolucionaria, su estructura orgánica, sus plataformas doctrinarias, su teoría y su práctica. En esta labor presté mi colaboración entusiasta al jefe del aprismo, participé en la elaboración de esas bases y fui yo quien redactó los primeros documentos del aprismo.

El primer opúsculo se llama “¿Qué es el Apra?” Ese documento fue redactado por mí y luego revisado y corregido por Haya de la Torre. Los borradores fueron elaborados en París por ambos y, luego de sacados en limpio, enviados a Londres, a donde Haya había regresado. Pocos días después, la primera tesis aprista apareció en inglés en la revista The  Labour Monthly” bajo el título “What is the Apra”. Simultáneamente lo hacía imprimir en Paris, en hojas que circularon profusamente por América Latina y cuyo texto fue reproducido en diversas publicaciones americanas” [11].

Continuando con su testimonio personal, Ravines agregó: “En todo este trabajo laboré con intensidad. La tendencia socialista y vigorosamente anti-imperialista de aquel documento fue obra del acuerdo fundamental a que habíamos llegado Haya de la Torre y yo. Discrepancias adjetivas fueron relegadas para discusiones ulteriores, las que estimamos que vendrían tras un estudio exhaustivo de los asuntos frente a los cuales no habíamos llegado a un completo acuerdo. En lo fundamental, en la doctrina básica y en los lineamientos doctrinarios esenciales, el acuerdo se había producido, y el trabajo común se desenvolvió en un ambiente de cordialidad y de camaradería. En aquellos momentos nada sustantivo nos distanciaba; y, al contrario, todo parecía unificar nuestro criterio común” [12].

         Toda persona que haya leído con atención el texto ¿Qué es el Apra? escrito por la dupla “Ravines – Haya”, sabe muy bien que ese no fue un documento de carácter “socialista”, sino una típica arenga panfletaria de carácter “antiimperialista”. En ese confuso y contradictorio documento primigenio  ya se deslizaba la siguiente propuesta, que más adelante sería uno de los puntos en debate: en la última página dicen “El A.P.R.A. es el Partido Revolucionario Antiimperialista Latinoamericano  que organiza el gran Frente Único de trabajadores manuales e intelectuales de América Latina”, conclusión que se contraponía con el enunciado inicial de la primera página, en la cual dicen “La organización de la lucha antiimperialista en la América Latina, por medio de un Frente único internacional de trabajadores manuales e intelectuales, con un programa común de acción política , eso es el A.P.R.A. (Alianza Popular Revolucionaria Americana)” [13].

Desde su primer documento definitorio, la Apra ya llevaba el sello de la clase social a la cual representaba, la ambigüedad de las clases medias en proceso de descomposición por el empuje del crecimiento capitalista. La indefinición, y a la vez confusión entre frente y partido, por oposición al partido de clase que promueve el proletariado y el socialismo, es una expresión típica de la ambigüedad de las clases medias, sector social que en el proceso de crecimiento capitalista se encuentra en el limbo entre el proletariado y la burguesía, “viven como los de abajo, pero piensan y sueñan como los de arriba”.  

          Siguiendo con su testimonio, Ravines anotó lo siguiente:

 

“Tras aquel trabajo largo y tenaz de colaboración estrechísima y amigable con Haya vino mi labor para convencer a José Carlos Mariátegui y a Manuel Seoane. Existe una nutrida correspondencia entre nosotros de aquella época. Trazados los lineamientos fundamentales de la Alianza Popular Revolucionaria, producido el acuerdo sobre las cuestiones medulares, realizada la conquista de Manuel Seoane, emprendimos el trabajo de organización de los grupos apristas peruanos en los diversos puntos donde había peruanos desterrados.  Poco después asistíamos juntos al Congreso Anti-imperialista de Bruselas” [14]. (Continuará)

 

Notas.-

 



[1] La lucha de los obreros en el Perú por la jornada laboral de 8 horas comenzó a inicios del siglo XX, impulsada por el crecimiento capitalista de esos años, y adquirió mayor fuerza a partir del 1° de mayo de 1905. Desde ese momento hasta 1918, año a año, la lucha reivindicativa fue adquiriendo cada vez mayor organicidad y contundencia. El largo ciclo de crecimiento capitalista, iniciado el año 1895, creaba las condiciones favorables para esa lucha. A mayor crecimiento económico corresponde mayor demanda de mano de obra asalariada, y a mayor demanda de fuerza de trabajo correspondía mayor precio y mejores condiciones para la venta del trabajo asalariado. Tras varios días de huelga obrera, la conquista de las 8 horas de jornada laboral se conquistó en el mes de enero de 1919. 

[2] La lucha por la Reforma Universitaria fue un movimiento de carácter continental en la cual participaron estudiantes universitarios de Argentina, Uruguay, Chile, Perú y otros países de nuestro continente. Papel decisivo desempeñaron los estudiantes de la Universidad de Córdoba (Argentina) quienes en junio de 1918 propusieron y agitaron los postulados fundamentales de esa lucha de carácter antifeudal y democrático, que se correspondía con las necesidades del crecimiento capitalista.

[3] El primer Congreso de la Federación de Estudiantes del Perú se realizó el año 1920 en la ciudad del Cusco. En ese evento, Víctor Raúl Haya, como delegado de la Universidad de Lima (Universidad de San Marcos) fue elegido Presidente de la Federación. Uno de los acuerdos del evento fue promover la formación de las Universidades Populares. Al año siguiente, el 22 de enero de 1921 se constituyó la primera Universidad Popular en Lima, nombrando como rector a Haya. La UP comenzó a funcionar en el local de la Exposición (actual Museo de Arte de Lima), de propiedad de la Municipalidad Provincial de Lima, que temporalmente le cedió el local para uso de las actividades de extensión universitaria. Dos años después, a fines de octubre de 1923, el Municipio de Lima le recortó ese derecho a la UP, la cual en los siguientes años continuó sus actividades en diversos locales sindicales.

[4] Declaración de Ravines en periódico Vanguardia.

[5] Investigaciones realizadas a mediados de la década de 1980 confirmaron este hecho, acerca de la inexistencia efectiva de la Apra como organización en esos años. Constatación, que por lo demás, Mariátegui siempre la mencionó, cuestionando la existencia efectiva de la Apra.

[6] José Carlos Mariátegui, Mensaje al Segundo Congreso Obrero, enero de 1927.

[7] José Carlos Mariátegui, ibid.

[8] El Ateneo de Estudios Sociales y Económicos se organizó a iniciativa de José Carlos Mariátegui, quien hizo un llamamiento público el 17 de julio de 1925 con un artículo publicado en la revista Mundial, titulado Un Programa de Estudios Sociales y Económicos (revisar libro Peruanicemos al Perú). El seminario de investigación se dividió en tres secciones, una de Economía Peruana, otra de Sociología Peruana y una tercera de Educación.

[9] El libro 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana es un libro singular dentro de los escritos marxistas de su tiempo. Ningún otro autor llegó a producir una obra de esa amplitud por los temas tratados, ni de esa profundidad en el tratamiento de cada uno de los temas. Por otro lado, es fácil observar que Mariátegui escribió sobre cada uno de los aspectos de la realidad peruana como si la hubiera conocido y observado “directamente” en toda su amplitud.  Sabemos que Mariátegui solamente conocía Lima, y posiblemente guardaba recuerdos de infancia de la campiña de Huacho, pero nunca tuvo oportunidad de viajar por el resto de nuestro extenso país, salvo un breve viaje a Huancayo en julio de 1919. La información de las características particulares del país, Mariátegui la obtuvo indirectamente, en las conversaciones sostenidas en el “rincón rojo” de su vivienda, con numerosos estudiantes y trabajadores provenientes de otras provincias del país, todos ellos colaboraron en la producción del libro 7 ensayos.

[10] Desde un comienzo, Mariátegui aceptó la propuesta de Haya de organizar la Apra, que venía a ser una propuesta de nombre propio para el frente único que ya existía en el país, pero siempre declaró que la Apra era un plan, un proyecto, pero que no había llegado a ser una organización efectiva.

[11] En artículo de Eudocio Ravines, Mi primera colaboración con Haya en Paris y la conquista del cachorro, en periódico Vanguardia N° 125, 21 de marzo de 1947, pp.1-3  

[12] Eudocio Ravines, ibid.

[13] ¿Qué es el Apra?, en libro El Antiimperialismo y el Apra.

[14] Eudocio Ravines, ibid.

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