miércoles, 3 de marzo de 2021

LA LUCHA POR LA TÁCTICA PROLETARIA EN LA CAMPAÑA ELECTORAL

 



César Risso

LA COMPARACIÓN DE LOS PLANES de gobierno de las agrupaciones políticas que se presentan a las elecciones del 11 de abril del año en curso, nos permiten observar lo que la propaganda a nivel mundial de la burguesía ha logrado: uniformizar el lenguaje, al igual que las propuestas. Hay una diferencia de énfasis en los planes de gobierno, girando alrededor de un punto medio, de un capitalismo más democrático o menos democrático, expresado en los términos que nos imponen los intelectuales a sueldo de la burguesía.

       El grado de democracia no abandona el carácter de la explotación capitalista vigente. Por ejemplo, ni una sola medida plantea la eliminación total del desempleo. Se asume que el desempleo es natural en el capitalismo. El conjunto de los problemas económicos y sociales tienen como única y última respuesta la inversión privada, pues, el empleo, por ejemplo, depende de los intereses de la burguesía. No se trata de que la pobreza y el desempleo son males que hay que superar, sino que todo depende de la buena voluntad de la burguesía que está “encadenada” a la necesidad de ganar cada vez más. Planteadas así las cosas, se trata de que cualquier mal generado por el sistema capitalista, como la pobreza, en sus diversos grados, el desempleo, etc., no se enfrentan directamente, sino dando un rodeo, a través de promover una mayor ganancia para la burguesía.

       El uso de los términos y expresiones que tratan de desorientar a las clases trabajadoras de la verdadera causa de todos los problemas que afrontamos, se dirigen a mantener a salvo al sistema capitalista. Pareciera que se trata de ver no el programa sino a la persona. Se trata pues, de que, implícitamente, se atribuye la situación que vivimos al individuo, dejándose de lado al sistema, a la organización económica, social y política de la sociedad. Sin dejar de reconocer el papel que juegan los individuos, el fondo del problema es que éstos actúan en circunstancias históricas a las que están sometidos por las leyes de desarrollo de la sociedad, y particularmente a las leyes del capitalismo en la situación actual.

       En algunos casos, siguiendo con la visión subjetivista de la situación actual, en la actual campaña electoral, alguien ha planteado poner fin a la pobreza. Sin embargo, saben perfectamente que es una propuesta demagógica, puesto que a renglón seguido afirman que van a reducir la pobreza solo en determinado porcentaje.

       Las propuestas de los diversos partidos para las elecciones de abril del 2021 son muy parecidas. Se trata de afrontar los mismos problemas, aunque no todas las organizaciones tienen la misma apreciación. En algunos casos se habla de regulación por parte del Estado, pero esto se dice de manera tan tibia, que se confunde con las propuestas de los demás partidos.

       Los candidatos de derecha se confunden con los de “izquierda”, o a la inversa. Todos tienen como premisa no solo la existencia del sistema capitalista, lo que es objetivamente cierto, pero considerándolo una fatalidad, lo que no es cierto, y que por lo tanto tenemos que seguir viviendo y sufriendo sus leyes; por lo cual no plantean el origen o la causa fundamental de los problemas que pretenden resolver, ni la solución definitiva. En otras palabras, sus límites de clase les impiden ver la verdadera causa de la pobreza, del desempleo, de la informalidad, etc.

       El objetivo de los candidatos se reduce a llegar al gobierno del poder. No importa cómo se llegue, se entiende en el marco de las elecciones, sino que desarrollarán la propaganda que crean les den más réditos políticos para poder ganar.

       Si hubiera alguna tendencia proletaria que pudiera llegar al gobierno del poder por esta vía y con este método, qué podría hacer sino aplicar la política burguesa de mantener, con algún nivel de maquillaje, al sistema capitalista. Y si tuviera la voluntad y se aplicase con energía a cambiar el sistema capitalista, dado que su propaganda fue burguesa o pequeño burguesa, o socialdemócrata, para expresarlo en términos políticos, no tendría el respaldo para realizar el cambio, ya que no hizo propaganda por el socialismo. Sería un movimiento “radical” por las intenciones, pero sin base social por la falta de conciencia de las clases trabajadoras. Es decir, llegaría al gobierno del poder burgués, con una soga al cuello, precisamente la soga que la misma tendencia “proletaria” se encargó de colocarse al cuello al renunciar a la labor de propaganda por el socialismo.

       Una cosa es la lucha electoral con una profusa propaganda por el socialismo, incluida la lucha posterior desde el congreso, en la que se debe desarrollar la permanente crítica al capitalismo y sus intelectuales, al igual que a sus representantes; así como a desarrollar propuestas que vayan prefigurando las condiciones para la lucha directa por el socialismo; y otra cosa muy distinta es la lucha electoral sin hacer propaganda por el socialismo.

       ¿En una campaña electoral algún partido renunciaría a plantear la reducción de la pobreza? Ni la reducción de la pobreza, ni la disminución del desempleo, ni el crecimiento del PBI, ni el desarrollo sostenible y sustentable, ni la modernización de nuestra sociedad, ni la reducción de la brecha social, entre otras propuestas, quedarían de lado. Todo esto es parte de la campaña electoral. Es el menú de propuestas que nos ofrecen todos los partidos.

       Hemos calificado en reiteradas oportunidades que los sectores de “izquierda” que se han presentado a las elecciones representan a la pequeña burguesía, y que por lo tanto no son izquierda proletaria sino el ala izquierda de la burguesía. El socialismo no aparece en la propaganda electoral. Evidentemente no les podemos exigir a partidos pequeño burgueses que realicen tal propaganda. La propaganda por el socialismo es tarea de las fuerzas proletarias.

       Los que ven como tarea concreta, del momento, el apoyo a algún partido de tendencia pequeño burguesa, no hacen sino seguir el juego de la propaganda por maquillar al capitalismo. Dejemos que la burguesía se encargue de esa labor, y que la tendencia proletaria desarrolle la labor de concientizar a las clases trabajadoras en la necesidad de la lucha por el socialismo.

       Es más, al usar los términos y expresiones que promueve la burguesía, no hacemos otra cosa que reproducir el esquema mental que el mundo burgués nos impone, volviéndonos así propagandistas del sistema capitalista.

       Una de estas expresiones es el llamado “Nuevo Orden Mundial”. Esta denominación recoge algunos cambios que se han dado en el sistema capitalista en su fase imperialista, haciéndonos criticar los cambios, abandonando el “viejo orden mundial”, y con ello dejando de lado la unidad que hay entre el capitalismo premonopolista y el monopolista, y las variantes que puedan presentarse. La esencia del capitalismo es la explotación del trabajo bajo la forma del sistema de salario para la obtención de plusvalía. Sea cual sea la variante del capitalismo, antigua o nueva, o novísima, lo que hay que criticar y cambiar es el sistema de trabajo asalariado, expropiando a los propietarios de los medios de producción. Nada de esto aparece en la crítica al llamado nuevo orden mundial. Esto quiere decir que la propaganda de este término, que puede hacer aparecer ante el común de los mortales como un personaje muy informado a quien lo utilice, no hace sino encubrir la verdadera raíz de la explotación de las clases trabajadoras.

       Si la tendencia proletaria, organizada o no, considera que es necesario apoyar en las elecciones a una agrupación determinada, como Juntos por el Perú, Frente Amplio o Perú Libre, debería plantear claramente en qué beneficiaría al desarrollo de la conciencia de clase;  en qué a la organización de la tendencia proletaria; en qué al trabajo de masas, a la unidad de las clases trabajadoras. Si esto no está claro, entonces resulta siendo una propuesta que empalma con los intereses de la burguesía por medio del apoyo a la socialdemocracia. Es decir, inocentemente, e inconscientemente, nos subimos al carro de la reacción, por más buenas intenciones que tengan quienes plantean tales acciones.

       Si de lo que se trata es de participar en un frente electoral, es obligatorio criticar las posiciones pequeñoburguesas en el seno del frente, pues las posiciones de las diferentes tendencias del mismo deben ser claras. En el caso de las elecciones, no se puede simplemente sumarse a la campaña electoral pequeñoburguesa, sino desarrollar una campaña electoral proletaria. Hay que hacer propaganda por el socialismo.

       Otra de las propuestas que se baraja es la de hacer propaganda por el mal menor, que es el reconocimiento implícito que no hay una tendencia proletaria que tenga un mínimo de organización, y que en consecuencia no tiene otra alternativa que someterse al menú electoral; es reconocer que no hay voluntad de seguir una política proletaria independiente. Hemos planteado anteriormente sobre esta consigna del mal menor, que es una falsa disyuntiva. Toda agrupación política de derecha, más allá de los matices, hará uso de la fuerza cuando así se lo dicte el imperialismo. De modo que aquello del mal menor no es más que una tapadera para ocultar la incapacidad de ver con claridad la necesidad de desarrollar abiertamente la propaganda socialista.

       Se habla con insistencia desde hace buen tiempo atrás, y con particular vehemencia, de los “caviares”, criticándolos por la gestión que llevan adelante desde el gobierno en los últimos años, sin atender el fondo de tal gestión, abandonado así el análisis del carácter de clase de los llamados “caviares”. Estos caviares que se presentan como representantes de la izquierda, aparecen en su mejor versión como socialdemócratas. Pero estos personajes son parte del juego de la burguesía imperialista. La denominación de caviares se debe a que es un grupo de intelectuales que viven del trabajo en las ONGs, cumpliendo con el encargo de atender a las consecuencias del dominio del capitalismo, trabajando con pequeños grupos de afectados por las leyes del capital, tanto en sus derechos como en su situación económica y social.

       Hemos señalado en otro lugar que en la actual pandemia, las entidades financieras internacionales están criticando la versión neoliberal de la política económica capitalista en el mundo. Que esta crítica deriva en la propuesta de una mayor participación del Estado para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores con la finalidad de ponerlos a disposición del capital, evitando así el colapso de la fuerza de trabajo, para que sigan siendo objeto de explotación del capital. Sin trabajadores en buen estado la burguesía no podrá obtener plusvalía.

       No debemos entender estas propuestas como si fueran la solución a las precarias condiciones de vida de los trabajadores, sino como una situación de rescate, de sostenimiento, en condiciones que impidan que el capitalismo y la dominación mundial de la burguesía pierdan la base de la explotación a la que someten al mundo.

       La disyuntiva real se da entre llegar al gobierno del poder, sabiendo que el poder está en manos de la burguesía, más allá de la agrupación política que gobierne, dado el aparato burocrático-militar burgués; o crear poder, es decir, desplazar la idea capitalista, cualquiera que sea su forma, de la conciencia de las clases trabajadoras, para lo cual debemos plantear el programa socialista y luchar por su materialización.

       Los periodos electorales son excepcionalmente importantes para la difusión de las ideas y propuestas socialistas, pero no son los únicos. La propaganda por el socialismo es permanente. El uso de las elecciones son parte del proceso de dotar de conciencia de clase a las clases trabajadoras, y en la eventualidad de lograr tener representación parlamentaria, hacer uso desde esta tribuna de propuestas concretas que apunten a superar el dominio del capital.

Fuente: https://creacionheroica1928.blogspot.com/2021/03/elecciones.html?m=1

 

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