sábado, 5 de junio de 2021

DIALOGOS PALINGENÉSICOS: VARGAS LLOSA EN LA PICOTA

 


Bien interesante la entrevista[1]. ¿Sabes que fue lo que más me alegró? Que se haya pedido que cambien el nombre de la biblioteca regional a otro que no sea Vargas Llosa.

Hace ya un tiempo que yo ando indignado por el hecho de que en mi querida universidad San Marcos se haya dado el nombre Vargas Llosa a una de sus instituciones (creo que en la facultad de Letras). Eso es una vergüenza que jamás hubiera ocurrido en mis años de universidad; y justamente estuve pensando cómo hacer para que se empiece una campaña en ese sentido.

Vargas Llosa es hoy, y ya desde bastante tiempo atrás, un servil alcahuete de los vampirescos servicios de inteligencia americanos y de otros países a nivel mundial (España, Irak durante la invasión americana, Colombia, Ecuador, etc.) Y, contra la opinión de muchos escritores, especialmente los peruanos que se inflan el pecho con Vargas Llosa, es un escritor inflado por la propaganda, pero quien, por el contenido de sus novelas, no pasa de ser un artificioso cuentista cuyo mérito es el acabado manejo de técnica del escritor, algo de lo cual el mismo no es creador y que hoy se enseña incluso en cursos de internet y hasta viene standard en buenas aplicaciones digitales (Scrivener, Writer, etc. Hay hasta aplicaciones avanzadas de corrección gramatical que hacen uso de inteligencia artificial). Lo que no pueden hacer esos programas y tampoco Vargas Llosa es darle un contenido universalmente trascendental a su escritura, como sí lo hicieron Cervantes, Dickens, Tolstoy, Víctor Hugo, Balzac, Joyce, Rulfo, García Márquez, Vallejo, etc.

El famoso “¿cuándo se jodió el Perú?” es la interrogante de Santiago (alter ego de Vargas Llosa), frustrado y apestado por lo que él considera un Perú gris, de mediocres hambrientos y corruptos, en el cual él ha tenido la desdicha de nacer. La realidad de las miserias del Perú las centra en ese populacho, y en míticos dictadores y sus esbirros. El autor de la libertad y combatiente contra los tiranos ignora totalmente los verdaderos tiranos, los que matan y corrompen por interpósita persona: los grandes terratenientes y las empresas extranjeras, como la Cerro de Pasco Corporation. Es decir, sus novelas son un ejercicio malabaresco de ocultamiento de la realidad, un ocultamiento con sello de clase, en una época en que el suceso histórico que se imponía en todos los ámbitos de la sociedad peruana, era la intensa lucha del campesinado indígena por recuperar sus tierras (despectivamente llamadas invasiones), como también la lucha contra la explotación por la Cerro de Pasco y la International petroleum Company.  Ese es el autor que con bombos y platillos es presentado como un luchador por la libertad, un cómplice, alcahuete, en sus novelas y otros escritos, y como político, de la dictadura ejercida por las clases explotadoras vía patéticos monigotes intermediarios, sangrientos títeres de las clases explotadoras. Ese ocultamiento y trastocamiento interesado de la realidad es posible observarlo ya en La ciudad y los perros, donde un burguesito miraflorino está asqueado de la violencia de sus compañeros, de extracción popular, que se duele de la rigidez militar, de la prefiguración colegial de la dictadura. Ni un atisbo de relación con lo que realmente ocurre en la sociedad peruana. Que fue un rompimiento con la literatura predominante en el Perú, no cabe duda si nos referimos a la técnica cuentística; como contenido es muy inferior a, por ejemplo, El Sexto, de Arguedas.

Es por eso que celebro que Hildebrandt se haya solidarizado con el proyecto o reclamo arequipeño para quitar el nombre Vargas Llosa a la biblioteca regional. Es para celebrarlo como antesala del triunfo de Castillo aún si se impusiera el fraude en su contra.

 

04 Junio 2021

Autor: Rebelde Marxista

 



[1] Entrevista a César Hildebrandt en Red de Medios véase el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=UCiqdNVbcp4&t=3346s

 

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