jueves, 24 de junio de 2021

EL PERÚ PROFUNDO Y SUPERFICIAL EN LA NOVELA: ARGUEDAS Y VARGAS LLOSA

 


La entrevista a Rodrigo Montoya[1] es formidable por el contenido y por la forma sumamente comprensible, didáctica, en que expone los aspectos más importantes de la obra y vida de Arguedas. En mi opinión, Arguedas es el punto más alto de la novelística peruana. Creo sinceramente que hay que leer y comprender sus novelas, en especial "El zorro de arriba y el zorro de abajo", para entender y sentir el Perú que insurge al menos ya desde los 1940s trayendo sobre sus espaldas una herencia de siglos. La obra de Arguedas muestra y hace comprender un mundo que nos envuelve profundamente, mundo que sin embargo ha sido invisibilizado por la ideología y la práctica racistas de las castas latifundistas y lumpenburguesas que dominan el Perú. Digo esto no como una afirmación puramente intelectual sino como una conclusión de mis propias experiencias.

Pienso también que las novelas de Ciro Alegría, en particular "El mundo es ancho y ajeno", reflejan también profundamente la realidad peruana; no creo que sean pasadas de moda, pues allí se encuentran expuestas, de manera artística y con profundo sentimiento, muchas de las taras que afectan a nuestra sociedad actual: la violencia y el despojo por los poderosos, el desprecio y el contubernio del poder político y económico a costa de los explotados, el abandono de los pobres y humildes, el racismo y menosprecio contra nuestros ancestros indígenas y sus descendientes, etc., son taras que perviven en nuestra sociedad de clases, si bien los actores y mecanismos económicos, legales, ideológicos, etc., han cambiado con el desarrollo de una sociedad predominantemente burguesa, y, hoy, neoliberal.

Quizás muchos puedan considerar como ignorante mi afirmación de que Arguedas es la cumbre de la novelística peruana, dada la existencia de un premiado con el Nobel entre nuestros escritores. Pero Vargas Llosa es un novelista superficial en cuanto al contenido de sus novelas, un contenido que revela una profunda incapacidad para percibir y elaborar artísticamente la realidad más allá de su limitado mundo pequeño burgués y de sus prejuicios como tal. En la televisión chilena vi una entrevista a María Rostorowski en la que ella destaca la profundidad de la obra novelística de Arguedas. Hace hincapié en la incapacidad de Vargas Llosa para entender el mundo andino. Tanto pues como incapacidad para entender el Perú.

Vargas Llosa afirma, dándoselas de teórico de la literatura, que la novela debe mentir para mejor exponer la verdad de la realidad. Pero lo que él hace es imaginar una falsa realidad sobre la cual él construye, con extraordinario dominio de la técnica literaria, otra mentira, una mentira propia de la creación literaria como él la considera, artística pero aún más alejada de la realidad tal como ésta existe en su prejuiciada imaginación. Mentira sobre mentira para enturbiar la realidad de la explotación clasista es pues el oficio literario y político de Vargas Llosa. Esto muestra que no hay dos Vargas Llosa, como la propaganda interesada ha querido hacer ver. Su literatura y sus posiciones políticas son profundamente coherentes en la defensa de los poderosos, la invisibilización del pueblo, el desprecio por los de abajo y por quienes asumen los intereses de éstos. Frente a lo que él concibe como un pueblo acarreado por la ignorancia, vanagloria al gamonal en una novela (La guerra del fin del mundo), se burla de Flora Tristán en otra (El sueño del Celta), vanagloria al mediocre administrador (el servil don Rigoberto, personajillo de varios de sus mamotretos), etc., siempre utilizando como señuelo el sexo en una versión que revela más bien la pacata pudibundez de un escritor criado en el ambiente de las llamadas "familias patricias" provincianas. Hasta en eso se nota el carácter reaccionario, cada vez más enmohecido, de las concepciones de Vargas Llosa: en una época donde las relaciones afectivas y el rol sexual de hombres y mujeres han experimentado profundos cambios, donde por ejemplo hasta el porno entra en todos los rincones de los hogares debido a la actividad mercantilista de los dueños de los media, el decimonónico marqués salpica sus mamotretos con el anzuelo de sus ridículas escenas eróticas de sexo a escondidas (Cinco esquinas, El héroe discreto, entre otros). Como lo señalan Rostorowsky y Carmen González, en las novelas de Vargas Llosa no hay ternura, y mucho menos la ternura del indio, algo tan definitorio del pueblo indígena peruano.

Identificar el verdadero contenido y alcance de la obra de Vargas Llosa no es una ocupación ociosa. A despecho de sus limitadas capacidades teóricas, es un escritor de éxito que ejerce una profunda influencia ideológica en el mundo intelectual peruano, en cuanto difunde como creación artística de alta calidad lo que en verdad es una manipulación artística acorde con una visión profundamente reaccionaria y pasadista de la realidad. Invisibiliza así, y denigra en muchos escritos, la contribución artística de los que él llama arcaicos indigenistas. Y, sabedor del paralizante efecto que tiene como premiado con el Nobel, se atreve a opinar con todo desparpajo sobre temas en los cuales es un completo ignorante. Sus prejuiciadas opiniones sobre economía, sus escritos sobre Adam Smith, etc., son trabajos intrascendentes pero de los cuales se valen el ignorante prejuiciado lumpenburgués y sus gacetilleros, para pregonar la libertad tal como ellos la conciben, esto es, el derecho del patrón a hacer lo que le venga en gana con sus esclavos asalariados.

Todo artista es libre de crear en la forma y con la visión del mundo que le son propias. Pero eso no le da la autoridad, como pretende Vargas Llosa, para presentar su reaccionaria y racista ficción como la verdad última de la realidad. La realidad de su comportamiento político está felizmente desnudando el verdadero contenido de su obra y hoy hay muchos intelectuales que ya se han apercibido de ello. Es hora pues, de reivindicar la obra de los más profundos novelistas peruanos, aquellos en cuyos escritos se plasma artísticamente la singularidad creadora y las luchas, la epopeya histórica de nuestro pueblo de todas las sangres. Es la hora de Arguedas, de Ciro Alegría.

24 junio 2021

Rebelde Marxista

 

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