jueves, 7 de octubre de 2021

SIMULACRO DE REFORMA AGRARIA

 



Escribe. Milcíades Ruiz

Lamento tener que hacer objeciones a la anunciada II Reforma Agraria, por más que mi ideología me obligue a estar siempre del lado de un gobierno de izquierda. Si veo que se procede mal, no puedo decir que está muy bien y aplaudir hipócritamente. He nacido y crecido en el campo, pasando todas las vicisitudes del agro y he luchado desde mucho antes de la reforma agraria promulgada por el gobierno de Velasco. He participado en la ejecución de esta y por eso, creo tener autoridad moral para el tema.

En mis tiempos campesinos, ponerse un sobrero de palma como el que usa el presidente Castillo, era una ostentación. Los pobres usábamos sombrero de junco. Pero, en cualquier caso, siempre nos sacábamos el sombrero en señal de respeto. Así que, con ese respeto, me presento y digo: La II Reforma Agraria, no es un clamor campesino. Esta bandera, salió de los despistados recintos políticos que desconocen la problemática agraria. Es fácil comprobarlo. Solo revisen los antecedentes.

Ideológicamente sabemos, que es un error plantear un asunto fuera de su contexto histórico. La ley de reforma agraria 17716, promulgada el “Día del Indio” en 1969, (que pasó a ser “Día del Campesino”) se dio en un contexto histórico distinto al actual. Puso fin a un régimen de tenencia de la tierra erigida sobre la conquista del Tahuantinsuyo, despojándosela a la población nativa. En la sierra, latifundismo feudal y en la costa, latifundismo industrial exportador. El Perú, era gobernado por una oligarquía terrateniente, dueña de los poderes del estado.

Esa realidad, la cambió el gobierno del general Juan Velasco. Pero esa reforma agraria, era un clamor nacional, como lo señala la propia ley en sus considerandos: “Que todos los sectores de la. ciudadanía han reclamado la transformación de la estructura agraria del país”. Tampoco era una reforma aislada. Ella, formaba parte de un proyecto de transformación del país, con miras a establecer una nueva república con una democracia de participación plena en una economía socialista autogestionaria.

El fundamento ideológico de esa ley reforma agraria, era: “un ordenamiento agrario que garantice la justicia social en el campo y aumente la producción y la productividad del sector agropecuario, elevando y asegurando los ingresos de los campesinos para que la tierra constituya, para el hombre que la trabaja, base de su estabilidad económica, fundamento de su bienestar y garantía de su dignidad y libertad”. Como sabemos, este proceso revolucionario se frustró (no fracasó) y la reforma agraria fue envilecida con la parcelación privada y los ataques terroristas.

Si hablamos de II Reforma Agraria, se supone que es para insistir en la misma dirección de la primera. Pero esta, fue concebida dentro de un proyecto político que ya no existe Tampoco es el mismo que tiene el gobierno actual. La primera, fue una reforma estructural. Esta, no reforma nada, ni tiene nada que ver con aquella. El latifundismo ha vuelto, pero lo ignora. Ni siquiera hay un documento acabado que la sustente ideológica y técnicamente. Se anuncia un próximo “Gabinete de Desarrollo Agrario y Rural”, de carácter burocrático, que lo liderará el presidente Castillo. ¿?

Peor aún, la mal llamada II Reforma Agraria, no tiene financiamiento, ni existe como pliego, programa, o proyecto, en el presupuesto presentado por el ministro Francke para el 2022. Entonces, ¿en qué quedamos? No pues, ¿Para qué engañar con tanta pomposidad aparentando una grandiosidad que no la tiene? La sinceridad es lo que nos puede salvar de nuestras limitaciones. Hacer pasar gato por liebre no es una buena salida para un gobierno que se deteriora muy rápidamente por sus propias torpezas. ¿Qué necesidad hay de hacer simulacros?

La verdad es que todo lo anunciado es solo continuismo de lo que ya se vienen haciendo con el neoliberalismo desde hace dos décadas. El presidente no tiene necesariamente por qué saber de todo, pues para eso están los consejeros y asesores especializados. Pero, si no son los adecuados, le harán cometer errores. Esto, no se corrige con simples llamados a la unidad. La unidad se forja con espíritu de lucha consecuente. No con engaños. Lo sucedido, revela que este gobierno no tiene definida una política agraria como integrante de un plan y estrategia de desarrollo nacional.

En esta perspectiva, ¿cómo se conduce el ministerio del ramo? Simplemente se pone la etiqueta de “en el marco de la II Reforma Agraria”, a todo lo que se viene haciendo desde años atrás. Por ello, creo que, lo que se necesita es ayuda. No del gobierno, sino al gobierno. Ayuda de calidad para hacer una buena gestión, coherente con la ideología. Ayuda para conformar un calificado equipo ministerial, descartando los improvisados carentes de visión de gobierno.

El pomposo anuncio de la II Reforma Agraria, es solo un breve listado de ideas sueltas, sin concordancia con el funcionamiento sistémico de la economía nacional. Al presidente se le ha hecho creer que la franja de precios es una novedad para frenar la importación de alimentos, evitando la competencia desleal extranjera. Pero la franja de precios fue implantada desde el 2001, por Toledo. Sin embargo, solo es para pocos productos y en el caso del maíz, por ejemplo, con la franja de precios hemos pasado de importar un millón de toneladas a cuatro millones actualmente, desplazando al maíz nacional.

Tenemos tratados internacionales de libre comercio- TLC con EE UU y Europa, para no aplicar aranceles, quedando nula la franja, a la cual se opone la Organización Mundial de Comercio-OMC, que dio la razón a la demanda de Guatemala contra la franja peruana penalizando el hecho. Pero, aun salvando lo que pueda proteger al productor peruano, la franja no es suficiente para resolver el problema. Si la franja eleva los aranceles a la importación de maíz, sin tener stock propio, provocaríamos el alza del precio del pollo y otros alimentos, con la consiguiente inflación fatal en política, aparte de los litigios internacionales.

Entonces, lejos de estabilizar los precios como se presume, podría tener efectos contrarios. Si la franja ya existe, se puede mejorar en beneficio del productor nacional, pero no es para tanto. Si se aduce como justificación la soberanía alimentaria, los caminos son otros. Y esto no es un asunto campesino, pues se trata de un problema de la sociedad en su conjunto. Los que no tienen seguridad alimentaria son los consumidores. Y si el precio del dólar sigue subiendo, reduciendo nuestros ingresos, ni la franja puede salvarnos.

Se le ha hecho creer al presidente que el gran problema del agro es la carestía de los fertilizantes y que, el gobierno ganaría mucho abaratándolos, para lo cual contamos con los fosfatos de Bayóvar (concesionados a empresas extranjeras). Como no conoce el tema, cree que los fertilizantes son iguales y confunde los derivados del petróleo con la roca fosfórica natural. “En mi gobierno tendremos una planta de fertilizantes en base a fosfatos en favor de nuestros productores, incluso pasaremos a ser exportadores de fertilizantes fosfatados en la región”, manifestó sacando pecho.

Pero, los que más usan fertilizantes son los consorcios terratenientes de la agro exportación y serían los mayores beneficiarios. Lo que más se utiliza en el agro peruano es urea y otros fertilizantes nitrogenados. Oficialmente, el 97 % de las unidades agropecuarias es de agricultura familiar, en su mayoría de 4 a 5 has, de los cuales solo el 4,4% usa fertilizantes químicos. Nadie usa el fosfato natural porque su efecto no es inmediato, pues no es soluble en agua de riego, y por más que se le pulverice, necesita degradarse para ser absorbido. Se usa el fosfato químico, pero en muy poquísima cantidad porque solo se requiere para determinados casos y no en general.

Si no se conoce el tema, es mejor ser cauteloso, porque sacar pecho con una ignorantada, nos hace quedar en ridículo. Tampoco las compras públicas al agro, como los mercados de productores, son novedad digna de resaltarse como gran bondad de la II Reforma Agraria. Es un error de concepción, creer que, con eso se resuelve el problema económico campesino. El mercado nacional es uno solo y la demanda no varía, sea que lo venda el agricultor o el comerciante. Estos programas ya existen y no gravitan en el mejoramiento económico del campesinado.

Es que la dinámica de los flujos económicos determina que el agricultor, no es comerciante. Son dos especialidades diferentes. El agricultor prefiere vender en chacra sin tener que adquirir balanzas, envases, estibadores, vehículos, que los comerciantes si lo tienen. Si los precios son bajos, es porque la oferta supera a la demanda y esto es lo que se tiene que manejar buscando alternativas de mejoramiento económico de los agricultores, vía exportación o, como lo hace el gremio de construcción civil, que cada año, pacta reajuste de salarios y beneficios, pero eso se carga a los consumidores y no al revés como se hace con el agro.

El programa de siembra y cosecha de agua, la intensificación del riego tecnificado como componentes de la II Reforma Agraria, tampoco es novedoso. Desde el 2013 existe el programa “Mi Riego” que se inició con un presupuesto de 384 millones, y el ministro Von Hesse elevó a 1,500 millones de soles, lo que no los tiene esta seudo reforma. Hasta Kuczynski puso en marcha el programa “Sierra Azul” para lo mismo que propone la II Reforma Agraria. Actualmente, hay duplicidad burocrática para reservorios y riego tecnificado que ya vienen ejecutando “Agrorural” y también, “Sierra Exportadora.

Ni hablar de Agrobanco y el crédito agrario, que el presidente anuncia como gran cosa. No se le ha informado al presidente que los agricultores están en situación de insolvencia. Si lo que produzco no alcanza para sostener la familia, ¿Con qué voy a pagar el préstamo? En el mejor de los casos, el campesinado prefiere acudir a la caja municipal de ahorro y crédito antes que Agrobanco. A junio de este año, ellas habilitaron 8 veces más préstamos que Agrobanco, y financiaron al agro 7 veces más en dinero.

 


A junio 2021 las cajas municipales colocaron: 749 millones en tanto que AGROBANCO solo 100. (Fuente: Gerencia de Negocios: Enrique Orézzoli Moreno, 30.09.2021)

Podría seguir tocando los otros puntos anunciados como parte de la II Reforma Agraria, pero para no extenderme más, quizá lo señalado podría ser suficientemente indicativo de las falencias de su concepción y factibilidad. Solo hace recordar la conversión de “la casa de Pizarro” en museo. La conclusión es que el gobierno carece de política agraria. No hay un rumbo definido. El sector está a la deriva.

Planteo por ello, que la nueva administración defina en un resumen ejecutivo las pautas de su gestión gubernamental central, que sirva de orientación a las políticas sectoriales. De este modo, la elaboración de su política agraria podría determinarse de manera sustentable y sostenible, sin recurrir a anuncios fantasiosos. Mucho más útil podría ser, anunciar una reforma del ministerio del ramo, sobre la base de un nuevo enfoque del desarrollo agrario, por ejemplo. Pero eso dependerá de la solvencia de los asesores. Salvo mejor parecer.

Octubre 07/ 2021

Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/

 

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