lunes, 12 de diciembre de 2022

CONTINUIDAD EN LA DISCONTINUIDAD Y LA SOLIDARIDAD EGOISTA

 


El homo sapiens ha conquistado el tercer planeta del sistema solar y se ha impuesto sobre todas las otras especies. No existe rincón en la tierra donde su huella no se encuentre. Pero, ¿cómo ha realizado esta hazaña? A lo largo de milenios fue intuyendo primero y más tarde comprendiendo el funcionamiento de las fuerzas “mágicas” (leyes) de la naturaleza. 

Hoy esa insaciable búsqueda de respuestas continúa. Y no se limita al conocimiento del planeta. Va más allá de las fronteras de la galaxia. Si el promedio de vida de cada generación el 2019 era de 72 y en 1930 de 33 años muy similar a la del paleolítico. Entonces, si la vida de cada generación era tan corta, ¿cómo ha sido posible este gran logro? La respuesta es porque en el homo sapiens, como en ninguna otra especie o subespecie, la experiencia pasa de unos a otros, se trasmite de generación a generación desde el principio de los tiempos homínidos. Esta singularidad es vital para su supervivencia como especie; pero, también, transforma todo conocimiento individual en conocimiento comunitario.[1] David García Colín nos dice al respecto que «“Ayuda”, “auxilio” debieron estar entre los primeros conceptos en los que la humanidad cobraba conciencia de sí misma (…) Con el lenguaje el pensamiento se vuelve patrimonio común de la sociedad e influye, a través del lenguaje y su contenido cultural, en los propios individuos. Al mismo tiempo, con el lenguaje los conceptos se socializan y el pensamiento cobra claridad.»[2] Ayudar a alguien a superar una dificultad es el punto de partida de la civilización homínida, nos dicen. La solidaridad nos hace humanos, muy a pesar de nuestro individualismo genético. El individualismo genético sin el reconocimiento del hombre como un ser que sólo puede existir en comunidad es la base de la ficción de la libertad absoluta, es decir, la autonomía del espíritu kantiano en oposición a la heteronomía.[3]

Asimismo, se constata en innumerables estudios arqueológicos y antropológicos que el homo sapiens desde sus más remotos orígenes se distingue por su capacidad innovadora o creadora. Algunos individuos destacan más que otros en esa capacidad. Sus descubrimientos o invenciones los hace sobresalir por encima del resto de sus contemporáneos. Pero, esto no significa que sus logros sean exclusivamente individuales. Sus logros, se apoyan en el conocimiento precedente y simultaneo, son estimulados por las necesidades y se forjan con los recursos que su tiempo le pone a su disposición.

La madre de la inventiva es la necesidad. Y la necesidad inventó la colaboración; pero no solo la colaboración, sino también la capacidad imitadora o copiadora de los homínidos. Platón decía que apenas una idea genial sale de la boca del creador esta se generaliza entre sus contemporáneos. De un genio brota una idea y esta se populariza en un tris cuando llega a los oídos o la mirada de sus coterráneos (copyleft). Mucho antes, que el homo sapiens se convirtiera en la especie dominante, el plagio fue el artilugio que permitió a la especie ser lo que hoy somos. Los humanos somos copistas desde Ab initio de los tiempos. Práctica que hoy es conocida como ingeniería a la inversa. Así y sólo así, las ideas avanzadas de uno se transforman en ideas avanzadas de todos y las ideas avanzadas de todos sirven de base para los nuevos descubrimientos que destacan los atributos del inventor. Esa es la singularidad de los procesos del conocimiento humano que nos distingue del resto de las especies.

Los humanos, desde tiempos inmemoriales, para avanzar hemos continuado los éxitos de las generaciones precedentes. Solo cuando un gran cataclismo o por la invasión de una cultura inferior, el acervo o conocimiento adelantado se pierde hasta que varias generaciones posteriores redescubren los logros pretéritos. El conocimiento de la edad antigua greco romano, por ejemplo, sólo se recupera en el Siglo de las Luces después del oscurantismo medieval.[4]

Asimismo, en el proceso de lucha por sobrevivir en la naturaleza salvaje, los homínidos desarrollamos una herramienta sui géneris, esto es, nuestra extraordinaria capacidad de abstracción:

“Según Marx, ninguna colmena u hormiguero o cualquier otra prodigiosa construcción de los insectos y animales en general puede ser confundida con la obra de un arquitecto, que construye primero idealmente (en ese "simulador" de lo posible, se diría hoy, que es el cerebro del hombre) y luego reproduce en la práctica ese modelo ideal, operando á dessein (deliberadamente) una selección parmi les possibles (entre las posibles), que por otra parte nos ayuda a comprender, de modo materialista, la anterior selección parmi les existants (entre los existentes); la anatomía del hombre, agrega Marx, es lo que nos ayuda en realidad en la comprensión de la anatomía del mono e, igualmente, en el ámbito de la historia misma del hombre, el trabajo aparece de un modo más manifiesto y en su estado "puro", como trabajo abstracto y sans phrase (sin sentido), en la sociedad más evolucionada como es la capitalista, de manera que sólo entonces se puede captar la función básica en el proceso formativo de cualquier anterior actividad humana”.[5]

Es así como un conocimiento comunitario nos salvó de la extinción frente a otras especies depredadoras. Un conocimiento comunitario a su vez nos salvará de nosotros mismos. En todo ese proceso histórico natural de los homínidos, el trabajo es la llave maestra de toda nuestra evolución y desarrollo socio económico. La escuela de trabajo, ya desde los orígenes del homo sapiens, era la manera como se garantizaba la continuidad de la cultura o logros de la especie.[6]

Hace 250.000 años atrás ya había homínidos de nuestra especie con una secuencia idéntica de ADN a la que tenemos hoy. Los cazadores – recolectores se adaptaron mejor en la era geológica (el Pleistoceno). Adaptación y evolución caminan acompañadas. La selección natural durante miles de años cumplió su función. Solo quienes estaban genéticamente mejor adaptados a condiciones extremas fueron capaces de dejar descendientes. La selección natural favoreció a quienes tenían una ambición desmedida por tener más y más. Sin embargo, las duras condiciones de vida y la competencia, con otras especies por los escasos recursos, los obligo a subordinar la ambición a la solidaridad. La necesidad invento la solidaridad, pese al natural egoísmo del individualismo genético. Solo así logramos sobrevivir durante cientos de miles de años en la dureza del Pleistoceno.[7]

Los grandes cambios tecnológicos que marcaron un antes y un después en la historia humana, desde el uso del fuego y las herramientas de piedra hasta la electricidad, los actuales dispositivos electrónicos, la mecánica newtoniana y la mecánica cuántica, comenzaron en la mente de un puñado de "genios creativos" y luego se expandieron libremente sin que nadie reclamara derechos de autor. La ciencia matemática, física, química, astronomía, psicología, filosofía, política nos ha dejado nombres imperecederos por sus geniales intuiciones o logros. En política tenemos personajes que tramontan los tiempos y la historia de sus respectivos pueblos. Estos son recordados como hombres o mujeres que encabezaron o lideraron movimientos populares que hicieron saltar la historia social hacia un nuevo escalón socioeconómico. Genios creativos como Lenin rompieron la continuidad en sus pueblos conduciéndolos hacia una nueva era. Mariátegui entendió muy bien la importancia de continuidad y ruptura en la lucha de clases para hacer saltar la historia social.

Solidaridad y trabajo[8] nos están alejando del reino animal y, a la vez, reintegrando a la naturaleza. Nos aleja dejando atrás los instintos depredadores y egoístas propios del salvajismo animal. Nosotros, los homínidos, somos el mecanismo más complicado y más perfecto en cuanto a su diseño en el universo conocido. La apropiación del trabajo ajeno (propiedad privada) produjo o desencadenó la sensación de superioridad sobre todas las formas de vida, incluidas las de sus semejantes (esclavitud – servidumbre – asalariado). Sin embargo, llegada de la sociedad humana a la forma más avanzada y última de las relaciones de producción basada en la propiedad privada. El despegue de las ciencias rompe con los tabúes autoimpuestos de la edad media. “A la humillación biológica (Darwin) y a la humillación cosmológica (Copernico), Freud podría haber agregado un tercer precedente: el de la humillación ideológica, causada por el materialismo económico (Marx), en pleno auge de la filosofía idealista.”[9] Toda esta revolución en el conocimiento, que continúa en la actualidad, nos permite comprender la biología del egoísmo y del altruismo. Y es que egoísmo y solidaridad siempre van unidas, formando la unidad dialéctica: solidaridad egoísta o egoísmo solidario. Solidaridad sin egoísmo o egoísmo sin solidaridad no existen. Cuando la solidaridad prevalece o predomina, el egoísmo está sometido por el interés superior. Cuando el egoísmo es más fuerte, la solidaridad está limitada a los intereses individuales o de clase. Excluir u oponerlas en la valoración del comportamiento humano es un sin sentido, porque el egoísmo está en nuestro ADN y puede ser dominado por la solidaridad. Solidaridad nacida de la certeza de que los humanos somos seres eminentemente sociales antes que individuos solitarios.

“Todos los méritos del rápido progreso de la civilización se atribuyeron a la cabeza, al desarrollo y a la actividad del cerebro (biología del egoísmo); los hombres se acostumbraron a explicar sus actos por sus pensamientos en vez de explicárselos partiendo de sus necesidades (las cuales, ciertamente, se reflejan en la cabeza, se revelan a la conciencia), y así fue como surgió, con el tiempo, aquella concepción idealista del mundo que se ha adueñado de las mentes, sobre todo desde la caída del mundo antiguo. Y hasta tal punto sigue dominándolas todavía, hoy, que incluso los investigadores materialistas de la naturaleza de la escuela de Darwin no aciertan a formarse una idea clara acerca del origen del hombre porque, ofuscados por aquella influencia ideológica, no alcanzan a ver el papel que en su nacimiento desempeñó el trabajo.”[10]

Sin embargo, la biología genética del individuo sólo puede desplegarse o actuarse en comunidad. El hombre es único porque cobra conciencia de sí mismo en la naturaleza y, a la vez, es “el animal vertebrado en el que la naturaleza cobra conciencia de sí misma.”[11] El hombre, entre los animales, es único porque está dominado por la cultura, por influencias aprendidas y transmitidas de una generación a otra. Algunos afirmarán que la cultura es tan importante que los genes, sean egoístas o no, son virtualmente irrelevantes para la comprensión de la naturaleza humana.[12] El homo sapiens domina la naturaleza si la obedece, de esa manera hace que sirva a sus fines. Esta es la diferencia sustancial entre el hombre y los demás animales, diferencia debida también al trabajo. Esta habilidad para el trabajo productivo desempeña un papel decisivo en el grado de superioridad y de dominio del hombre sobre la naturaleza: el hombre es, entre todos los seres, el único que ha logrado un dominio casi absoluto en la producción de alimentos. Y este dominio a calado hondo en la creencia supersticiosa de la superioridad del hombre sobre la naturaleza. Olvidando que él es un producto dependiente y creación o producto de la naturaleza.

“Si nos rindiéramos a la inteligencia de la naturaleza, podríamos crecer firmes como los árboles,” afirma el poeta[13].

Marx dice que el trabajo es una actividad específica donde los homínidos pueden expresar su humanidad. Sin embargo, esta realización del “ser humano”, mediante el trabajo, cobra vida en un producto que se convierte en externo o ajeno al creador. Es creado por él y al mismo tiempo se ve despojado de él. El productor “libre” (ya sea biólogo, físico, programador, nano tecnólogo o un simple obrero) es despojado de sus productos en tanto vende su trabajo intelectual o manual al empleador. Y el trabajador no puede rescatar su producto porque está forzado a comprarlo. La noción de compra implica que su producto le ha sido arrebatado, es decir, enajenado. Ese es el lado negativo del trabajo bajo las condiciones de explotación capitalista. Pero, ese lado negativo de la moderna esclavitud del trabajador facilita el entendimiento de los procesos históricos (conciencia de clase) que conducen a la realización del homo sapiens como un verdadero ser humano; sin embargo, en tanto la propiedad privada sea la forma dominante en las relaciones sociales el productor se convierte en cosa, una mercancía sujeta a compra y venta, hecho insoslayable que será superado por ellos mismos, los esclavos asalariados.

El hombre cosa moderno sólo puede ser superado en la vida genérica como un ser genérico en el trabajo mancomunado. El hombre cosa (mercancía objeto de transacción) es superado por un ser humano socialmente natural en la vida productiva basada en la cooperación de individuos distintos pero universales. Cooperación histórico – universal que se realizará o materializará colectivamente mediante el control y dominio consciente de la economía y la política. El hombre cosa se transformará de esclavo (productor) a administrador y productor de su propio destino sometiendo a los modernos esclavistas (propietarios de los medios de producción o capitalistas) e integrándolos a un nuevo orden.

El enfrentamiento entre egoísmo solidario (burguesía) y solidaridad egoísta (proletariado) será superada en la lucha de la especie por sobrevivir, por impedir la destrucción del planeta y la humanización del homo sapiens. La necesidad nuevamente cumplirá su rol en el desmonte de la dictadura del egoísmo solidario. Dictadura nacida de la acción de unos hombres (minorías) sobre otros (mayorías) que se ha impuesto como potencia absolutamente extraña a la naturaleza humana. La necesidad mueve montañas colocando lo que está parado al revés, patas para arriba; es decir, el egoísmo solidario será dominado por la solidaridad egoísta. El interés humano superior se impondrá sobre los infames intereses de las minorías plutocráticas.

La continuidad en la discontinuidad generacional nos ha permitido convertirnos en amos del planeta tierra. Sin embargo, ese mismo proceso lleva a cuestionar la superchería de la superioridad del hombre en la naturaleza o del hombre sobre el hombre. El comunocentrismo[14] superará al antropocentrismo conforme la conciencia ecocomunitaria se imponga en el cerebro colectivo de la humanidad.

Y es así como ese hilo de continuidad en la discontinuidad generacional nos ha convertido en líderes (pésimos o inmaduros, pero a fin de cuentas líderes), de TODAS las especies del planeta.

Tacna, 08 diciembre 2022

Edgar Bolaños Marín

https://tacnacomunitaria.blogspot.com/



[1] “…la cognición humana se extiende al mundo físico y al cerebro de los demás: es, en gran medida, una actividad de grupo, no individual, porque dependemos de los otros para razonar, juzgar y tomar decisiones… La supervivencia y el éxito humanos son el resultado de la herencia de grandes cuerpos de información transmitida culturalmente, que se acumula y se agrega a lo largo de generaciones para producir adaptaciones culturales. / Y concluye: por lo tanto, nuestra inteligencia aparente se deriva más de nuestros cerebros colectivos, que de nuestra inteligencia individual. Algo que también está asociado a la innovación, tal como ha planteado, entre otros, el profesor asociado de psicología económica en la London School of Economics, Michael Muthukrishna. / Los investigadores añaden que la cognición humana es en realidad una empresa colectiva y que, por lo tanto, no se encuentra dentro de un solo individuo.” https://tacnacomunitaria.blogspot.com/2021/11/el-conocimiento-es-una-propiedad.html

[3] Heteronomía, condición de la voluntad que se rige por imperativos que están fuera de ella misma. Autonomía, condición de quien, para ciertas cosas, supone que no depende de nadie. Sin embargo, siendo la heteronomía la base decisoria, la autonomía cumple su función en el sesgo de la decisión; es decir, ambas forman una unidad dialéctica en la toma de decisiones.

[4]  Isaac Asimov en su obra La alta edad media escribe: «Boecio fue el último rayo de luz que iluminó la posterior oscuridad. La expresión “Edad Media” no se usó en la Edad Media, por supuesto. Los hombres de la época pensaban que su época constituía los “tiempos modernos”. Pero siglos después de Gregorio, se redescubrieron los clásicos de Grecia y Roma, y los sabios empezaron a pensar que había un renacimiento, o reanudación, del saber, mofándose entonces del abismo de mil años entre el saber antiguo y la resurrección de éste, y a hablar de la “Edad Media” que hubo entre ellos. Los primeros siglos de ese período, los siglos de los que trata este libro, son llamados a veces “las edades oscuras”, porque en ellos el saber cayó muy bajo.» Isaac Asimov, La alta edad media 2, Versión digital pdf

[5] Giuseppe Prestipino, El pensamiento filosófico de Engels, Siglo veintiuno editores, sa. Primera edición en español, 1977, pág. 194-197

[6] Un estudio de Nuria Castañeda, investigadora del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en España, revela cómo, hace unos 7.000 años, comunidades neolíticas organizaban su trabajo en torno a una mina de sílex (Casa Montero). Lo descubierto indica que las tres actividades principales en torno a la mina (extracción de sílex, producción de láminas y aprendizaje de los más jóvenes) tenían lugar armónicamente sin entrar en conflicto por el uso de la misma materia prima. En la investigación del análisis de 822 piezas se observan tres niveles de destreza en la talla del sílex: experto, aprendiz avanzado y aprendiz inicial. “El sistema organizativo de la mina era una especie de red en la que el aprendizaje de talla se interrelacionaba armónicamente con la producción de láminas y el aprendizaje de los más jóvenes”, explica la investigadora. Casa Montero era un centro de producción de láminas de sílex, las cuales eran usadas como hoces por las primeras comunidades neolíticas al interior de la península. Pero sobre todo era un centro de transmisión del conocimiento, favorecido por las reuniones de pequeños grupos que tenían lugar en los eventos mineros. “Todos los miembros de estas comunidades acudían a la mina —argumenta Castañeda—, donde los niños y jóvenes obtenían conocimiento, experiencias sociales y materia prima. Los miembros más jóvenes ofrecían ayuda como mano de obra en la extracción de sílex, garantizando la continuidad del sistema en el futuro al aprender a tallar”. Fuente: https://noticiasdelaciencia.com/art/42971/mineros-de-hace-siete-mil-anos

[7] https://www.levante-emv.com/tendencias21/2022/07/27/idea-suicida-crecimiento-continuo-genes-71776094.html

[8] “El desarrollo del trabajo ayudó por fuerza a unir a los miembros de la sociedad entre sí, al incrementar los casos de ayuda mutua y actividad conjunta, y poner en claro la ventaja de esta actividad conjunta para cada individuo.” F. Engels, “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”, en: Dialéctica de la naturaleza, México, Grijalbo, 1983, p. 140.

[9] José Carlos Mariátegui, La defensa del marxismo, versión electrónica.

[10] Federico Engels, Dialéctica de la naturaleza, versión electrónica.

[11] Federico Engels, Dialéctica de la naturaleza, versión electrónica.

[12] Daukins, El gen egoísta, 1989, versión electrónica

[13] Poeta Austriaco, Rainer María von Rilke, nació en Praga, Bohemia, en aquellos tiempos Imperio austrohúngaro, el 4 de diciembre de 1875 y falleció en Suiza, 29 de diciembre de 1926

[14] El comunocentrismo es el nombre que recibe el predominio de la comunidad por sobre la sociedad a la hora de pensar a la primera como la forma de sociabilización natural, originaria y verdadera.

 

Comentarios:

Estimado Edgar:

Muy buen trabajo. Es creativo, es original y está muy bien escrito. Te recomiendo que lo envíes a Rebelión. Es necesario que en el marco de la izquierda transformadora existan muchos colores y muchos matices. Me agrada en tu texto su dialéctica, no oponer los contrarios de forma absoluta, sino que los presentes condicionándose mutuamente.

Un abrazo y felicidades,

Francisco Umpiérrez

https://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com

 

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