martes, 7 de febrero de 2017

HILDA TÍSOC LINDLEY: JUAN PABLO CHANG NAVARRO, UNA BIOGRAFÍA DE NUESTRO TIEMPO



En Quebrada del Yuro fue capturado junto al Che Guevara y el combatiente boliviano Simón Cuba “Willi” y pasado por las armas el 8 de octubre de 1967.



Juan Pablo Chang Navarro
(1930 -1967)
Una biografía de nuestro tiempo

Hilda Tísoc Lindley (1)

Juan Pablo Chang Navarro (1930-1967), fue un político comunista peruano, participante de las guerrillas
de Perú y Bolivia en los años sesenta.

Juan Pablo Chang nació en la ciudad de Lima, capital del Perú, en 1930, el mismo año en que el movimiento popular entró en una importante fase ascendente de sus luchas reivindicativas y políticas; año en que llegó a su fin el “oncenio” del dictador Augusto B. Leguía y en que falleció José Carlos Mariátegui, fundador del Partido Comunista Peruano y ejemplo de vida fecunda y militante para los revolucionarios de nuestra América Latina.

El hogar en el que pasó su niñez y adolescencia era, en el aspecto material y espiritual, similar al de cualquier familia de la pequeña burguesía citadina, salvo el hecho de la presencia de la  tradición china, por parte de su padre, Juan Pablo Chang Navarro, quien caso con Dionisia Lévano, su madre, al poco tiempo de radicar en el Perú.
Muchas familias china-peruanas como las Chang, en lo que va de este siglo, se han incorporado a la vida y a los requerimientos políticos del pueblo peruano. En ese sentido, Juan Pablo Chang no hizo más que adherir, con su vida, al legado histórico de otros notables descendientes chinos muy estimados por nuestro pueblo.  Tal es el caso del destacado sindicalista obrero Adalberto Fon –Ken y a Pedro Zu-Len, defensor inveterado de los campesinos indígenas, frente a la explotación y opresión  terrateniente e imperialista.
En la segunda mitad de los años treinta, hizo sus estudios primarios en una escuela limeña.  Los estudios secundarios los realizó en la gran unidad escolar “Alfonso Ugarte” de Lima.  En 1945, en plena campaña del Frente Democrático Nacional que lanzó la candidatura del Dr. Luis Bustamante y Rivero, contactó con la Juventud Aprista y se vertebró a sus filas.  Los últimos años de secundaria, los cursó combinando los estudios con la labor de propaganda política.
Su certificado del 5to.de secundaria (1947), da algunos elementos sobre su calidad de alumno avanzado.  Sus calificaciones más altas fueron en Historia del Perú y Economía Política, lo que sin lugar a dudas, influyó en su ulterior elección universitaria y política.  En cambio, en las asignaturas de Educación Básica e Instrucción Pre-Militar, obtuvo los calificativos más bajos, lo que reafirman los testimonios de amigos y familiares sobre sus carencias físicas, compensadas largamente por sus virtudes políticas, tempranamente manifiestas en sus años de militancia aprista.
En 1948, ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y participó activamente en las asambleas y manifestaciones políticas de los universitarios. El régimen demoliberal de  Bustamante y Rivero, había entrado en rápida y franca descomposición. El APRA, otra principal fuerza del Frente Democrático Nacional, que había lanzado la candidatura de Bustamante, preparaba su relevo por la vía militar.
Las vacilaciones y claudicaciones de la dirección del APRA frente a las audaces acciones de los comandos apristas que se inmolaron en El  Callao, Lima y otras provincias del interior, frustraron su acceso el gobierno con la instauración de la dictadura militar del general Manuel A, Odría, el 2 de octubre de 1948, desencadenándose ocho años de persecuciones a militantes apristas, comunistas y dirigentes sindicales y populares.
El exilio del líder aprista Víctor Raúl Haya de la Torre, en la embajada de Colombia, presidido de purgas de los cuadros insurrectos, condujeron a que un fuerte contingente de militantes se sintieran traicionados por la propia dirección del Partido, y salieron de sus filas; entre ellos se encontró Juan Pablo Chang.  En condiciones muy difíciles de perseguido político, dio su examen de admisión para ingresar a la Facultad de Letras en la vieja casona sanmarquina, del Parque Universitario.  Su primer año fue irregular dadas las circunstancias políticas.  La asignatura de Historia de la Cultura logro su mejor calificación (15).  La historia nuevamente aparecía como una materia de significación extra académica, máxime, porque él mismo empezaba a tomar conciencia de ser uno de sus anónimos protagonistas.  Fue encarcelado, durante dos años en la isla-prisión de El Frontón, frente al puerto de El Callao. Las condiciones insalubres de esta prisión, pudo soportarlas estoicamente, a base de autoeducación y debate de las tendencias ideológicas y políticas contemporáneas, así como sobre los problemas del Perú. Entraba así en la fase de ajuste de cuentas con el aprismo y de aproximación al marxismo.

Recordando su valía como estudiantes de la generación universitaria de 1948, Pablo Macera dice:  Juan Pablo Chang nos llevaba a todos nosotros, entre otras, una gran ventaja intelectual y de todos los que entonces conocí que estudiaban en San Marcos, era el que daba una mayor impresión de bondad…
Al concluir sus años de prisión en el penal de El Frontón, fue deportado a la Argentina, gobernada entonces por el general Domingo Perón. Sin pérdida de tiempo, Juan Pablo se inscribió en la Facultad de Letras de la Universidad de Buenos Aires y se vertebró al movimiento estudiantil y revolucionario de ese país.  La lucha contra el peronismo motivaría un segundo momento en su proceso al aprismo, en su versión argentina, saliendo deportado a Bolivia.  La Junta Militar de Bolivia, presidida por el general H. Ballivian Rojas, decidió entregarlo a su símil del Perú.  Al ingresar a territorio peruano, Juan Pablo, haciendo gala de ingenio y habilidad, logro burlar la vigilancia policíaca y se “esfumó”; ingresó clandestinamente por Puno y se quedó a residir varios meses en el Cuzco, donde procuró conservar el anonimato.  La policía inicio su búsqueda en el sur y la capital del país, pero no logró ubicarlo.
En el Cuzco, Juan Pablo asistió a algunos cursos que se impartían en la Facultad de Letras de la Universidad San Antonio Abad.  Sus intervenciones polémicas en el aula y en el medio universitario, atraen la atención de la policía, fue detenido y trasladado a Lima.  Permanece en prisión hasta mayo de 1953 en la cual se entera del triunfo de la revolución boliviana. En la primera quincena de junio, sale al destierro, esta vez a México.  Por entonces contaba con 23 años de edad y cuatro deportaciones.  En tierras aztecas, se instalo en el Distrito Federal.  Vivió en un cuarto de estudiante de la calle de Hamburgo num.77, de la colonia Juárez y el 31 de julio se inscribió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, como alumno de Antropología Social, donde cursó dos semestres.
En el Distrito Federal se vincula al grupo comunista exiliado, al cual se unían otros revolucionarios latinoamericanos, como Jorge Turner (panameño), los hermanos Machado (venezolanos) etc. Entre los comunistas peruanos, destacaba la figura de Genaro Carnero Checa, los poetas Juan Gonzalo Rose y Gustavo Valcárcel, este último también procedente de las filas del aprismo. También participaban, Luis de la Puente Uceda y Manuel Scorza.

En la Escuela Nacional de Antropología e Historia, cursó dos semestres académicos entre julio de 1953 y fines de 1954, en que el régimen del entonces presidente, Adolfo Ruiz Cortinez, decidió expulsarlo del país.
Desde que Juan  llegó a México, participó en diversos actos políticos y de masas, con los exiliados latinoamericanos y los compatriotas deportados. La campaña anticomunista en Latinoamérica, amparada por las dictaduras militares que cambiaban en el continente.  El derrocamiento de Jacobo Arbenz por el golpe militar de Castillo Armas en Guatemala, son el tema de reflexión y denuncia de Juan Pablo y la comunidad latinoamericana exiliada en México.
A fines de 1954, a raíz de la visita del presidente Eisenhower a México, ante el temor del gobierno de que sufriera un atentado, los exiliados latinoamericanos fueron confinados a la cárcel de Bucarelli.  Una delegación estudiantil, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, compuesta por Irene Valencia, colombiana y compañera de Juan Pablo y Cesar Huerta, de nacionalidad panameña, demandaron infructuosamente, su libertad.
El abultado “curriculum” de este joven militante que les mostró la autoridad determinó que la Secretaría de Gobernación lo deportara, esta vez, a Francia, frustrando una vez más sus estudios universitarios.
Las fronteras de América Latina, las que descubrió bajo el fraseario bolivariano del aprismo, se le cerraron.  Le quedaba Europa y desde allá, la búsqueda del retorno y la revolución.
En 1955, llegó a Francia, y rápidamente contactó con exiliados de diversas partes del mundo, principalmente latinoamericanos y africanos, con quienes fortalece sus vínculos de probado internacionalista.  En París conoce a Guillermo Lobatón, dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en las guerrillas del 65.  Entre los africanos, mantuvo estrechos lazos con Marcelino Dos Santos, dirigente del Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO) y más tarde, tras lograr su independencia, vicepresidente de dicha república.  Sus ansias de saber, de poner la academia al servicio de la vida, de la política, lo llevaron a inscribirse como alumno de Psicología, en la Sorbona.
Su vida en la capital intelectual europea, le permitió conocer de cerca la experiencia de las guerrillas argelinas que lucharon contra el colonialismo francés, a pesar de lo exiguo de sus fuerzas.  En mayo de 1955, junto con los exiliados africanos y latinoamericanos, celebró la constitución del Frente de Liberación Nacional (FLN), que definió el camino en la lucha por la liberación del pueblo argelino.  Frente a ello, el Partido Comunista Francés, levantaba las banderas del chauvinismo francés de gran potencia:  el FLN, acusaba al Partido Comunista de Argelia por su renuncia a la lucha armada y de comportarse igual que su símil francés. Esta experiencia marca profundamente a Juan Pablo, que pocos años más tarde se reafirma en el caso de la revolución cubana y se expresará en el seno del Partido Comunista Peruano, del cual es militante.
En 1956 el régimen dictatorial de MANUEL A. ODRIA llegó a su fin. Ante la oposición y el descontento popular, se ve forzado previamente a dar una amnistía, a dejar el mando y convocar a elecciones generales para la presidencia de  la república.  Juan Pablo se acogió a la amnistía y retornó al Perú, se volvió a matricular en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos y ejerció funciones partidarias, de organización y dirección en el seno del Frente Estudiantil Revolucionario (FER).
Para esas fechas, Richard Nixon visitó América  del Sur; en el Perú, decidió visitar la casona de la Universidad de San Marcos, pero su intento es  frustrado, por la bienvenida que le prepararon los lideres universitarios Juan Pablo Chang, Mario Chiappe y Max Hernández:  huevos podridos, “pollos” y pedrea general a la comitiva del tío Sam.
El “Chino” fue encarcelado, al igual que otros estudiantes, en la colonia  penal de El Sepa, en el corazón de la selva peruana. Al obtener la libertad, se dedicó al periodismo en la agencias France Press y Ansa y  a la labor sindical, la que le cuesta dos prisiones más; pero el “Chino”, tiene una vigorosa voluntad y tenacidad para la lucha, su convicción pesa más que cualquier “accidente” de trabajo, en el camino de la vida revolucionaria. Callado y bondadoso pero luchador como ninguno, es el recuerdo de quienes conocieron a Juan Pablo.
En febrero de 1956, se inició una lucha en el seno del Partido Comunista Peruano, contra el oportunismo de derecha, liderado por Jorge del Prado.  Contra esas posiciones de derecha se alineó Juan Pablo Chang. En el transcurso de esta lucha interna, se reivindicó la lucha armada, frente al “cretinismo parlamentario” que quería resucitar, al amparo de la candidatura del oligarca  Manuel Prado, las prebendas conseguidas en su primer gobierno (1939-45), del que por esos años llamaron el “Stalin peruano”.  También se reivindicó el leninismo frente a sus tergiversaciones.
La camarilla de del Prado logró maniobrar con habilidad y resolvió el diferendo ideo político “orgánicamente” en el XI pleno del Comité Central, en septiembre de 1957, con la expulsión de Virgilio Roel, Héctor Béjar, Hugo Blanco, quienes se constituyeron en fracción, a través de periódicos como el “PERÚ POPULAR” y “EL MILITANTE“.  En el año 1959, en XV Congreso Departamental de Lima, se formó el Comité Leninista, organización a la que adhirió Juan Pablo Chang.  En un manifiesto declararon:

la formación del COMITÉ CENTRAL PROVISIONAL (Leninista) no constituye la fundación de un nuevo Partido Comunista. Significa la separación orgánica de la tendencia revolucionaria, de la tendencia oportunista de derecha, única salida para superar la crisis ideológica, política y orgánica, del partido comunista peruano. (2)

Posteriormente, este Comité Leninista se dispersó, algunos regresaron a las filas del Partido Comunista Peruano, previa “autocrítica” de sus posturas izquierdistas, otros sectores se vertebraron a nuevas agrupaciones políticas, como APUIR, Movimiento Túpac Amaru, FIR, ELN. Por último, los menos, quedaron fuera de la escena política peruana.
De la experiencia de la Revolución Cubana y sus precedentes, la Revolución China y más propiamente la Revolución Argelina, Juan Pablo Chang consideró necesario asimilar la formación de un frente revolucionario que aglutinase a todos los núcleos dispersos de la izquierda, que fueron susceptibles de ser unidos, en la perspectiva de que irrumpieran por el camino de la construcción de un movimiento de masas, que fuera la fuente y el respaldo a la lucha armada revolucionaria.  En esta dirección en 1961, promovió la construcción de la “Asociación para la Unificación de la Izquierda Revolucionaria” (APUIR), proyecto que fue duramente atacado por la dirección reformista de Jorge del Prado.
Posteriormente, un año después, aparece la primera respuesta política de tipo programático, bajo una nueva denominación, la del Frente de Izquierda Revolucionaria (FIR), de la cual Juan Pablo fue principal animador. Sus objetivos fueron:
Apoyo incondicional a la ocupación de tierras; reorganización de la CTP y lucha por un pliego único de reivindicaciones; amnistía para todos los presos y perseguidos políticos y sociales; defensa incondicional de la Revolución Cubana; confiscación de todos los latifundios y distribución gratuita de la tierra a los campesinos: nacionalización de las empresas imperialistas; reforma y gobierno de los trabajadores. (3)
 Estos puntos que centraron como problema primario del Perú la cuestión campesina agraria, fueron un intento de rectificación de las tesis obreristas y de voluntarismo pequeño burgués, que hegemonizaron entre los años 1956 y 1961, en el seno de las corrientes antirreformistas.  Este viraje se dio bajo influjo de la experiencia de la Revolución China, pero principalmente bajo empuje y ascenso de las acciones del campesinado peruano de la sierra central con el cual se entrelazaban solidariamente, las fuerzas del Frente Revolucionario del Cuzco, el POR dirigido por Hugo Blanco; el comité Leninista del Cuzco, bajo conducción de Luis Zapata Bodero; una fracción de la Juventud Comunista Peruana. y algunos miembros del APRA rebelde (MIR). El FIR fue penetrado por las corrientes trorskistas, lo cual fue facilitado por la no presencia del PCP y la debilidad ideopolítica de otras corrientes revolucionarias y reformistas.  En Lima, se aproximaron al FIR el Partido Socialista de Luciano Castillo, los Social progresistas y otros núcleos menores.
El FIR, terminó por decantarse y fracasar como proyecto político y unitario y quedó bajo dirección de Hugo Blanco, adherido a la fracción trotskista de Manuel Moreno.  Algunas de sus anteriores fuerzas, se aglutinaron en un organismo electoral denominado Frente de Liberación Nacional (FLN), con participación del PCP, en la campaña electoral de 1962–1963.  Otros cayeron en el voluntarismo pequeño burgués de corte foquista, como el caso del EJERCITO DE LIBERACION NACIONAL (ELN), al cual se incorporó Juan Pablo Chang en 1964. Para entonces, ya se había inmolado el poeta Javier Heraud y otros combatientes del ELN, que fueron emboscados en las selvas de Madre de Dios antes de llegar a su destino.
Respecto a este lamentable suceso, hay versiones contradictorias.  Unos sostienen que fueron los terratenientes quienes avisaron a la policía de la zona de la incursión de los comandos armados, procedentes de Bolivia. otros, sostienen que fueron Holle y Monge, dirigentes del Partido Comunista de Bolivia, quienes pasaron la información al Ministerio de Gobierno y Policía del Perú, vía la Embajada Peruana en La Paz, a fin de descartar la vía armada como el camino para la revolución.  Ello explicaría el por qué los sobrevivientes del ELN que se replegaron en Bolivia, evitaron todo contacto con el partido comunista boliviano.(4)  La falta de documentación impide esclarecer estos acontecimientos, lo que sí se puede señalar es que la columna guerrillera de Heraud no podía haber alterado el ulterior curso de los acontecimientos político-militares de 1965-1967.

Poco tiempo después, en 1965, a Juan Pablo se le vio acudir a las polémicas entre apristas y feristas para las elecciones de la Federación Universitaria de San Marcos y revolucionaria. Luego viajo a Europa. Se sabe de una corta estancia en Checoslovaquia y de su entrenamiento militar en Cuba, al lado del Che Guevara.
Del 3 al 15 de enero de 1966, participó como delegado del ELN en la Conferencia Tricontinental de La Habana, en la que se constituyó la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia a y América Latina (OSPAAAL) que tuvo como sede la ciudad de La Habana.
El 16 de enero de 1966, Juan Pablo asiste a la reunión preparatoria de 27 delegaciones para la constitución de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), que decide celebrar su I Conferencia en agosto de 1967.
Entre los meses de julio y septiembre de 1966 se adiestra militarmente al lado del núcleo de voluntarios que comandó el Che Guevara. En ese mismo periodo los peruanos José Cabrera Flores (“el negro”) y Lucio Galván (“Eustaquio”) se encontraban ya en Ñancahuazú; ambos al igual que Juan Pablo eran militantes del ELN.  El “Chino” no tardó en juntárseles; ya para fines de 1966 estaba encargado de la comunicación con las fuerzas interiores en el Perú y de la responsabilidad directa de coordinar allí la instalación de un nuevo frente, a punto de entrar en acción, con el cual debía realizarse más tarde la reunión.(5)

A fines de 1966 la guerrilla del ELN era derrotada y desarticulada en las montañas de Ayacucho en el Perú.  Héctor Béjar (“Calixto”) en esa época el dirigente guerrillero cayó prisionero, poco tiempo después colaboró con la dictadura militar.  Pero estas noticias no desanimaron a Juan Pablo, o en el mejor de los casos no supo evaluar (dada la información fragmentaria que llegaba a Nañcahuazú) el descalabro del ELN en Perú, ya que no hay otra manera de interpretar el texto redactado por el Che Guevara sobre una conversación sostenida con el “Chino” el 2 de diciembre de 1966, en la que relata:
temprano llegó el Chino, muy efusivo. Nos pasamos el día charlando. Lo sustancial: irá a Cuba e informará personalmente de la situación, dentro de dos meses podrán incorporarse cinco peruanos, es decir, cuando hayamos comenzado a actuar; por ahora vendrán dos, un técnico en radio y un médico que estarán algún tiempo con nosotros. Pidió armas y accedí a darle una BZ, algunas máusers y granadas y comprar M1 para ellos. También decidí darle apoyo para que enviaran cinco peruanos a establecer enlace para pasar las armas para la región cercana a Puno, del otro lado del Titicaca. Me contó de sus cuitas en el Perú, incluso un audaz plan para liberar a Calixto que me parece un poco fantasioso, creo que algunos sobrevivientes de la guerrilla están actuando en la zona, pero no lo saben a ciencia cierta, pues no pudieron llegar hasta la zona.
Lo demás de la conversación fue anecdótico. Se despidió con el mismo entusiasmo partiendo para La Paz; lleva fotos nuestras…..(6)

Luego en el núcleo combatiente del Che, a pesar de que otras eran sus funciones y compromisos militares.  En el inicio prematuro de las acciones guerrilleras, se entregó de lleno a construir un perfil de combatiente ejemplar; poco importan sus deficiencias físicas, su miopía extrema y su delicada salud originada en las frecuentes prisiones y destierros por adherir a un ideal; Juan Pablo es puesto como ejemplo por el Che ante la guerrilla un 29 de junio de 1967, de cómo no desmayar, modelo de entusiasmo y convicción.  Juan Pablo es un modelo de recia voluntad y espíritu de sacrificio. Siempre modesto, siempre sonriente, jamás flaqueó.  Fue fiel hasta la muerte a sus convicciones revolucionarias e internacionalistas”.
 Poco importan las diferencias que nos separen en torno al camino de la revolución, frente a su capacidad de entrega, a la vida nueva y al estudio.  Pese a sus tropiezos errores y caídas, Juan Pablo, camarada inmensamente humano es ejemplo de revolucionario del pueblo y para el pueblo.

Notas:
[1] Ateneo de Estudios Peruanos-Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH ), México, D.F., Cuicuilco, Noviembre De 1981
[2] Perú Popular: enero de 1959
[3] “Revolución Peruana”, Lima 25 de septiembre de 1962
[4] Véase, carta abierta de Oscar Zamora al Primer Ministro de Cuba, Fidel Castro. Bolivia, octubre de 1967
[5] Regis Debray la guerrilla del Che.
[6] del Diario del Che Guevara.

Fuente:
Pacarina del Sur. Revista trimestral.  Pensamiento crítico latinoamericano.
Editor:  Ricardo Melgar Bao.
Instituto Nacional de Antropología e Historia. México.


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Imagen relacionada
Hilda Tisoc Lindley
(Lima 1947 – México DF 2017)









NOTA.- El presente texto se ha reproducido en Lima el 04 de febrero del 2017, al conmemorarse un mes del sensible fallecimiento en la ciudad de México de Hilda Tisoc Lindley.  (rengifoantonio@gmail.com)

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