viernes, 24 de febrero de 2017

EDUARDO GRILLO FERNÁNDEZ: UN SUBVERTOR





Lima, Unidad Vecinal N°3,
Enero 03 del 2017




EDUARDO GRILLO FERNÁNDEZ
(1938 - 1996)
Los verdaderos revolucionarios,
 no proceden nunca
como si la historia empezará con ellos.
Mariátegui, J.C.:
Heterodoxia de la Tradición
(1927)

            Aunque se desprofesionalizó, daré como referencia que fue ingeniero agrónomo con Postgrado en Fitomejoramiento. Cursó estudios superiores en la Universidad Nacional Agraria La Molina de Lima.  Los estudios secundarios en el Colegio Nacional Dos de Mayo del Callao.  Nació 3 de enero de 1938 en el distrito de Salas del Departamento de Lambayeque. Falleció súbitamente el 23 de abril de 1996 en el distrito de Chucuito del Departamento de Puno Fue inhumado en Lima bajo ritual andino.

             Desde joven tomó distancia y se enfrentó a las modas académicas y posiciones acomodaticias. Valiente y sencillo como para navegar de bolina en la vida y transitar a contracorriente. Irradiaba una simpatía innata y tenía sentido del humor.  Con esa configuración de su personalidad, los que discrepaban con Eduardo sabían que estaban ante un hombre digno, sin dobleces.

            En concordancia con sus impulsos vitales y viajes al interior de nuestro país, iba escribiendo;  sus artículos; textos que están dispersos en cualquier publicación que quisiera acogerlos, sin recibir remuneración alguna.  Sabía escribir de la manera más difícil; es decir, con sencillez y profundidad. 

            Ha colaborado en “La Revista Peruana de Epidemiología” de diciembre de 1994 con el artículo:  Sabiduría Andino-amazónica y Conocimiento Científico.  También colaboró en la revista “Cuadernos Médico-sociales” con El hambre en el Perú (Nos. 11 y 12, correspondiente a los años 1980 y 1981, respectivamente), y con ¿Es el suelo agrícola en el Perú, un recurso natural? (No. 10, año 1980) y Acerca de Nuestra Comunidad Indígena y el reformismo Político e intelectual.  Nota con motivo de la segunda edición de “Nuestra Comunidad Indígena" de Hildebrando Castro Pozo. (No. 8, año 1980). Igualmente ha publicado en las revistas “AgroNoticias”, “Revista Andina”, “Perú Indígena”, etc.

            Resultó justificable contar con la colaboración de Eduardo Grillo en una revista médica, pues, -con un "jalón de orejas"- nos hacía perceptibles y comprensibles el efluvio de las entrañas de nuestra tierra. Dicho en otras palabras, nos mostraba el etnocentrismo de la formación universitaria y lo útil de las despreciadas "cosas de indios".  Así como el sociólogo, el urbanista, el epidemiólogo y aún el dedicado a la llamada -"epidemiología molecular" deben poseer una actitud mental abierta, capacidad de asociación de ideas y capilaridad intelectual para traspasar fronteras académicas y, de esta manera, explicar, conjurar o prevenir situaciones problemáticas de salud.

            Desde joven tuvo ideas originales y se identificó con las causas populares. Cuando estudiaba en la entonces exclusiva Universidad Agraria La Molina, lo expulsaron en junio de 1961; la comisión investigadora nombrada por el consejo universitario lo sindicó como autor intelectual y material del comunicado aparecido en la vitrina de los estudiantes en el que “difamaba” a los profesores y autoridades. Al año fue reincorporado.

            Ya de agrónomo, trabajó en la Administración Pública un buen tramo de su historia ocupacional.  Llegó a ser Director Adjunto Técnico de la Dirección General de Informática y Estadística del Ministerio de Alimentación en enero de 1975. Director General de la Oficina de Biometría y Diseños Experimentales del Instituto de Investigación Agraria (INIA) en 1979. Director General de Planificación del INIPA.  En agosto de 1987, cuando ocupaba el puesto de asesor de la Jefatura del INIPA, solicitó su cese.  Con Grimaldo Rengifo Vásquez y Francis Greslou  constituyeron la ONG Proyecto Andino de Tecnologías Apropiadas Campesinas (PRATEC).

            En la Administración Pública trató creativamente las técnicas y procedimientos estadísticos para aplicarlos con la participación campesina y, de esta forma, sirvan de utilidad  para ellos mismos. En su labor trataron de neutralizarlo, ya que de no haber contado con cierto apoyo de algunos personajes con reconocimiento científico, lo hubieran defenestrado.

            Recién en PRATEC pudo hacer lo suyo, concuasar con la vida campesina; unimismar en su persona trabajo y vida, evitar la disociación esquizoide entre el pensar y el sentir. Eduardo se comprometió con la vigorización de la cultura andina y sus prácticas. 

            En un estilo testimonial escribió críticas a la ciencia y a la epistemología occidental moderna, a las ideas y conceptos del desarrollo.  Estas críticas son escasas en Latinoamérica, mas no así en La India o China. También criticó la currícula de las facultades de agronomía, pues son funcionales para la agricultura de zonas templadas, cultivos europeos o cultivos híbridos; y para organizaciones agrarias ajenas a las del campesinado andino. Escribió para recuperar o prevenir a los estudiantes de origen campesino al  profesionalizarse y ser "agentes del desarrollo". Así continuó su peregrinaje por el Perú hasta siempre. Finalmente, para apreciar el modo de pensar y sentir de Eduardo lo citaremos:

En estas condiciones, propias exclusivamente del occidente moderno, se hace imprescindible la "autoestima" porque allá la cotidianidad es el continuo negociar entre individuos, es el enfrentarse en el afán de imponer los propios fines convirtiendo a todos los demás en meros medios para alcanzar los propósitos de uno. En este ambiente en el que uno está desamparado y en competencia con los demás, es imprescindible la autonomía de acción, esto es, el depender exclusivamente de las propias decisiones, siendo entonces la autoestima la que lleva al fortalecimiento de la condición del individuo frente a los demás. La autoestima es el recurso desesperado en la búsqueda de la afirmación en sí mismo del solitario. El que se autoestima lo hace porque no tiene quien lo estime. La autoestima es un sucedáneo de la estimación de los demás hacia uno. La autoestima es síntoma de la degradación a que han llegado las relaciones entre los seres humanos en el occidente moderno.

            El fragmento expuesto más el que se suma ahora nos aproxima al conocimiento de la tesitura de la voz de Eduardo.  Nos referimos a la Presentación del libro Cultura andina Agrocéntrica editado en Lima el año 1991 por el Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas (PRATEC):

            Este libro reúne algunos trabajos de los miembros del Pratec.  Tratamos de mostrar, a quienes viven en los Andes; pero han sido educados según los preceptos de la cultura occidental, algunas cualidades relevantes de la cultura andina.  Rechazamos así las pretensiones de universalidad y de superioridad de aquella.

            Aquí no se pide para el “indio” oportunidades de acceso a las ventajas de los “avances” de occidente mediante la educación ni se trata de demostrar que la sabiduría de los pueblos andinos “también” es científica.  No estamos interesados en reivindicar lo andino en términos de occidente.  Nos esforzamos, más bien, por marcar la diferencia cualitativa entre ambas culturas; así como por mostrar la vigencia de la cultura andina en la vida cotidiana de las grandes mayorías poblacionales de nuestro país.

            El Pratec asume esta difícil tarea de esclarecimiento porque considera que es su deber impostergable.  Presentamos aquí nuestros primeros avances en el tratamiento de las diferencias sustanciales de las culturas andina y occidental moderna en temas tan centrales como saber, organización, lenguaje, religiosidad, política, arte, agroastronomía, visión endógena del desarrollo de la cultura andina, y, vigorización de las colectividades andinas.  Volveremos sobre estos asuntos tantas veces como nos sea posible, para fortalecer nuestras posiciones y asimilar las críticas que se nos hagan, pero desde ahora mismo queremos iniciar el debate inédito de contrastar lo andino con lo occidental moderno.

            Nuestros intelectuales y técnicos por lo general aceptan como única verdad el modo de vivir propio del Occidente moderno.  No se atreven a criticarlo.  Si nuestra realidad no cabe en los moldes que manejan, entonces asumen que ello se debe tan sólo a un problema de procedimiento y que, por lo tanto, hay que mejorar los métodos de extensión y comunicación.  No admiten que la dificultad se pueda deber a que están tratando con una realidad diferente a la contenida en sus libros de consulta.

             Nuestros intelectuales y técnicos no quieren (quizás porque no les conviene) darse cuenta que en nuestro medio toda introducción de tecnologías –ya sea “de punta” o la “apropiada”, ya sea en ámbitos tan disímiles como la política o la agricultura, pasando por la comunicación y la medicina- no responde a necesidades endógenas sino al interés del capital trasnacional, a la necesidad de la expansión del mercado mundial.

            El capital trasnacional a través de las entidades trasnacionales que han creado con tal propósito, se empeñan en administrar a todo el mundo dentro de un orden único que esté al servicio del afianzamiento de su poder.  Los intereses hegemónicos de Occidente son oficializados y convertidos en normas universales por sus testaferros:  El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, las Naciones Unidas.  Consecuentemente, nuestros intelectuales y técnicos consideran que su deber es “alinearse” acríticamente con esa normatividad y consagrarse a su aplicación y cumplimiento.  Igual ocurre con nuestras instituciones de la modernización.  Así, pues, toda la oficialidad está al servicio de los intereses del capital trasnacional.

            Pero, por el contrario, el modo de ser y vivir del pueblo andino y de su propia cultura es la heterogeneidad, la variabilidad, la dinamicidad.  Nada más lejano que las pretensiones de homogenización y normalización universales.  De ahí la incompatibilidad de nuestros intelectuales y técnicos; así como de nuestras instituciones oficiales (estatales o no) con el pueblo andino y su cultura.

            El Pratec presenta este libro en cumplimiento de su obligación de participar en la discusión acerca de la caracterización de la cultura andina y de sus propias posibilidades para hacer florecer la vida en los Andes, así como en su cumplimiento de su obligación de rechazar toda forma de intromisión imperialista.
Eduardo Grillo Fernández

            Esta Presentación a Cultura Andina Agrocéntrica constituye el pórtico del PRATEC.  De ahí se infieren lineamientos de política institucional.  

            En la actualidad se comprueba la certidumbre de las profecías panteístas de Eduardo Grillo.  Profecías inducidas por su compenetración con la agricultura campesina milenaria.

            Ha quedado atrás la época en que acuñaron el apodo: Pratecos, para injuriar y desacreditar a los miembros de la institución que integraba Eduardo.

NOTA.- La presente publicación del 03 de enero del 2017 es una edición revisada y ampliada. Originalmente se publicó en la Revista Peruana de Epidemiología - Vol. 9 Nº 2 Lima, diciembre de 1996; pp. 60 y 61.- Antonio Rengifo Balarezo


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