martes, 17 de marzo de 2020

RAZONANDO CON LA DIALÉCTICA


Este es el título del libro de mi autoría que muchos de ustedes ya conocen y que puede ser descargado del siguiente enlace:
Los seres humanos se diferencian de los demás seres vivos porque razonan y procesan pensamientos. El ¿Por qué?, está presente en nosotros desde que adquirimos la capacidad de razonar a muy temprana edad. Razonar nos ayuda a entender todo lo que sucede en la vida humana y más allá de su entorno hasta el infinito universo. El razonamiento es lo que da destreza a las personas y los hace más inteligentes.
El conocimiento otorga sabiduría. El deseo de saber, nos hace averiguar y así, vamos acumulando conocimientos. Desde que la especie humana apareció sobre suelo terráqueo, sus conocimientos han venido aumentando y resolviendo muchos interrogantes que nos han ayudado a mejorar nuestras condiciones de vida. Cuanto más se razona, más se perfecciona nuestra capacidad de aprender y comprender lo ignorado.
Los pueblos con mayor conocimiento han estado siempre en condiciones ventajosas para someter, a los pueblos de poco conocimiento. Las personas con mayor conocimiento, siempre tienen ventaja sobre los que tienen poco, lo cual suele reflejarse en éxitos y mejores condiciones de vida. Una persona que lee, tiene ventaja sobre el que no lee. Puede dialogar en cualquier grupo social, y puede defenderse mejor en la vida.
Aquel que solo sabe de futbol, no hablará de otro tema porque no sabe más, teniendo que callar frente a personas de mayor conocimiento que lo miran como ignorante.
La riqueza de conocimiento es una palanca de desarrollo humano y esto vale tanto para la persona individual como para la familia, la comunidad social y las naciones. El que cultiva conocimiento siempre tendrá mejores cosechas de productos de vida. Si desde niños aprendemos a cultivar conocimiento, entonces tendremos un buen hábito de vida y nuestra capacidad, siempre estará creciendo, dándonos las satisfacciones de mayor felicidad.
Razonamos utilizando los conocimientos adquiridos, pero estos pueden ser o no, de utilidad. La calidad de nuestro razonamiento depende del valor de los conocimientos adquiridos. Si estos son erróneos, distorsionados o, falsificados, entonces nos inducirán a cometer errores. Al igual que los alimentos que nutren nuestro desarrollo físico, así también nuestro desarrollo mental dependerá mucho de la calidad de nutrimentos informativos que ingresen a nuestro cerebro.
Si ingerimos alimentos apropiados, nuestro desarrollo corporal tendrá fortaleza celular, de tejidos y de órganos para una vida sana sin problemas de salud. Si los conocimientos que ingresamos a nuestra mente son apropiados también tendremos un desarrollo mental sano y productivo. El cerebro procesa lo que tiene a su disposición y su producción, depende de los insumos utilizados.
Las personas reciben en su desarrollo, la información que moldea su personalidad. Todo depende de su aprendizaje en el hogar, centros de enseñanza y, en las cotidianas relaciones sociales. Los medios de comunicación son los que más influyen en nuestra formación y lo hacen masivamente. La única versión de los acontecimientos crea opinión excluyente al no poder contrastar con otras versiones. Pero la información que recibimos podría ser falsa, errónea, tergiversada y manipulada según el propósito del informante.
Si desde temprana edad nos acostumbraran a razonar, podríamos defendernos mejor frente a las malas intenciones informativas. Los que no razonan, son presa fácil de engaños y falsificación de información. Por eso, es necesario premunirnos de instrumentos de defensa que proteja a nuestro cerebro de la basura informativa. Aparentemente, todo podría estar bien, pero…..
Es aquí cuando el razonamiento nos hace ver si es creíble o no, y hasta nos puede salvar la vida, si oportunamente percibimos el engaño. El hábito de razonar dialécticamente es el mejor acompañante en las andanzas de una persona.
Hay diversidad de formas de razonar sobre un mismo asunto. Por ejemplo, si desde pequeños nos enseñan que, “ser pobre es el destino que nos ha dado un ser supremo”, entonces razonaremos de un modo religioso, pensando que de nada servirá luchar por salir de la pobreza, pues hagamos lo que hagamos, nuestro destino no cambiará.
Este razonamiento nos lleva a aceptar con resignación lo que dicho señor ha dispuesto, no debiendo reclamar ni rebelarse contra las injusticias, pues “sería ir contra su voluntad”. La fe está por encima del razonamiento impidiendo un mayor conocimiento. Ese razonamiento nos conduce a comportarnos dócilmente, pase lo que pase. ¿A quiénes conviene que la población se comporte de esa manera?
Pero, si por el contrario seguimos un método de razonamiento que nos hace ver las causas de nuestra pobreza, entonces nuestra conducta será diferente. Lucharemos entonces por eliminar esas causas. Por eso es importante, razonar con un método de análisis que nos garantice veracidad comprobable. No, por pura fe.
Las civilizaciones milenarias, fueron más auténticas en desarrollar sus razonamientos, porque no tuvieron las interferencias interesadas en distorsionar la realidad. En sus reflexiones sobre los acontecimientos, pudieron extraer filosóficamente los principios del universo y llevarlos a la práctica. Desarrollaron entonces conocimientos y razonamientos filosóficos, matemáticos, astronómicos, químicos, biológicos, etc., sobre los cuales se han erigido las ciencias respectivas.
Sobre la base de esos principios, las ciencias han evolucionado permitiendo su aplicación a través de las maravillas tecnológicas que disfrutamos actualmente. Todo esto, solo es posible respetando dichos principios. Si nos acostumbramos a tenerlos presentes todo el tiempo y en todos los espacios, entonces nuestra capacidad de razonamiento se incrementará al máximo. Muchos misterios han sido resueltos y estamos aprovechando los descubrimientos.
La humanidad podría mejorar mucho en su desempeño si actuara en concordancia con la fisiología universal. Lamentablemente, en países como el nuestro, no existe ninguna política educativa que permita a los estudiantes, acceder al conocimiento de las normas de la dinámica universal. Este bloqueo perjudica el desarrollo intelectual de las nuevas generaciones. Por ello, encaminar a los nuestros por la senda de la dialéctica, es la mejor herencia que podemos dejarles.

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