Puede predecir las propiedades de las moléculas y los materiales con una
precisión superior usando hardware convencional
Recreación artística de la IA
imponiéndose a la computación cuántica. / IA/T21
Madrid 25 NOV 2024
11:20 Actualizada 29 NOV 2024 14:00
Aunque
la computación cuántica ha sido aclamada como el futuro de la tecnología y
atraído poderosas inversiones, los últimos avances en inteligencia artificial
suscitan dudas sobre si realmente necesitaremos los ordenadores cuánticos.
Algo
sorprendente está ocurriendo en el mundo de la vanguardia tecnológica: un inesperado
duelo se ha desatado entre la computación cuántica, largamente
aclamada como la próxima revolución tecnológica, y la inteligencia
artificial, que avanza a pasos agigantados en campos colindantes con la
computación cuántica.
Durante años, la computación
cuántica, que utiliza las propiedades de interferencia de las partículas
cuánticas entrelazadas, conocidas como cúbits, para establecer conexiones
íntimas entre cada bit de información cuántica, ha sido el niño prodigio de la
industria tecnológica. Gigantes como IBM, Google y Microsoft han invertido
miles de millones en su desarrollo, prometiendo una era de avances sin
precedentes en campos tan diversos como la química, la física y las finanzas.
La computación cuántica aprovecha
las extrañas propiedades del mundo cuántico para realizar cálculos que desafían
la imaginación, resolviendo en segundos problemas que tomarían milenios a las
supercomputadoras más potentes de hoy.
Sin embargo, mientras los
ingenieros cuánticos luchan por superar los desafíos técnicos de construir
máquinas estables con suficientes cúbits (la unidad básica de la computación
cuántica), la inteligencia artificial ha estado silenciosamente cerrando la
brecha que la separaba de la computación cuántica.
Los recientes avances en
aprendizaje profundo y redes neuronales han demostrado una sorprendente
capacidad para abordar muchos de los mismos problemas que la computación
cuántica prometía resolver.
Competencia tecnológica
El hecho clave es que los
científicos están descubriendo que los modelos de IA pueden simular sistemas
químicos complejos, predecir propiedades de materiales y optimizar procesos
logísticos con una eficacia que rivaliza, y en algunos casos supera, las expectativas
de las computadoras cuánticas, señala MIT Technology Review en un artículo que ha levantado revuelo. Esta inesperada
competencia ha llevado a algunos expertos a cuestionar si la computación
cuántica llegará a tiempo para cumplir sus promesas antes de que la IA la
vuelva obsoleta.
La “batalla” entre estas dos
tecnologías de vanguardia no es solo una cuestión de capacidad técnica, sino
también de practicidad y accesibilidad. Mientras que la computación cuántica
requiere infraestructuras especializadas y costosas, operando a temperaturas
cercanas al cero absoluto, la IA puede desplegarse en hardware convencional,
aprovechando décadas de inversión en computación clásica. Esta ventaja en
términos de implementación y escalabilidad podría ser decisiva en la carrera
por dominar el futuro de la computación de alto rendimiento (HPC), que en la
actualidad resuelve algunos de los problemas informáticos más complejos en
tiempo real.
Complementariedad versus
competencia
No obstante, sería ingenuo
quedarnos en este aparente duelo tecnológico. La computación cuántica, a pesar
de sus desafíos, sigue ofreciendo promesas únicas, especialmente en áreas como
la simulación de sistemas cuánticos complejos y la criptografía. Además, el
potencial de colaboración entre IA y computación cuántica sugiere un futuro más
probable en el que ambas tecnologías se complementan en lugar de competir entre
sí.
Este escenario parece mucho más
consistente que el del duelo tecnológico señala una
nueva investigación: a medida que avanza la computación cuántica, la
inteligencia artificial surge como el facilitador crítico que promete
cerrar la brecha entre las plataformas experimentales actuales y las futuras
aplicaciones de computación cuántica tolerantes a fallos, según los autores de
este trabajo.
Derivadas económicas y éticas
En cualquier caso, este debate ya
está planteado y no solo tiene implicaciones técnicas, sino también económicas
y éticas. Las empresas y gobiernos que han invertido fuertemente en computación
cuántica se enfrentan ahora a decisiones difíciles sobre cómo asignar recursos
y priorizar investigaciones. Mientras tanto, el rápido avance de la IA plantea
sus propias preguntas sobre privacidad, seguridad y el impacto en el empleo y
la sociedad.
A medida que esta competencia se
desarrolla, una cosa queda clara: el futuro de la computación será más diverso
y dinámico de lo que muchos anticiparon. La carrera entre la IA y la
computación cuántica no es solo una batalla por la supremacía tecnológica, sino
un catalizador para la innovación que está empujando los límites de
lo posible en ciencia y tecnología.
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