Escribe: Milcíades Ruiz
La unidad que tanto se pregona en la
izquierda, se logró en el legislativo. Toda la izquierda y toda la derecha se
unieron para vacar a la presidenta Boluarte, aduciendo discutible inmoralidad
permanente y reemplazarla por José Jerí de indiscutible inmoralidad real. Lo
raro de este affaire de unión de los contrarios, es que sucedió
extemporáneamente y no en su debido tiempo cuando el pueblo lo pidió derramando
sangre. Resulta sospechoso que a escasos meses de cumplirse el mandato
presidencial se les haya ocurrido esto. Pero, nos queda como triste lección.
Es la dictadura de los partidos
políticos y volvemos a escuchar en el llano: “Todos son iguales”. ¿Qué es lo
que se ha conseguido con esto? La gestión de la serrana apurimeña estaba yendo
a un crecimiento económico continuado superior al 3%, liderando a los demás
países de Sudamérica. Según el más reciente reporte internacional, Perú ocupa
el cuarto lugar entre las naciones sudamericanas con mayores niveles de riqueza
financiera. El empleo formal creció 5,2% en agosto, tras 17 meses al alza,
sumando 304,000 nuevos puestos de trabajo.
Surge entonces una preocupación para
los meses que quedan. Con este cambio, ¿Mejorará nuestra situación económica?
La policía ha sido incapaz de acabar con la explosión delincuencial que,
alcanza a todos los poderes del estado que, roban en grande y, a la población
deteriorada que roba en pequeño. ¿Ahora, sí lo hará? ¿Ya no habrá paros ni
protestas contra el gobierno?
La triste lección que nos queda es
que, de por medio está el comportamiento de un partido popular que, habiendo
logrado por primera vez en nuestra historia, acceder al poder de gobierno
nacional mediante elecciones, hizo abandono de facto, del mandato que se le
dio. Me refiero a “Perú Libre”, cuyo líder Vladimir Cerrón, había sido impedido
de postular a la presidencia por razones judiciales, pero triunfó con otro
líder.
Lo normal hubiera sido que
aprovechara la oportunidad para hacer la transformación de la república
conforme a sus ideales, copando el partido los cargos claves para resistir los
ataques de la derecha. Pero inesperadamente, optó por expulsar de sus filas a
la Vicepresidenta Dina Boluarte y, luego pidió la renuncia del presidente Pedro
Castillo, mientras que, su bancada parlamentaria de 37 escaños se desintegró en
varias facciones.
A “Perú Libre”, se le dio todo el
apoyo electoral para que el país no caiga en las garras del fujimorismo, pero
este partido termina aliándose precisamente con este, para compartir poder
parlamentario. ¿Por qué hizo todo esto, a costa de perder la oportunidad de
gobernar? Esta oportunidad era crucial para la izquierda y para el pueblo.
Desde Perú Libre se aduce: “Por
un lado, la deserción y el transfuguismo de algunos congresistas electos,
quienes priorizaron intereses personales y presiones externas …; y por otro, la
traición de Pedro Castillo quien, una vez en el poder, se apartó de la línea
programática – ideológica de Perú Libre, ya que renunció a los compromisos
asumidos en campaña y buscó pactar con los mismos sectores políticos y
económicos (caviares) contra los que se había comprometido a luchar".
Ante esto, cabría preguntar:
¿Entonces, por qué Perú Libre los puso como candidatos en la plancha
presidencial y en lista parlamentaria? Era claro que el toledista Pedro
Castillo no era de izquierda, sino un advenedizo como los otros miembros
divergentes del SUTEP que penetraron en mancha el partido Perú Libre a última
hora, y se posesionaron en la cúpula ambicionando cargos políticos.
Dina Boluarte, llegó a Perú Libre
cuando Vladimir Cerrón, hizo alianza con Ricardo Belmont, en el 2016, para las
elecciones municipales en Lima, siendo ella candidata de Perú Libre a la
alcaldía de Surquillo que, resultó negativo. No obstante, ella volvió a
postular por Perú Libre en las elecciones complementarias del Congreso, tras la
caída de Vizcarra. A pesar de todo, fue puesta en la plancha presidencial y en
la lista congresal para el 2021. Pero ella declaró más tarde, no estaba
identificada con la ideología que propugnaba Perú Libre.
Betsy Chávez era militante del
partido APP de César Acuña, postulando en el 2014 para el Consejo Regional de
Tacna. También entró al “Frente Amplio”, ocupando el cargo de asesora del
congresista de este partido, Jorge Castro Bravo, siendo involucrada en un
escándalo de pagos irregulares a dicho congresista. Posteriormente, pasó a
laborar en la tercera vicepresidencia del congreso, con la fujimorista Yeni
Vilcatoma. No obstante, en el 2021 postuló por Perú Libre siendo elegida como
congresista.
En el libro de Vladimir Cerrón “Perú
Libre Del campo a la ciudad” se revelan otros datos que revelan el
comportamiento político de este partido, y el manejo personalista de su
fundador y dueño, cuya trayectoria es la siguiente:
En el 2005, con el prestigio de
haberse titulado en Cuba como médico neurólogo, se afilia al Partido
Nacionalista Peruano de Ollanta Humala que, perdió en las elecciones en el
2006. Entonces, renuncia y funda la organización regional Frente Patriota
Peruano postulando como candidato a presidente regional de Junín en las
elecciones de ese año, sin éxito.
Por discrepancias, Vladimir Cerrón
deja este movimiento y funda en agosto
del 2,008 el Movimiento Político Regional Perú Libre, para postular a la
presidencia de la región Junín en el 2010, obteniendo la
victoria. Al año siguiente, fue elegido como presidente de la Asamblea Nacional
de gobiernos regionales. En las elecciones del 2014, intentó la reelección,
pero no tuvo éxito. En 2016, se presentó como candidato a la presidencia de la
república por el Partido Perú Libertario, pero se retiró de la contienda por
cálculo electoral.
En el 2018, vuelve a postular al
Gobierno Regional de Junín, siendo elegido por segunda vez hasta el 2022, pero
el 20 de agosto de 2019 el Consejo Regional decidió suspenderle del cargo ante
la condena penal que recibió por un caso de corrupción en La Oroya, en su
primer gobierno regional. Este mismo año, Perú Libre se inscribe como partido
político nacional para postular al gobierno nacional en el 2021, con el lema
“No más pobres en un país rico”. El Poder electoral anuló su candidatura y opta
por presentar la plancha electoral ya mencionada.
En julio de 2021, se incluyó a
Cerrón, a otros funcionarios del gobierno y del partido Perú Libre, en la
investigación por lavado de activos correspondiente al caso “Los Dinámicos del
Centro”. Este grupo era investigado como organización criminal desde el año
2019, por financiamiento ilícito, en el otorgamiento de licencias de conducir.
Usaron la Dirección Regional de Transportes y Comunicaciones (DRTC) para
recaudar fondos para la campaña política del 2021 y, para pagar la reparación
civil de Cerrón por la condena anterior.
Pero, además, en el 2023, se le
condenó a 3 años y 6 meses de cárcel efectiva por el caso de colusión en el
Aeródromo Wanka. Desde entonces, Cerrón tuvo que ocultarse para evadir la
prisión, quedando como prófugo de la justicia. En marzo de este año, el poder
judicial absolvió a Vladimir Cerrón en el caso Aeródromo Wanka, pero sigue
prófugo por que no está eximido del todo. No obstante, ese mismo año Perú Libre
fue subvencionado más que otros partidos, con S/ 1,075,639.61, sufragados por
el estado con nuestras contribuciones.
Bueno pues, esta versión del
comportamiento político de Perú Libre y su líder, es cuestionable, pero sirve
para la reflexión. Es frustrante para todos aquellos que votaron a su favor,
sin saber lo que ocurriría más tarde. Pero también, nos deja mal parados ante
las próximas elecciones, porque surgen las interrogantes ¿Son confiables los
partidos de izquierda? ¿Así, terminan los gobiernos de izquierda?
Esta experiencia nos deja la
sensación de una mezcla de varios factores condicionantes: Oportunismo,
personalismo e inmoralidad, en el manejo de un partido político, actuando en un
contexto histórico de epidemia por el “coimavirus” que, alcanza por contagio a
todos los sectores sociales. En la izquierda están casos similares como el del
maestro rural Gregorio Santos, en el gobierno regional de Cajamarca, Jorge
Acurio en el gobierno regional del Cusco y municipalidades, y Susana Villarán
en Lima. El denominador común es la corrupción.
En este contexto del cual todavía no
salimos, lo señalado líneas arriba, nos sirve para que los partidos populares
tengan mucho cuidado en proteger su honorabilidad. No se puede confiar en los
oportunistas. Los fundadores no son dueños del partido. Cuidar la vía
democrática para evitar las decisiones personalistas. Ser consecuentes con los
principios doctrinarios. Una cosa es lo que dice en el papel, el ideario y
programa, pero otra es la conducta política de los protagonistas.
Perú Libre se autodefine como un
partido de izquierda marxista, leninista y mariateguista, desdeñando a los
partidos de izquierda tradicional, tildándolos de traidores a la causa y
acusando de caviares a otros partidos que se comportan como empresa y ONG. Pero
vemos una gran distancia entre las palabras y los hechos. Corresponde entonces,
cambiar el manejo tradicional de los partidos de izquierda para recuperar la
confiabilidad del pueblo. ¿Ustedes qué dicen?
15 octubre/ 2025
Mayor información en https://wordpress.com/view/republicaequitativa.wordpress.com
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