Joao Camargo
sábado, 25 de octubre de 2025
Uno de los textos más sencillos y
profundos, que he leído últimamente. Lo comparto.
Fuente - La ideología de la Inteligencia Artificial - el Salto 29.7.2025
por João Camargo
La IA son principalmente máquinas
de síntesis de textos. Por lo tanto, no hay una conciencia inminente o una
nueva entidad que quiere destruirnos. Lo que tenemos es propaganda, cuyo
principal objetivo es acelerar despidos, alimentar especulación financiera
y desviar inversiones y recursos para una nueva huida hacia delante de las
élites económicas.
Hace más de 80 años que se
desarrollan modelos de informatización y automatización. Un cierto sentido
del ridículo ha hecho que la mayoría de las personas implicadas en estas
investigaciones hayan evitado llamarlo “Inteligencia Artificial”, o IA. En
consonancia con el espíritu de nuestro tiempo, los nuevos tecnolordes Musk, Thiel, Zuckerberg y Bezos han
invertido cientos de millones en las redes sociales, el mundo académico y la prensa para
promover el bombo de la “Inteligencia Artificial” y normalizar esta expresión.
Pero su proyecto ideológico no es innovador.
La IA son principalmente máquinas de síntesis de textos (y en menor medida,
máquinas de análisis y clasificación de imágenes y patrones para coches
“autónomos” y deepfakes). Estas máquinas son incapaces de producir nueva
información, no “piensan” sobre lo que están escribiendo, utilizando solo la
probabilidad de lo que se escribirá a continuación, de acuerdo con las bases de
datos con las que han sido programadas. Por lo tanto, no hay una
conciencia inminente o una nueva entidad que quiere destruirnos, como
el Terminator de James Cameron. Lo que tenemos es
propaganda, cuyo principal objetivo es acelerar despidos, alimentar
especulación financiera y desviar inversiones y recursos para una nueva huida
hacia delante de las élites económicas y políticas.
Una capa de Pintura color
Encefalopatía
La principal ilusión de la IA
para el gran público ni siquiera son las probabilidades que construyen textos y
listas generalmente coherentes, sino la fase de mejora de las respuestas,
una nueva capa de pintura que produce un lenguaje casi humano. Lo llaman
“Inteligencia Artificial”, pero su verdadero nombre es Modelo de Lenguaje a Gran Escala [Large Lenguage Model
LLM]. Los modelos más famosos son ChatGPT, Claude, Gemini, DeepSeek y
MechaHitler (Grok).
Teniendo en cuenta el desastroso estado de la información en Internet hoy
en día, los modelos lingüísticos ya están sufriendo una especie de enfermedad
de las Vacas Locas. Al igual que las vacas de los años 90
enfermaron cuando se las alimentó con harina de huesos y carne de otras vacas,
los modelos lingüísticos también están degenerando cuando se programan a partir
de los datos de Internet, donde ya hay tantos datos producidos por otros
modelos lingüísticos, sobre todo ChatGPT, que los errores pueden engrosar hasta
lo incomprensible. Al igual que la enfermedad de las vacas locas contaminó a
los humanos, la IA nos está contaminando definitivamente.
Lo que esconde la IA: Trabajo
precario
Las promesas que nos hacen los
tecnolordes y políticos que siguen el furor de la IA son, en general, falsas,
tanto las buenas como las malas. Los modelos lingüísticos no van a acabar con
la humanidad ni a sustituir las tareas esenciales de las sociedades y acabar
con el trabajo inútil. En realidad, están creando trabajo precario, mal
pagado y oculto, entre otras cosas, por parte de personas que tienen que
comprobar que las respuestas dadas por los modelos están en un lenguaje educado
y no son el MechaHitler de Elon Musk haciendo llamamientos a genocidios judíos
y violaciones masivas. Esto no significa en absoluto que no haya ya millones de
personas despedidas por el furor de que ChatGPT u otro modelo lingüístico las
sustituya. Muchas son recontratadas por menos sueldo poco después.
Los modelos lingüísticos actuales no producen conocimientos más allá de lo que
ya contienen las bases de datos que los programaron. Hemos visto a
negacionistas del clima afirmar que los modelos lingüísticos resolverán la
crisis climática, pero esto es redundante. Los modelos basados en textos
científicos y en décadas de negociaciones sobre el clima saben cómo resolver la
crisis climática, que es de dominio público desde hace décadas: acabando
con la industria fósil a muy corto plazo. Los modelos basados en la
pseudociencia [contenido de alto impacto SEO pero nula calidad científica]
y en contenidos aleatorios sacados de internet vomitarán basura como respuesta.
Si lo que entra en la programación de los modelos es malo, lo que sale sólo
puede ser malo. La cuestión no es que una IA sea demasiado inteligente y nos
aniquile, la cuestión es que no hay inteligencia de por medio.
Sin embargo, los modelos lingüísticos empiezan a utilizarse de forma
generalizada, con algoritmos desconocidos y privados, gestionando cantidades
ingentes de datos. Está garantizado que habrá interpretaciones erróneas de
los datos y peticiones que causarán daños irreparables (en la salud, en
los datos criminales, en los sistemas energéticos, en la asignación de ayudas
sociales, como ya ha ocurrido en varios países). No habrá nadie a quien
culpar de las consecuencias, ya que los multimillonarios que difunden la
IA externalizan su responsabilidad en todo esto con el respaldo de las élites
políticas.
Detrás de la IA subyace el
Proyecto Ideológico Capitalista Global de Siempre
La difusión de modelos
lingüísticos a gran escala LLM corresponde a un proyecto ideológico de
los señores de la tecnología, que venden la idea de que los seres humanos no
son más que versiones orgánicas de los ordenadores, reducidos estrictamente a
lo que pueden producir. En el capitalismo, la principal promesa de la IA que
cuenta es la posibilidad abstracta de hacer redundantes o innecesarios una
serie de empleos. Ni siquiera se trata de hacerlos redundantes o innecesarios,
sino simplemente de crear la ilusión de que pueden abrir la puerta al
despido de millones de personas, sin ni siquiera tener que demostrar cómo la IA
sustituiría a esas personas. Es el eterno retorno al “aumento de la
productividad”, sustituyendo teóricamente la mano de obra por la tecnología.
Para instalar este proyecto ideológico a gran escala, habría que normalizar el
robo generalizado de datos y el fin de la privacidad, con sistemas de
vigilancia y castigo permanente para los más pobres. Esto no tiene nada que ver
con un gran avance tecnológico ni con ninguna tontería de concienciación
global, la propuesta es la de siempre: hacer más ricos a los ricos a costa de
quien trabaja.
Para la mayor parte de la población mundial, lo que cabe esperar de un proyecto
así sería más pobreza y una degradación incomparable de cualquier servicio
público
La envergadura del proyecto ideológico basado en la “Inteligencia Artificial” es catastrófica: sustituir a cientos de millones de personas que trabajan en la sanidad, la educación, la justicia, la ciencia, las artes, los servicios públicos y la prensa por la vaga promesa de una automatización que permita despidos masivos.
Este proyecto ideológico conllevaría también una expansión masiva de los centros de datos y de las infraestructuras de red, disparando las necesidades energéticas y materiales en plena crisis climática. A los tecnolordes y a los políticos ilusos que los apoyan les importa poco si los modelos lingüísticos de IA no consiguen sustituir la mayoría de los empleos que quieren destruir. Los médicos de los señores de la tecnología seguirán siendo personas, al igual que sus profesores, abogados y servicios de información.
Para la mayor parte de la
población mundial, lo que cabe esperar de un proyecto así sería más pobreza y
una degradación incomparable de cualquier servicio público y privado,
entregado a loros automatizados construidos con bases de datos contaminadas por
otros loros automatizados.
João
Camargo. Investigador en crisis climática y militante de Climáximo / El Salto
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