domingo, 19 de octubre de 2025

REFLEXIONES SOBRE LAS AGENDAS POLÍTICAS EN EL PERÚ ACTUAL

 


REFLEXIÓN I


Escribo esta nota con el único propósito de fomentar el pensamiento crítico y, si aún queda espacio y voluntad, avivar el pensamiento marxista.


Los acontecimientos recientes en la política nacional —y no me refiero solo a las últimas semanas o meses, sino a los últimos años— evidencian la existencia de dos agendas políticas: la del Perú profundo y la de Lima. Cada una recoge, interpreta y sostiene la realidad según la percibe. No hay duda de ello.


Puntos clave para la reflexión


1. La continuidad de las luchas


En el interior del país, especialmente en el sur, las luchas actuales son la prolongación de aquellas iniciadas y sostenidas desde el 7 de diciembre (no considero necesario precisar el año). En Lima, en cambio, la interpretación es distinta: las luchas de hoy se centran en la defensa de la democracia, los derechos y la libertad de expresión, entre otros. Esta visión está claramente desvinculada de las luchas sostenidas por el Perú profundo desde el 7D.


2. Los muertos: la memoria y el olvido


Es doloroso escribir sobre esto, pero inevitable. Los muertos de Lima cuentan: tienen nombres, apellidos, homenajes y duelos. Se repite aquello de “estos muertos tienen nombre”. Los muertos del Perú profundo, en cambio, no tienen nombre; ni siquiera las cifras son recordadas. ¿Cuántos murieron en Juliaca? ¿Cuántos en Andahuaylas? ¿Cuántos en Ayacucho? ¿En qué otros lugares se produjeron muertes durante aquellos días aciagos después del 7D? Son cifras y nombres desconocidos. En cambio, en Lima, Inti, Bryan y ahora Truko, poseen la dignidad de morir con un nombre. Los muertos del interior de este país racista de mierda, y desigual, no tienen nombre, ni número, ni lápida en el imaginario colectivo.


3. La agenda de la protesta social


Tengo la impresión de que la lucha que hoy se libra en Lima, es decir, la agenda limeña —y sé que debo ser incisivo para que se entienda—, ya fue desplegada años atrás en el mismo escenario por el Perú profundo, que viajó a Lima a manifestarse. Lo que afirmo es que esta protesta de Lima, con su agenda actual, es una protesta de hace tres años, con una agenda pretérita. Aún más: en aquellas protestas de hace aproximadamente tres años, se alzaron las banderas del Tawantinsuyo, de Arguedas, de la poesía, de la sensibilidad; eran manifestaciones multicolores, donde la diversidad cultural del Perú profundo se mostraba como parte de esa semántica política e ideológica. Hoy, predominan Luffy, las zetas y algunas expresiones urbanas, con contenidos limitados y sin la profundidad que este país posee auténticamente.


Cabe preguntarse entonces: ¿Dónde está la agenda vigente y no la del pasado? Sostengo que está en el Perú profundo, en las Limas marginadas y en el pensamiento diverso.


Reflexión sobre la representación política


Ayer vi a le congresista Susel Paredes (espero que así se escriba y no se me tilde de cavernario patriarcal o rústico provinciano inculto) en Arequipa, acompañando la protesta social. Arequipa es un escenario intermedio, no forma parte integral del sur andino, todavía se reclama como “ciudad blanca”, no por el sillar, sino por el racismo. En ese contexto, me preguntaba: ¿Por qué Susel no fue a Puno a acompañar la protesta? Y esta misma pregunta por extensión la plantearía a muchos otros.


A manera de conclusión

Lo que intento expresar, y con esto concluyo, es que en el Perú de hoy existen dos agendas claramente diferenciadas: la de Lima (colonial, criolla y burguesa) y la del Perú profundo. La primera no me sorprende, la conozco bien. Es la segunda, la del Perú profundo, la que plantea propuestas para el futuro, e irrumpe con un lenguaje sencillo, elemental, corriente, y como todo lenguaje urgente, atropellado e incluso ininteligible. Pero está allí, y hay que escucharla, o aprender a escucharla.


Autor: José Calderón Dongo



REFLEXIÓN II



La movilización y lucha del pueblo peruano, está dirigiéndose hacia un rompimiento total con el sistema de dominación impuesto a sangre y fuego, por imperialistas y narcoburguesía, y en este contexto, se denota claramente que nos encontramos en un período marcado por: fascismo o revolución.


Y, en este período, no cabe la salida electoral, pues esta está al servicio de la acumulación de fuerzas de la reacción, debido que tiende a dividir al movimiento popular, crear, en los sectores más atrasados de los oprimidos, la convicción que ganando las elecciones, se conjura la crisis, y se normalizara la democracia.


Como diría Pinglo, sueños de opio, los cuales muestran los niveles de cooptación de  una izquierda, que en las últimas cuatro décadas, se a transformado en un contingente social liberal y a esencializado esta democracia de cuartel, presentándola como campo a ser reformulada mediante un gobierno de ellos, y en sus manifiestos, proclamas y programas, no se toca la estructura del sistema de dominación, ni al extractivismo, menos a la economía  de la droga, y la deuda externa, lo cual muestra, que entre ellos y los paralíticos, las diferencias son mínimas. 

Autor: Manuel Mosquera

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