REFLEXIÓN I
Escribo esta nota con el único propósito de
fomentar el pensamiento crítico y, si aún queda espacio y voluntad, avivar el
pensamiento marxista.
Los acontecimientos recientes en la política
nacional —y no me refiero solo a las últimas semanas o meses, sino a los
últimos años— evidencian la existencia de dos agendas políticas: la del Perú
profundo y la de Lima. Cada una recoge, interpreta y sostiene la realidad según
la percibe. No hay duda de ello.
Puntos clave para la reflexión
1. La continuidad de las luchas
En el interior del país, especialmente en el sur,
las luchas actuales son la prolongación de aquellas iniciadas y sostenidas
desde el 7 de diciembre (no considero necesario precisar el año). En Lima, en
cambio, la interpretación es distinta: las luchas de hoy se centran en la
defensa de la democracia, los derechos y la libertad de expresión, entre otros.
Esta visión está claramente desvinculada de las luchas sostenidas por el Perú
profundo desde el 7D.
2. Los muertos: la memoria y el olvido
Es doloroso escribir sobre esto, pero inevitable.
Los muertos de Lima cuentan: tienen nombres, apellidos, homenajes y duelos. Se
repite aquello de “estos muertos tienen nombre”. Los muertos del Perú profundo,
en cambio, no tienen nombre; ni siquiera las cifras son recordadas. ¿Cuántos
murieron en Juliaca? ¿Cuántos en Andahuaylas? ¿Cuántos en Ayacucho? ¿En qué
otros lugares se produjeron muertes durante aquellos días aciagos después del
7D? Son cifras y nombres desconocidos. En cambio, en Lima, Inti, Bryan y ahora
Truko, poseen la dignidad de morir con un nombre. Los muertos del interior de
este país racista de mierda, y desigual, no tienen nombre, ni número, ni lápida
en el imaginario colectivo.
3. La agenda de la protesta social
Tengo la impresión de que la lucha que hoy se
libra en Lima, es decir, la agenda limeña —y sé que debo ser incisivo para que
se entienda—, ya fue desplegada años atrás en el mismo escenario por el Perú
profundo, que viajó a Lima a manifestarse. Lo que afirmo es que esta protesta
de Lima, con su agenda actual, es una protesta de hace tres años, con una
agenda pretérita. Aún más: en aquellas protestas de hace aproximadamente tres
años, se alzaron las banderas del Tawantinsuyo, de Arguedas, de la poesía, de
la sensibilidad; eran manifestaciones multicolores, donde la diversidad
cultural del Perú profundo se mostraba como parte de esa semántica política e
ideológica. Hoy, predominan Luffy, las zetas y algunas expresiones urbanas, con
contenidos limitados y sin la profundidad que este país posee auténticamente.
Cabe preguntarse entonces: ¿Dónde está la agenda
vigente y no la del pasado? Sostengo que está en el Perú profundo, en las Limas
marginadas y en el pensamiento diverso.
Reflexión sobre la representación política
Ayer vi a le congresista Susel Paredes (espero que
así se escriba y no se me tilde de cavernario patriarcal o rústico provinciano
inculto) en Arequipa, acompañando la protesta social. Arequipa es un escenario
intermedio, no forma parte integral del sur andino, todavía se reclama como
“ciudad blanca”, no por el sillar, sino por el racismo. En ese contexto, me
preguntaba: ¿Por qué Susel no fue a Puno a acompañar la protesta? Y esta misma
pregunta por extensión la plantearía a muchos otros.
A manera de conclusión
Lo que intento expresar, y con esto concluyo,
es que en el Perú de hoy existen dos agendas claramente diferenciadas: la de
Lima (colonial, criolla y burguesa) y la del Perú profundo. La primera no me
sorprende, la conozco bien. Es la segunda, la del Perú profundo, la que plantea
propuestas para el futuro, e irrumpe con un lenguaje sencillo, elemental,
corriente, y como todo lenguaje urgente, atropellado e incluso ininteligible.
Pero está allí, y hay que escucharla, o aprender a escucharla.
Autor: José Calderón Dongo
REFLEXIÓN II
La movilización y lucha del pueblo peruano, está
dirigiéndose hacia un rompimiento total con el sistema de dominación impuesto a
sangre y fuego, por imperialistas y narcoburguesía, y en este contexto, se
denota claramente que nos encontramos en un período marcado por: fascismo o
revolución.
Y, en este período, no cabe la salida electoral,
pues esta está al servicio de la acumulación de fuerzas de la reacción, debido
que tiende a dividir al movimiento popular, crear, en los sectores más
atrasados de los oprimidos, la convicción que ganando las elecciones, se
conjura la crisis, y se normalizara la democracia.
Como diría Pinglo, sueños de opio, los cuales
muestran los niveles de cooptación de una izquierda, que en las últimas
cuatro décadas, se a transformado en un contingente social liberal y a
esencializado esta democracia de cuartel, presentándola como campo a ser
reformulada mediante un gobierno de ellos, y en sus manifiestos, proclamas y
programas, no se toca la estructura del sistema de dominación, ni al
extractivismo, menos a la economía de la droga, y la deuda externa, lo
cual muestra, que entre ellos y los paralíticos, las diferencias son mínimas.
Autor: Manuel Mosquera
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