sábado, 4 de mayo de 2024

ESTOY HARTO DE LA DERECHA Y DE LA EXTREMA DERECHA

 


ESTOY HARTO DE LA DERECHA Y DE LA EXTREMA DERECHA

I

Publicado por Francisco Umpiérrez Sánchez 

viernes, 3 de mayo de 2024

Estoy harto de ser tan correcto, tan educado y tan comedido. Estoy harto de argumentar y razonar. Estoy harto de que personas de la derecha, reaccionarios y de extrema derecha -y tengo varias amistades y conocidos de esa órbita- difamen, calumnien y expresen su ira y rencor contra Pedro Sánchez y contra Sumar. Estoy harto de que se burlen de las personalidades de izquierda y de que no tengan sensibilidad. Le comentaba ayer mismo a una pensionista -de pensión mínima- el caso del cayuco que partiendo de Mauritania con inmigrantes hacia Canarias terminó en Brasil. Le hablé de que sus veinticinco ocupantes habían muerto de hambre y sed. Me respondió con una ironía y expresó que estaba cansada de la llegada de inmigrantes a Canarias. Me encendió el alma su falta de sensibilidad. Le hablé después de que Amancio Ortega tenía un yate de180 millones de euros y de que su patrimonio personal era superior al de Mauritania y de Mali juntos, que era la nacionalidad de los inmigrantes que terminaron en Brasil. Y me respondió: ¿Y qué? El construyó su imperio de la nada y supo rodearse de las personas adecuadas. Me indignó comprobar que no le afectaba lo más mínimo las desigualdades abismales. Y lo remató con una frase reaccionaria: lo que pasa es que en España hay mucha envidia.

Estoy harto de que la derecha reaccionaria mienta deliberadamente y diga que Pedro Sánchez es un dictador y un comunista. Estoy cansado de que Ayuso llame comunistas a los de Mas Madrid como si fuera una falta y un deshonor. Estoy harto de la incultura de los líderes de la derecha que todavía no han sabido distinguir entre los eurocomunistas y los comunistas soviéticos. Estoy cansado de los retrocesos de la izquierda. Coincido con Rita Maestre en que la izquierda debe pasar a la ofensiva. No se me apetece conversar con gente de derecha. El otro día le preguntaba a un conocido, pensando que era una persona de izquierda, qué le parecía lo de Pedro Sánchez. Y me respondió con rabia: es una vergüenza. -Pudo haber dicho por consideración: "no estoy de acuerdo con su posición- Le dije en plan conciliador que mejor dejar la conversación porque íbamos en barcos distintos. Y él me respondió: afortunadamente. -Pudo haber dicho: "Así es"-. Yo comportándome de forma educada y él comportándose de forma injuriosa: ¿Qué sucede? A su juicio ir en un barco de izquierda es un infortunio.  Estoy cansado de que mis amigos y conocidos de la derecha no sean prudentes y tengan la libertad de expresarse sin medida, sin tacto, sin consideración.

¿Saben qué les digo? Que se vayan todos a la mierda. Ya dejaré de ser considerado. Les responderé con la misma falta de educación que ellos. Ya no me preocuparé en argumentar. Sencillamente les diré: incultos. Le dije el otro día al peluquero, un hombre acentuadamente de derecha, que una personalidad como Martin Wolf, jefe de economía del Financial Times, liberal y de derechas, en casi todos los aspectos que tienen que ver con la economía, la política y el cambio climático, estaba a la izquierda del PP. Y él me respondió: “Paco -él es cubano-, ten cuidado con los comunistas como Pedro Sánchez, que yo sé de lo que hablo”. Es imposible razonar con personas de esta índole. La calumnia, la mentira y la falsedad se han vuelto moneda corriente entre las personas de derecha. La incultura predomina en la derecha, en la derecha reaccionaria y en la extrema derecha.

Así que me repito: ¡que se vayan todos a la mierda! ¡Dejaré de ser considerado y comedido! ¡Y arremeteré con la misma furia con la que mis supuestos amigos y conocidos de derecha me obsequian cada vez que se tropiezan conmigo!

Fuente: https://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/2024/05/estoy-harto-de-la-derecha-y-de-la.html

 

II

YO TAMBIÉN ESTOY HARTO DE LA DERECHA; PERO, MI DEBER ES DEMOSTRAR SU IRRACIONALIDAD Y CONTRIBUIR A RECONQUISTAR LA HEGEMONÍA EN EL FRENTE CULTURAL

 

Bertolt Brecht en Las Cinco dificultades para decir la verdad, aconseja PROCEDER CON ASTUCIA PARA DIFUNDIR LA VERDAD.  Un ejemplo lo pone Brecht. “Jonathan Swift propuso en un panfleto que los niños de los pobres fueran puestos a la venta en las carnicerías para que reinara la abundancia en el país. Después de efectuar cálculos minuciosos, el célebre escritor probó que se podrían realizar economías importantes llevando la lógica hasta el fin. Swift jugaba al monstruo. Defendía con pasión absolutista algo que odiaba. Era una manera de denunciar la ignominia. Cualquiera podía encontrar una solución más sensata que la suya, o al menos más humana; sobre todo, aque­llos que no habían comprendido a dónde conducía este tipo de razonamiento.”[1]

Ese es el típico caso de hacer que otros lleguen a la conclusión que uno desea. Otro ejemplo. La filípica del cacique Guaicaipuro Cuautémoc. Si es un personaje real o un alias poco importa –¿!Pluma del Subcom-Marcos¡? –, lo trascendente es que masacra con guante de seda. En la homilía, como quien no dice nada, los dardos van directo al blanco.  Los de abajo caen en cuenta que la razón les asiste y los de arriba en cueros, sin argumentos, se les traba o se muerden la lengua. Una cosa es liberar la verdad con astucia, con mucha astucia. Resultado: cirugía indolora. Y otra, soltar el arcabuzazo “a mata caballo”, atropelladamente, sin permitir que se cocinen en el buche las palabras. Resultado: haraquiri y apanado.

Enero, 2006

EBM



[1] Bertolt Brecht, Las Cinco dificultades para decir la verdad, Versión electrónica, pág. 4

miércoles, 1 de mayo de 2024

SINDICALISMO EN EL DÍA DEL TRABAJO

 


(Texto de mi disertación en una asamblea sindical en el local de la CGTP)

Todos sabemos del alto significado del Día del Trabajo, que nos permite reflexionar sobre la situación laboral en nuestro país, y renovar nuestra fe en la lucha contra el sistema de opresión que nos aqueja. Aprovecho la oportunidad para rendir homenaje a dos heroicos combatientes sindicales, sacándolos del olvido y la ingratitud.

Se trata de Hermes Valiente y Luis Zapata. Consecuentes con su identificación ideológica lucharon hasta morir por la causa de los trabajadores en la década de 1960, como guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional- ELN, que operó en la sierra y selva ayacuchana.

Hermes Agapito Valiente Granados- "Moisés". Obrero de construcción civil, hizo honor a su apellido afrontando el reto de la historia con mucha valentía. Siempre hablaba bien de Isidoro Gamarra y otros líderes históricos de la CGTP, con la cual estaba plenamente identificado.

Luis Zapata Bodero- “Hernán”. Dirigente sindical, de la Federación de Trabajadores del Cusco y también del ramo de construcción civil. Tenía un hogar con hijos menores de 10 años, pese a lo cual, se entregó de lleno a la causa revolucionaria.

Estos luchadores sindicales no tienen tumba, ni reconocimiento a su inmolación, como muchos otros héroes del pueblo. No tienen ni una placa recordatoria de su heroísmo. Se los omite en todo homenaje en la historia de la lucha revolucionaria de nuestra patria. Sus sindicatos los ignoran.

Lo abandonaron todo por una causa suprema. En aquella época, bajo el estímulo histórico de la Revolución Cubana que, hacía justicia social, nacionalizaba latifundios y empresas extranjeras depredadoras de recursos naturales, todo Latinoamérica estaba en llamas con focos guerrilleros en diversos países. Había el amparo de la Unión Soviética y, de todo el bloque socialista mundial.

En esa época, lo que nosotros nos proponíamos era, cambiar la república oligárquica feudal, gobernada por terratenientes capitalistas y, reemplazarla con una República Popular Socialista. Un gobierno Obrero Campesino, Reforma Agraria, Nacionalización de los recursos naturales, (tierra, minas, hidrocarburos), en poder de empresas extranjeras.

Soberanía nacional contra la dependencia extranjera, eliminación de la desigualdad social y otras medidas de cambio estructural, pero bajo el liderazgo del pueblo trabajador forjado en la lucha revolucionaria y no en los discursos demagógicos.

¿Qué fuerza impulsó a estos sindicalistas, para asumir este sacrificio?

Hay que vivir el momento histórico para comprenderlos. La consciencia de clase jugó un papel determinante en sus resoluciones. Estaban convencidos ideológicamente del rol histórico que correspondía a las clases trabajadoras y estaban decididos a acudir al llamado de la historia.

Mientras otros se llenaban la boca de fogosos discursos para mostrarse como revolucionarios, sin arriesgar nada; estos sindicalistas optaron por pasar de las palabras a los hechos. No era el momento de perder tiempo en debates estériles. Había posibilidades de triunfo. Si Cuba, lo había logrado, ¿por qué no, el Perú? … No lo lograron, pero consecuentes con sus principios ideológicos lucharon hasta morir por la revolución socialista.

Ojalá la historia reconozca su ejemplar epopeya revolucionaria y por lo menos, tengan una placa recordatoria en sus centrales sindicales para que no queden en el olvido como hasta ahora.

Pero, la lucha de los sindicalistas guerrilleros de la década de 1960, no fue en vano. La misma fuerza armada enviada por la oligarquía para sofocar el fuego revolucionario de los rebeldes, se volvió contra esta, al ser impactada por el heroísmo de los combatientes populares. Reconocieron que estos, tenían la razón. Luchaban por una causa justa, con ideales patrióticos. En cambio, los represores lo hacían por defender los intereses de la oligarquía, ajenos a los intereses del ejército.

Fue así como, bajo el liderazgo del Gral. Juan Velasco Alvarado, la fuerza armada asumió las banderas de los guerrilleros e inició un proceso de cambios estructurales. Lo que pasó después, ya lo sabemos. Pero es así, como se forja el destino de los pueblos. La historia es una sucesión de hechos concatenados en el proceso social.

La lección que nos queda es que, si no hubiese sido por las luchas de los trabajadores a lo largo del siglo XX, hoy no tendríamos los beneficios sociales y derechos laborales que nos protegen. La jornada de las 8 horas de trabajo, costó mucha sangre y vidas de cientos de trabajadores que lucharon por ella. Los que murieron no llegaron a disfrutar la victoria, porque la lucha por una causa social es así. No se lucha por ambición de lucro, sino por la justicia social

Cuando hay consciencia social, conciencia de clase, se está dispuesto a luchar, corriendo todos los riesgos, sabiendo que, sin lucha, nada se podrá conseguir. Muchos trabajadores derramaron su sangre, sufrieron prisiones y, deportaciones, para conseguir el descanso dominical, seguro social, mejoras salariales, mejores condiciones de trabajo y muchos otros derechos laborales actuales.

¿Somos conscientes de esto? Los beneficios sociales no vienen gratis, ni caen del cielo. Tienen un costo social. Si no se lucha contra las injusticias, seguirán los abusos del sistema de dominación. Tener consciencia social de este dilema humano es crucial para nuestras vidas, para nuestro país, para la humanidad.

¿Qué significa tener consciencia social?

Los animales no tienen consciencia social, y se comportan irracionalmente, por instinto. Las ovejas, no saben para qué, las crían. Si supieran, se rebelarían. Entre los humanos, también hay quienes viven instintivamente, sin ideales sociales. Son como ovejas domesticadas para aceptar la dominación con resignación.

Tener consciencia social, es saber que vivimos en un sistema de dominación mundial, que rige la conducta social y condiciona nuestras vidas. Saber que, somos lo que el sistema capitalista nos destina, ubicándonos en un orden social piramidal de clases sociales. Clases ricas en la cúspide y clases pobres en la base de la estructura capitalista. Clases intermediarias entre ambas.

Entender las causas de nuestra dominación, los mecanismos económicos, culturales, jurídicos, políticos que se nos aplica; es darnos cuenta de nuestra opresión sistemática. Esa consciencia social, nos conduce a buscar solución a nuestros padecimientos. Así se gestan nuestros ideales que, son los objetivos de nuestras vidas.

La consciencia de clase nos identifica como personas de la misma condición y que, sufrimos las mismas injusticias. El sistema capitalista nos ha signado un rol de clase para sus fines funestos. Pero la consciencia de clase nos lleva a luchar contra ese designio y trazarnos un rol diferente, para eliminar el sistema que nos oprime.

Cada clase social tiene sus propios intereses en el orden establecido por el capitalismo. Campesinos, obreros, empleados dependientes, pero la consciencia de clase nos hace ver que, tenemos intereses comunes entre los oprimidos, y compartimos los ideales de liberación frente al enemigo común.

Algunos dirán: “Yo no me siento oprimido”. Pero eso es precisamente, lo que persigue el sistema. Que nadie se percate de su opresión.

¿Y qué, es tener consciencia sindical?

Es sentir la necesidad de la organización sindical como escudo de protección de los trabajadores frente al abuso patronal. Sentirse, identificado con el sindicato, pues este, asume nuestra defensa y gestiona el mejoramiento de nuestras condiciones laborales y, económicas. Es reconocer que, el sindicato es nuestro instrumento de lucha concreta para alcanzar beneficios concretos.

Cuanto mejor se desarrolle nuestro sindicato tendrá mayor capacidad de negociación en nuestros reclamos. El éxito, no es responsabilidad solo de los dirigentes, sino de todos sus miembros. A mayor fuerza, mayor será el poder sindical para lograr los beneficios aspirados. La unión hace la fuerza y la unión de los sindicatos agrupa fuerzas para tener mayor poder sindical federadamente.

No ha sido nada fácil, el reconocimiento internacional del derecho a la sindicalización. Ha costado cientos de vidas de trabajadores en huelgas, reprimidas sangrientamente. De eso deberíamos ser conscientes y no olvidar el sacrificio de los sindicalistas a través de la historia.

Por eso, viendo nuestro caso, y del sindicalismo peruano en su conjunto, podríamos reflexionar preguntándonos: ¿Hay consciencia sindical y del rol que nos corresponde en la lucha contra el sistema de opresión capitalista? Nuestro rol, no es el que nos asigna el sistema de dominación capitalista. Nuestro rol, lo decidimos nosotros, conforme a nuestros ideales sindicales y patrióticos.

En esta perspectiva, vale también preguntarnos:

¿Qué tanto hemos avanzado con nuestro sindicato en alcanzar beneficios económicos? ¿Estamos conforme con lo conseguido? ¿Nuestros sueldos, no han perdido valor adquisitivo?

¿Qué tanto hemos avanzado en los derechos laborales de las mujeres?

¿Qué tanto hemos avanzado en la afiliación y organización sindical? ¿Están todos los trabajadores sindicalizados?

¿Las políticas de estado, afectan al sindicato y a sus miembros? ¿Nos afecta la inflación, la corrupción generalizada, el mal uso del presupuesto nacional? ¿Deberíamos reclamar?

Tenemos derechos que nos corresponde, por los convenios firmados por el Perú con la Organización Internacional del Trabajo- OIT, ¿Se están cumpliendo en nuestro beneficio?

Si los trabajadores son la mayoría nacional y son los sindicatos los que los representan, ¿Tenemos derecho a estar representados en el gobierno nacional?

Pero, si el sindicato es una necesidad de los trabajadores de un centro laboral, entonces, todos los trabajadores de una empresa y del país, deberían estar afiliados. Sería un poder político predominante. ¿Es así?

En fin, hay mucho por reflexionar.

Si no hay consciencia sindical, eso se refleja en la capacidad de lucha. Según los datos del Anuario Estadístico del Ministerio de Trabajo- MTPE, los pliegos solucionados pasaron de 1,762 en 1,990, a 186 pliegos en 2021. ¿Qué está pasando?

El Ministerio de Trabajo nos muestra la siguiente trayectoria sindical en el sector privado entre el 2015 y 2022:


 La sindicalización de trabajadores del sector formal privado, era apenas alrededor del 5% durante el periodo 2015-2022, (1% de las empresas) cuando en la década de 1980 era de dos dígitos. Al 20/11/2023, el número de trabajadores registrados en planilla es alrededor de 4 millones, sin embargo, los sindicalizados no llegan ni a la décima parte.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al 2023: la tasa de sindicalización en Perú se ha retraído desde hace más de tres décadas. El año pasado, el Ministerio de Trabajo hizo un estudio de la sindicalización del sector privado. Encontró que, Perú tiene la más baja sindicalización en todo Sudamérica.


 

Desde hace buen tiempo, no hay paros ni huelgas sindicales como había antes.

¿Por qué, se ha perdido la combatividad sindical?

Desde el histórico paro general del 19 de julio de 1977, contra las reformas laborales pro patronales del gobierno militar de Morales Bermúdez, la combatividad sindical ha venido decayendo hasta llegar a la inactividad.

En aquella época, se produjeron masivas movilizaciones en Cusco, Tacna, Ayacucho, Arequipa, Huancavelica, Huancayo, Trujillo y Lima, en protesta por la persecución policial y militar, contra los sindicalistas en huelga. Se luchaba contra la eliminación de los derechos adquiridos por los obreros durante el gobierno de Velasco.

No es casualidad que la inoperancia sindical coincida con la vigencia del neoliberalismo en nuestro país. La decadencia del sindicalismo es consecuencia de la estrategia neoliberal, que ha implantado reformas en la constitución y las leyes, para sabotear las demandas de los trabajadores y a la sindicalización:

Para el neoliberalismo, la estrategia reside en la competitividad de costos y beneficios. Pero son los países, los que compiten para atraer inversiones de capital otorgando beneficios y reducción de costos a las empresas. Supuestamente, el país que otorgue las mejores condiciones a las empresas, tendrán más inversiones y, por consiguiente, mayor crecimiento económico. Pero no, del país. Ese crecimiento se va afuera ya que, la riqueza que se succiona al país, se la llevan para fortalecer a nuestros depredadores, dejándonos solo la carroña tributaria.

Esta estrategia se aplica de varias maneras:

        A cuenta del país, mediante la privatización de empresas estatales eliminándolas de la competencia en el mercado de bienes y servicios, reducciones tributarias, exoneraciones, concesiones interminables en el manejo de la electricidad, telefonía, agua, servicios turísticos, vialidad con peajes, subsidios directos e indirectos.

        A cuenta de los factores de producción con tecnologías que desplazan trabajadores y modalidades de tercerización laboral para evitar sindicalización.

De este modo, “se le saca la vuelta” a los trabajadores, saboteando su sindicalización. En vez congelar salarios, que ocasionan conflictos y muchas paralizaciones, trasladan el mayor costo a los consumidores, incluyendo trabajadores. Así, los peajes, costos de vivienda y otros, se cargan al público consumidor. En obras públicas, los mayores costos se cargan a los organismos del estado, inflando presupuestos y corrupción. El neoliberalismo es corrupción en todo nivel.

Una forma de bajar costos laborales, es contratando a terceros, como servicio temporal a plazo fijo (CAS) para hacer lo mismo que los trabajadores estables. Con esto, a la vez que crean competencia desleal contra los trabajadores sindicalizados evitan conflictos laborales y pago de beneficios sociales.

La temporalidad se convierte en permanente, con contratos masivos a plazo fijo renovable que, impide la sindicalización. El trabajador que reclama, puede ser despedido sin objeciones al vencimiento de cada contrato diario, semanal y mensual. No se recibe nada por despido arbitrario ni beneficios sindicales. Así, los jubilados son reemplazados por temporales.

Tanto el INEI como el Ministerio de Trabajo señalan que la contratación temporal es del 77% de casos y solo el 23% de los trabajadores es estable. Al 2023, la tercerización es más del doble de los trabajadores permanentes.



Por otro lado, las empresas buscan reemplazar a los trabajadores por medios tecnológicos, robots, máquinas automatizadas, inteligencia artificial, trabajos remotos o, teletrabajo (más de 207 mil empleos), todo lo cual le quita fuerza a la comunidad sindical. De estas amenazas no se dan cuenta los sindicalistas que, no saben cómo actuar.

¿Qué hacer?

El objetivo es el empoderamiento sindical. No solo de un sindicato en particular, sino del conjunto sindical.

Entonces tendremos que:

1.      Recuperar los niveles de sindicalización con mayor afiliación.

2.     Corregir las fallas y métodos de trabajo sindical

3.     Intensificar las actividades sindicales para generar dinamismo gremial.

4.    Activar las comunicaciones sindicales, con boletines electrónicos continuamente, para informar, capacitar y estimular la participación sindical.

5.     Modernizar los sindicatos para que esté en condiciones de afrontar el desarrollo tecnológico patronal.

6.    Planificar y desarrollar estrategias de lucha.

Los trabajadores, tienen un rol histórico social en la lucha de la humanidad, por liberarse del sistema de opresión capitalista. Este rol, lo define su horizonte ideológico. De sus ideales surgirán sus deberes para liberar a su familia, a su clase social, a su país.

Es preciso tener un plan de acción, una estrategia de lucha y metodología de trabajo sindical democrática y efectiva. Un programa anual, con metas factibles de alcanzar. En el balance de fin de año, junto con la rendición de cuentas, se tiene que evaluar el desempeño orgánico en el cumplimiento de las metas planificadas.

Si podemos hacer esto, el éxito vendrá solo. De nosotros depende.

Es todo lo que puedo sugerir desde la tribuna.

Mayor información en https://wordpress.com/view/republicaequitativa.wordpress.com

 

REJUVENECER LA IZQUIERDA

 


Escribe: Milciades Ruiz

Se suele hablar de izquierda como si fuese una masa social uniforme, pero no lo es. Hay desde los moderados hasta los extremos en cada estamento social de los oprimidos. No reaccionan por igual ante las injusticias del sistema porque no la sufren por igual, ni todos se percatan de su prisión. Existe una izquierda organizada y militante, pero en estado ruinoso. Tampoco la derecha es uniforme. Pero entre nos, vale hacer catarsis.

Ideológicamente, el abanderado de la izquierda es el socialismo, cuyos fundamentos emanan del materialismo científico comprobable. Se es socialista por convicción y no, simplemente por emoción. Pero no todos en la izquierda son socialistas por convicción ideológica. Muchos cuestionan los abusos de la dominación capitalista, pero solo hasta cierto punto. Todo esto, repercute en la calidad de liderazgos carentes de claridad y convicción.

Los tiempos políticos tampoco son iguales y las circunstancias en las que actúa la izquierda y derecha varían, tanto en el espacio global como en el interno. El mundo evoluciona y su desarrollo, condiciona nuestra lucha. Cada generación responde a los retos de su tiempo ante cada impacto local e integral del sistema.

Hay que tener en cuenta que, izquierda y derecha constituyen una unidad dialéctica de contrarios. En el ámbito político nacional, la lucha está centrada en la posesión del poder, para gobernar el país. Este es el campo de batalla política en el que, lo que pierda la derecha lo gana la izquierda y viceversa. Lo que fortalece a una, debilita a la otra parte.

Por los considerandos expuestos, al evaluar el desempeño de la izquierda, no debemos olvidar el contexto nacional e internacional en el que actúa condicionadamente. En la trayectoria histórica de la izquierda peruana, se podrá constatar que, con el auge del socialismo internacional, también el nuestro pudo progresar aplicando la ideología a la realidad nacional.

Con el triunfo de la Revolución Cubana, la izquierda latinoamericana cobró auge, creándose nuevos movimientos políticos afines. Se gestaron movilizaciones estudiantiles y rebeliones armadas. Es la década heroica de la izquierda peruana, en la que se llegó a la guerra de guerrillas, con gran sacrificio de la juventud y un saldo trágico. Inusitadamente, el ejército enviado a combatir a los rebeldes, fue impactado por el heroísmo de los revolucionarios y, resolvió derrocar al gobierno oligárquico en 1968, para poner en marcha un proceso revolucionario de cambios estructurales.

La revolución de la fuerza armada encabezada por el Gral. Juan Velasco Alvarado, destruyó el andamiaje político y económico de la derecha, que perdió todo su poder. Se dio amnistía a los revolucionarios, se excarceló a los que estaban en prisión y, se les invitó a participar en el proceso revolucionario. Aplastada la derecha, el espacio que esta, perdió, fue ganado por la izquierda, pues hasta los ultras que se oponían al proceso velasquista, pudieron desarrollarse sin mayores contratiempos.

Las circunstancias cambiaron al ser depuesto Velasco y, reemplazado por Morales Bermúdez en 1975, bajo los auspicios de EE UU. Pero el caudal político de la izquierda había crecido, aunque dispersamente. No obstante, se resistió al retroceso del proceso y entró en acción con movilizaciones sindicales y regionales, fortaleciéndose con el gran paro nacional del 19 de julio de 1977. La izquierda era combativa porque las condiciones eran favorables.

Al retirarse el gobierno militar y convocarse a elecciones para la Asamblea Constituyente en 1978, participaron 5 agrupaciones de izquierda, incluyendo dos frentes, UDP y FOCEP, alcanzando el 30% del electorado y 26 de los 100 escaños, a pesar del divisionismo y la fragmentación. El sector fanático de la izquierda no participó, pese al llamado de unidad.

En 1983 surgió el liderazgo de Alfonso Barrantes como candidato de la izquierda a la alcaldía provincial de Lima, que la ganó largamente. Su buena gestión popular elevó el caudal electoral de la izquierda en 1985 en que, participó como candidato presidencial obteniendo el 21% de los votos, pasando a segunda vuelta, de la que desistió. Pero, se obtuvo 63 escaños, 15 senadores y 48 diputados. La más alta representación hasta la fecha.

Pero, cuando la Unión Soviética y el bloque de países socialistas dejaron de lado la lucha contra el imperialismo optando por la doctrina de coexistencia pacífica, hubo una frontal discrepancia con la revolución china, que ocasionó un gran divisionismo en el partido comunista peruano, entre pro soviéticos y pro chinos. Esta división fue fatal para la izquierda peruana porque el fanatismo maoísta, tergiversando las enseñanzas de Mao, derivó en violencia armada coaccionando al pueblo y a toda la izquierda, que quedó bajo dos fuegos: Terrorismo maoísta y terrorismo de estado, impidiendo el trabajo ideológico de campo.

La disolución de la Unión Soviética en 1991 y, el desvío del bloque socialista europeo hacia el sistema capitalista, causó descalabro en todas sus dependencias, incluyendo la de nuestro país. Pero luego después, la revolución china también cambió de rumbo. Mando sus consignas al tacho, cambió su estrategia y se incorporó al sistema desde el inicio del presente siglo.

Esto, desconcertó al sector maoísta de la izquierda peruana, quedando sin piso político. El desaliento mermó sus filas hasta decaer totalmente. La desaparición del socialismo mundial, dejó en desamparo a la izquierda peruana que, fue decayendo en sus expectativas de lucha. Solo quedaba la alternativa electorera y las cúpulas se dedicaron por entero a ella. La izquierda peruana entones, cambió de lenguaje y metodología de trabajo político.

Mientras tanto, el sistema capitalista, con el campo libre, por abandono del bloque socialista, se expandió, surgiendo el neoliberalismo como nueva corriente, propugnando la eliminación de barreras controlistas a la “libre competencia” de las empresas privadas. Nuestro país fue penetrado por el neoliberalismo que, cambió todas las reglas constitucionales y, condicionó el sistema electoral para bloquear la representación popular izquierdista.

Con la vigencia del neoliberalismo sin escrúpulos, prendió la corrupción en todos los ámbitos del país, penetrando la izquierda. Varios líderes electos de izquierda, terminaron en prisión. El deterioro de la izquierda peruana, abrió el camino para las malas prácticas políticas. La inmoralidad ganó terreno. El desprestigio fue aumentando y para nuestro pueblo, los partidos de izquierda son tan repudiables como los de derecha, a tal punto que prescinde de ellos para sus movilizaciones. Si estos, se suben al carro, los rechazan.

Con esta apretada síntesis, lo que intento es demostrar que lo que sucede con la izquierda actualmente, es producto del proceso histórico que estamos viviendo. Su rehabilitación también dependerá de este. Nos ha tocado vivir esta tragedia, pero la validez del socialismo sigue incólume por su dialéctica ideológica. Por ahora, la moral está por los suelos. Estamos en un momento de incertidumbre. El pueblo ha perdido la fe en la izquierda, pero dependerá de nuestra actitud recuperarla.

Desde hace 45 años, se piensa que la unidad de la izquierda es la solución para empoderarla. Se ha hecho el esfuerzo, pero siempre ha terminado en fracaso, porque las condiciones no eran apropiadas. Está demostrado que, la unidad de cúpulas que conservan sus sectas religiosas, solo es un frente frágil. La unidad viene por sí sola, cuando hay una fuerza mayor que atrae a otras, como los sistemas siderales gravitacionales.

Ahora mismo hay voluntad unitaria. En el 2022, unas 13 organizaciones de izquierda emitían pronunciamientos unitarios acertadamente críticos y propuestas de medidas gubernamentales respaldando a los sectores populares. Pero de lo declarativo no pasaron y, no tuvieron eficacia alguna en los hechos. Allí se mantienen hasta ahora, en la esterilidad unitaria.

Aunque el poder electoral reside en el pueblo; el sistema eleccionario del neoliberalismo, lo desvía a sus opresores que, son los que gobiernan. Esta paradoja impide el empoderamiento de la izquierda, pero esta, tampoco hace nada por cambiarla. De nada sirve pedir asamblea constituyente si, antes no se elimina el bloqueo electoral que impide la representación popular.

La izquierda está agotada y caduca. Para rejuvenecerla es imprescindible una poda para que los rebrotes emerjan sanos y frondosos. Volver a empezar revolucionando procedimientos es quizá la alternativa más propicia. Estamos en la era de la digitación. No deberíamos seguir luchando con instrumentos arcaicos y desfasados. Hagamos la revolución desde adentro.

Salvo mejor parecer.

Abril 30, 2024

Mayor información en https://wordpress.com/view/republicaequitativa.wordpress.com

 

sábado, 27 de abril de 2024

CRISIS TERMINAL DE OCCIDENTE CAPITALISTA: LA GUERRA DE LOS BANQUEROS CONTRA CHINA

 


Por Administrator

VIERNES 26 DE ABRIL DE 2024

 

Markku Siira

Al comenzar el Año del Dragón, «el imperio anglosionista está lanzando su guerra contra China», afirma Richard H. Solomon. Hasta ahora, China ha mostrado «una humildad y una moderación increíbles, reaccionando muy poco a los insultos y provocaciones indignantes de la administración neoconservadora estadounidense».

Los ciudadanos europeos no tienen por qué tomar partido reflexivamente en esta batalla de titanes, pero tampoco tienen por qué defender los intereses de política exterior de Estados Unidos y su rebaño de vasallos. China es una superpotencia gobernada por el Partido Comunista, ¿y qué? Debemos mirar más allá de los ismos y las palabras y evaluar las acciones.

Ya no existe una «América» libre ni Estados nacionales europeos independientes. El llamado «Occidente» no es más que una «coalición de cárteles financieros, multinacionales, oligarcas, el complejo militar-industrial, el Estado profundo y el lobby sionista», cuyos días de gloria han terminado (afortunadamente).

«Como todos los imperios patológicamente corruptos en sus etapas finales, el Occidente demente sueña con renovarse», observa Solomon. Sus súbditos sólo pueden «intentar evitar ser sumergidos por las olas de un gigante que se hunde».

Los supervivientes de la destrucción de Occidente pueden unirse y «adoptar el principio de la coprosperidad, con China como principal actor global, iluminando el camino de la humanidad hacia una civilización Star Trek de tipo dos en la escala Kardashian».

China ha intentado mantenerse al margen del conflicto, pero en algún momento Pekín podría tener que tomar represalias cuando las provocaciones «biológicas, económicas y militares» de Washington y Londres vayan demasiado lejos y superen incluso la tolerancia confuciana. A tenor de las acciones estadounidenses, la agresión no hará sino intensificarse.

Según Solomon, la disuasión adecuada para China sería poner su «propia piel en el juego». Los cosmopolitas desarraigados del poder monetario occidental no sólo son parásitos de la sociedad y especuladores a costa de los demás, sino también cobardes materialistas que no quieren morir.

Mientras pueden condenar a muerte a millones o miles de millones de personas simplemente por sus propios intereses egoístas, la superclase dominante hará cualquier cosa para mantener su propia existencia. «Los servicios de inteligencia de China deberían localizar todos sus búnkeres y ciudades subterráneas y hacer saber que si estalla una gran guerra, China les golpeará», concluye Solomon.

Los círculos financieros de Wall Street trasladaron en su día la fabricación estadounidense a China, con el fin de transformar Estados Unidos en una economía basada en la usura, vendiendo deuda con la esperanza de que China comprara esa deuda y permitiera a los iniciados de Wall Street controlar también la economía china.

Este modelo económico se conoció como «Quimérica». Aunque China se benefició inicialmente de este acuerdo, Solomon sostiene que Pekín rechazó una relación simbiótica en la que «la clase desarraigada de Wall Street tomaría el control de la civilización china de cinco mil años tras destripar a Estados Unidos».

Sin embargo, algunos afirman que todo el enfrentamiento Este-Oeste no es más que teatro Kabuki y que China ya está bajo el control del cártel bancario de los Rothschild y los Rockefeller (es decir, los dueños del planeta). Solomon no está de acuerdo.

El «tecnofeudalismo» idealizado por los esclavistas occidentales requiere no sólo la destrucción de las diferentes culturas, sino también la transformación genética de la clase dirigente. Según el protocolo transhumanista de la camarilla de Davos, los gobernantes chinos deberían estar preparados para destruir la cultura y el ADN de cinco mil años de antigüedad de su pueblo.

Solomon no cree que los dirigentes chinos estén preparados para tal cosa: «Aunque algunas de las innovaciones tecnológicas de China están relacionadas con la seguridad nacional, la tecnología se utiliza principalmente para mejorar la vida de los ciudadanos chinos, lo que es totalmente contrario a la política estadounidense».

Un «futuro chino» tras la hegemonía estadounidense sería más prometedor que el antiguo régimen, argumenta Solomon, aunque sólo fuera porque China «nunca en su historia ha seguido una política de agresión militar o conquista fuera de su propio territorio». China «incluso ha construido una muralla para mantener alejados a los bárbaros».

Solomon subraya que la cooperación de China con potencias extranjeras se basa en una transacción, una interacción mutuamente beneficiosa en la que se intercambian servicios o bienes. A diferencia de Occidente y su liberalismo, China no pretende hacer el mundo entero a su imagen y semejanza.

¿Qué hay de la pandemia de los tipos de interés, que se dice que empezó en China? China no siguió la tecnología occidental del ARNm, sino que ofreció a sus ciudadanos vacunas tradicionales. «Aunque algunos funcionarios chinos prooccidentales insistieron en los envíos de ARNm de Pfizer y en la producción nacional de ARNm, el Partido Comunista se resistió a la presión de la clase política estadounidense», explica Solomon.

Puede que el Partido Comunista exagerara al adoptar una estrategia extremadamente rigurosa, pero, según Solomon, ello se debió a que China se enfrentaba a un ataque biológico. Para «futuros acontecimientos» similares, también aconseja a los occidentales que confíen en «el zinc, las vitaminas C y D y la medicina tradicional china». En opinión de Solomon, China sigue siendo «el principal baluarte contra los invasores del imperio anglosionista estadounidense y los secuaces de su mafia financiera mundial».

Dado «el monstruoso poder de los banqueros internacionales, el emperador-presidente Xi debe hacer malabarismos con una compleja maraña de neutrales, aliados y adversarios para llevar a China a la victoria, que en un sentido más amplio significa la supervivencia de la especie humana». Solomon considera que Xi defiende «los principios fundamentales del Tao».

Espero que Solomon tenga razón, aunque a menudo me siento frustrado por las acciones (o la inacción) de las grandes potencias y las maquinaciones de los círculos financieros que están detrás de la gobernanza mundial. Sea cual sea la verdad última, vivimos tiempos peligrosos pero interesantes, en un limbo precario entre el nuevo y el viejo orden mundial.

Según el filósofo Oswald Spengler, Occidente ya está condenado: «El genio occidental ha llevado al mundo desde los caballos y los carros hasta la sociedad industrial moderna. El resultado han sido muchas creaciones increíbles, pero también mucho sufrimiento y muerte», resume Solomon. Por eso quiere seguir «la evolución de China hacia la autorrealización nacional».

Pero Solomon es (¿demasiado?) optimista, y no puede evitar tener un pensamiento para Occidente: «Si la filosofía occidental integra los principios de la ley del karma para establecer un equilibrio yin-yang, y si Europa se une a China y Rusia en una alianza euroasiática, creo que la recuperación y la reintegración positiva de Occidente en la familia global aún es posible».

 

Fuente: https://geoestrategia.es/noticia/42692/politica/la-guerra-de-los-banqueros-contra-china.html