domingo, 9 de noviembre de 2025

OPERACIÓN HORMIGA: CÓMO ZOHRAN MAMDANI TRIUNFÓ SOBRE UN ESTABLISHMENT DECRÉPITO

 


Foto: Zohran for NYC


Michael Kinnucan

7/11/2025


Jacobin América Latina

La asombrosa victoria de Zohran Mamdani en las elecciones a la alcaldía de la ciudad de Nueva York electrificará a la izquierda en todo el país —como debe ser—. Pero ¿qué significa esta victoria para los socialistas? Siempre resulta tentador leer los resultados electorales en términos ideológicos amplios, como un índice del estado de ánimo nacional o una reivindicación de una ideología. Todos recordamos hace menos de un año, cuando la derrota de Kamala Harris mostró que una nación cada vez más antiinmigrante se desplazaba hacia la derecha —y los lectores mayores incluso recordarán que, hace cuatro años, el centrismo represivo contra el crimen de Eric Adams era el futuro del Partido Demócrata—. (Ahora la gente dice lo mismo sobre Zohran).

Pero las elecciones nunca son referendos ordenados sobre una ideología o un programa. Están determinadas en gran medida por los talentos y defectos de quien resulte ser candidato. Si Mamdani no hubiera sido elegido para la legislatura del estado de Nueva York en 2020, no habría estado en posición de postularse, y ningún candidato de talento y compromiso similares lo habría reemplazado. Si Eric Adams no hubiera sido notoriamente corrupto, bien podría estar ahora navegando hacia la victoria, y quizás no habría surgido ningún candidato serio para desafiarlo. No había ninguna garantía de que se presentara la oportunidad de postular a un socialista democrático para la alcaldía de Nueva York en 2025, ni de que, cuando esa oportunidad surgiera, existiera un candidato preparado para aprovecharla.

Precisamente por esa contingencia, el trabajo que posicionó a la izquierda para aprovechar esa oportunidad fue crucial. Una parte significativa de ese trabajo fue realizada por los Democratic Socialists of America (DSA) de la ciudad de Nueva York (NYC-DSA), que durante la última década se ha dedicado a elegir candidatos como Mamdani para el concejo municipal y la legislatura estatal. Este capítulo y su capítulo hermano del valle de Mid-Hudson han elegido a nueve legisladores estatales y dos concejales, todos comprometidos con la causa de la clase trabajadora. Las elecciones para la alcaldía no formaban parte del plan de la NYC-DSA hace ocho años, pero si nuestro capítulo no hubiera trabajado incansablemente en las trincheras de las carreras para la asamblea estatal, la capacidad organizativa, las relaciones de coalición, la credibilidad y, lo más importante, el candidato, no habrían existido para una contienda como esta.

Esa capacidad organizativa también ha moldeado la forma en que se llevó a cabo la campaña. La NYC-DSA ha desarrollado a lo largo de los años una ética de campaña única, centrada en el «campo» —es decir, el puerta a puerta realizado por miles de voluntarios individuales—. Para la NYC-DSA, el puerta a puerta no es simplemente una táctica para ganar votos (aunque también lo es); es una forma de incorporar a la gente común directamente en la campaña como un proyecto colectivo, como participantes y coorganizadores, más que como observadores y simpatizantes. Mamdani entiende claramente que su operación de 90 000 voluntarios fue clave para su éxito, y no es casualidad que esa operación haya sido dirigida por la veterana militante de DSA Tascha Van Auken; la campaña se apoyó (y mejoró) en una ética organizativa y una pericia técnica desarrolladas a lo largo de años de campañas ganadas y perdidas dentro de la DSA.

Esta ética de participación masiva explica más de lo que la mayoría de los observadores externos entenderán sobre el poder de la campaña de Mamdani. No ha habido en mi vida un momento en que la brecha entre el deseo politizado de la gente (trabajar colectivamente para cambiar el mundo) y las oportunidades que se le ofrecen haya sido mayor. En estas circunstancias, la capacidad de la campaña de Mamdani para ofrecer a las personas no solo esperanza, sino también la posibilidad de trabajar por el cambio y construir lazos con sus vecinos, ha resultado revolucionaria.

Aun así, la campaña bien podría haberse hundido ante oponentes más fuertes. He oído decir a muchas personas este ciclo que Zohran ha tenido suerte con sus rivales: suerte de que Adams fuera corrupto y estuviera endeudado con Trump, y suerte de que Andrew Cuomo fuera un exgobernador desacreditado, dotado de una especie de anticarisma esquelético, que cayó en desgracia por acoso sexual y cuyas políticas durante sus años como gobernador son en gran parte responsables de todo lo que hoy está mal en la ciudad de Nueva York.

Ciertamente, si los donantes multimillonarios que respaldaron primero a Adams y luego a Cuomo hubieran encontrado un mejor abanderado, la contienda podría haber sido diferente. Pero les propongo que su fracaso no se debe exactamente —o no exclusivamente— a la mala suerte. Hay razones estructurales por las cuales los candidatos centristas son tan malos, razones que también quedaron muy en evidencia en la campaña presidencial del año pasado.

Un Partido Demócrata cada vez más desconectado de cualquier base significativa y desprovisto incluso de una estructura interna coherente termina dominado por quien esté en la cima y quien pueda recaudar más donaciones; no es casualidad que esas personas resulten ser candidatos mediocres, desconectados, propensos al escándalo y a la corrupción, ni es casualidad que, incluso cuando los donantes centristas pueden ver que se avecina un desastre para ellos (Joe Biden en el verano de 2024, Cuomo inmediatamente después de las primarias de este año), carezcan de la capacidad colectiva para detenerlo. Esta forma de fracaso está incorporada al sistema; el sistema es lo que es y eleva sistemáticamente a personas como Adams y Cuomo al poder.

Más sorprendente, al menos para mí, fue el éxito de Zohran en dominar el ala progresista en las primarias. Este es el punto en el que más me tienta alzar las manos y culpar a la contingencia: por razones que la ciencia aún no comprende del todo, algunas personas simplemente son más carismáticas que otras.

Eso explica parte —pero no todo—. Un amplio espectro de políticos incluso progresistas está atrapado en un modelo mental en el que los votantes se ubican en un espectro de izquierda a derecha; en ese modelo, si los votantes se desplazan hacia la derecha (como parecía suceder en 2024), entonces uno también se mueve hacia la derecha. Actualmente existe una pequeña industria de comentaristas demócratas que insisten en que, si los demócratas quieren vencer a Trump, deben concentrarse en los temas prácticos de la vida cotidiana; en estos tiempos sin precedentes, dicen, es demasiado arriesgado aspirar a medidas sin precedentes.

Esta visión del mundo genera resultados cada vez más absurdos (Trump está ganando porque se concentra en los «temas cotidianos», como secuestrar trabajadores de la construcción y contagiar de sarampión a los niños). Pero los candidatos «progresistas» compartían esta visión, y eso los llevó a malinterpretar profundamente el momento político. Los votantes no estaban cansados de los extremos y buscando el centro; no estaban cansados del progresismo de Biden y buscando sentido común; estaban cansados de un statu quo que claramente no funciona ni como política (no pueden pagar el alquiler) ni como política institucional (gobernados por fascistas), y buscaban algo agresivamente nuevo. Zohran ofreció eso.

Esta dimensión de la campaña no puede entenderse al margen de la guerra en Gaza. Cuando Mamdani anunció su candidatura, su apoyo rigurosamente principista y público a los derechos palestinos fue considerado su mayor desventaja como candidato —incluso más que su compromiso socialista democrático—. Resultó ser todo lo contrario: un poderoso activo. Muchos votantes (particularmente, aunque no exclusivamente, jóvenes y musulmanes) estaban cada vez más disgustados por la evidente apología deshonesta de los demócratas tradicionales ante el genocidio israelí; la negativa de Mamdani a comprometerse en este tema y su exigencia de igualdad de derechos para los palestinos se convirtieron en una señal de su valentía y autenticidad, no solo respecto a Israel-Palestina, sino de manera más general. Muchos votantes tal vez no tuvieran una postura clara sobre la solución de dos Estados, pero estaban hartos de las mentiras y evasivas.

¿Qué pasa ahora? La elección de Mamdani representa un éxito más allá de los sueños más ambiciosos de la mayoría de los socialistas neoyorquinos de hace ocho, cuatro o dos años. Pero, como muchos han señalado, esto es solo el comienzo de la lucha. Mucho dependerá de lo que logremos hacer juntos como ciudad en los próximos cuatro años, tanto para ofrecer soluciones públicas a crisis como la vivienda y el cuidado infantil como, ante todo, para proteger a los cientos de miles de inmigrantes de Nueva York de la campaña de limpieza étnica de Trump.

Ciertamente no hay ninguna garantía de éxito. Pero para los neoyorquinos, una administración Mamdani ofrece la oportunidad de contraatacar —y para los socialistas de todo el país, su campaña ofrece un modelo para construir la infraestructura necesaria para conquistar el poder.

Michael Kinnucan. Miembro de los Socialistas Demócratas de América (DSA) que vive en Brooklyn.

5/11/2025

Fuente: https://vientosur.info/como-zohran-mamdani-triunfo-sobre-un-establishment-decrepito/


sábado, 8 de noviembre de 2025

EL FRACASO DE LA IZQUIERDA



I

POR QUÉ LA IZQUIERDA PIERDE LAS ELECCIONES… Y ES RECHAZADA POR LAS CLASES POPULARES

 

Por Nicolas Maxime

 Nicolas Maxime Facebook 28/10/25

Javier Milei ha sido reelegido en las elecciones legislativas de mitad de mandato, una nueva señal de que el giro hacia la derecha populista continúa en todo el mundo, mientras que la izquierda sigue desmoronándose, incapaz de comprender lo que le está sucediendo. La izquierda pierde unas elecciones tras otras y seguirá perdiéndolas en todo el mundo, mientras la extrema derecha continúa su avance, incluso con un programa económico contrario a los intereses materiales de las clases populares. ¿Por qué? Porque la extrema derecha ha comprendido perfectamente la lógica girardiana del chivo expiatorio, señalando a los «asistidos», los desempleados, los migrantes e incluso los funcionarios y los jubilados como responsables de la crisis. Mientras que la izquierda, que se ha vuelto insignificante (incluso en sus formas llamadas «radicales»), ya no entiende nada del pueblo, hasta el punto de que, por inversión mimética, ha convertido al proletario blanco en su chivo expiatorio, ya que lo percibe como un pueblerino, palurdo o un «paleto» reaccionario y racista.

Esta desconexión con la realidad se plasma perfectamente en el desprecio de clase de un Édouard Louis, que llega a soñar —como él mismo expresa sin tapujos— con un régimen en el que las ciudades y el campo tuvieran gobiernos separados, ya que considera irreconciliables al pueblo urbano «progresista» y al campo, considerado reaccionario. Es el símbolo perfecto de una izquierda cultural, moralista y metropolitana, que ya no soporta al pueblo real, al que no habla como ella, no vive como ella y, sobre todo, ya no vota por ella.

A los ojos de las clases populares, motivadas por un instinto de supervivencia y de preservación de su modo de vida, la izquierda actual no es más que una «izquierda moral», una izquierda que encarna precisamente todo lo que odian.

Esta «izquierda moral» ya no tiene mucho que ofrecer, salvo algunas reformas sociales, una ecología quinua-vegana basada en prohibiciones y culpabilización y la imposición de impuestos a los ricos como último horizonte moral. En resumen, se ha convertido en la izquierda del Capital, la de los medios de comunicación, las grandes instituciones culturales, las universidades y las metrópolis. Y por eso ahora es considerada por las clases populares como aún más peligrosa que la extrema derecha, porque ha traicionado al bando que pretendía defender y ahora inspira el rechazo de una mayoría silenciosa que, a falta de una alternativa creíble, se vuelve hacia la extrema derecha o se refugia en la abstención, percibida como el mal menor.

Como decía Jean-Claude Michéa, esta izquierda rompió definitivamente con el pueblo cuando dejó de definirse por la crítica al capitalismo para fundirse en la lógica del progresismo liberal. Desde la década 1980 ha abandonado la lucha de clases, la socialización de los medios de producción y la defensa del mundo laboral, la clase trabajadora, para convertirse en la «izquierda moral» de los derechos individuales, la redistribución de la riqueza y la buena conciencia tranquila. Ya no se dirige a los obreros y empleados, sino a la burguesía cultural, a quienes poseen el capital simbólico, y ya no a quienes solo tienen su fuerza de trabajo para subsistir.

Como resume Michéa, ya no lucha contra el sistema, sino que lo acompaña y se pliega a él en nombre del «progreso». Y es precisamente porque ha dejado de ser popular por lo que se ha convertido, a los ojos de las clases populares, en la izquierda radical, la izquierda de los que dan lecciones y los conversos al nuevo orden moral liberal.

En sus investigaciones sobre las campiñas francesas, Coquard muestra que los territorios periféricos y rurales, lejos de ser bastiones reaccionarios, son ante todo espacios de sociabilidad, solidaridad y ayuda mutua, pero en los que predomina un profundo sentimiento de abandono. Coquard describe un mundo popular apegado al reconocimiento, al trabajo bien hecho y que ya no ve en la izquierda titulada y urbana a una aliada, sino a una élite moralizante que no los comprende y los desprecia.

Mientras la izquierda sermonea y culpabiliza, la extrema derecha capta los afectos, las iras, los miedos… en definitiva, todo lo que la izquierda ha despreciado en nombre de su «superioridad moral». Y así es como se instala de forma duradera como el único refugio político para aquellos que, desesperadamente, aún quieren creer que existen.

Por supuesto, la extrema derecha o la derecha populista serán un callejón sin salida, y las clases populares lo descubrirán (por desgracia) por las malas. Porque no son los inmigrantes, las minorías o las élites culturales los que amenazan sus modos de vida y sus tradiciones: es el mismo capitalismo, en su fase terminal, el que ahora se inclina hacia una forma autoritaria y libertaria, en la que ya no habrá ningún compromiso con los trabajadores.

La verdadera pregunta es, pues: ¿cómo hacerlo comprender sin caer en los mismos errores que la izquierda moralista?

Fuente: https://infoposta.com.ar/notas/14455/por-qu%C3%83%C2%A9-la-izquierda-pierde-las-elecciones-y-es-rechazada-por-las-clases-populares/

 

II

CUANDO LA IZQUIERDA DEJÓ DE ENTENDER EL MUNDO

 

Por Massimiliano Civino

 

Llega un momento en la historia de las ideas en que la política deja de interpretar la realidad y comienza simplemente a perseguirla. Ahí es donde empieza su desdicha

Massimiliano Civino La Fionda oct 29, 25

Antonio Gramsci, en sus Cuadernos de la cárcel, escribió:  “En el debate científico, el más 'avanzado' es aquel que considera que el oponente puede estar expresando una necesidad que debe incorporarse a la propia construcción.”

Para Gramsci, ser «avanzado» no significa ser más puro ni más extremo, sino más bien tener mayor capacidad de comprensión, de incluir en la propia visión incluso lo que expresa el adversario, quizá de forma distorsionada o regresiva. Se trata de una perspectiva radical, en el sentido etimológico de radix (raíz), que profundiza en los procesos históricos en lugar de quedarse en la superficie de los acontecimientos. Ser radical, por tanto, no significa ser extremista, sino llegar a la raíz de las cosas, y esta capacidad para una perspectiva radical es precisamente lo que la izquierda ha ido perdiendo progresivamente.

Quienes se oponen a la derecha populista ya no interpretan la sociedad: se someten a ella. Reaccionan en lugar de analizar, denuncian en lugar de comprender. Hablan de derechos e igualdad, pero con un lenguaje vacío, incapaz de conectar con la realidad de quienes se sienten abandonados. Esto explica por qué tantos trabajadores eligen a quienes prometen «orden», o por qué las minorías discriminadas apoyan a líderes que las desprecian. No es ignorancia: es desconexión. Es la consecuencia de una política que ha dejado de lidiar con la complejidad de la realidad.

Franco Cassano, en La humildad del mal, nos recordó que «el bien debe aprender del mal a ser humilde»: no a replegarse en su propia superioridad moral, sino a aprender a escuchar. La política que no escucha al mal no lo comprende y, por lo tanto, no puede combatirlo. Pero comprender el mal no significa justificarlo: significa reconocer que el sufrimiento y el miedo son también formas de conocimiento.

Karl Marx, en La ideología alemana, escribió que «no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia». Las ideas no pueden cambiar el mundo si no pueden interpretar sus estructuras materiales, las relaciones que generan subyugación y consenso. Es una lección olvidada: la política habla de emancipación como si la voluntad bastara, sin comprender que las relaciones de poder existen dentro de los propios sujetos.

Porque, y aquí reside la clave, los súbditos no existen simplemente porque exista un monarca: el monarca existe porque los súbditos continúan reconociéndolo como tal. La dependencia no es una cadena puramente externa, sino un vínculo recíproco, una forma de complicidad simbólica. Como en la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel, el poder no existe sin el reconocimiento de quienes se someten a él. Y así, incluso cuando la libertad es posible, requiere un acto de conciencia: la decisión de dejar de reconocer como «natural» lo que es meramente habitual.

Para que la política recupere su sentido, debe volver a enfrentarse a esta complejidad: la interrelación entre miedo y consenso, deseo y subyugación, libertad y obediencia que impregna la vida contemporánea. No basta con oponerse al poder: debemos comprender sus mecanismos invisibles, aquellos que lo hacen creíble incluso para sus víctimas.

Slavoj Žižek observó que el populismo no es un retorno a la realidad, sino una huida de ella: una forma de identidad construida sobre un vacío. La derecha ha logrado ocupar este vacío, transformando la frustración en pertenencia. Byung-Chul Han, en La sociedad del cansancio, habla del hombre que se explota a sí mismo en nombre de la libertad, convencido de ser su propio amo cuando en realidad es esclavo de su propia eficiencia. Esta paradoja crea una nueva forma de servidumbre voluntaria.

Pero la izquierda parece no darse cuenta. Sigue hablando de «mérito», «competencia», «oportunidad»: palabras tomadas del lenguaje del poder. Ya no se trata solo de una derrota electoral, sino de una rendición cultural. Hegel dijo que «la lechuza de Minerva inicia su vuelo al anochecer»: el pensamiento siempre llega tarde. Hoy, la política no solo llega tarde, sino que parece haber perdido el cielo mismo en el que volar.

La derecha gana porque presenta un mundo sencillo a quienes viven en la complejidad. La izquierda pierde porque confunde la complejidad con la confusión. Sin embargo, la realidad es contradictoria por definición: la libertad coexiste con el miedo, la rebeldía con la dependencia. Quienes no pueden aceptar esta ambigüedad terminan hablando una lengua muerta.

Marx nos recordó que «las ideas de la clase dominante son, en cada época, las ideas dominantes». En efecto, incluso quienes desean cambiar el mundo siguen pensando en él a través del lenguaje del poder. Redescubrir un punto de vista «avanzado», en el sentido gramsciano y radical, no implica extremismo, sino profundidad: saber pensar dentro de las contradicciones, no por encima de ellas.

Tal vez la izquierda recupere su comprensión del mundo cuando deje de intentar simplificarlo. Cuando acepte que los súbditos se liberan no solo del soberano, sino también de sus propios hábitos de sumisión. Cuando retome la que fue su tarea suprema: no gobernar, sino transformar la realidad, comprendiéndola a fondo, hasta sus raíces.

Bibliografía y referencias

Gramsci, Cuadernos de prisión (Einaudi, 1975)

Cassano, La humildad del mal (Laterza, 2011)

Marx, La ideología alemana (1846)

Hegel, Fenomenología del espíritu (1807) y Bosquejos de la filosofía del derecho (1821)

Žižek, Bienvenido al desierto de la realidad (Meltemi, 2020)

Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio (Nottetempo, 2012).

https://www.lafionda.org/2025/10/29/quando-la-sinistra-ha-smesso-di-capire-il-mondo/

Fuente: https://infoposta.com.ar/notas/14452/cuando-la-izquierda-dej%C3%83%C2%B3-de-entender-el-mundo/

POLÉMICA EN TORNO AL APRA: DOS CARTAS DE ABRIL DE 1928

 


I

[PROPUESTA DE] CARTA COLECTIVA DEL GRUPO DE LIMA A LA CÉLULA DE MÉJICO (*)

[Carta escrita por José Carlos Mariátegui, sin fecha en el original, probablemente escrita el domingo 02 de abril de 1928]

Compañeros:

Consideramos necesario informar a ustedes sumariamente sobre nuestros puntos de vista respecto de principios y métodos de acción adoptados por el grupo de deportados peruanos que trabajan en Méjico y que sin una explícita declaración nuestra, pasarían como positivamente aceptados por nosotros que constituimos el núcleo que tiene aquí la responsabilidad de nuestra obra.

Estamos seguros de que ustedes mismos se dan cuenta de la necesidad de que la acción del Apra en el Perú no sea resuelta por un comité establecido en Méjico, sino amplia y maduramente deliberada con principal intervención de los elementos que actúan en el país. Cuantos se coloquen en el terreno marxista, saben que la acción debe corresponder directa y exactamente a la realidad. Sus normas, por consiguiente, no pueden ser determinadas por quienes no obran bajo su presión e inspiración.

La definición del carácter y táctica del Apra nos parece, de otro lado, fundamental para la existencia de una disciplina orgánica. Pensamos que, conforme a la idea que originalmente la inspiró, y que su propio nombre expresa, el Apra debe ser, o es de hecho, una alianza, un frente único y no un partido. Un programa de acción común e inmediato no suprime las diferencias ni los matices de clase y de doctrina. Y quienes desde nuestra iniciación en el movimiento social e ideológico, del cual el Apra forma parte, nos reclamamos de ideas socialistas, tenemos la obligación de prevenir equívocos y confusiones futuras. Como socialistas,  podemos colaborar dentro del Apra o alianza o frente único, con elementos más o menos reformistas o socialdemocráticos –sin olvidar la vaguedad que estas designaciones tienen en nuestra América– con la izquierda burguesa y liberal, dispuesta de verdad a la lucha contra los rezagos de feudalidad y contra la penetración imperialista; pero no podemos,  en virtud del sentido mismo de nuestra cooperación, entender el Apra como partido, esto es, como una facción orgánica y doctrinariamente homogénea.

Profesamos abiertamente el concepto de que nos toca crear el socialismo indoamericano, de que nada es tan absurdo como copiar literalmente fórmulas europeas, de que nuestra praxis debe corresponder a la realidad que tenemos delante. Pero este principio no nos aconseja adoptar apresuradamente fórmulas que, por el momento, pueden tener absoluta precisión en la mente de quienes las conciben como medio táctico pero que mañana, bajo la presión de proselitismos más adoctrinados, y al influjo de la mentalidad burguesa y pequeño-burguesa incorporada fatalmente en el movimiento, pueden prestarse a confusionismos infinitos. La experiencia del Kuo Min Tang es preciosa para el movimiento antiimperialista de Indoamérica, a condición que se le aproveche integralmente. El alejarnos de las fórmulas europeas, no debe conducirnos a una estimación exagerada de las fórmulas asiáticas y de su posible eficacia en nuestro medio. No debemos olvidar que, en todo caso, las fórmulas europeas nos son más inteligibles, que nos llegan directamente a través de los idiomas y pueblos en que se expresan, mientras de las fórmulas chinas no tenemos sino la versión europea. Tampoco podemos olvidar el ascendiente y la función que en la ideología del movimiento nacionalista chino tienen las ideas occidentales. El Kuo Min Tang, finalmente, se encuentra en crisis, y en gran parte por no haber sido explícita y funcionalmente una alianza, un frente único. Sus rumbos estaban subordinados al predominio de sus elementos de derecha, centro e izquierda que correspondían al de sus respectivos movimientos e intereses de clase. Las últimas deliberaciones del Kuo Min Tang, según “Internationale Presse Correspondez” y otras publicaciones recientes – entrañan una rectificación total de sus principales puntos de vista, en lo concerniente al proletariado y a las organizaciones de clase. El Kuo Min Tang fue Sun Yat Sen, pero es también Chang Kay Sheck. El Kuo Min Tang, además, se desarrolló no continental sino nacionalmente, cosa en la que el Apra se diferencia necesariamente de aquel movimiento.

La colaboración de la burguesía, y aún de muchos elementos feudales, en la lucha anti-imperialista china, se explica por razones de raza, de civilización nacional, que entre nosotros no existen. El chino noble o burgués se siente entrañablemente chino. Al desprecio del blanco por su cultura estratificada y decrépita, corresponde con el desprecio y el orgullo de su tradición milenaria. El anti-imperialismo en la china puede, por tanto, descansar fundamentalmente en el sentimiento y en el factor nacionalista. En Indoamérica las circunstancias no son las mismas. La aristocracia y la burguesía criollas no se sienten solidarizadas con el pueblo por el lazo de una historia y de una cultura comunes. En el Perú, el aristócrata y el burgués blancos, desprecian lo popular, lo nacional. Se sienten, ante todo, blancos. El pequeño burgués mestizo imita este ejemplo. La burguesía limeña fraterniza con los capitalistas yanquis, y aun con sus simples empleados en el Country club, en el tenis y en las calles. El yanki desposa sin inconvenientes de raza ni de religión a la señorita criolla, y ésta no tiene escrúpulos de nacionalidad ni de cultura en preferir el matrimonio con un individuo de la raza invasora. Tampoco tiene este escrúpulo la muchacha de la clase media. La huachafita que puede atrapar un yanqui empleado de la Grace o de la Fundation, lo hace con la satisfacción de quien siente elevarse su condición social. El factor nacionalista por estas razones objetivas, que a ninguno de Uds escapa seguramente, no es decisivo ni fundamental en la lucha anti-imperialista de nuestro medio. Sólo en países como en la Argentina, donde existe una burguesía numerosa y rica, orgullosa del grado de riqueza y poder de su patria, y donde la personalidad nacional tiene por muchas razones contornos más claros y netos que en estos países retardados, el anti-imperialismo puede penetrar fácilmente en los elementos burgueses, pero por razones de expansión y crecimiento capitalista y no por razones de justicia social y de doctrina socialista como es nuestro caso.

Estas consideraciones nos mueven a someter a Uds las siguientes conclusiones.

1° El Apra debe ser oficial y categóricamente definida y constituida como una alianza o frente único y no como partido.

2° Los elementos de izquierda que en el Perú concurrimos a su formación constituimos de hecho –y organizaremos formalmente– un grupo o Partido Socialista, de filiación y orientación definidos que colaborando dentro del movimiento con elementos liberales o revolucionarios de la pequeña burguesía y aún de la burguesía, que acepten nuestros puntos de vista, trabaje por dirigir a las masas hacia las ideas socialistas.

Es evidente que estas conclusiones no nos permiten prestar nuestra cooperación a la creación del Partido Nacionalista que las comunicaciones de algunos compañeros, y aun de la célula oficialmente, anuncian como una decisión del grupo de Méjico. Ese partido puede fundarse dentro del Apra; pero además de que nos parece que su biología natural exige que se decida su oportunidad y necesidad en el Perú y no desde Méjico, su organización toca en todo caso a los elementos de pequeña burguesía que quieran dar vida a un partido propio; pero no a nosotros que leales a los principios que, sin duda alguna, constituyen nuestra mayor fuerza moral, no asumimos ni la responsabilidad ni el encargo de organizarlo. Desaprobamos toda campaña que no descanse en la verdad. El procedimiento del bluff sistemático llevará al descrédito de nuestra causa. Rehusamos, por esto, emplearlo. Las noticias propaladas sobre la candidatura de Haya no producen el efecto, que Uds suponen, en la opinión. La gente –distante de toda preocupación electoral– las recibe perpleja e irónica.

Recomendamos a la célula, en todo lo tocante a cuestiones de acción, la correspondencia oficial y centralizada. Las cartas particulares de los compañeros no deben traer iniciativas ni instrucciones individuales. Por nuestra parte, nos comprometemos al mismo procedimiento.

Con sentimientos de solidaridad y afecto, que ninguna discrepancia –momentánea esperamos– de criterio, pueda disminuir, los saludamos cordialmente.  

[Carta sin firmas]

(*) Esta “propuesta” de Carta Colectiva, escrita por José Carlos Mariátegui “sin fecha de redacción” en la versión original, hasta donde hemos investigado parece que fue publicada por primera vez en el Tomo II del libro de Ricardo Martínez de la Torre Apuntes para una Interpretación Marxista de la Historia del Perú, Lima, 1948, pp. 299, 300, 301, 302. Posteriormente, fue reproducida en la antología de textos de José Carlos Mariátegui titulada La Organización del Proletariado, Lima, 1967. Esta carta no está incluida en el libro Correspondencia de Mariátegui, Lima, 1984, tomo II.

En el folleto La Organización del Proletariado, el editor en forma arbitraria colocó como fecha de redacción de esta carta el “10 de junio de 1929”, y la ubicó posteriormente a la Carta de Mariátegui a la Célula Aprista de Méjico del 16 de abril de 1928. La lectura atenta del contenido de ambas cartas, nos induce a pensar que el orden de redacción fue el inverso. Lo del año “1929” me parece que fue un notorio, como comprensible error de imprenta o descuido en la revisión de las pruebas de imprenta, pero lo del día y mes “10 de junio”, fue una evidente e injustificada arbitrariedad del editor, intromisión ejecutada sin ningún tipo de lógica, ni lógica dialéctica ni lógica formal. Arbitrariedad que ha inducido al error a varios investigadores, que asumieron la mencionada fecha (“10 de junio”) como si fuese cierta.

El mismo editor del folleto La Organización del Proletariado, varias décadas después, en setiembre del año 2002, editó el folleto Mariátegui-Haya Materiales de un Debate, en el cual volvió a incluir esta “Carta Colectiva del Grupo de Lima”, y reiterando y agravando la anterior arbitrariedad le colocó por fecha de redacción el “10 de julio de 1928”, sin incluir ninguna nota explicativa que sustentara su equívoco accionar.

Por mi parte, considero que la fecha de redacción “más probable” debe haber sido en el mes de abril de 1928, pero días antes de la carta personal del domingo 16 de abril (que estoy reproduciendo más abajo). Partiendo de ese criterio lógico, supongo que Mariátegui escribió la propuesta de Carta Colectiva, y la presentó a debate, en la reunión del Comité de Lima realizada el domingo 2 de abril de 1928 (o posiblemente el domingo 09 de abril). Además, supongo que la carta no fue aprobada ese día. Su estudio, debate y aprobación se postergó para una siguiente reunión, lo cual nunca ocurrió, porque “pronto resultó inferior al desacuerdo provocado por la precipitación del grupo de México” como Mariátegui comentaría, varios meses después en carta a Luís Valcárcel del 19 de octubre de 1928. 

Los “corchetes cuadrados” en el encabezamiento y al final, han sido introducidos por mi, Miguel Aragón (11 de abril de 2015, revisada el 01 de mayo de 2015)    

 

II

CARTA DE JOSÉ CARLOS MARIATEGUI A LA CÉLULA DE MÉJICO (*)

[Lima, domingo] 16 de abril de 1928

Compañeros:

No había contestado hasta hoy la carta de la célula suscrita por Magda Portal, en espera de una carta de Haya de la Torre que me precisase mejor el sentido de la discrepancia: “Alianza o partido”. La carta de la célula me supone simplemente influenciado por el Secretariado de Buenos Aires, la Ucsaya, etc., o, por lo menos, pretende que mis observaciones son en esencia las mismas. Hasta la reaparición de Amauta he permanecido sistemáticamente privado por la censura de mis canjes y correspondencia, de modo que no he conocido en su oportunidad ni el número de “La Correspondencia Sudamericana” en que –según he sabido después sin obtener el ejemplar—aparecieron las observaciones del Secretariado de Buenos Aires, ni la tesis de la Ucsaya, ni nada por el estilo. Solo recientemente he vuelto a recibir “El Libertador”; desde que la censura ha comprobado que en mi casilla no intercepta sino correspondencia intelectual o administrativa, sin importancia para sus fines. Por otra parte, creo haber dado algunas pruebas de mi aptitud para pensar por cuenta propia. De suerte que no me preocuparé de defenderme del reproche de obedecer a sugestiones ajenas. Este había sido, también un motivo para que no me apresurase a responder a la carta de la “célula”.

Pero como no tengo hasta hoy ninguna aclaración de Haya, a quien escribí extensamente, planteándole cuestiones concretas –por la vía de Washington, en diciembre– y llegan, en cambio, noticias de que ustedes están entregados a una actividad con la cual me encuentro en abierto desacuerdo, y para la cual ninguno de los elementos responsables de aquí ha sido consultado, quiero hacerles conocer sin tardanza mis puntos de vista sobre este nuevo aspecto de nuestra discrepancia.        

La cuestión: el “apra alianza o partido”, que ustedes declaran sumariamente resuelta, y que en verdad no debiera existir siquiera, puesto que el Apra se titula alianza y se subtitula frente único, pasa a segundo término, desde el instante en que aparece en escena el Partido Nacionalista Peruano, que ustedes han decidido fundar en México, sin con el consenso de los elementos de vanguardia que trabajan en Lima y provincias. Recibo correspondencia constante de provincias, de intelectuales, profesionales, estudiantes, maestros, etc.; y jamás en ninguna carta he encontrado hasta ahora mención del propósito que Uds dan por evidente e incontrastable. Si de lo que se trata como dice Haya en una magnífica conferencia, es de descubrir la realidad y no de inventarla, me parece que Uds están siguiendo un método totalmente distinto y contrario.          

He leído un “segundo manifiesto del comité central del partido nacionalista peruano, residente en Abancay”. Y su lectura me ha contristado profundamente; 1° porque como pieza política, pertenece a la más detestable literatura eleccionaria del viejo régimen; y 2°, porque acusa la tendencia a cimentar un movimiento –cuya mayor fuerza era hasta ahora su verdad– en el bluff y la mentira. Si ese papel fuese atribuido a un grupo irresponsable, no me importaría su demagogia, porque sé que en toda campaña un poco o un mucho de demagogia son inevitables y aún necesarios. Pero al pie de ese documento está la firma de un comité central que no existe, pero que el pueblo ingenuo creerá existente y verdadero. ¿Y es en esos términos de grosera y ramplona demagogia criolla, como debemos dirigirnos al país? No hay ahí una sola vez la palabra socialismo. Todo es declamación estrepitosa y hueca de liberaloides de antiguo estilo. Como prosa y como idea, está esa pieza por debajo de la literatura política posterior a Billinghurst.

Por mi parte, siento el deber urgente de declarar que no adhiré de ningún modo a este partido nacionalista peruano que, a mi juicio, nace tan descalificado para asumir la obra histórica en cuya preparación hasta ayer hemos coincidido. Creo que nuestro movimiento no debe cifrar su éxito en engaños ni señuelos. La verdad es su fuerza, su única fuerza, su mejor fuerza. No creo con Uds que para triunfar haya que valerse de “todos los medios criollos”. La táctica, la praxis, en sí mismas son algo más que forma y sistema. Los medios, aun cuando se trate de movimientos bien adoctrinados, acaban por substituir a los fines. He visto formarse al fascismo. ¿Quiénes eran, al principio los fascistas? Casi todos elementos de más vieja impregnación e historia revolucionaria que cualquiera de nosotros. Socialistas de extrema izquierda, como Mussolini, actor de la semana roja de Boloña; sindicalistas revolucionarios, de temple heroico, como Carridoni, formidable organizador obrero; anarquistas de gran vuelo intelectual y filosófico como Massimo Rocca; futurista, de estridente ultraísmo, como Marinetti, Settimelli, Bottais, etc. Toda esa gente era o se sentía revolucionaria, anticlerical, republicana, “más allá del comunismo” según la frase de Marinetti. Y ustedes saben cómo el curso mismo de su acción los convirtió en una fuerza diversa de la que a sí mismos se suponían. La táctica les exigía atacar la burocracia revolucionaria, romper el partido socialista, destrozar la organización obrera. Para esta empresa la burguesía los abasteció de hombres, camiones, armas y dinero. El socialismo, el proletariado, eran, a pesar de todos sus lastres burocráticos, la revolución. El fascismo por fuerza tenía una función reaccionaria. 

Me opongo a todo equívoco. Me opongo a que un movimiento ideológico, que, por su justificación histórica, por la inteligencia y abnegación de sus militantes, por la altura y nobleza de su doctrina ganara, si nosotros mismos no lo malogramos, la conciencia de la mejor parte del país, aborte miserablemente en una vulgarísima agitación electoral. En estos años de enfermedad, de sufrimiento, de lucha, he sacado fuerzas invariablemente de mi esperanza optimista en esa juventud que repudiaba la vieja política, entre otras cosas porque repudiaba los “métodos criollos”, la declamación caudillesca, la retórica hueca y fanfarrona. Defiendo todas mis razones vitales al defender mis razones intelectuales. No me avengo a una decepción. La que he sufrido, me está enfermando y angustiando terriblemente. No quiero ser patético, pero no puedo callarles que les escribo con fiebre, con ansiedad, con desesperación.

Y no estoy solo en esta posición. La comparten todos los que tienen conocimiento de la propaganda de ustedes –propaganda que por otra parte no está justificada al menos por su eficacia, porque fracasará inevitablemente. Hemos acordado una carta colectiva que muy pronto les enviaremos.

De aquí a entonces, espero recibir mejores noticias. Y en tanto los abrazo con cordial sentimiento.    

José Carlos Mariátegui  

(*) Carta publicada en el Tomo II del libro de Ricardo Martínez de la Torre, Apuntes para una Interpretación Marxista de la Historia del Perú, Lima, 1948, pp. 296, 297, 298. Reproducida en La Organización del Proletariado, Lima, 1967, y en Correspondencia de Mariátegui, Lima, 1984, Tomo II, pp. 371, 372, 373. 

 

 

jueves, 6 de noviembre de 2025

COMENTARIOS A PROPÓSITO DEL VIDEO: ¡SOS COMUNISTA Y NO LO SABES! ¿CUANTOS COMUNISMOS HAY? parte1

 

SOS COMUNISTA Y NO LO SABES! CUANTOS COMUNISMOS HAY? parte1

 https://www.youtube.com/watch?v=q8MNaHbU8Zk

 

Me preguntan que me parece el contenido del video que pueden ustedes visualizar siguiendo el enlace https://www.youtube.com/watch?v=q8MNaHbU8Zk.

Mi respuesta es:

Interesante resumen. El caso Mariátegui no es tomado como punto de referencia. A mi modo de ver JCM hace suya la guerra de posiciones de Gramsci sin abandonar el rol protagónico de la clase obrera en alianza con el campesinado. Él tenía claro el rol subsidiario pero vital de los intelectuales para el trabajo político entre obreros mineros y el campesino comunero...

 

Miguel Aragón comenta también:

EL SOCIALISMO ES UN MOVIMIENTO

(06 de noviembre de 2025)

 

Edgar, coincido contigo, el video es interesante. Sirve como una referencia, para ordenar la evaluación del desarrollo del socialismo realmente existente, el único que cuenta para la historia, lo demás es pura ideología.

La tendencia de los comentaristas, se nota desde el inicio, al publicar juntas las fotografías de Marx, Engels, Lenin ...y Trotsky

Una de las últimas frases en el video, es de antología. Después de repasar las diferentes experiencias revolucionarias, que se desarrollaron en el mundo real, observan que eso no ha ocurrido con el marxismo clásico y ...con el trotskismo. 

Pero, ¿Cuál es la Tesis central de Marx y Engels?

En el segundo capítulo del Manifiesto Comunista, Marx y Engels escribieron:

Las tesis teóricas de los comunistas no se basan en modo alguno en ideas y principios inventados o descubiertos por tal o cual reformadores del mundo.

No son sino la expresión de conjunto de las condiciones reales de una lucha de clases existente, de un movimiento histórico que se está desarrollando ante nuestros ojos.

Esa me parece que es la Tesis y eje central qué recorre toda la producción teórica de los maestros del proletariado.,

Tesis que de manera muy sencilla, Mao la resumió en buscar la verdad en los hechos.

martes, 4 de noviembre de 2025

QUIEREN QUE CONFÍES Y DEPENDAS EN LA IA PARA QUE PIERDAS TU INTELIGENCIA NATURAL



Por Caitlin Johnstone

Caitlin Johnstone Oct 31, 2025, Boletín

03.NOV25

 

Sus gobernantes quieren que usted dependa de las máquinas para que piensen por usted.

Quieren que dependas de la IA para razonar, investigar, analizar y escribir.

Quieren que necesites un software fácilmente controlable para comprender el mundo y para expresar esa comprensión a los demás.

Pueden controlar las máquinas, pero no pueden controlar la mente humana. Por eso quieren que abandones tu mente en favor de las máquinas.

Quieren que dependas de la inteligencia artificial para que dejes de usar tu inteligencia orgánica.

Quieren que tus habilidades de pensamiento crítico se atrofien.

Quieren que tu capacidad para localizar y analizar información inconveniente se deteriore.

Quieren que tu inspiración e intuición se desvanezcan.

Quieren que tu sentido de la moralidad se desperdicie y se marchite.

Quieren que percibas la realidad a través de lentes interpretativos controlados por empresas tecnológicas plutocráticas que están inextricablemente entrelazadas con la estructura de poder del imperio occidental.

La IA generativa no es más que un lavado de cerebro de alta tecnología. Es el siguiente nivel de adoctrinamiento propagandístico. Su objetivo es convertir nuestros cerebros en una masa inútil que no puede funcionar sin las muletas tecnológicas controladas por los plutócratas imperiales.

Quieren que abandonemos nuestra humanidad por la tecnología.

No quieren que hagamos nuestro propio arte.

No quieren que hagamos nuestra propia música.

No quieren que escribamos nuestra propia poesía.

No quieren que reflexionemos sobre filosofía por nuestra cuenta.

No quieren que nos volvamos hacia nuestro interior y conectemos con una espiritualidad auténtica.

Quieren sustituir el espíritu humano dinámico por líneas de código predecibles.

Nuestros cerebros están condicionados a priorizar la facilidad cognitiva, y eso es precisamente lo que nos venden los desarrolladores de IA. Su argumento de venta es: « ¡No tienes que hacer todo ese esfuerzo mental pensando en cosas nuevas, aprendiendo cosas nuevas y expresándote creativamente! ¡Este producto lo hará por ti!».

Pero tiene un precio. Tenemos que renunciar a nuestra capacidad de hacer esas cosas por nosotros mismos.

Históricamente, cuando ha surgido una nueva tecnología, ese tipo de sacrificio ha valido la pena. Ya casi nadie sabe encender fuego con un arco de fricción, pero rara vez importa porque la tecnología moderna nos ha brindado formas mucho más eficientes de encender fuego y mantenernos calientes. No tenía sentido invertir tanto tiempo y esfuerzo en mantener nuestras habilidades la fricción de piedras, una vez que apareció esa tecnología.

Pero no es así. No hablamos de una habilidad obsoleta que ya no necesitaremos gracias al desarrollo tecnológico moderno, sino de nuestra mente. De nuestra expresión creativa. De nuestra inspiración. De nuestra propia humanidad.

Incluso si la IA funcionara bien ( cosa que no hace ) e incluso si pudiéramos confiar en que nuestros amos plutocráticos interpretaran la realidad en nuestro nombre ( cosa que no pueden ), esos seguirían sin ser aspectos de nosotros mismos a los que debiéramos renunciar.

En esta distopía oligárquica, insistir en mantener las propias facultades cognitivas es un acto de rebeldía. Ejercitar regularmente la creatividad, el ingenio y el esfuerzo mental es una pequeña pero significativa forma de rebeldía.

Así que, ¡ejercítalo!

No le pidas a una IA que piense por ti. Resuélvelo lo mejor que puedas por tu cuenta. Aunque el resultado sea imperfecto, es mejor que perder la capacidad de razonar.

No le pidas a la IA que cree arte o poesía por ti. Créalo tú mismo. Aunque sea una basura, seguirá siendo mejor que delegar tu capacidad artística a una máquina.

Ni siquiera recurras a un chatbot cada vez que necesites información. Intenta usar los métodos de búsqueda online tradicionales y encontrarla por ti mismo. Nuestros gobernantes son cada vez más hábiles para ocultarnos información incómoda, así que tenemos que mejorar nuestra capacidad para encontrarla.

Conecta con la experiencia carnal y táctil del cuerpo humano, porque están intentando que la abandones.

Siente de verdad tus pies en la tierra. El aire en tus pulmones. El viento en tu cabello. Aprende a calmar tu mente inquieta y a apreciar la belleza que te rodea en cada instante.

Recupera la capacidad de atención que se ha visto mermada por los teléfonos inteligentes y las redes sociales. Aprende a meditar y a concentrarte en una sola cosa durante un tiempo prolongado. No mires tanto el teléfono.

Lee un libro. Uno de papel, que puedas tocar, oler y oír crujir las páginas al pasarlas. Si es un libro antiguo de la biblioteca o de una librería de segunda mano, mejor aún.

No tiene por qué ser un libro difícil si tu capacidad de atención es muy reducida. Empieza con algo sencillo. Un libro infantil. Un cómic. Lo que puedas manejar. Te estás sometiendo a una terapia de recuperación cognitiva. Tus primeros pasos no tienen que impresionar a nadie.

Conecta con tus sentimientos. Esos que has estado reprimiendo durante años. Déjalos salir y expresarse, escúchalos como un padre amoroso a un niño tembloroso.

Aprende a valorar esos momentos entre los mejores momentos del día. El tiempo que pasas en los semáforos o esperando a que se prepare el café. Hay una belleza asombrosa en cada instante de esta vida; solo necesitas aprender a percibirla.

Acepta tu humanidad. Acepta tus sentimientos. Acepta tus defectos. Acepta tu ineficiencia. Acepta todo aquello de lo que intentan alejarte.

Lo que te ofrecen es muy, muy inferior al inmenso tesoro en el que nadas simplemente por existir como ser humano en este planeta.

Eres un milagro. Esta vida es un milagro.

No permitas que te lo oculten.

https://www.caitlinjohnst.one/p/they-want-you-relying-on-artificial?

Fuente: https://infoposta.com.ar/notas/14443/quieren-que-conf%C3%83%C2%ADes-y-dependas-en-la-ia-para-que-pierdas-tu-inteligencia-natural/