miércoles, 17 de diciembre de 2025

LA ESCENA CONTEMPORÁNEA EN DEBATE : PRIMERO LO PRIMERO



PRIMERO LO PRIMERO

 

David Aguinaga

15-12-25

 

Estimados compañeros y compañeras, disculpen por la demora en mi participación en la evaluación de la actividad del martes 09-12-25 y por entregar un avance cuando ya las preocupaciones políticas electorales -o anti electorales- crecen rápidamente, acaparando la atención.

Tal como ha procedido el c. Miguel, me parece que es útil efectuar aunque sea una pequeña evaluación de la realización de la primera reunión presencial-virtual de exposición y debate sobre el primer ensayo de José Carlos Mariátegui (JCM) en su “La Escena Contemporánea” (LEC), para hacer enseñanzas tanto sobre el tema en sí de aquella jornada, como de la organización de la misma.

 

I

 

Saber reconocer y saludar los aportes

Pienso en retrospectiva que lo primero que debimos hacer ese día, apenas terminó su exposición el c. Alonso, debía haber sido reconocer su importante aporte, su serio trabajo de investigación, bastante documentado, acompañado de importantes datos, sistematizaciones, reflexiones y recomendaciones, tanto en positivo como en polémica; así como del hecho, no menos importante, de que su exposición ya estaba lista en formato de texto y de ayuda expositiva desde mucho antes que el día acordado para aquella.

Sin embargo, comenzando por mi autocrítica, el comentario que por mi parte realice aquella ocasión -más allá de los varios aspectos de su contenido, que debo analizar más- no empezó haciendo tal reconocimiento, sino entrando de frente al debate. Al respecto creo que aún a mí veteranía, tengo que seguir aprendiendo y corrigiendo, porque, incluso, en un escenario de pocos participantes presenciales y virtuales, más allá de mis deseos, me salió ese individualismo pequeño burgués que tercamente acompaña, en unidad y lucha, a nuestro espíritu y camaradería socialista, que en mi caso llevó, repito, a no comenzar reconociendo sincera y constructivamente -y no formalistamente- el trabajo del c. Alonso. Visto desde el ángulo filosófico, absoluticé la lucha en detrimento de la unidad, y ya sabemos que sin unidad, identidad o compenetración de contrarios (o sea de distintos) no hay lucha de esos contrarios, así como sin su lucha tampoco hay unidad en desarrollo, la única unidad posible (complementariedad lo llama el c. Alonso). En filosofía marxista, el aspecto lucha de contrarios no significa necesariamente y siempre ENEMIGOS, ANTAGONISMO, significa sobre todo y generalmente, diferente, distinto, y hasta variante, que en algunos casos o en algunos momentos del desarrollo de las contradicciones pueden devenir antagónicos. Pero siempre esos contrarios, incluso cuando son contrarios antagónicos, están también en unidad, compenetrados, unidos; unidos y en lucha, en contradicción; donde, ciertamente, eso sí, el aspecto lucha, es el motor del proceso o fenómeno de que se trate, mientras que el aspecto unidad constituye el engarce o mutuo apoyo “contrapuesto” entre esos contrarios. Si lo vemos en términos universales, se trata de la unidad material del mundo, la concatenación universal, en el tiempo y el espacio, de los infinitamente distintos fenómenos, objetos y procesos particulares y la acción recíproca entre todos estos, en los diversos niveles de desarrollo del Universo; sobre lo que, semánticamente, resultaría redundante llamar unidad complementaria del mundo, en lugar de unidad contradictoria del mundo. Algunos afirman que la unidad es relativa y la lucha absoluta, pero a mí no termina de convencer esa afirmación, pensando que las múltiples contradicciones de diverso tipo y naturaleza realmente existentes, y sus reflejos subjetivos en la conciencia de los humanos, ambos aspectos contradictorios son relativos, pero conteniendo al mismo tiempo en su relatividad particular un pedacito, una expresión, de la unidad y lucha absoluta universal. Volviendo a nuestro caso, por lo tanto, este enfoque, metodológica, política y moralmente debe conducir nuestras relaciones entre cc. a partir de la unidad, discutir y debatir todo lo necesario hasta esclarecer y resolver teóricamente los problemas objetivos y subjetivos, para arribar a una nueva y superior unidad, y desde ello para avanzar mejor hacia una nueva práctica transformadora. Cierto que si las contradicciones se tornan ya muy hondas y persistentes, impidiendo la unidad en un determinado nivel, entonces, lejos de ese otro aspecto del espíritu liberal burgués y pequeñoburgués de la conciliación a como dé lugar (cuando ello conviene a sus intereses), luego de la necesaria lucha y decantación de posiciones, se tiene que pasar a otro nuevo nivel de relación, a aquel de más amplia de unidad y lucha (por ejemplo a la unidad de acción democrática anti reaccionaria) o hasta donde indique la evaluación del carácter de la contradicción respectiva. Pero eso solo lo dirá la vida y el tiempo y no debe haber prisa ni menos afán de que así se produzca, sino todo lo contrario, insistiendo en el estudio, discusión y mutua persuasión transformadora.

 

II

 

Alonso, en busca de la esencia particular del fascismo

Entrando ya al contenido de la exposición del c. Alonso, rescato y valoro su propósito y esfuerzo por precisar, dentro del conjunto de movimientos reaccionarios que se acrecentaron luego de la Primera Guerra Mundial, la Revolución rusa y la crisis capitalista post bélica, la particularidad del movimiento y la dictadura fascista italianos, y sus diversos componentes, extendiendo su esfuerzo de precisión del fenómeno fascista al examen de los movimientos reaccionarios internacionales del presente.

Y precisamente el núcleo más sustancioso y específico del análisis mariateguiano del fenómeno reaccionario burgués, esencialmente contrarrevolucionario antisocialista, al interior de la “Biología del fascismo”, lo encontramos en su parte final, “Los nuevos aspectos de la batalla fascista”, donde, luego de una narración y explicación de su contexto político nacional italiano, que con más énfasis es diferenciado de otras experiencias internacionales reaccionarias coetáneas que no alcanzan a constituirse en fascistas; penetrando así, por comparación y descarte, en la esencia particular del fascismo italiano. Al respecto, permítanme glosar una largas citas de JCM en esta parte final de su ensayo “Biología del fascismo”:

“El fascismo es la reacción, como casi todos lo saben o casi todos creen saberlo. Pero la complejidad del fenómeno fascista no se deja captar íntegramente en una definición simplista y esquemática. El Directorio [la dictadura militar del general Primo de Rivera en España, 1923-1930, nota mía] también es la reacción. Y, sin embargo, no se puede estudiar la reacción en el Directorio como en el fascismo. No solo por desdén de la estupidez fanfarrona y condecorada de Primo de Rivera y de sus secuaces. No solo por la convicción de que estos mediocrísimos tartarines son demasiado insignificantes y triviales para influir en el curso de la historia. Si no, sobre todo, porque el fenómeno reaccionario debe ser considerado y analizado ahí donde se manifiesta en toda su potencia, ahí donde señala la decadencia de una democracia antes vigorosa, ahí donde constituye la antítesis y el efecto de un extenso y profundo fenómeno revolucionario.”

Y en el siguiente párrafo, JCM ahonda y particulariza más el fenómeno y avanza a su esencia: “En Italia la reacción nos ofrece su experimento máximo y su máximo espectáculo. El fascismo italiano representa plenamente, la anti-revolución o, como se prefieras llamarla, la contra revolución. La ofensiva fascista se explica, y se cumple, en Italia, como consecuencia de una retirada y una derrota revolucionaria. El régimen fascista no se ha incubado en un casino. Se ha plasmado en el seno de una generación y se ha nutrido de las pasiones y de la sangre de una espesa capa social.”

“... El régimen fascista, finalmente, ha sustituido, en Italia, a un régimen parlamentario y democrático mucho más evolucionado y efectivo, que el asaz embrionario y ficticio liquidado, o simplemente interrumpido, en España, por el general Primo de Rivera. En la historia del fascismo, en suma, se siente latir activa, compacta y beligerante, la totalidad de las premisas y de los factores históricos y románticos, materiales y espirituales de una anti-revolución. El fascismo de formó en un ambiente de inminencia revolucionaria -ambiente de agitación, de violencia, de demagogia y de delirio- creado física y moralmente por la guerra, alimentado por la crisis post-bélica, excitado oír la revolución rusa. En este ambiente tempestuoso, cargado de electricidad y de tragedia, se templaron sus nervios y sus bastones, y de este ambiente recibió la fuerza, la exaltación y el espíritu. El fascismo, por el concurso de estos varios elementos, es un movimiento, una corriente, un proselitismo.”

 

III

 

Indagando sobre la esencia general del fascismo, y las condiciones materiales y subjetivas de su irrupción

Ahora, de todos esos elementos, sobre lo que es y no es el fascismo, comprendiendo con mayor profundidad la esencia particular del fascismo italiano, encabezado por el italianísimo Mussolini, se hace necesario avanzar en la comprensión de la esencia general del fascismo, más allá del solo fascismo italiano, tanto como movimiento político todavía fuera del poder, como cuanto ya se ha establecido como la forma particular de dictadura burguesa. Y una opinión más desarrollada sobre ello ya no lo podía brindarla en su plenitud JCM, debido sencillamente a que falleció en 1930, es decir, tres o cuatro años antes del arribo del nazismo y su führer Hitler al poder en Alemania -hasta hoy, la máxima expresión del fascismo en la historia de la humanidad, que incluso sobrepasó cuantitativamente lo escrito por JCM sobre el fenómeno fascista-; y pese a que no deja de sembrar que nuestro Amauta nos dejó al respecto penetrantes y visionarias observaciones, análisis y reflexiones sobre el movimiento reaccionario en Alemania y particularmente sobre los pasos dados en esa dirección por el mismísimo Hitler, recogidas particularmente en los tres tonos de artículos de JCM publicados bajo el título de “Figuras y aspectos de la vida mundial” (FAVM); donde no solo describe el avance del fascismo en Alemania, sino, sobre todo, las condiciones y las bases económico sociales, políticas y anímicas en que fermenta ese fenómeno contrarrevolucionario, revanchista y guerrerista; acicateado por las consecuencias de la aplicación del Tratado de Versalles, asustado por las amenazas revolucionarias espartaquistas, ensoberbecidos por la traición de la socialdemocracia alemana a la revolución y alentado por la burguesía europea y norteamericana para que enderezará su ofensiva sólo sobre la URSS. Por todo esto, la relectura no sólo de LEC sino de FAVM, me han convencido de la imperiosa no necesidad de estudiar y evaluar ambos libros juntos, no solo para alumbrar nuestra comprensión de la actual situación internacional sino, incluso, la existente en vida de JCM. Particularmente artículos de FAVM como (tomo I): “Hilferding y la social-democracia alemana”, “El fascismo y el monarquismo en Alemania”, “La nueva fase del problema de las reparaciones”, “Política alemana”, “La elección de Hindenburg”, “La escena húngara”, “El terror en Bulgaria”; (tomó II), “Política inglesa”, “Alemania en la Sociedad de las Naciones”, “Arístides Brianda”, “La huelga general en Inglaterra”, “La protesta de la inteligencia en España”, “La agitación revolucionaria en España”, “La crisis alemana”, “Nuevo gabinete alemán”, “H.G. y el fascismo”, “La decadencia de Inglaterra”, “La estación electoral en Francia”, “Occidente y Oriente”, “ “El gobierno de la gran coalición en Alemania”; (tomo III) “La insurrección en España”, “La constitución de Primo de Rivera”, “El 10° aniversario de la República Alemana”, “La conferencia de las reparaciones”, “La crisis de las reparaciones”, “La resaca fascista en Austria”, “La reacción austriaca”, “La crisis de los valores en Nueva York y la estabilización capitalista”, “Estilo fascista”, “Europa y la bolsa de Nueva York”, “Política alemana”, “La crisis doctrinal del socialismo”, “Tramonto de Primo de Rivera”, “Limitación de armamentos Navales”, “Tardieu y el parlamento francés”, “La conferencia naval de Londres”, “La juventud española contra Primo de Rivera”, “La liquidación de la dictadura en España”, “La política de ‘borrón y cuenta nueva’ en España”, “Intermezzo Berenguer”, “Tardieu batido”, “La conferencia de Londres”, “La crisis francesa”, “La crisis del régimen monárquico en España”, “Croquis de la crisis española”.

 

IV

Buscando el método para profundizar la comprensión de la visión mariateguina sobre el escenario de revolución y el fascismo

Sobre esta base, la segunda interrogante que me hacía en retrospectiva, corresponde al terreno metodológico (y quizás hasta didáctico) del estudio, exposición, debate y conclusiones sobre LEC y sus proyecciones al presente de la situación internacional, particularmente sobre la secuencia de las exposiciones y debates, preguntándome si lo más conveniente había sido comenzar por el primer ensayo colocado por JCM en su LEC.

Visto desde la teoría y el método, y también desde la actualidad y la experiencia de la primera exposición, tengo la impresión de que mejor hubiera sido empezar (o para no llorar sobre la leche derramada) lo mejor sería proseguir con un capítulo de LEC más relacionado con el contexto internacional de la Primera Guerra Mundial, la Revolución rusa y la lucha de clases mundial en el conjunto de los años 20 del siglo pasado, que, entre otros importantes componentes, hizo posible e inevitable el fenómeno fascista italiano; y al que luego sucedió otro mucho más fuerte, intenso y terriblemente reaccionario y anti humano, el nazismo.

Y ¿cuál es el capítulo de LEC que mejor cumple ese papel? ¿Semitismo y antisemitismo? ¿Mensaje de Oriente? A mí me parece que el que mejor lo cumple es “La crisis de la democracia”, seguido por “Hechos e ideas de la revolución rusa” y luego “Mensaje de Oriente”. La explicación parece radicar en que, a diferencia de “Defensa del marxismo”, donde hay ensayos que desde su título y más aún por su contenido se refieren a la historia y economía capitalista imperialista (“La economía liberal y la economía socialista”, “Determinismo marxista”, “El destino de Norteamérica”, “El caso y la teoría de Ford”, “Yanquilandia y el socialismo”), en LEC formalmente no sucede lo mismo. Por ello que, en los debates en torno a la primera exposición, fue ese punto, el del contexto general y específico del surgimiento y desarrollo del fenómeno fascista, uno de los más discutidos. Claro que en su primer ensayo en LEC, JCM señala y sintetiza brevemente el contexto mundial y europeo que condicionó y engendró el fenómeno fascista en Italia, pero sólo de pasado, dándolo como consabido, para penetrar de lleno en la particularidad, los componentes y hasta algunos detalles de ese fenómeno reaccionario en Italia. Necesitábamos en consecuencia leer o releer, y sobre todo reflexionar nuevamente, sobre el contenido de los demás capítulos de LEC para volver a empaparnos de la visión más detallada de JCM sobre la época, el período histórico, la economía imperialista capitalista, la crisis capitalista de post primera Guerra Mundial, ambiente propicio para el surgimiento de la revolución proletaria en Europa occidental, las nuevas revoluciones burguesas antifeudales y antiimperialistas en Oriente y el fenómeno contrarrevolucionario, como un requisito previo.

En el capítulo sobre “La crisis de la democracia”, particularmente en la parte dedicada a John Maynard Keynes y en el de “El Imperio y la Democracia Yanqui”, pero también “El sentido histórico de las elecciones inglesas de 1924”, “El debate de las deudas interaliadas” y “El pacto de seguridad” (para no hablar ya de sus artículos al respecto en FAVM) es donde JCM toca y repasa más detenidamente el contexto capitalista mundial en los años veinte del siglo pasado; haciéndolo de una manera muy concreta, podríamos decir hasta INDUCTIVA y no primero deductiva desde la teoría de los clásicos, ya que toda deducción hecha por JCM, guiándose y alumbrándose con la teoría marxista, la realiza a partir de la realidad directa que él vio y registró, así como de los razonamientos inductivos desarrollados desde esa palpitante realidad, por más rápidas y fragmentarias que hayan podido ser, como el propio JCM las califica.

 

V

LEC, “elementos primarios de… un ensayo de interpretación de esta época” (JCM)

Bien es cierto que desde el prólogo de su LEC, JCM nos advierte sobre el mejor método o camino que él encontró para iniciar y adentrarse en la comprensión de la escena contemporánea de la primera mitad de los años 20 del siglo XX, tan grávidos en acontecimientos revolucionarios y contrarrevolucionarios: “Agrupadas y coordinadas en un volumen, bajo el título de La escena contemporánea, no pretenden estás impresiones, demasiado rápidas o demasiado fragmentarias, componer UNA EXPLICACIÓN DE NUESTRA ÉPOCA [mayúsculas mías]. Pero contienen elementos primarios de un bosquejo o un ensayo de interpretación de esta época [reparemos cómo ya aquí aparece su opción de comenzar por los “ensayos de interpretación”. Observación mía] y sus tormentosos problemas que acaso me atreva a interpretar en un libro más orgánico.” Pero, a párrafo seguido dice algo más profundo aún en cuanto al punto de vista y el método científicos de estudio e investigación de la sociedad en esas sus circunstancias: “Pienso que no es posible aprehender en una teoría el entero panorama del mundo contemporáneo [¿ni “siquiera” su esencia, siguiendo los descubrimientos de Marx y Engels hechos teoría científica, y los desarrollos socialistas científicos de Lenin sobre el imperialismo capitalista, la situación internacional de aquel momento y del surgimiento del socialismo, como guías para la investigación particular y concreta? Pregunta mía]. Y avanzando todavía más en el ahondamiento y acercamiento de su mirada a esa dinámica esencia del devenir mundial de su periodo histórico y como particular método adecuado a determinadas circunstancias de desarrollo del movimiento, nos sigue diciendo: “Que no es posible, sobre todo fijar en una idea su movimiento.” Y, en base a esta visión materialista dialéctica, agrega la particularidad de su método de estudio, investigación y exposición de sus avances: “Tenemos que explorarlo y conocerlo, episodio por episodio, faceta por faceta. Nuestro juicio y nuestra imaginación se sentirán siempre en retardo respecto de la totalidad del fenómeno.” Teoría y método desde que los que a párrafo siguiente deriva, ya casi como por un “tubo”, su conclusión metodológica, y yo agregaría hasta técnica: “Por consiguiente, el mejor método para explicar y traducir nuestro tiempo es tal vez, un método un poco periodístico y un poco cinematográfico.”

Estas palabras, que no son simples frases lanzadas al viento, sino que expresan lo que realmente JCM realizó en medio de la lucha, esforzándose por transmitir una visión panorámica científica del mundo de aquel entonces al naciente movimiento socialista peruano; y que me recuerdan también aquellas escritas por el propio Amauta en otro momento, en un aniversario de Amauta, donde afirma que “no vale la idea perfecta, absoluta, abstracta, indiferente a los hechos, a la realidad cambiante y móvil, vale la idea germinal, concreta, dialéctica, operante, rica en potencia y capaz de movimiento”.

 

VI

La necesidad científica de abstracciones más profundas y generalizadoras

Sin embargo, creo también necesaria aquí una observación -al menos provisional- ante este enunciado de JCM sobre el desarrollo teórico en las condiciones de construcción germinal de la teoría para guiar la acción en momentos en que se estaba fundando el movimiento socialista en el Perú, y también en muchos otros países. Las acertados constataciones y reflexiones hechas al respecto por JCM para avanzar en la comprensión científico marxista de lo que sucedía en esos momentos en el mundo y en el Perú, no significa, no obstante, que antes o en esos años no hubiera también la necesidad en el movimiento socialista revolucionario mundial, y en su ulterior desarrollo en nuestro país, de un más profundo, sistemático e integral desarrollo teórico ascendente (“en un libro más orgánico”,  o varios más), como lo representó, por ejemplo, el gran trabajo intelectual de Marx para el desarrollo de la teoría científica de la economía política socialista con “El Capital”, el cual contiene una honda labor de abstracción y sistematización teórica, mediante profunda aplicación de la concepción y el método materialista dialéctico de Marx y de Engels para llegar a explicar la ley del movimiento y la estructura del desarrollo del capitalismo y su lucha de clases; sin que, por supuesto, ello haya dejado de partir de la realidad material del desarrollo del capitalismo en el mundo, particularmente en Europa occidental y singularmente en Inglaterra; pero ya un momento que exigía penetrar más hondamente, más allá de la superficie fenoménica de esa realidad, mediante grandes abstracciones, hasta alcanzar la quintaesencia de los “secretos” celosamente guardados por las apariencias y fetichismos de la economía burguesa capitalista, y ocultados por la teoría económica burguesa vulgar (en alguna parte había dicho Marx que si los seres humanos pudiéramos llegar directamente a ver y comprender la esencia de los fenómenos, la ciencia sería entonces innecesaria). Sobre esta base científica trabajada heroicamente por Marx -por lo demás, en condiciones económicas, familiares y de salud muy difíciles- ya en otros momentos y escenarios, se pudieron desarrollar otros grandes trabajos teóricos de aplicación más concreta, como por ejemplo, “El desarrollo del capitalismo en Rusia”, y luego de algunos años, ya en el escenario de la Primera Guerra Mundial, “El imperialismo fase superior del capitalismo”, ambos de Lenin. Trabajos que, a su vez, darían base científica más segura para avanzar nuevos análisis y síntesis concretas sobre cada país y sobre cada período histórico mundial, como sustento de los desarrollos programáticos, estratégicos, tácticos, como los que encabezó y desarrolló JCM en nuestro país.

 

VII

Algunas preguntas sobre nuestra actual presencia minoritaria en el escenario político y comunicacional

Otra interrogante que me visitó fue por qué la relativamente reducida participación cuantitativa de compañeros (para no hablar de que todos somos varones, de que no hay participación femenina y creo que, además, la mayoría adultos mayores, si no me equivoco). Cuatro compañeros presencialmente y creo que seis o siete virtualmente. ¿Qué puede estar significando ello, ya que la reunión había sido convocada con suficiente tiempo? ¿Será el hecho real de que los militantes de las izquierdas están más preocupados y ocupados en la fase final de la elección y representación legal de candidatos, además de la difícil situación jurídico política de persecución e injusta condena a Pedro Castillo, Betsy Chávez, Guillermo Bermejo, etc., por lo que en la programación de sus actividades políticas no priorizan la celebración de una notable efemérides ideológico-política fundacional del socialismo peruano? ¿Se sumará a ello el avance del ambiente navideño, fuerte en diciembre en los países católicos como el Perú, multiplicado por la intensa propaganda comercial? ¿Será tal vez un asunto generacional, según el cual quienes otorgamos importancia al legado teórico político de JCM vamos quedando ya relativamente pocos, mientras las nuevas generaciones de militantes y simpatizantes de las izquierdas tienen otras opciones y prioridades ideológicas, teóricas, políticas y culturales, fuertemente jalonadas por mensajes virtuales más intensos y atractivos desde sus celulares? ¿O será algo más profundo que el predominio de las superpuestas coyunturas electoral, navideña y la cuestión generacional y digital, expresando problemas estratégicos y tácticos más hondos? ¿Es que se ha acrecentado la distancia entre las vanguardias políticas, concentradas en la acción política inmediata, hoy principalmente electoral, y las vanguardias intelectual ideológicas? ¿O será, además, que algo debemos revisar sobre el enfoque y el método con que estamos trabajando está celebración del primer centenario de la publicación de LEC?

Muchas gracias.

 

 

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