Con libros como "Pablito" (1er año primaria, años 60's) muchos peruanos aprendían a leer y a ser racistas:
Raimundo Prado Redondez
Hay un aspecto del pensamiento de
Mariátegui aún no estudiado de manera integral y sistemática: es la relación
entre lo indígena y lo occidental. El esclarecimiento de esta cuestión
iluminaría nuestros debates sobre las condiciones de posibilidad de la construcción
de nuestra identidad cultural y nacional.
Consideramos que la mejor forma
de ingresar en el tema –el tema de la relación entre lo indígena y lo
occidental– es el análisis, aunque sumario, de las características peculiares
en que se articulan estos elementos en la propia vida intelectual de
Mariátegui, como el encuentro fecundo entre el pensamiento marxista (el fruto
más valioso de la cultura occidental) y la realidad peruana, cuya fuerza
originaria radica en la herencia indígena.
De la complejidad de tópicos
implicados, sólo tocaremos dos cuestiones. En primera instancia, muy
brevemente, analizaremos ciertas características peculiares del marxismo de
Mariátegui. En segundo lugar, señalaremos algunos aspectos específicos del tema
propuesto: la relación entre lo indígena y lo occidental en las reflexiones de
Mariátegui.
I. El marxismo de Mariátegui
Previamente, me permito hacer una precisión: llamo
"marxismo de Mariátegui", y no marxismo en Mariátegui, al marxismo
creativamente asimilado por el Amauta, quien da un enfático testimonio de parte
con su célebre afirmación "soy marxista convicto y confeso" y que
adquiere en el análisis de la realidad peruana su propia personalidad. Dada la
brevedad de este texto, queremos señalar y nada más que señalar, algunos de sus
aspectos más notorios.
1)
En primer lugar, el marxismo de Mariátegui es
esencialmente creativo. Esta capacidad creativa tiene diferentes
manifestaciones. Así, es plasmación de fines humanos en armonía con las
disposiciones internas y virtualidades de la realidad; es realización
liberadora; es expansión y enriquecimiento de la naturaleza humana y sobre todo
es gestación y nacimiento de lo nuevo.
Una afirmación que aparece en los 7 Ensayos…, pensamos, resume y traduce muy bien esta característica creativa:
El destino del hombre es la creación. Y el trabajo es creación, vale decir liberación. El hombre se realiza en el trabajo (…). Debemos al esclavizamiento del hombre por la máquina y a la destrucción de los oficios por el industrialismo, la deformación del trabajo en sus fines y en su esencia (…) El maquinismo, y sobre todo el taylorismo, han hecho odiosos el trabajo. Pero sólo lo ha degradado y rebajado despojándolo de su virtud y creación. (JCM: 7 Ensayos…, 1957, pp. 133-134)
Debemos señalar que esta idea de creación, de invitación a la "creación heroica", es la que evidencia mejor la compenetración de Mariátegui con el espíritu "fáustico" o "prometeico", como diría Garaudy, del marxismo de Marx. La idea marxista de "creación" se muestra en su esencia en el concepto de "trabajo" o de "producción". Para Marx, la "producción" significa la creación de la naturaleza humana misma, como podemos apreciarla en la siguiente afirmación:
La
producción en gracia de la producción misma no significa otra cosa que el
desarrollo de las fuerzas productivas humanas, es decir, el desarrollo de la
riqueza de la naturaleza humana como fin en sí.
(Marx: Teorías de la plusvalía)
El concepto que Mariátegui tiene de la "creación" incluso arrojaría, a nuestro modo de ver, una nueva luz para revaluar los conceptos que él tiene de la "ciencia" y la "realidad". Para José Carlos Mariátegui, sólo el "creador" o "re-creador" necesita conocer, y puede conocer, la realidad en su esencia profunda y posibilidades objetivas; pues necesita plasmar en ella, y con ella, sus propios fines.
Naturalmente, Mariátegui como marxista, tiene un concepto esencialmente social de la "creación". Rechaza las robinsonadas creativas.
2)
En segundo lugar, el marxismo de Mariátegui es un
marxismo con una potente capacidad de asimilación.
El marxismo del Amauta no se caracteriza solamente por mantenerse "abierto" a lo extraño. Se trata de una posición orgánica que se potencia y se renueva no sólo transformando sus propias reservas sino incorporando todo lo asimilable creado fuera de él. Esta renovación se opera, como diría Lukács, sin abandonar ni por un instante los principios sustantivos y trascendentes del marxismo. Sin duda, esta relación de asimilación enriquecedora, de metabolismo fecundo, hay que diferenciarla de las pretensiones de pseudoenriquecimiento, en realidad de empobrecimiento, como ocurrió con el revisionismo clásico y el neorevisionismo enjuiciados por Mariátegui.
3) Otra nota distintiva de la posición de Mariátegui es la asunción del marxismo en forma integral. Pero con un acento fuertemente operativo; esto es, el marxismo como "método".
Mucho tendríamos que decir sobre la naturaleza y característica de este método. Ahora, al respecto sólo queremos señalar una confusión muy frecuente: cuando se habla del marxismo como método generalmente se cree que queda reducido a la categoría de simple instrumento o canon hermenéutico. Para Mariátegui, y para los clásicos del marxismo, el método tiene esencialmente el sentido de "mediación". La teoría o la concepción misma tiene esta función. Por tanto, no se tiene una concepción reduccionista del marxismo. Sobre este tópico, la mejor aclaración ha sido hecha por Engels:
Pero toda
la concepción de Marx no es una doctrina sino un método. No ofrece dogmas
hechos, sino puntos de partida para la ulterior investigación y el método para
dicha investigación.
(Engels a Werner Sombart, 11 de marzo de 1895)
4) El marxismo de Mariátegui es un marxismo peruanizado.
El Amauta no "aplica" a la realidad peruana, en el sentido mecánico de esta palabra, el marxismo "hecho" en Europa por Marx y sus continuadores. Mariátegui recrea y enriquece el marxismo en función de la interpretación y transformación de nuestra realidad peruana. Esta especificidad, según el autor de los 7 Ensayos…, sólo se descubre por la mediación del pensamiento europeo, especialmente del marxismo.
5) Asimismo, debemos anotar, con cierta reiteración, que el marxismo de Mariátegui no es reduccionista.
Es un marxismo que trata de reproducir teóricamente la realidad en toda su complejidad y posibilidades históricas. Busca la unidad en la diversidad y la diversidad en la unidad. Su explicación económica del proceso histórico sólo funciona en "último análisis". En suma, se enfrenta con la complejidad infinita de la autodinámica de la realidad.
6) Finalmente, una característica realmente notable en Mariátegui, es cuanto marxista, es su autenticidad. Una posición es auténtica, como anotaba alguna vez el profesor mejicano Luis Villoro, cuando es una posición crítica, autónoma, fundada en forma consecuente en las propias razones y congruentes con la vida individual y colectiva.
II. Lo indígena y lo occidental en el pensamiento de Mariátegui
Yo no conozco una sola investigación que haya tratado, en forma sistemática, la problemática de la relación entre lo indígena y lo occidental en el pensamiento del fundador del socialismo peruano. Evidentemente, tampoco hay una reflexión sistemática, mucho menos bajo la forma de un programa teórico, en los propios trabajos de Mariátegui. Pero encontramos en ellos un conjunto de tesis y caracterizaciones muy importantes. Sus supuestos merecen ser analizados filosóficamente. Nosotros, por ahora, nos contentaremos con señalar algunas de las tesis más importantes y las caracterizaciones más significativas formuladas por el primer marxista peruano y latinoamericano.
1) "Sin el indio –y sin la cultura indígena– no hay peruanidad posible" (JCM: Peruanicemos al Perú, 1970, p. 32).
¿Por qué Mariátegui hace esta afirmación tan dramática? Para el Amauta, el indio es portador de una compleja experiencia milenaria, capaz de enriquecer al peruano moderno de un modo originario. En otras palabras, para Mariátegui, la reapropiación y asimilación de lo indígena posibilita la constitución vital de nuestra identidad auténtica; lo indígena, por tanto, constituye el "cimiento de nuestra nacionalidad en formación".
2) Una "sociedad autóctona", como la sociedad indígena, es capaz de asimilar los valores de la sociedad occidental.
Para Mariátegui, los pueblos no europeos no son inferiores a
los pueblos europeos. Son capaces de apropiarse, y deben apropiarse, todo lo
que posibilite su auténtico enriquecimiento. Pone como ejemplo la experiencia
japonesa y dice lo siguiente: "hace tiempo que la experiencia japonesa
demostró la facilidad con que pueblos de raza y tradición distintas de las
europeas, se apropian de la ciencia occidental y se adaptan al uso de su
técnica de producción. En las minas y en la fábrica de la Sierra del Perú, el
indio campesino confirma esta experiencia" (JCM: Ideología y política,
1988, p. 29).
Lamentablemente, nuestro autor no explica por qué es posible esta capacidad de asimilación recíproca de diferentes culturas. Nosotros creemos que todos los seres humanos, pueblos o culturas, no obstante, la diversidad, compartimos ciertas condiciones comunes y necesarias. Por ejemplo, las condiciones de una práctica universal tan consustancial al proceso de humanización como es la producción.
3) No hay culturas inferiores ni superiores. Sólo son diferentes porque pertenecen a diferentes clases y grados de desarrollo, no por razones étnicas, sino determinadas por ciertas condiciones materiales e histórico-sociales.
Según Mariátegui, "ya la sociología marxista ha hecho justicia sumaría a las ideas racistas, producto todas del espíritu imperialista" (JCM: Ideología y política, 1988, p. 29). Incluso rechaza el prejuicio de la superestimación del indio con las siguientes palabras: "Del prejuicio de la inferioridad de la raza indígena, empieza a pasarse al extremo opuesto: el de la creación de una nueva cultura americana será esencialmente obra de las fuerzas raciales autóctonas. Suscribir esta tesis es caer en el más ingenuo y absurdo misticismo. Al racismo de los que desprecian al indio, porque creen en la superioridad absoluta y permanente de la raza blanca, sería insensato y peligroso oponer el racismo de los que superestiman al indio, con fe mesiánica en su misión como raza en el renacimiento americano" (JCM: Ideología y política, 1988, p. 30).
Según nuestro escritor, la elevación material e intelectual del indio dependen del cambio de las condiciones económicas y sociales: "No están determinadas por la raza sino por la economía y por la política" (JCM: Ob. cit., p. 31).
4) "El pasado" hay que asumirlo "como raíz pero no como programa" (JCM: Peruanicemos al Perú, 1970, p. 74).
Nos dice Mariátegui que esta es la tesis de un indigenismo revolucionario: "Los indigenistas revolucionarios, en lugar de un platónico amor al pasado incaico, manifiestan una activa y concreta solidaridad con el indio de hoy". Prosigue: "Este indigenismo no sueña con utópicas restauraciones. Siente el pasado como una raíz, pero no como un programa. Su concepción de la historia y de sus fenómenos es realista y moderna. No ignora ni olvida ninguno de los hechos históricos que, en estos cuatro siglos, han modificado, con la realidad el Perú, la realidad del mundo" (JCM: Ob. cit., p. 74).
5) "El problema del indio" es un "problema prioritario".
Sostiene Mariátegui que él ha definido "reiteradamente la tesis de la prioridad del problema del indio en la gradación de los problemas nacionales" (JCM: Peruanicemos al Perú, p. 96).
¿Actualmente se puede seguir sosteniendo esta tesis?
6) En la historia peruana, según Mariátegui, el encuentro del indígena con el socialismo es el hecho histórico-político más importante.
Al respecto, conviene citar el primer encuentro de Mariátegui con un "indio revolucionario": "Recuerdo el imprevisto e impresionante tipo agitador que encontré hace cuatro años en el indio puneño Ezequiel Urviola. Este encuentro fue la más fuerte sorpresa que me reservó el Perú a mi regreso de Europa. Urviola representaba la primera chispa de un incendio por venir. Era el indio revolucionario, el indio socialista. Tuberculoso, jorobado, se sucumbió al cabo de dos años de trabajo infatigable. Hoy no importa ya que Urviola no exista. Basta que haya existido. Como dice Valcárcel, hoy la Sierra está preñada de espartacos" (JCM: "Prólogo" a Tempestad en los Andes de L. E. Valcárcel).
7) El "problema indígena" es un problema "económico y social". Su solución es "social". "Sus realizadores deben ser los propios indios" (JCM: "Sobre el problema indígena". En Labor, Año I, Nº 1, 10 de noviembre de 1928, p. 14).
En cuanto a lo occidental, Mariátegui realiza una excelente toma radiográfica. Logra detectar y señalar sus características realmente esenciales. Así, el pensamiento occidental queda perfectamente configurado con las siguientes características:
1. Es un pensamiento "prometeico" o "fáustico" –expresiones que tomamos de Garaudy– en el sentido de que la cultura occidental es, ante todo, acción, voluntad, energía (JCM: "Occidente y Oriente". En Figuras y aspectos de la vida mundial, II, p. 201).
2. Es un pensamiento capaz de "regeneración": "Europa –cuna de este pensamiento– es el continente de las máximas palingenesias (resurrecciones). Los mayores artistas, los mayores pensadores contemporáneos, ¿no son todavía europeos? Europa se nutre de la savia universal. El pensamiento europeo se sumerge en los más lejanos misterios, en las más viejas civilizaciones. Pero esto mismo demuestra su posibilidad de convalecer y renacer" (JCM: Temas de nuestra América, 1960, p. 24).
3. Para Indoamérica es un imperativo la asimilación del pensamiento occidental. Sostiene el Amauta que "no hay salvación para Indo América sin la ciencia y el pensamiento europeo u occidentales" (JCM: "Advertencia" de los 7 Ensayos…).
4. Según Mariátegui, no se debe identificar el pensamiento occidental con el pensamiento burgués. Del mismo modo, la decadencia del pensamiento burgués no significa necesariamente la decadencia del pensamiento occidental.
5. El pensamiento occidental tiene una energética capacidad expansiva que "aspira a la universalidad" (JCM: 7 Ensayos…, La Habana, p. 339).
6. El Perú y su proceso histórico se despliega dentro del horizonte del pensamiento occidental. Por tanto, aclara Mariátegui, es irrenunciable la herencia occidental.
7. El ideal cultural, según la propuesta de Mariátegui, es la síntesis creadora de lo indígena y lo occidental.
Tomado de Prado, Raimundo (2007). El marxismo de Mariátegui.
Lima: Mantaro, pp. 117-128.
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