lunes, 17 de febrero de 2020

RESULTADOS ELECTORALES 2020 Y LAS POSICIONES PARTIDARIAS MIRANDO AL 2021

Desde las profundidades Ares envía sus representantes

Si el congreso extraordinario precisa las normas que para las elecciones del 2021 los movimientos políticos están obligados a efectuar elecciones primarias bajo la vigilancia de la ONPE, es más que probable que de los nueve movimientos que han llegado al congreso para el 20/21, por lo menos tres o cuatro ya no figurarán, entre ellos UPP porque ya no podría ser vientre de alquiler; otro caso es el partido PP (podemos), considerando que su invitado Daniel Urresti ha sido elegido con una alta votación y a la vez con mucha vehemencia se enfrenta a quienes aparecen como los dueños de dicho movimiento, no siendo partido, preguntamos, ¿podrá Urresti formar su propio partido?, ello dependerá de cuántos de sus pares elegidos lo seguirán, y a la vez, él deberá tener un desempeño sobresaliente como parlamentario, bajo esas premisas ¿se cumplirán sus expectativas de ser candidato presidencial?

En síntesis, resulta muy difícil para los movimientos políticos la mejora en sus organizaciones, en especial si llegan a practicar la democracia interna y estén en condiciones de realizar elecciones primarias. Hasta el momento AP, APP, Somos Perú, Partido Morado, Fuerza Popular e inclusive la izquierda se encaminan a efectuar dichas elecciones primarias, previas al escrutinio general del año 2021. Para el resto de movimientos parece un imposible.  

La conformidad de ser partidos medianamente organizados nos lleva a considerar que AP (por ejemplo sus 25 congresistas están afiliados al partido), APP, Somos Perú, Partido Morado y la izquierda de estar unida, estos  alistarían sus candidatos a la presidencia; asimismo, estarían en las mejores posibilidades de formar alianzas, en la primera como en la segunda vuelta.

Tanto AP como APP de acuerdo a los resultados electorales su presencia se hace más nítida en las tres regiones: costera, serrana y selvática, lo que  atestigua que sean estos dos partidos los que ocupan los dos primeros puestos del total, a buen seguro tendrán sus candidatos propios a la presidencia; sin embargo, en el caso de SP (somos Perú) para tener una firme presencia en el futuro congreso, su opción es sumarse a uno de los dos partidos mencionados.

La persistencia del partido Morado depende del comportamiento de sus representantes y a la vez que hayan superado el grave incidente que tuvo Julio Guzmán. Será difícil que este personaje sea el candidato, no les quedará otro camino que entre sus actuales dirigentes designen a su propio candidato, o de lo contrario, tienen la opción de que su candidato a la presidencia sea un invitado de nivel. También le cabe la opción de formar alianza con otros partidos, no olvidando que más parece un partido limeño. 

Fuerza Popular que habiendo sido un movimiento obstaculizador al ejecutivo y por ese hecho el congreso fue disuelto, ello ha mermado mucho su arrastre, y aparece muy debajo de su promedio que llegaba al casi 30% del electorado; sin embargo, se puede apreciar que con sus 15 representantes al congreso extraordinario, ellos están distribuidos con mayor presencia en Lima, sin dejar de tener representación en provincias. Es probable que de tener candidato propio a la presidencia, éste sea una cara nueva, con lo que haría posible que vuelvan los votos que en su mayor parte migraron al Frepap. 

Un comentario especial, es referente a que si ¿el Frepap se dividirá o dejará de existir?, pues a partir de marzo de este año se vislumbra que se vea envuelto en graves incidentes, tomando en cuenta la verticalidad de su dirigencia teñida de nepotismo y de que los allegados a Jonás Ataucusi no solo son un círculo cerrado que, por cierto no practican la democracia interna; sino que también hay en juego mucho dinero, incluido lo proveniente del narcotráfico; de ocurrir los destapes éstos evidenciarán certeramente que se produciría una división o su desaparición como partido e inclusive como organización religiosa. Frepap como partido se quedaría disminuido en el número de partidarios y sus electores -una  buena parte- que proceden de los grupos evangélicos y los “pobres de honestidad” volverían a FP (fuerza popular).

En cuanto a UPP, este no es un partido, ni podrá seguir siendo un vientre de alquiler para el 2021, si es que consideramos que aprobados los nuevos dispositivos de cómo se organiza un partido, ellos estarían imposibilitados ante nuevas condiciones normativas para participar en el año 2021. Asimismo, está pendiente que el invitado Antauro Humala sea liberado de la cárcel y se inscriba en UPP, lo que haría posible ser candidato a la presidencia de la república, ¿de no ser liberado UPP desaparecería?

Es importante manifestar que una buena parte de los votos emitidos el 2020 a  UPP son de la izquierda, y ante el fracaso de la liberación de Humala volverán a la izquierda, siempre y cuando, ésta se encamine a lograr su unidad. Esta posibilidad no es para asustarse, si es que la izquierda unida sabiamente designa un candidato a la presidencia de reconocidas cualidades y sus programas sean de avanzada, de reformas, lo que reforzaría a la izquierda como un movimiento progresista. Esto se produciría si es que las bases y dirigentes están convencidos de participar en actos electorales en el marco de la democracia político liberal (respetando las libertades públicas), a la vez se encamine en términos de la modernidad, olvidando y desterrando el pasado sectario y totalitario: stalinista, maoísta, fidelista y/o chavista. ¿Ello se logrará? O seguirá siendo un imposible que se constituya la izquierda unida.

Se aprecia que los resultados de las elecciones extraordinarias 2020 muestran dos cosas muy reveladoras: una, que son pocos los partidos con presencia a nivel país; y la segunda es que para ser ganadores el 2021 se tiene que  conseguir una alta votación en Lima Metropolitana. Asimismo, el sentirse ganador se reforzaría mucho más, si no aparecen movimientos como el Frepap, ni surja un fenómeno como el de Urresti.

El caso de Urresti su votación es propia de su hablar y hacer, sus electores se identifican con sus actitudes confrontacionales para efectos de acabar con la inseguridad ciudadana; asimismo, sus antecedentes de exministro del interior lo colocan como la persona que quiere acabar con los robos, asaltos y crímenes de toda laya, aun cuando no toma en cuenta las formas de cómo tratar los problemas en el contexto de la ley y la democracia. A esto se añade el juicio que aun se le sigue, acusado y envuelto en el marco de quienes en misión de poner un alto al terrorismo, incurrieron en actos que salen de los canones establecidos para combatir la subversión, haciendo cuestionables las metodologías diseñadas, que son reemplazadas por un voluntarismo que de manera precipitada -sin las comprobaciones necesarias- combatieron a quienes aparecían de aliados o partícipes de los cuadros de la subversión.  
  
Esto significa que la imposición de la autoridad crea la conducta autoritaria, la misma que, para un sector de los peruanos se hace más que imprescindible al decir que es bueno gobernar bajo el ejercicio de la mano dura; sin embargo, se olvida al Perú que tiene tres formas de gobierno, y dos son descentralizadas, y que, por cierto no seguirían al presidente cuyo peso ejecutor tenga signos autoritarios, menos cuando los gobernadores regionales y alcaldes municipales son elegidos en el contexto del vivir democrático y popular. 

Las conductas de ribetes autoritarios que alcanzan a ser autoridad de gobierno elegida, paradójicamente pone en riesgo los avances a favor del régimen de la democracia en el que queremos vivir, donde sus fueros jurisdiccionales aún no se han fortalecido y no se universaliza que “la autoridad se ejerza con autoridad”, obedeciendo a los principios del respeto a las personas, a los debidos procesos y a la institucionalidad que se encamina a ser permanente. 

Daniel Urresti no es un político para el sistema y el régimen de la democracia, su formación militar en que él ha extremado su personalidad de ejecutor de acciones terminantes y del mandón que no dan pausa para evaluar, repetimos no son compatibles para que alcance a ser presidente de la república. Urresti de parlamentario parece que estaría demás, más bien es ejecutivo, empero la última palabra será en cómo habrá de desempeñarse en el parlamento. 

Al ser candidato invitado y aceptado por aclamación en el PP no es semejante con quienes son elegidos en elecciones primarias. Los partidos que reúnen condiciones para tener los presidenciales, sus bases deben tener información clasificada como es el caso de Urresti que muestra su condición de caudillo.  

En el Perú se ha trastocado confundiendo caudillo con líder, las dirigencias en particular para los procesos de elección presidencial, no han distinguido que el caudillo es un personaje con signos de mandón y que cuenta con un grupo adicto e incondicional, y donde una buena parte de los electores se identifican con las pulsaciones y discursos que son promesas de salvación nacional, y con un voluntarismo sin tregua destinado a que todos los problemas cotidianos van a ser resueltos con la sola presencia del caudillo.

Durante las últimas décadas los partidos han perdido fuerza organizativa, y solo se han convertido en clubes electorales, donde han proliferado personajes, muchos de ellos improvisados y que han tenido soportes extra partidarios, que representan intereses de grupos, especialmente económicos los cuales han colaborado financiando las campañas electorales. De esta forma los partidos solo han sido cascarones sin promoción de adherentes, y menos de ámbitos de diálogo e intercambio de ideas, en consecuencia se renunció a ideologías, principios programáticos como valores que, a la vez se manifestaban en planes y programas de acción destinados a formar cuadros partidarios que serían de ser los soportes del gobierno al ganar en los procesos electorales.

El olvido de todo lo antes dicho, hizo que en los movimientos políticos no hubiera necesidad de tener líderes, ni organizaciones que respondieran a los  reclamos como son las necesidades sentidas de la ciudadanía; por eso los partidos no ponderaron los problemas acuciantes del corto plazo y de una perspectiva a mediano plazo, a fin de encontrar planes y programas, y más bien hicieron gala, paradójicamente de contar con un grupo de personas reconocidas: profesionales, académicos, deportistas y empresarios, quienes daban muestra de su aprecio por la persona designada, a la cual le brindaban apoyo, resaltándose los que en forma reservada, resultaban los financistas de la campaña presidencial. De esta manera el candidato se constituía en un candidato aparentemente muy competente y popular.

Empero, había un total desconocimiento de por lo menos indagar, todo lo relacionado con su hoja de vida, además de informarse sobre la honestidad personal y su ética de trabajo cuando desempeñaba cargos extra partidarios, siendo importante resaltar que el candidato era un hombre público que tenía el equilibrio de respetar el status quo; es decir, tenía que cuidarse para no cometer ningún desliz sobre temas vinculados a los aspectos de la familia y del género, omitía los temas sobre el mercado de trabajo y de otro punto que pudiera mostrar posición vinculada a cambios en la vida económica del país.

Lo dicho se convertía en una constante que ha supervivido durante los treinta años, y que, han permitido la elección de candidatos para tan importante cargo; sin embargo esta constante de cómo los presidentes han sido elegidos -nos encontramos que no ha habido uno mejor que el otro-, todos los ex presidentes, en el tiempo que hemos señalado sin excepciones, terminan enjuiciados, encarcelados y próximos a ser sentenciados por muchos años de carcelería. Fujimori, Toledo, García, Humala y PPK no se diferencian uno del otro, ellos llegaron al poder, a través de procesos electorales y que ninguno aparentemente fuera impuesto, como tampoco hay duda que estos ex presidentes se comportaran como mandones, bajo autoritarismos abiertos, asolapados y que tuvieron que gobernar bajo la mirada y presión de los grupos de poder económico, incluido el hecho evidente de sus allegados y hasta de su propia cónyuge que de una manera u otra colaboraban en el gobierno; todos demostraron que sus actos de gobierno eran semejantes, bajo el adagio “de ser más de lo mismo”.

La ineficiencia de los malos gobiernos no sólo fue exclusiva de quienes ejercieron el cargo de presidente durante los últimos treinta años, los otros poderes del Estado como el congreso mostraron su inoperancia en su tarea fiscalizadora y legislativa. Los congresos pactaban entre los grupos políticos para formar la mayoría que apoyaba el accionar del poder ejecutivo; sino también hubo el caso excepcional de la fuerte oposición del congreso en el periodo que comenzó en el 2016, la mayoría congresal fue obstruccionista, que no solo impidió el ejercicio del gobierno, sino también acarreó consecuencias en el orden político, social y económico de la república, ello motivó que el congreso fuera disuelto en medio de la crisis institucional. La disolución ha sido causa para que por primera vez se convoque a un congreso extraordinario. 

La elección de este congreso y en las próximas elecciones generales, éstas deben salirse del libreto de lo pasado en estos últimos treinta años, para que nunca más se elija presidentes insensatos y de congresos inapropiados que, contrarían construir la democracia republicana; empero, estos deseos que motivan vivas esperanzas; sin embargo, no son mayoritarias para la ciudadanía, porque todavía no tenemos partidos consolidados, son pocos los que han logrado presentar candidatos elegidos por sus propios militantes, todo ello prueba el descontento de la ciudadana que se expresó en el ausentismo, los votos blancos y viciados, que en su conjunto bordean el 50% del total. 

Las minorías ganadoras nos muestran los rezagos de la falta de organización y coherencia, el caso de APP sigue manejado y acaudillado por su fundador, el cual cuando ha llegado a ser alcalde y gobernador, su desempeño en estos importantes cargos no ha sido exitoso, lo mismo ocurre con su desarrollo profesional y personal familiar donde no tiene nada de transparencia. Con estos antecedentes ¿será candidato a la presidencia de la república el 2021? 

Otro movimiento, correspondiente a la minoría ganadora es acción popular, cuyos candidatos elegidos por sus bases, buena parte de ellos carecen de experiencia parlamentaria; sin embargo, cuenta con formación política y muchos con calidades profesionales destacables y son portadores de valor cívico, en el congreso habrán de surgir líderes, no caudillos, considerando que estos últimos en AP están presentes, personas que por cierto no han llegado a cultivar liderazgos, dado que sus trayectorias no han seguido lo dejado por la generación de los fundadores que, en su haber tuvieron triunfos electorales que permitieron ser gobierno; estos caudillos no han reflexionado de lo que significa formar parte de la generación posterior a los fundadores exitosos de acción popular. Uno de ellos se alejó del partido, perdiendo la continuidad, al acceder a ocupar cargos expectantes en gobiernos que no eran de AP, y dañó su trayectoria pública al comportarse influyendo para favorecer a un futuro familiar en aspectos de carácter tributario, hecho que puesto en evidencia a la ciudadanía, se vio obligó a renunciar a los cargos importantes que mantenía.  

Hay también quien habiendo llegado hace poco y que inclusive fue candidato el año 2016 por AP, no ha tenido el equilibrio necesario para repensar de sus orígenes de simpatía aprista, su último comportamiento público ha evidenciado que no se ha sacudido de su pasado político, pues a la muerte de García Pérez su discurso de despedida no solo era al amigo entrañable, sino parecía de un militante fervoroso del movimiento aprista, ello se ha considerado un agravio a la militancia de acción popular. Este señor hasta ahora no se ha disculpado, su explicación del hecho era necesario que terminara en un perdón y reencuentro.

Estos ejemplos nos muestran que la falta de sensibilidad y sensatez es propia de los oportunistas y de simples caudillos, lo que se confirma cuando el mismo día en que AP celebraba el haber sido la primera minoría electoral, estos personajes se exhibieron y festejaron, ello mereció repudio generalizado, ¿se sentían los artífices de esta jornada política y califican para ser candidatos? 

Esto nos lleva a reflexionar, que al igual que en acción popular, también en los otros movimientos políticos existen estos personajes que impiden la renovación bajo la presencia de las nuevas generaciones, llevando a los partidos a su desprestigio, caso del aprismo a punto de desaparecer: El comentario se extiende al comprobarse que estos personajes están cargados de densos rezagos de conductas muy propios de la vieja política, y que, lamentamos que aún imperen en los ambientes políticos de nuestro país.

Abrigamos la esperanza que este congreso extraordinario impere el equilibrio, gracias al diálogo conducente a concertar una agenda que complete lo avanzado en las reformas políticas electorales y del sistema judicial. Asimismo, la ciudadanía espera el inicio de una reconstrucción dirigida al equilibrio de poderes, donde el congreso no se vea invadido por el poder ejecutivo, ni el nuevo legislativo sea confrontacional con el poder ejecutivo.

El anhelo de todos los peruanos será que este congreso marque el paso, para que en las elecciones generales del año 2021 los partidos políticos sean auténticos, sin excepción, dispuestos a la democracia representativa “que implica la subordinación de los agentes políticos a los actores sociales. La democracia debe volver a ser representativa. Pierde su fuerza y se convierte en un instrumento de gestión política en las manos de los poderosos si no se vincula vigorosamente con los movimientos societales populares, si no representa las demandas y las protestas de quienes sufren la dominación de unas elites que se refugian detrás de un principio impersonal de racionalidad y orden”. (Touraine, Alain: ¿Podremos vivir juntos?, págs. 265 y 266 en temas de “las condiciones de la democracia”).

El volver a la democracia representativa, ella está abierta a las reformas que se hacen necesarias en el orden económico bajo la perspectiva de acabar con las brechas de la desigualdad y de sus dolorosos enfrentamientos de protesta, en un Perú que en casi 200 años ha sido una república incompleta, porque en ella  predominó la exclusión y las discriminaciones etno/culturales, y que, hizo posible la existencia de la desigualdad casi siempre en el continuo de las prácticas antidemocráticas y de gobiernos autoritarios abiertos y solapados bajo la dirección de caudillos presidenciales. 

Fernando Anibal Arce Meza


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