jueves, 10 de marzo de 2022

¿ESTÁ AUTODESTRUYÉNDOSE EL IMPERIO "AMERICANO"?

 


Michael Hudson

09/03/2022

 

Ahora, la cuestión es quién saldrá victorioso en Eurasia: la “realidad” que EEUU creía poder controlar, o una realidad económica fuera del control del imperio.

 

Los imperios suelen seguir el curso de una tragedia griega, provocando precisamente el destino que buscan evitar. Este es el caso del Imperio estadounidense, ya que se está desmantelando a sí mismo en cámara no tan lenta.

El supuesto básico de la previsión económica y diplomática es que cada país actuará en su propio interés. Tal razonamiento ayuda a comprender el mundo de hoy. Para describir la confrontación de EEUU y sus aliados contra Rusia los observadores diplomáticos de todo el espectro político están utilizando frases como «. EEUU se está disparando en su propio pie». Nadie pensó que el Imperio "americano" se autodestruiría tan rápido.

Durante más de una generación, los diplomáticos estadounidenses más destacados nos han advertido: "la principal amenaza externa para la nación es una alianza de Rusia y China dominando Eurasia". Las sanciones económicas y la confrontación militar de EEUU están uniendo a estas dos potencias y está empujando a otros países a la órbita euroasiática en plena emergencia.

Se esperaba que el poder económico y financiero estadounidense evitara este destino propio de una tragedia griega. Durante el medio siglo transcurrido desde que EEUU abandonó el oro en 1971, los bancos centrales del mundo han operado con el patrón dólar, manteniendo sus reservas monetarias internacionales en valores del Tesoro de EEUU, en depósitos bancarios, acciones y bonos, todo ello en dólares.

El estándar de bonos del Tesoro ha permitido a EEUU financiar su gasto militar simplemente mediante la creación de pagarés en dólares. Entonces, el déficit de la balanza de pagos estadounidense se ha podido transformar en superávit de reservas. ¿La explicación? Los deudores (las naciones y particulares del Sur Global) necesitan dólares para realizar el comercio exterior y pagar a los tenedores de bonos y acciones.

Este privilegio monetario, este "señorío del dólar", ha permitido a los estadounidenses imponer sus políticas neoliberales al resto del mundo, y lo ha hecho sin tener que usar mucha fuerza militar propia, excepto para apoderarse del petróleo del Cercano Oriente.

La reciente escalada de sanciones de Washington, que han bloqueado el comercio y la inversión de Europa, Asia (y otros países) con Rusia, Irán y China ha impuesto enormes costos y una lacerante perdida de negocios para los aliados de EEUU.

Y, la reciente confiscación del oro y de las reservas de Venezuela, Afganistán y ahora de Rusia, [1] junto con el cierre selectivo de cuentas bancarias de extranjeros adinerados está acabando con la idea que la tenencia en dólares - o también los activos en libras esterlinas y en euros - son un refugio de inversión seguro, en los momentos que las condiciones económicas mundiales se vuelven inestables.

Así que me ha impresionado ver la velocidad con que este sistema financiarizado centrado en los EEUU se habrá desdolarizado, en el lapso de solo uno o dos años. El tema básico de mi libro 'SuperImperialismo' ha sido cómo (durante los últimos cincuenta años) los bonos del Tesoro norteamericano han canalizado los ahorros extranjeros hacia los mercados financieros y bancos de EEUU, dando grandes beneficios sin ningún costo para la "diplomacia del dólar".

Hace algún tiempo pensaba que la desdolarización la iba iniciar China y Rusia, que al tomar el control de sus economías evitarían la polarización financiera qué impuso EEUU [2]. Sin embargo, los últimos acontecimientos nos demuestran que son los funcionarios estadounidenses los que están obligando a Rusia, China y, a otras naciones a salirse de la órbita del dólar estadounidense. La política de Washington está obligando a estos países a superar cualquier vacilación que tuvieran para desdolarizar sus economías.

Esperaba que el fin de la economía imperial vendría por la ruptura de otros países con el dólar. Pero esto no está sucediendo exactamente así. En los hechos es la política de Washington la que está poniendo fin a la dolarización de la economía internacional, además está obligando a Rusia a construir sus propios medios de producción de manera autosuficiente.

Este proceso de fractura global comenzó con las sanciones que bloquearon el comercio con Irán, China y Rusia con los EEUU y sus satélites económicos. Para Rusia, estas sanciones tuvieron el mismo efecto que habrían tenido unos "aranceles proteccionistas".

Durante más de una década Rusia estuvo demasiada cautivada por la ideología neoliberal del libre mercado como para tomar medidas para proteger su propia agricultura e industria. Ahora las sanciones estadounidenses favorecerán un desarrollo autosuficiente de la economía Rusa. Cuando los estados bálticos obedecieron las sanciones estadounidenses y perdieron el mercado ruso para sus productos agrícolas, Rusia creó rápidamente su propio sector de productos agrícolas, mientras se convertía en el principal exportador de cereales del mundo.

Rusia está descubriendo (o está a punto de descubrir) que no necesita dólares estadounidenses como respaldo para el tipo de cambio del rublo. Su banco central puede crear los rublos necesarios para pagar los salarios internos y financiar la formación de capital. Las confiscaciones estadounidenses, de sus reservas de dólares y euros, pueden finalmente llevar a Rusia a poner fin a su adhesión a la filosofía monetaria neoliberal.

La terapia de choque neoliberal y las privatizaciones de la década de 1990 dejaron a los cleptócratas rusos con una sola forma de sacar provecho de los activos que habían esquilmado del dominio público. Lo que hicieron fue aprovechar sus ganancias para comprar y vender acciones en Londres y Nueva York. Como resultado la capitalización mediante el ahorro interno desapareció, entonces, los asesores estadounidenses persuadieron al banco central de Rusia para que no creara su propio dinero en rublos.

El resultado fue que el patrimonio nacional de petróleo, gas y minerales de Rusia no se utilizó para financiar una racionalización de la industria. En lugar de invertir los ingresos de la privatización para crear nuevos medios de protección, el dinero terminó en manos de los nuevos ricos que adquirieron bienes raíces británicos, yates y otros activos de capital. Fue una brutal fuga a occidente del capital y el ahorro ruso.

Hoy, las sanciones que toman como rehenes las tenencias de dólares, libras esterlinas y euros de los multimillonarios rusos ha transformado a la City de Londres en un lugar demasiado riesgoso para mantener activos; ahora los millonarios de cualquier otra nación saben que potencialmente están sujetos al chantaje del dólar. Al imponer sanciones a los rusos más ricos los funcionarios estadounidenses esperaban inducirlos a oponerse a la ruptura con Occidente y, por lo tanto, servir como agentes de influencia de la OTAN. Pero, por el momento, los multimillonarios rusos, creen que su país es más seguro.

Desde hace décadas, la Reserva Federal y el Tesoro ha estado luchado contra la recuperación del papel del oro como respaldo de las reservas internacionales. Por tanto, es legítimo preguntarse, ¿cómo verá India y Arabia Saudita sus tenencias de dólares mientras Biden y Blinken intenta obligarlos a seguir el «orden basado en reglas» en lugar de su propio interés nacional?

Los recientes dictados de Washington no dejan más alternativa que comenzar a proteger la autonomía política y económica convirtiendo las tenencias de dólares y euros en un mineral precioso: el oro. Esto en el corto plazo será la única manera que un activo no se transforme en rehén de unas exigencias imperiales cada vez más costosas y perturbadoras.

La diplomacia estadounidense ha llevado a Europa en un servilismo abyecto. Después que se bloquearon las reservas extranjeras de Rusia y se desplomara el tipo de cambio del rublo EEUU exigió a los gobiernos europeos que sus empresas nacionales se deshagan de los activos rusos por unos centavos de dólar. Mientras tanto, grandes inversionistas estadounidenses como Blackstone, Goldman Sachs se movieron rápidamente para comprar lo que Shell y otras compañías del viejo continente estaban vendiendo a vil precio.

Nadie pensó que el orden mundial de la posguerra 1945-2020 se derrumbaría tan rápido. Está surgiendo un orden económico internacional verdaderamente nuevo, aunque aún no está claro qué forma tomará. Pero las confrontaciones resultantes de la «presionar al oso ruso» ha superado el nivel de masa crítica. Ya no se trata solo de Ucrania. El conflicto bélico es simplemente el detonante, está funcionando como un catalizador que alejará a gran parte del mundo de la órbita de EEUU/OTAN.

El conflicto económico llegará próximamente a la propia Europa. Llegará cuando los políticos nacionalistas europeos rompan con la subordinación al excesivo poderío de EEUU. El precio de la obediencia de la Unión Europea será un vertiginoso aumento de los costes a su industria. Este será el resultado final de la política impuesta por los procónsules pro-estadounidenses de la OTAN.

Estas consecuencias deberían considerarse como "advertidas o esperadas". Demasiados observadores internacionales alertaron exactamente lo que está sucediendo. El propio presidente Putin y su ministro de Relaciones Exteriores Lavrov explicó cuál sería su respuesta si la OTAN insistiera en arrinconarlos mientras atacaban a los hablantes de ruso en el este de Ucrania y trasladaban armamento pesado a su frontera occidental.

Las consecuencias fueron anticipadas. Pero, a los neoconservadores que controlan la política exterior estadounidense simplemente no les importa. Consideraban que reconocer las preocupaciones rusas los convertía en unos fans de Putin.

Aquellos funcionarios europeos que no trepidaron en calificar a Donald Trump de "loco" ahora no se sorprenden por el resurgimiento de un odio visceral hacia Rusia por parte de la Administración Biden. El modo de expresión y los gestos de Trump eran groseros, pero la pandilla neoconservadora que hoy está en la Casa Blanca quiere una confrontación con Rusia mucho más amenazante que unos cuantos gestos groseros. Ahora, la cuestión es quién saldrá victorioso: la "realidad" que EEUU creía poder controlar, o una realidad económica fuera del control del imperio "americano".

Lo que los países no han hecho por sí mismos - reemplazando al FMI, el Banco Mundial y otros brazos de la diplomacia estadounidense- con la actual política de Washington se está obligando a desdolarizar la economías de muchas naciones. Más allá de "la niebla de la guerra", Europa, el Cercano Oriente y del Sur Global deberán empezar a defender sus intereses económicos.

En un corto plazo las sanciones de EEUU a Rusia y China se habrán transformando en una espada de Damocles que pende sobre todas las economías dolarizadas. Seguramente, en los próximos meses veremos como muchos líderes políticos se preguntarán si sus países estarían mejor con un nuevo sistema monetario que reemplace el comercio, la inversión y el servicio de la deuda externa que ahora está en manos de dólar.

Ya los precios de la energía y de los alimentos están afectando especialmente a los países del Sur Global, este flagelo coincide con los graves efectos de la pandemia y el inminente vencimiento del servicio de deudas externas dolarizadas.

¿Hasta cuándo se podrán imponer medidas de austeridad para pagar a los tenedores de bonos en dólares? ¿Cómo se las arreglarán la economía estadounidense y europeas frente a las sanciones rusas a las importaciones de gas y petróleo, cobalto, aluminio, paladio y otros materiales básicos? ¿Cómo responderán las empresas europeas cuando empiecen a sufrir las consecuencias de las sanciones?

Los diplomáticos estadounidenses han elaborado una lista de materias primas que su economía necesita desesperadamente y que, por tanto, ha declarado exentas de las sanciones comerciales a Rusia. Está lista ha proporcionado a Putin los puntos exactos de presión para romper con la Cortina de Hierro que EEUU ha impuesto a los rusos.

La inflación de Biden

La ruptura de la política aventurera de la OTAN vendrá desde dentro de los EEUU. En la medida que se acercan las elecciones, de mitad de mandato, muchos políticos estadounidenses encontrarán un terreno fértil para demostrar a sus votantes que la inflación de los precios, es un subproducto de la política del bloqueo de las exportaciones de petróleo y gas ruso realizada por la Administración Biden.

El gas es necesario no solo para calefacción y producción de energía, sino también para hacer fertilizante, del cual ya hay escasez mundial. Esta situación se ve agravada por el bloqueo de las exportaciones de cereales de Rusia y Ucrania lo que hace que los precios de los alimentos ya se hayan disparados.

Existe una sorprendente desconexión entre la visión de la realidad del sector financiero y la que promueven los principales medios de comunicación de EEUU y de la OTAN. Los mercados bursátiles de Europa se desplomaron en su apertura el lunes 7 de marzo, mientras que el petróleo Brent se disparó a $130 el barril.

El noticiero matutino de la BBC presentó al parlamentario conservador Alan Duncan, un comerciante de petróleo, advirtiendo que la casi duplicación de los precios de los futuros del gas natural amenazaba con llevar a la bancarrota a las empresas que suministran de gas a Europa. Pero en «Dos minutos de odio» de la BBC se siguió aplaudiendo a los valientes combatientes ucranianos y a los políticos de la OTAN que piden más apoyo militar. En Nueva York, el Promedio Industrial Dow Jones se desplomó 650 puntos, y el oro se disparó a más de $2.000 la onza, lo que refleja cómo ve el sector financiero la crisis que se aproxima.

Tratar de obligar a Rusia a responder militarmente y, por lo tanto, hacer "quedar mal a los rusos" ante el resto del mundo es un truco destinado a garantizar que Europa contribuya más a la OTAN y compre más equipo militar a los EEUU. La inestabilidad que está política ha causado está produciendo que EEUU parezca tan amenazador como la OTAN afirma que es Rusia.

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NOTAS

1. El oro de Libia también desapareció después del derrocamiento de Muammar Gaddafi por parte de la OTAN en 2011.

2. Véase más recientemente Radhika Desai y Michael Hudson (2021), "Beyond Dollar Creditocracy: A Geopolítica Economy", Valdai Club Paper No. 116. Moscú: Valdai Club, 7 de julio, repr. en Real World Economic Review (97), https://rwer.wordpress.com/2021/09/23.

observatoriocrisis.com / La Haine

Fuente: https://www.lahaine.org/mundo.php/iesta-autodestruyendose-el-imperio-americano

 

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