23/Ene/2025|
“Si se quiere conocer a Marx hay que buscarlo ‘especialmente’
en sus obras auténticas publicadas bajo su directa personalidad.”
(Antonio Gramsci, 1930)
“¿Cómo describir físicamente a Gramsci? Imaginemos el cuerpo
débil de un pigmeo, y sobre este cuerpo, la cabeza de Dantón”
(Sandro Pertini, 1986)
Es
un vulgar cuaderno escolar a rayas, de formato comercial en ochenta hojas, en
cada página hay veintiún líneas; cubierta de cartulina rígida, forrada en tela
de sospechoso color rojo. En cada página hay una numeración correlativa hecha
con pluma en tinta verde, lleva un sello burocrático y ominoso: “Casa Penale
Speciale di Turi” (Casa Penal Especial de Turi), un lugar de reclusión en Bari
del Stato Totale. El detenido es el preso Nº 7047, un tal Antonio
Gramsci, arrestado desde 1926 cuando ejercía como diputado y al mismo tiempo
como Secretario General del Partido Comunista. Un Tribunal político especial le
condena en 1928 a 20 años, cuatro meses y cinco días de reclusión. Estará
cuatro años en la gris celda de Turi, hasta ser liberado por razones de salud
el 21 de abril de 1937, muriendo pocos días después en la clínica privada
“Quisisana” de Roma. Será allí donde escribirá la mayoría de sus famosos (¿y
retocados para la posteridad por el equipo de Togliatti?) Quaderni dal
carcere1, formidable
trabajo político, filosófico e histórico en lenguaje carcelario y esópico2. Iniciará
la escritura de su famoso Nachlass exactamente un 8 de febrero
de 1929, dos años y tres meses después de su arresto. En las duras condiciones
de la prisión fascista las primeras reflexiones de Gramsci a inicios de ese año
1930 sorprenden: se trata de apuntes filosóficos, el inicio del bloque se
titula “Appunti di Filosofia. Materialismo e Idealismo”.
¿La
Filosofía como una suerte de consolación de la derrota de la izquierda en toda
Europa? ¿Una consolatione philosophiae en clave comunista? En parte sí, en parte no: Gramsci apunta
con urgencia y ansiedad las claves para re-leer a Marx, para volver a
reconstruir su teoría separada de todo Idealismo y volver a empezar en la
práctica con nuevas herramientas críticas. La cuestión organizativa exige un
nuevo nivel teórico, exige una superación dialéctica. Gramsci responde a la
crisis del movimiento como lo hizo Lenin en 1914. El estímulo es múltiple: los
oscuros años del Comunismo en Italia en primer lugar.
Es
importante comprender la coyuntura crítica de las reflexiones gramscianas:
antes de la llegada del Fascismo el PCI nunca llegó a ser más que una
organización minoritaria en el interior del vasto movimiento socialista (que
era bastante izquierdista para la época). Hacia 1929 el porcentaje en la masa
electoral no había alcanzado nunca el 5%; en mayo de 1934, antes que la IC
reorientara su línea internacional hacia la propuesta de Dimitrov, el PCI tenía
2400 miembros, menos que en el peor momento del diminuto e intrascendente PC
británico o del japonés3. La mayoría de sus principales dirigentes estaban en prisión
desde 1926 (la dirección del partido incluido Gramsci), había perdido una
tercera parte de sus miembros y su actividad interna era mínima. En un alarde
de majestuosa tolerancia, Mussolini se había dado el lujo de amnistiar a
centenares de presos comunistas (Bordiga entre ellos) en la cesarista
celebración del Xº aniversario de la Marcha sobre Roma. La situación era
catastrófica. La persecución del Stato totale agudizó las
diferencias ya latentes en el partido sobre cuestiones de principio teóricas y
de táctica con respecto al surgimiento del Fascismo, incluido su
posicionamiento con la lucha en la URSS contra la oposición. La definición
oficiosa de Stalin del Fascismo como “organización de combate de la Burguesía,
que descansa en el activo apoyo de la Socialdemocracia” era resistida por la
mayoría de la dirección del PCI (en especial por Bordiga, Gramsci y Tasca) como
errónea y simplista. Se debe sumar a esto la campaña externa de la IC de Stalin
(donde ahora se integraba en la ejecutiva el titular de la policía secreta, la
GPU, Yezhov) contra el PCI desde fines de la década de los 1920, que concluyó
con la suspensión drástica de toda ayuda financiera desde Moscú y una
escandalosa disolución “rusa” del Comité Central del partido en 19384. El
PCI era un fracaso completo, la IC aseguraba que “estaba totalmente aislado del
movimiento obrero” y que era un grupo de “círculos cerrados de amigos y viejos
camaradas”, unos pocos de centenares de exiliados políticos enteramente
dependientes de la ayuda material de Stalin (con lo que ello implicaba) y un
gran número de militantes confinados o presos en las cárceles de Mussolini.
Entre 1928 y 1932, con la caída en Milán de la última cabeza operativa de un
centro dirigente, el PCI era una organización descabezada y sin rumbo5. A
la situación interna desesperada6, se
le sumaba la derrota de la estrategia de la IC en toda Europa (la táctica de
“clase contra clase”), el creciente burocratismo sin retorno y consolidación
del régimen stalinista en la URSS desde 1925, en suma: la metamorfosis del
pensamiento de Marx en una tosca ideología de legitimación de aparatos o
estados.
¿Por
dónde empezar entonces? Se preguntaba Gramsci, y respondía con seguridad:
“parecería que la clase obrera italiana nunca hubiera tenido una concepción
propia de la vida, de la historia, del desarrollo de la sociedad humana. Y sin
embargo, la clase obrera tiene una concepción propia: el Materialismo
Histórico. Y sin embargo, la clase obrera tuvo grandes maestros (Marx, Engels),
que demostraron cómo se examinan los hechos, las situaciones y cómo del examen
se extraen las orientaciones para la acción. He aquí nuestra debilidad, he aquí
la principal razón de la derrota de los partidos revolucionarios italianos: no
haber tenido una ideología, no haberla difundido entre las masas, no haber
fortificado las conciencias de los militantes con certezas de carácter moral y
psicológico… según mi parecer, es necesario comenzar concretamente por esto,
por el estudio de la Doctrina de la clase obrera, que es la Filosofía de la
clase obrera, que es la Sociología de la clase obrera: por el estudio del
Materialismo Histórico, por el estudio del Marxismo.” Gramsci terminaba
escribiendo que “he aquí un objetivo inmediato para los grupos de amigos de
la Voce: reunirse, comprar libros,
organizar lecciones y conversaciones sobre este tema, formarse criterios
sólidos de investigación y de examen y criticar el pasado para ser más fuertes
en el futuro y vencer.”7.
Pero
no todas son malas nuevas para el aislado Gramsci: llegaban noticias a la
cárcel de la aparición de una edición crítico-histórica en la URSS, se trata de
las primeras obras completas de Engels y Marx: las famosas MEGA
(Marx-Engels-Gesamtausgabe) llevadas a cabo por el malogrado David Riazanov8 ¿Cómo
habían llegado a un aislado Gramsci las noticias de la publicación de un Marx
desconocido en lengua rusa y alemana? ¿Por qué tanto interés en entender el
legado literario de los clásicos? Seguramente Gramsci, gran lector del
socialista Antonio Labriola9, a
quién Engels había calificado como un “riguroso seguidor de Marx”, habría
coincidido en el diagnóstico pesimista sobre nuestro conocimiento en torno a
Marx. El desastre en la táctica ¿no tendría relación directa con un déficit en
la Teoría? Labriola, al participar en el publicitado debate sobre la valencia
científica de la obra de Marx en 1897, (la llamada “primera crisis del
Marxismo”, y cuyos principales interlocutores eran nada menos que intelectuales
de la talla de George Sorel, Eduard Bernstein y otro actor indirecto de nuestra
historia, el filósofo italiano neoidealista Benedetto Croce)10 se
preguntaba con inocencia “los escritos de Marx y Engels… ¿fueron leídos enteramente por
algún externo al grupo de amigos y adeptos próximos, esto es, de los seguidores
e intérpretes directos de los autores mismos?… Añádase a eso la rareza de
muchos de los escritos aludidos, y hasta la imposibilidad de dar con algunos de
ellos.” Y concluía proféticamente si “este ambiente literario”, esta situación
hermenéutica adversa, no era uno de los culpables de la mala asimilación, de la
aparente decadencia y crisis del pensamiento de Marx. Con pesimismo
recapitulaba en una sentencia profética: “Leer todos los escritos de los
fundadores del Socialismo Científico ha resultado hasta ahora un privilegio de
iniciados.”11
Labriola
se preguntaba a propósito de la “crisis” o decadencia de Marx, que “cómo nos
puede asombrar… que muchos y muchos escritores, sobre todo publicistas, hayan
tenido la tentación de tomar críticas de adversarios, o de citas incidentales,
o de arriesgadas inferencias basadas en pasos sueltos, o de recuerdos vagos,
los elementos necesarios para construirse un Marxisme de su invención y a su manera?… El Materialismo Histórico
–que en cierto sentido es todo el Marxismo– ha pasado… por una
infinidad de equívocos, malas interpretaciones, alteraciones grotescas,
disfraces extraños e invenciones gratuitas… que tenían por fuerza que ser un
obstáculo para las personas que quisieran hacerse con una cultura socialista.”
Labriola estaba convencido que a Marx le esperaría siempre un sino de mala
recepción, que empezaba por la misma difusión e irradiación de sus textos y
señalaba otro obstáculo, aún más profundo y riesgoso, que es el que aquí nos
ocupa con relación a Gramsci: la misma rareza de los escritos de Marx y la
imposibilidad de contar con ediciones confiables de ellos. Incluso no tanto de
ediciones confiables, sino de ediciones sin más. El lector responsable de la
obra marxianne debía pasar, según Labriola, por condiciones
ordinarias más extremas que la de cualquier filólogo o historiador para
estudiar los documentos de la Antigüedad. Por experiencia propia, se
preguntaba: “¿Hay mucha gente en el mundo que tenga la paciencia suficiente
para andar durante años… a la busca de un ejemplar de la Misère de
la Philosophie… o de aquel libro singular que es la Heilige Familie;
gente que esté dispuesta a soportar, por disponer de un ejemplar de la Neue reinische
Zeitung, más fatigas que las que tiene que pasar en condiciones ordinarias
de hoy día cualquier filólogo o historiador para leer y estudiar todos los
documentos del antiguo Egipto?”12.
La
afinidad electiva con Labriola no podía ser más cercana: Gramsci también sufrió
esta desordenada situación hermeneútica con respecto a la recepción de los
escritos de Marx, como puede verse en la cantidad de ediciones y fuentes en
diferentes idiomas (francés, ruso y alemán) que utilizaba en su trabajo teórico
y político. Labriola era para Gramsci el primer (único) y prometedor paso de un
auténtico Marxismo teórico en Italia13. Lo más importante era que Gramsci descubría el estrecho
nexo, mediato, entre la carencia teórica y la miseria práctica de la izquierda.
La
segunda posible fuente de su entusiasmo por el Marx desconocido que estaba
lentamente saliendo a la luz se apoya en el comentario que hizo Benedetto
Croce, también cercano en sus polémicas contra el Idealismo, de las MEGA de
Riazanov que se publicaban en la URSS. Su recensión sobre la ambiciosa edición
marxiana, la Historisch-kritische Gesamtausgabe (MEGA) salió
publicada en la revista “La Crítica” de noviembre de 1930, aparece comentada en
los Quaderni en varios pasajes14. Por
ejemplo, en los últimos cuadernos dedicados a una crítica general de la
filosofía de Croce, el X (1932-1935), Gramsci escribe que la obsesión de Croce
por el Materialismo Histórico es, en esas fechas, más aguda que en el pasado
juvenil, y para constatarlo precisamente da como ejemplo “la reseña de las
Obras Completas de Marx-Engels”15. Sabemos
por testimonios de compañeros en la cárcel que Gramsci trataba de mantenerse
totalmente al día no solo en cuestiones políticas sino en el aspecto teórico
(los presos le llamaban “biblioteca ambulante”), proveyéndose de todo lo que se
editaba de Marx, en especial las nuevas ediciones critico-históricas del equipo
de Riazanov que se pudieran conseguir en Italia (generalmente ediciones
alemanas, francesas incluso inglesas que le costaba leer): “Antonio (Gramsci),
naturalmente, era el más equipado con libros que nos prestaba; nosotros
habíamos conseguido una cierta cantidad de libros a través de la casa editorial
Laterza, que proveía de publicaciones de Lenin, Marx, Engels, Bujarin,
Pléjanov, impresas por Editions Sociales Internationales.”16 Fruto
de este empeño es que pudo hacer llegar a sus manos muchos materiales del Marx
inédito, ritrovato, por ejemplo, la reciente edición del equipo de
las MEGA de la correspondencia inédita de Marx con la médica y
ginecóloga Ludwig (Louis) Kugelmann17, en
su edición en francés18. Justamente
fue Riazanov el que publicó por primera vez en una edición crítica y completa
la vital correspondencia en una meritoria edición en ruso19.
Debemos
subrayar la erudita introducción del profesor Ernst Czóbel, habitual
investigador de Engels y Marx en el IME, que también debe haber impresionado a
Gramsci. Czóbel, que sobrevivió a las sucesivas purgas de Stalin (encarcelado
en el Gran Terror de 1936 en un Gulag hasta 1945), fue el Ministro de Asuntos Exteriores y
Comisario del Pueblo de Educación en la corta República de los Soviets húngara,
cercano a Gÿorgi Lúkacs. Tomado prisionero por la reacción militar en Viena,
fue canjeado y enviado a la URSS en 1922, donde comenzó a colaborar, dado sus
contactos europeos como su vasto conocimiento de varios idiomas, con el recién
creado “Museo del Marxismo”, futuro Instituto Marx-Engels de Riazanov. Más
tarde fue nombrado redactor jefe de las primeras obras completas en la
Historia de Marx y Engels. Fue el autor de la primera compilación exhaustiva
bibliográfica sobre Marx y Engels editada en 193420.
Gramsci
seguramente conocía, sin compartir en absoluto, la opinión de Stalin y la Nomenklatura sobre
las MEGA de Riazanov, ya que le llegaban los documentos
oficiales de la Internacional Comunista. Era consciente, después de las olas de
expulsiones en el PCI, que estaba con un pie en el campo de los herejes, un
camino sin retorno. El reemplazante de Riazanov (arrestado el 15 de febrero de
1931) luego de la purga del IME, el “pedante y oscuro” apparatchik Vladimir
V. Adoratskij, realizó un discurso en la IC el 1 de abril del mismo año en el
cual definía el trabajo editorial de su predecesor en la dirección del IME como
“una traición directa (direktem Verrat) a la causa del Proletariado”, ya que
había privilegiado la publicación de “aquellos trabajos de Marx y Engels cuando
aún eran jóvenes-hegelianos, o en el cual se comenzaba el pasaje al
Materialismo Dialéctico, movimiento que representaba los primeros pasos en la
nueva concepción del Mundo… se trata de uno de los delitos más graves que
cometió Riazanov en su sabotaje a una edición popular e internacional de los
trabajos de Marx y Engels.”21. Tal
era los costos políticos y personales de intentar conocer al Marx original, o
incluso los marxistas críticos que intentaban hacerlo, y Gramsci lo sabía a la
perfección.
Tanto
la edición como el propio contenido de las cartas de Marx conmovieron a
Gramsci: un Marx bajo nueva luz que polemizaba con su corresponsal alemana y
compañera de militancia sobre la Commune de París de 1871,
sobre la forma-estado del Capital, sobre las tareas organizativas de una
organización comunista, sobre la dinámica de la revolución en Europa, sobre la
Internacional y sobre el reformismo de Lassalle. No hay dudas que las nuevas
intuiciones gramscianas, el aspecto creativo de su pensamiento, su Marxismo
crítico y abierto, se encuentran íntimamente relacionadas con este contacto
intermitente, parcial pero vital con el nuevo Marx. Y la tesis más fuerte de
esta re-lectura es que Marx es autosuficiente en cuanto a su Filosofía de la
Praxis. La inmanencia de la teoría marxiana (a la luz del Nachlass publicado)
y la praxis son términos que se encuentran profundamente imbricados en Gramsci
de 1930 en adelante. La mayoría de los especialistas reconoce que a partir del
cuaderno 4 (1930) comienza en Gramsci un sorprendente e inexplicable ritorno
a Marx, que ahora podemos explicar mejor. Si existe algo así como un corte
epistemológico-político gramsciano, se puede hallar en esta cesura en el año
1930 en adelante. De temas como la formación y desarrollo de los intelectuales
italianos, la Historiografía, el canto X del Inferno de Dante,
se pasa directamente a la reconstrucción de Marx y la crisis de la vulgata marxista.
El
método gramsciano es, visto en líneas generales, bien simple: tornare a Marx, pero un texto de
Marx lo más fiel posible y críticamente controlado, para recomenzar desde allí
su hilo filosófico-político perdido. Como un intento de refundación teórica, la
idea de que el Marxismo debe ser una anticipazione teorica, que no
“retorna” a Marx, sino que “vuelve” por primera vez al original, y Gramsci es
consciente de ello: siempre habla de la búsqueda vital de un “Marx auténtico”22. Gramsci
se propone descubrir a Marx conociéndolo in novo, leyéndolo a
fondo, traduciéndolo y difundiéndolo. Aunque poseía traducciones italianas
antes de entrar en la cárcel, Gramsci desconfiaba tanto de la edición como de
la calidad de la traducción. Tales eran las precondiciones para establecer una
nueva relación creativa y crítica con la práctica comunista. Una tarea
compleja, a contracorriente pero indispensable: “Un trabajo muy complejo y
delicado. ¿Por qué el Marxismo ha corrido esta suerte, de parecer asimilable,
en algunos elementos, tantos a los idealistas como a los materialistas
vulgares?”23.
Hay
más datos sistemáticos e incluso anteriores a la cesura de 1930: en marzo de
1929 le pide a su cuñada Tatiana la edición en francés de los escritos de Marx
sobre la Historia de la Plusvalía recién publicados, o sea, el tomo IV de Das
Kapital cuyo editor era el renegado Kautsky, así como, gesto herético
contra la ideología oficial del DiaMat, los escritos del joven
Marx, compilación que incluía la Kritik a la Filosofía del
Derecho de Hegel de 1843 y la crítica a Bruno Bauer de La Ideología
alemana de 184524. Más
adelante en la misma carta pide libros en torno a la llamada “Crisis del
Marxismo” (en especial los de Georges Sorel y Henri de Man), los ataques a la
Teoría del Valor, el debate sobre los tomos II y III de Das Kapital y
los intentos de “superación” de Marx. En marzo de 1930 pide la edición alemana
del texto de Marx Trabajo asalariado y Capital, una compilación de
escritos del joven Marx que traduce al completo25. Incluso
llega a dibujar el índice de la antología del Marx inédito, ¡el Marx ideal de
Gramsci!, que consistía en diez textos desconocidos y jamás publicados en
lengua italiana26.
También
en 1929 ya utiliza políticamente textos del Marx desconocido, muchos juveniles, como La
Sagrada Familia de 1844, al elaborar el uso del sarcasmo y la ironía en
la visión del mundo comunista, y al analizar la fraseología jacobina27. Gramsci
no se detiene allí: en abril de 1930 le pide a su hermano Carlo que inicie los
trámites ante las autoridades carcelarias para poder leer los libros escritos
por… ¡León Trotsky! después de su expulsión de la URSS por Stalin28. Tiene
una lista del 13 de marzo de 1930 donde figuran dos libros de Trotsky en su
traducción francesa: La revolución desfigurada y el
opúsculo: ¿Contra el capitalismo o contra el socialismo?29. Como
observó un compañero de presidio, el pathos de Gramsci era
antistalinista, discutía con los compañeros el diagnóstico de Trotsky (al que
calificaba como “grande storico, grande rivoluzionario, ma è un egocentrico”)
sobre un Bonapartismo en la URSS, para él equivocado basándose en los escritos
políticos de Marx, a todas luces resultaba difícil para sus camaradas “que
quemara incienso en el altar de Stalin”30.
Nicolás
González Varela es ensayista, editor, traductor
y periodista cultural.
- 1
Sobre el destino de
los Quaderni a transformarse en un dogmático “Códice Gramsci” y base
de legitimación del reformismo liberal del PCI post 1945, véase el artículo de
Donald Sassoon: “Gramsci e la vulgata marxista della Seconda e Terza
Internazionale”, en: Marx e Gramsci. Memoria e Attualitá; a cura di
Giuseppe Petronio e Marina Paladini Musitelli, Il Manifesto, Roma, 2001, pp.
19-31 y la investigación de Franco Lo Piparo: I due carceri di Gramsci: la
prigione fascista e il labirinto comunista, Donzelli Editore, Roma, 2012.
- 2
Como define a los Quaderni su cuñada
Tania Schucht en una carta al amigo de Gramsci el economista Piero Sraffa en
una carta del 9 de marzo de 1933. “Esópico” para eludir tanto a la censura
fascista en la cárcel como a la posible manipulación o tergiversación de sus
escritos por los apparatchik de la sección italiana y del propio PC que lo
había aislado en la cárcel; véase el testimonio de Cesare Bermani: “’Gramsci in
carcere a Turi nel 1932’, conversazione con Aldo Magnani”; en: L’Impegno, a.
XI, Nº 3, dicembre, 1991.
- 3
Spriano, Paolo; Storia del
Partido Comunista italiano. Storia del Partito comunista italiano I: Da Bordiga
a Gramsci; Einaudi, Torino, 1967, capp. XIX-XX. La obra comprende seis
volúmenes en total. Véase además: Cortesi, Luigi; Le Origini Del PCI:
Studi E Interventi Sulla Storia Del Comunismo in Italia, Franco Angeli, Milano,
1999.
- 4
Berti, Giuseppe; “Problemi di
historia del PCI e dell’Internazionale Comunista”, en: Rivista storica
italiana, marzo 1970, pp. 148-198.
- 5
Hobsbawm, Eric; “Los oscuros años del
Comunismo italiano”; en: Revolucionarios. Ensayos contemporáneos; Ariel,
Barcelona, 1978, p. 52-67.
- 6
Así la calificaE. H. Carr en su
obra: El ocaso del Comitern. 1930-1935, Alianza Editorial, Madrid, 1986,
p. 259 y ss.
- 7
Gramsci, Antonio; “¿Qué Hacer?”,
carta dirigida desde Moscú al periódico Voce della Gioventú, de Milán, que, en
el período de la más dura represión anticomunista sustituía al órgano oficial
de la Federación Juvenil Comunista, que la publicó sin nombre el 19 de
noviembre de 1923; en: Per la verità. Scritti 1913–1926, Editori Riuniti, Roma,
1974, p 268 y ss.
- 8
Sobre la figura trágica y poco
conocida del primer marxólogo David Riazanov, véase: Volker Külow, Völker/
Jaroslawski, André: David Rjasanow-Marx-Engels-Forscher, Humanist, Dissident,
Dietz Verlag, Berlin 1993; Arzanova, E. / Hedeler, W.; David Borisovic
Rjazanov u.d. erste MEGA, Beiträge zur Marx-Engels-Forschung. Neue Folge,
Argument, Berlin, 1997. Nos permitimos remitir al lector a nuestro artículo
“David Riazanov, un marxista revolucionario”, revista Jacobin, julio, 2024,
ahora on-line. Ahora sabemos que Riazanov fue juzgado y ejecutado en
Saratov el 21 de enero de 1938; sobre sus últimos días con vida, la crónica de
Jean Jacques Marie: “David Riazanov, le dissident rouge”, en: Cahiers du
Mouvemente Ouvrier, Nº 3, CEMTRI, Paris, 1998, pp. 61-70.
- 9
Sobre la figura de Labriola:
Santucci, Antonio, A.; Senza Comunismo: Labriola, Gramsci, Marx, Riuniti, Roma,
2001; Sacristán, Manuel, “¿Por qué leer a Labriola?, en: Labriola, Antonio,
Socialismo y Filosofía, Alianza Editorial, Madrid, 1969; AA.VV.; Labriola d’un
siècle à l’autre, sous la direction de Georges Labica et Jacques Texier,
Méridiens Klincksieck, Paris, 1988. Sobre la relación Labriola-Gramsci:
Gerratana, Valentino: “Acerca de la “Fortuna” de Labriola”, en: Investigaciones
sobre la Historia del Marxismo. Vol. 1, Grijalbo, Barcelona, 1975, p. 185 y
ss.; “Antonio Labriola y la introducción del Marxismo en Italia”; en: AA.VV.,
Historia del Marxismo. El Marxismo en la época de la IIº Internacional,
Bruguera, Barcelona, pp. 185-236, 1980.
- 10
La conocida como “primera crisis del
Marxismo”, hoy casi totalmente olvidada, fue iniciada por un artículo del
abogado G. Masaryk en los números 177-179 del diario vienés Die Zeit, en
el cual simplemente constataba las diferencias teórico-prácticas internas en la
socialdemocracia alemana y austriaca, en especial entre los padres fundadores y
sus epígonos, concluyendo que tales diferencias se debían al carácter ecléctico
del propio Marxismo, al ser un sistema sincrético y que Das
Kapital era una mera transcripción en términos económicos
del Faust de Göethe. De la crisis “en” el Marxismo de la
socialdemocracia de lengua alemana, reformistas como Bernstein et
altri la transformaron en crisis “del” Marxismo a secas.
- 11
Labriola, Antonio; Discorrendo
di socialismo e di filosofia, carta II; en español: Socialismo y
Filosofía; Alianza editorial, Madrid, 1969, p. 41, con traducción y prólogo de
Manuel Sacristán.
- 12
Labriola, Antonio, ibidem, p. 41.
- 13
Gramsci, Antonio; “Achille Loria e il
Socialismo”, artículo no firmado, en: Avanti!, XXII, n. 29, 29
gennaio 1918; ahora en: Gramsci, Antonio: La Città futura. 1917-1918, a
cura di S. Caprioglio, Einaudi, Torino 1982, pp. 614 s. Incluso en el Gramsci
maduro, Labriola es superior en todos los aspectos ¡al mismo Engels!, un
sacrilegio dentro del universo ortodoxo del DiaMat.
- 14
Croce, Benedetto; La Critica, 20
de noviembre, 1930, XXVIII, fasc. Vi, pp. 455-456.
- 15
Gramsci, Antonio; Quaderni del
Carcere. 2; Einaudi, Turin, 1975, “La filosofia de B. Croce. II”, p. 1240; en
español: Cuadernos de la Cárcel. IV, Ediciones Era, México, 1986, “Parte
II. La filosofía de Benedetto Croce”, p. 139.
- 16
Recuerdo de Bruno Tosin, en su
libro Con Gramsci–Ricordi di uno della ‘vecchia guardia’, Editori Riuniti,
Roma, 1976; reproducido en: AA. VV.; Gramsci vivo, Feltrinelli, Milano,
1976, p. 217.
- 17
Véase el trabajo de Martin
Hundt, Louis Kugelmann. Eine Biographie des Arztes und Freundes von
Karl Marx und Friedrich Engels, Dietz Verlag, Berlin (DDR), 1974 y su artículo
“Gynäkolog und Propagandist des ‘Kapital’. Louis Kugelmann – der berühmte
Briefpartner von Marx, ein bedeutender Arzt”, en: Humanitas (Berlin),
Nr. 12 vom 6. Juni 1968.
- 18
Entre los libros que formaban su
particular “Biblioteca de la Cárcel” se encuentra el de Karl Marx, Léttres a
Kugelmann (1862-1874), con prefacio de Lenin, edición e introducción del
húngaro Ernst Czóbel (editor-jefe del IME y mano derecha de Riazanov) de
Editions Sociales Internationales, casa editora ligada al PCF, como recordaba
Tosin, publicada en francés en París en 1930, el volumen XI en la colección
“Bibliothéque marxiste”. La casa editorial había editado, por ejemplo, muchos
textos de marxistas heterodoxos e incluso el libro del propio David Riazanov:
Marx et Engels: conférences faites aux cours de marxisme près l’Académie
socialiste en 1923.
- 19
Las cartas y su precioso contenido
serán ampliamente utilizadas por Lenin en su opúsculo “El Estado y la
Revolución” de 1917.
- 20
Sobre la desconocida figura del
marxólogo Ernst Czóbel, véase la voz “Czóbel Ernő”, de Bóta László, en el
Magyar Életrajzi Lexikon 1000-1990, p. 349-350 y el artículo de Rigó László:
“Czóbel Ernő válogatott írásai”, en la revista Irodalomtörténeti Közlemények,
Budapest, 1965. 69. évf. 2. füzet, pp. 244–246 (en húngaro).
- 21
Adoratskij, V. V.; “Bericht an des
Plenums des EKKI vom 1. Aprile 1931. Mitteilung über das Lenin-Institute und
das Marx-Engels Institut”, en: Beiträge zur Marx-Engels Forschung, Neue Folge,
Sonderband 3, Hamburg, 2001, pp. 114-115 y 116. Adoratskij sería a su vez “objeto
de represión” en 1940 y ejecutado en 1945. Sobre Vladimir Viktorovich
Adoratski, leal stalinista en esa época, que ocupó el puesto de Riazanov luego
de la depuración del IME y que liquidaría el proyecto del MEGA (1), véase:
Hedeler, Wladislaw; Hecker, Rolf; Florath, Bernd: “Vladimir Viktorovic
Adoratskij-Leben und Werk (7. August 1878-5. Juni 1945)”; en: Hecker, Rolf/
Sperl, Richard/ Vollgraf, Carl-Eric; Beiträge zur Marx-Engels-Forschung Neue
Folge Sonderband 3. Stalinismus und das Ende der ersten Marx-Engels-Gesamtausgabe
(1931-1941); Argument, Berlin, 2001, pp. 312-328.
- 22
Como en el mismo cuaderno 4 (1930),
nota 1: “buscar las diferencias entre el Marx que consideraré auténtico…”.
Gramsci tenía el proyecto de realizar una antología de textos desconocidos de
Marx en italiano. Véase: Fabio Frosini, “Il ‘ritorno a Marx’ nei Quaderni del
carcere (1930)”; en: Marx e Gramsci. Memoria e attualità, a cura di
Giuseppe Petronio e Marina Paladini Musitelli, Manifestolibri, Roma, 2001, pp.
33-68.
- 23
“Il lavoro è molto complesso e
delicato. Perché il marxismo ha avuto questa sorte, di apparire assimilabile,
in alcuni suoi elementi, tanto agli idealisti che ai materialisti volgari?”,
en: Gramsci, Antonio; Quaderni del Carcere, Quaderno 4 (XIII), 1930-1932.
“Appunti di Filosofia”, Einaudi editore, Torino, 1975, p. 422; en español:
Cuadernos de la Cárcel, tomo 2, Ediciones Era, México, 1981, p. 134.
“Idealistas”, como en el caso del Neokantismo que infectaba a los teóricos de
la Segunda Internacional (Gramsci nombra específicamente a Max Adler, inmerso
en una rica polémica sobre la teoría marxista del Estado con Kelsen y Rennes);
“materialismo vulgar”, el núcleo del DiaMat de Stalin.
- 24
Textualmente Gramsci le pide “Storia
delle dottrine Economiche: 1° Dall’origine della teoria del valore ad Adamo
Smith–2° Davide Ricardo–3° Da Ricardo all’economia volgare–8 volumetti–Ed.
Costes.”, y en párrafo final agrega: “le Oeuvres philosophiques di Marx,
pubblicate dall’ed. Alfred Costes–Paris: Tome Ie: Contribution à la
critique de la Philosophie du droit de Hegel–Tome II: Critique de la critique
critique, contro Bruno Bauer e consorti.”, entre otros también figuran libros
póstumos de Antonio Labriola, el libro sobre Engels de Mondolfo, el manual
sobre el Materialismo Histórico de Bujarín y, sintomático, el estudio sobre la
burocratización de los partidos políticos del sociólogo Robert Michels; véase
la larga lista en la carta a Tatiana Schucht, 29 de marzo de 1929.
- 25
“Scrivi alla libreria che desidererei
avere i nn. 6068–6069 della Reclams Universal Bibliothek, Lohnarbeit und
Kapital di Marx.”, carta a Tatiana Schucht, 24 de marzo de 1930. Gramsci
se refiere, incluso con el correcto número del catálogo, a la
recopilación: Lohnarbeit und Kapital, Zur Judenfrage u. a. Schriften und
andere Schriften aus der Frühzeit; Ausgew. und eingel. von Ernst Drahn, Reclam,
Leipzig, 1919; El editor Drahn era el director del archivo central y la
biblioteca del SPD, que contenía muchos inéditos de Marx y que colaboraba
estrechamente con el IME de Riazanov; sobre la figura de Ernst Drahn: Peter
Gohle; “Ernst Drahn (1873–1944)”, en: Benser, Günter/ Schneider, Michael
(Hrsg.); Bewahren-Verbreite-Aufklären: Archivare, Bibliothekare und
Sammler der Quellen der deutschsprachigen Arbeiterbewegung; FES, Bonn-Bad
Godesberg, 2009, pp. 58-63.
- 26
En: Quaderno 7 (VII) de
1930-1931. La antología de Gramsci consistía en diez textos en orden distinto
al original alemán de Drahn: 1) “Ludwig Feuerbach” (“Feuerbach.I”, de La
Ideología alemana, 1845); 2) “Il Materialismo Historico” (parágrafos del
prefacio a la Kritik de 1859); 3) “Teoria della Storia” (primera
sección de “Burgueses y Proletarios” del Manifiesto Comunista de
1848); 4) “Esigenze della politica tedesca prima del 1848” (texto completo del
panfleto escrito por Engels y Marx “Demandas del Partido Comunista en Alemania,
de 1848); 5) “Salario e Capitale” (el texto completo “Trabajo Asalariado y
Capital”, de 1849); 6) “Sulla questione degli ebrei” (un extracto de la segunda
parte del artículo “La Cuestión Judía” de 1843); 7) “Il materialismo francese
del 18º secolo” (extracto de parágrafos de La Sagrada Familia de
1844: subsección D de la parte III del capítulo VI); 8) “Su Goethe” (extracto
de la segunda parte de un artículo de Engels “Socialismo alemán en verso y en
prosa”, de 1847, atribuido erróneamente en la edición alemana a Marx); 9)
“Il suonatore” (traducción de verso juvenil “Der Spielmann” de 1837) y 10)
“Lettera a suo padre” (extracto de la carta de Marx a su padre de 1837).
- 27
De la versión en francés editada por
la editorial Costes en 1927, en la compilación Oeuvres
philosophiques. Tome II: Critique de la critique critique, contro Bruno
Bauer e consorti, que comunica a Tatiana Schucht que la está traduciendo con
rapidez el 31 de junio de 1931: “Ho ricevuto già da un pezzo i 3 volumi
delle Oeuvres phylosophiques di Marx che sono tradotte in modo
scelleratissimo. Delle Oeuvres politiques ho ricevuto solo due volumi
che non so a quali numeri d’ordine corrispondano perché non li ho in cella in
questo momento: uno è dedicato a lord Palmerston e deve essere intitolato
proprio Palmerston, l’altro non ha un titolo unico (deve essere proprio l’8°
tomo delle opere politiche) e contiene tre brevi serie di scritti: una
sull’esercito inglese durante la guerra di Crimea, una sul generale Espartero e
la politica spagnola nei primi anni del decennio 1850–1860 e una sulla presa di
Kars durante la guerra di Crimea.”
- 28
Como informa el editor italiano de
los Quaderni, Valentino Gerratana, en la cronologia que antecede el tomo
1. Trotsky fue deportado de la URSS en febrero de 1929.
- 29
Son: La révolution défigurée,
Rieder, Paris, 1929 y Vers le capitalisme ou vers le
socialisme?, préface de Pierre Naville, Librairie du Travail, Paris, 192o.
- 30
Testimonio de Angelo Scucchia, en:
Dubla, Ferdinando/ Giusto, Massimo (a cura di), Il Gramsci diTuri,
Chimienti, Taranto, 2008, pp. 45-61. Otros testimonios reconocen que Gramsci
conocía el testamento póstumo de Lenin.
Fuente: https://vientosur.info/gramsci-y-el-marx-desconocido/
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