miércoles, 2 de diciembre de 2015

LA RESISTENCIA AL CAMBIO + FORZANDO EL CAMBIO DE PARADIGMA




Daniel Eskibel

¿Quién impide o retrasa los cambios políticos? ¿El gobierno? ¿La oposición? ¿O acaso un tercer elemento?

Mira cualquier proceso político de este siglo 21.

Observa más allá de las apariencias.

Escudriña detrás de la superficie.

Verás un paisaje griego de hace 2500 años.

Verás a Heráclito caminar descalzo por la fresca orilla de un río. Heráclito explicando que todo cambia y fluye eternamente. Tanto que ni siquiera logramos bañarnos dos veces en el mismo río porque la segunda vez ni el río ni nosotros somos ya los mismos.

Pero verás también a Parménides, sentado allá en lo alto sobre una roca. Parménides enseñando que 'lo que es...es, y lo que no es...no es'.

Ese pequeño resplandor de la filosofía griega ilumina una verdad esencial que la política suele olvidar: dentro de cada ser humano hay deseos de cambio y al mismo tiempo resistencia al cambio.

Y ese conflicto se escenifica en todos los procesos políticos.

A veces no es explícito, pero siempre está.

Y quienes impulsan cambios, cualquiera sea su naturaleza, deben tener muy en cuenta la resistencia al cambio.

¿Qué o quién impide los cambios?

¿El gobierno?

¿La propia oposición?

Tal vez ambos. Por lo menos en parte. Pero si aislamos el elemento fundamental que impide o retrasa cualquier tipo de cambios, entonces encontramos algo en el interior de los individuos. En su psiquismo. En su psicología política.

Me refiero a la resistencia al cambio.

Se trata de una compleja red de actitudes y emociones articuladas en torno a 2 componentes esenciales:

1.   Una cierta tristeza por tener que desprenderse de lo conocido, de aquello a lo que el individuo se ha habituado.
2.   Un cierto temor ante lo nuevo y desconocido que vendrá a sustituir a lo viejo y conocido.

La interrelación entre estos 2 factores produce resistencia al cambio.
  • En algunas personas esa resistencia se manifiesta por la virtual imposibilidad de cambiar.
  • En otras por un bloqueo más o menos importante.
  • Y en otras, por lo menos en una demora frente al cambio, en una necesidad de mayores tiempos y argumentos para cambiar.
En el plano electoral la resistencia al cambio favorece al oficialismo y le hace las cosas más complicadas a la oposición. “Prefiero malo conocido antes que bueno por conocer”, dice mucha gente en la cresta de la ola de la resistencia al cambio.

Recuerda la frase de Andreotti: "el poder desgasta...al que no lo tiene". Mientras tanto el que lo tiene debe saber transformar sus ventajas en votos.

La clave está en que ambos, gobierno y oposición, deben saber que detrás de muchos comportamientos políticos anida la vieja, conocida y confortable resistencia al cambio. Cada uno sabrá cómo trabajarla.


 Video: CAMBIO DE PARADIGMA



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