martes, 20 de diciembre de 2016

RUSIA, TURQUÍA, UN EMBAJADOR MUERTO, UNA CIUDAD EN LLAMAS



Andrés Paredes

Relaciones Internacionales y otros conteos regresivos
Martes, 20 diciembre 2016


Imagen: media.ambito.com

Andréi Karlov, embajador ruso en Turquía, fue asesinado mientras se inauguraba una muestra fotográfica llamada justamente “Rusia vista por Turquía”. El homicidio fue grabado por las cámaras del evento y capturado desde numerosos ángulos por un fotógrafo turco, mientras el policía turco autor del crimen daba vivas a Alá y reivindicaba su acto en nombre de la caída de Alepo. Rusia vista por Turquía se convertía en ese instante en un embajador tiroteado.

No precisamente buenos vecinos



Imagen: Wikipedia

Pero la Rusia vista por Turquía ha sido históricamente una Rusia enemiga. Esto no solo se manifiesta en el caza ruso derribado el año pasado, o en los intereses enfrentados que ambos tienen en la guerra civil siria. La suya es una enemistad con casi medio milenio de antigüedad, desde la época del Imperio Otomano y los primeros zares. El declive del poder turco en el siglo XIX abrió una oportunidad para que la helada Rusia tuviera acceso a los cálidos mares del Mediterráneo. Los zares consideraban a Rusia como la Tercera Roma, al punto de que el título de Zar desciende del imperial romano “César”. Una misión sagrada para la Rusia zarista era recuperar la Segunda Roma: Constantinopla, la capital del Imperio Romano de Oriente, renombrada como Estambul y convertida en centro del poder de los Sultanes. A pesar de que las épocas de esas ambiciones rusas quedaron superadas, o al menos congeladas, la huella de la enemistad y muchos otros intereses contrapuestos perduran hasta hoy.

La Batalla de Alepo

 Imagen: AP Photo/Aleppo Media Center AMC


Uno de los lugares donde Rusia y Turquía han estado midiendo fuerzas es en Siria. Y uno de los eventos decisivos de la guerra civil siria ha sido la batalla de Alepo. En ella se enfrentaron:
  • Las fuerzas leales al presidente sirio Bashar Al Assad, respaldadas por Rusia e Irán.
  • Y la coalición rebelde apoyada por Turquía, Arabia Saudí, Qatar y los Estados Unidos.
La guerra civil siria comprende más actores, pero en el caso puntual de la batalla por la ciudad estas dos fuerzas han sido las protagonistas principales.

Como toda batalla que se desata dentro de una urbe, las bajas civiles han sido numerosas e instalaciones como hospitales y refugios no se han salvado del fuego de ambos bandos. Y como en toda guerra moderna, las maquinarias de propaganda de ambos bandos dan visiones distorsionadas de los acontecimientos al buscador casual de noticias, y dificulta la información hasta de los más enterados.

Lo cierto es que en Alepo no hay bandos inmaculados. No solo por las fuerzas de Al Assad y sus numerosas atrocidades, sino también por las fuerzas rebeldes para nada los “moderados” que presenta Occidente y en cuyas filas existen numerosos extremistas autores de capítulos horrendos.

La guerra civil siria es un nudo gordiano de intereses lo suficientemente serpenteantes como para que los Estados Unidos juegue a favor de su demonio de la década pasada, Al Qaeda, encarnado en Siria como el Frente Al Nusra, que les es funcional ahora que combate a a los amigos de Rusia e Irán.

También toman un papel muy activo los cuestionables intereses e hilos de monarquías petroleras como la saudí, esta última una activa propagadora del extremismo que vemos hoy en distintos puntos del orbe.

La batalla de Alepo finalmente ha sido ganada por las fuerzas oficiales de Siria, convirtiéndose también en una victoria rusa. Y a pesar de que se ha organizado la evacuación de los civiles en los últimos bolsones de resistencia rebelde, sectores determinados de la ciudad están cercados y enfrentan un escenario de aniquilación.


Imagen: alexanderhiggins.com

“Allahu Ackbar”

Lamentablemente, quizá este es el más famoso grito de guerra del presente siglo. Lo exclamó el asesino del embajador mientras gritaba que este destino lo compartirían los autores de la derrota en Alepo de las fuerzas rebeldes. Días atrás, las calles turcas vieron multitudinarias manifestaciones antirrusas (y antiiraníes) que llegaron a las puertas mismas de la embajada.

El ambiente en Turquía ya estaba suficientemente removido antes del asesinato. A los recientes acontecimientos que ya tienen sumados una histórica rivalidad e intereses económicos, entre los cuales resaltan disputas por estratégicos recorridos de gasoductos, se tiene que recordar la diferencia religiosa y los abismos que antes se consideraban superados que vuelven a abrirse.

La Rusia de Putin ha hecho renacer la identidad rusa basado en un nacionalismo relacionado a su cristianismo ortodoxo, mientras la Turquía de Erdogan es un proyecto que aparta la tradición laica que cultivó en este país a favor de un regreso a la intervención clásica del Islam en la política y la construcción de una identidad turca que regrese a la religión.


Imagen: static.iris.net.co

Y no, no es 1914 otra vez


Imagen: i3.mirror.co.uk

Hay quienes vieron en el asesinato del embajador un símil al del Archiduque austriaco que desató la Primera Guerra Mundial en 1914, pero esta es una percepción engañosa. Europa en 1914 era un verdadero polvorín con las principales potencias del mundo sumergidas en el deseo de medir sus fuerzas en el campo de batalla y definir el destino de sus imperios.

Por más sombrío y explosivo que sea el panorama en Medio Oriente, aquí las gran el escenario es distinto.

La sombra de los millones de muertos y las catástrofes de las guerras mundiales son tan largas que perduran hasta hoy.

 Ni Turquía es el Imperio Austrohúngaro de 1914, ni Rusia está al mando de un zar como Nicolás II, sino de un cauteloso y calculador Vladimir Putin.

Medio Oriente durante todo el siglo XX y XXI ha sido el sospechoso común de la lista de posibles inicios de una Tercera Guerra, pero afortunadamente dentro de sus trágicas historias contemporáneas, siempre sus conflictos han quedado a nivel regional.

A pesar de las chocantes imágenes, Rusia y Turquía no están dispuestas a que el asesinato del embajador Karlov altere el plan que sus líderes tienen en marcha para un acercamiento entre ambos países. Aunque están enfrentados en Siria, Moscú y Ankara también están alejados por distintas razones de Occidente y eso les da intereses comunes. Putin y Erdogan son líderes con estilos que comparten muchas similitudes y que las circunstancias actuales los obliga a conducirse como rivales en una vía y socios en otra. La reivindicación de Alepo por el asesino del embajador quizá sí sirva a Rusia de ingrediente para resaltar la naturaleza extremista de parte de los rebeles anti-Assad.

Pero si bien 2016 no es 1914, ya se ha convertido en uno de los años más trágicos del presente siglo y nos lo demuestra hasta el final.



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