martes, 19 de junio de 2012

SIRIA: LA GRAN IMPOSTURA ¿FIN DE LA PARTIDA?



por Eduardo Luque Guerrero

Para Eduardo Luque la revuelta siria tiene poco o nada que ver con las “primaveras árabes”. Su origen lo atribuye, fundamentalmente, a la intervención exterior, mientras que la descripción de los acontecimientos narrada por los medios estaría ampliamente manipulada.

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“… la guerra mediática es tan importante como la guerra en el campo de batalla, porque el verdadero enemigo es la opinión pública nacional de cualquier país, y su engaño y confusión se convierten en algo esencial para librar una guerra colonial no popular”
JOHN PILGER, en el diario The Guardian, sobre la crisis siria.


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La “primavera siria” ha sido como el mito de la caverna: una sombra proyectada en la pared de una cueva. Estas sombras, que al final han sido tomadas como la única realidad, se desvanecen con el paso de los días. Confluyen en el país del Orontes todas las miradas y todas las tensiones. La derrota militar de las fuerzas mercenarias del Ejército Sirio Libre (ELS) ha reforzado del presidente sirio. Se abre paso la búsqueda de una nueva legitimidad internacional impulsada por la ONU.

El presidente Al-Assad ha cometido importantes errores políticos en el pasado y en la dirección de este conflicto. También ha sido capaz de impulsar reformas muy importantes en el país. Ni un caso ni el otro justifican la intervención militar en su territorio. Sus aliados (Rusia, China, los países del ALBA y algunas potencias emergentes) han demostrado su peso en la política internacional; el juego estratégico en este país del Medio Oriente puede convertirse en una hoguera que acabe abrasando toda la zona y quemando Occidente.

En ese sentido el conflicto sirio se puede resumir en la frase del investigador canadiense Michel Chossudovsky “el camino a Teherán comienza por Damasco”. El veto de China y Rusia a otra “intervención humanitaria” en el Consejo de Seguridad de la ONU el 4 de febrero del 2012, el posterior posicionamiento de Rusia y la advertencia de que una intervención de la OTAN en Siria sería considerada un “casus belli” por parte del gobierno de Moscú, provocaron un replanteamiento inmediato de las opciones militares. Se intensifica la guerra de baja intensidad. El presidente Putín tuvo que pagar el peaje: la campaña mediática orquestada en Occidente cuestionando la validez de las elecciones rusas no ha tenido parangón.

Este conflicto es otro ejemplo, uno más, de cómo la propaganda (a través de un enorme entramado de medias verdades, noticias falsas, exageradas o infundadas) crea una realidad ficticia. Con ello no se niega que exista conflicto político y militar, no se puede negar que hay dolor y sufrimiento, sino que es una realidad generada fuera del país, diseñada y planificada en las mesas de los Estados Mayores de las otrora potencias coloniales. Es una guerra impuesta al pueblo sirio.

La intervención militar

En la medida que la guerra se decanta hacia el bando sirio y las tropas mercenarias son derrotadas, surgen más y más elementos que ponen de manifiesto la existencia de un complot extranjero. Según publicó el diario israelita Haaretz, 18 militares franceses y 49 turcos, respaldados por el Mossad, fueron detenidos en Homs a finales de marzo cuando llevaban armas a los rebeldes islámicos. Días más tarde caía una pieza de caza mayor: el jefe del operativo francés en territorio sirio, un coronel. Los mercenarios libios, sudaneses o yemeníes hechos prisioneros se cuentan por centenares, noticias aún por confirmar sitúan la cifra en torno a 1.800. La presencia de ciudadanos sirios en las filas del Ejército Sirio Libre (la oposición) es muy escasa. Por tanto, para los medios afines a la OTAN era preciso recrear una épica revolucionaria: desertores del ejército que prácticamente con las manos desnudas defienden a su pueblo frente a la represión inmisericorde del gobierno.

El 19 de febrero saltó a la prensa un hecho que arroja luz sobre la génesis del conflicto: se hizo público el enfrentamiento entre el embajador francés en Damasco y el jefe de la política exterior francesa, Alain Juppé. En diciembre del 2011 el gobierno francés había enviado dos investigadores a la ciudad de Deraa, foco inicial del conflicto. El informe elaborado no gustó nada en el ministerio: las manifestaciones antigubernamentales causantes de varios muertos habían sido reconducidas por el gobierno. La destitución del gobernador de la provincia, primo del presidente, la detención del jefe de la policía de la ciudad, las excusas presentadas a los familiares por diferentes personalidades gubernamentales habían calmado la situación. El informe del embajador francés al ministro de asuntos exteriores galo fue claro: no había habido ninguna forma de represión masiva contra la población civil.

Desde entonces las tensiones entre la embajada francesa y su Ministerio han sido permanentes. El siguiente paso fue transferir la información manipulada a los medios de comunicación para que se presentara al gobierno sirio como asesino de su propio pueblo. La mayor parte de los medios franceses acogieron la noticia con alborozo, apostando desde el principio por una campaña militar al estilo libio. Con anterioridad a estos sucesos, y en fases sucesivas, se propició la penetración de miembros del ejército francés, turco e israelí en territorio sirio para apoyar la revuelta y presentarla como una parte más de las “primaveras árabes”. El pasado 27 de febrero, Wikileaks hacía públicos más de cinco millones de correos electrónicos ‘hackeados’ de la base de datos de la empresa Stratfor, conocida con el sobrenombre de la “CIA en la sombra”. La correspondencia, que abarca desde julio del 2004 a diciembre del 2011, mucho antes de iniciarse la revuelta en Deraa, demuestra la penetración de los servicios de inteligencia de la OTAN en el país. El 5 de marzo, el viceministro iraní de Relaciones Exteriores, Hossein Amir-Abdollahiyan, declaraba que el país persa dispone de evidencias documentales de que EEUU e Israel están vinculados con el suministro ilegal de decenas de miles de armas a los insurgentes sirios, entre ellas armamento muy sofisticado: equipos de visión nocturna, centrales de comunicación de última generación, robots para el combate urbano, los carísimos y secretos misiles anti-tanque Milan (12.000 euros el proyectil y 120.000 el portador) que hicieron su aparición en los combates urbanos en Homs… Esta denuncia concuerda con lo publicado por los medios estadounidenses y la revista Foreign Policy, que afirma que Washington pronto podría ayudar al autodenominado Consejo Nacional Sirio. Algunas “perlas” de estos documentos señalaban una queja reconocida por el Pentágono: la escasez de efectivos del Ejército Sirio Libre, “no hay mucho del Ejército Sirio Libre que entrenar en estos momentos” afirmaban. Se nos ha vendido que el Ejército Sirio Libre nace de la suma de desertores del ejército regular y ciudadanos que de pronto aparecen en posesión de misiles de alta tecnología de origen francés. Nada más falso. Los cables demuestran que los supuestos 30.000 desertores, que constituirían las fuerzas militares de la oposición, sólo existían en la imaginación de algunos medios. La falta de combatientes autóctonos hizo imprescindible la importación de centenares o miles de mercenarios libios, sudaneses o de cualquier pelaje. La Internacional del Terror se ponía en marcha. De nuevo la realidad fría de los datos acaba por derrumbar la fantasía mística de una revolución hecha por un pueblo soberano contra un tirano implacable.

El apoyo militar y logístico ha ido en paralelo al apoyo mediático. Ha sido una constante desde el inicio del conflicto, muchas de las acciones políticas y las protestas civiles han estado unidas siempre a la acción de grupos paramilitares mercenarios fuertemente armados que no han du dado en disparar contra la población civil y el ejército para provocar una reacción del mismo. Con frecuencia se afirma que la “primavera siria” comienza con los incidentes de Deraa. Nada más falso.

Anteriormente a estos sucesos, se había convocado una manifestación en Damasco contra el gobierno; la acción, jaleada por Al Jazeera, no reunió ni a un centenar de personas tal y como reconoció posteriormente la emisora qatarí pero los medios escritos, entre ellos los españoles El Mundo y La Vanguardia, fabularon sobre manifestaciones de centenares de miles de personas. Inmediatamente aparecieron los primeros vídeos montados en Internet don de se ven masas ingentes (se ha comprobado que las imágenes fueron recogidas de las revueltas yemení y egipcia) mientras las voces en off narraban que eran protestas populares contra el gobierno. Afortunadamente otros medios, como The Guardian, dejaban caer esos días “perlas” como el artículo de Jonh Pilger donde afirma sin tapujos: “la guerra mediática es tan importante como la guerra en el campo de batalla, porque el verdadero enemigo es la opinión pública nacional de cualquier país, y su engaño y confusión se convierten en algo esencial para librar una guerra colonial no popular [...] el ataque contra Siria e Irán requiere de los gobiernos occidentales inyecciones negativas permanentes para influir sobre los lectores y los espectadores y ésta es la esencia de la propaganda occidental, de la que rara vez se habla”.

Sin duda todo un decálogo de in tenciones. Al poder contar con la colaboración acrítica de casi toda la prensa occidental, se puede iniciar la desestabilización del país con total impunidad.

Tras los conflictos en Deraa, una serie de manifestaciones se extienden en Latakia, en la costa mediterránea; la policía interviene desarmada y es recibida con fuego de armas automáticas. Mueren 12 policías y una decena de manifestantes. Los medios se hacen eco y pronto fabulan una nueva historia: “la armada siria dispara contra una multitud desarmada”; periodistas turcos demuestran la falsedad de estos hechos. Es igual, la noticia sigue repitiéndose hasta la saciedad; se ignoró la otra: la imagen de los policías huyendo con los escudos antidisturbios en la mano y socorriendo a civiles abatidos por las balas de los francotiradores. En este año se cuentan por centenares los casos de manipulación que han sido puestos al descubierto. Para justificar la invasión, era necesario crear una imagen deformada de la realidad.

La progresiva presión militar contra las tropas mercenarias, su aislamiento en el interior del país provocó que el 19 de febrero se dieran por acababas las grandes operaciones militares contra los rebeldes: reducidos estos al barrio de Baba Amro en Homs, y al autoproclamado Emirato Islámico Sirio, cuya extensión no superó nunca las 40 ha. Se rompieron las negociaciones y fracasaron los intentos de mediación; tras evacuar a miles de ciudadanos para sustraerlos de los efectos del combate, el ejército leal al gobierno fue desalojando de sus posiciones a los rebeldes. Los intentos de mediación de la Media Luna Roja para evacuar a las familias que habían quedado en tierra de nadie fueron obstaculizados una y otra vez por las fuerzas opositoras, según narran los periodistas de la Red Voltaire. La derrota final de los mercenarios en Homs fue acompañada de una explosión de júbilo social en todo el país; las masivas manifestaciones a favor del presidente no pudieron ser ocultadas por la prensa internacional. La huida de algunos grupos de rebeldes hacia la frontera libanesa fue acompañada de la matanza de todos los cristianos en dos poblaciones cercanas al Líbano, según afirmaron fuentes religiosas de toda solvencia. La llamada al asesinato de todos los herejes sirios (alauitas, cristianos, siriacos, ortodoxos, coptos….) realizada por algunos líderes de la oposición como el Jeque Youssef al Qaradawi (quien en un sermón pronunciado en Qatar y retransmitido por Al-Jazeera instó al asesinato de “1/3 de los sirios para que el 2/3 restante pueda vivir”) muestran los objetivos de la oposición. Esto concuerda exactamente con la información que proporcionaron los delegados de la Liga Árabe (160 investigadores de 13 países) que visitaron el país durante un mes. El documento elaborado daba cuenta de los asesinatos promovidos por la oposición al régimen. El informe fue tan demoledor contra sus instigadores, Qatar y Arabia Saudita, que no ha sido hecho público, aunque ha circulado profusamente.

Esta fase de la guerra ha acabado, al menos de momento, aunque desgraciadamente los grupos que aún perduran en el interior de Siria utilizarán, como lo vienen haciendo, el atentado generalizado contra civiles para mantener la tensión política. El propio departamento de estado de EEUU ha tenido que reconocer que los últimos atentados en Damasco y Alepo, que han causado más de 70 muertos han sido obra de sectores de la oposición ligados a Al-Qaeda.

El frente político

Hay una cosa que nadie puede discutirle al presidente sirio Bashar al-Assad y es el interés de las potencias occidentales por deponerlo. El gobierno sirio ha cometido graves errores: la existencia de personajes incompetentes como el gobernador de Deraa, la corrupción en esferas cercanas al poder, el nepotismo, la paralización de las reformas políticas iniciadas, el deterioro de la situación económica tras la adopción en los últimos años de medidas neoliberales (tal y como criticaba el Partido Comunista Sirio y otras fuerzas políticas de la izquierda presentes en el país) generaron un malestar social y un fuerte debate interno. La costumbre de los ciudadanos sirios de criticar abiertamente a los políticos corruptos se convirtió en un deporte nacional. Nada de esto justificaría la intervención extranjera, son problemas que el propio pueblo sirio debe resolver. Pero no eran estos los designios de las potencias occidentales; fue el ex-subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Craig Roberts, quien afirmó antes de que se produjera la “primavera libia”: “tenemos que derrocar a Gadafi en Libia y Assad en Siria porque queremos sacar a China y Rusia del Mediterráneo”.

Para Occidente, según afirma el legislador libanés Mohammad Raadel, el apoyo sirio a la causa palestina es determinante: “Estados Unidos presiona a Siria para castigarla por su apoyo a la resistencia palestina y por enfrentar a Israel”. Incluso uno de los líderes de la oposición más críticos al gobierno, Haytham al Manna, no ha tenido más remedio que reconocer, en la entrevista al diario Il Manifesto del 1 de enero, que Siria es el país de la integración de las minorías; por algo es el tercer país del mundo que acoge al mayor número de desplazados.

La oposición al gobierno la compone una miríada de organizaciones (unas 17). Algunas de ellas, en la actual tesitura, apoyan al gobierno aunque piden reformas. Otras piden la intervención militar extranjera. Tienen una relativa implantación social, puesto que muchas de ellas están ubicadas en el exterior con pocos contactos internos. Han proliferado blogs y páginas en Internet de cientos de organizaciones de más que dudosa solvencia. No hay un líder definido ni mucho menos un interlocutor único. Se crearon Coordinadoras Locales y una Coordinadora Nacional. Algunos correos de Wikileaks apuntan el desvío de importantes fondos hacia estas organizaciones así como la dotación de medios de comunicación de altísima tecnología fuera del alcance del propio ejército sirio. La falta de control y la descoordinación entre unas u otras ha sido también un elemento central en este proceso puesto que, dependiendo de quién las controlara, se realizaban llamamientos a la intervención militar o la lucha pacífica. Un personaje aparece en escena: Burhan Ghalioun (un oscuro profesor de la Sorbona afincado en París y desconocido hasta ese momento). Coronado por los medios como líder de la oposición, abandona las coordinadoras y funda el CNS (Consejo Nacional Sirio) en Estambul. Tiene el apoyo turco y la financiación de Occidente. El CNS propugna la lucha armada y defiende la intervención occidental en el país. Los pocos militantes activos de esta organización están afincados en EEUU, Reino Unido y Francia especialmente. Derrotada la opción militar y alejada la intervención “humanitaria”, el CNS acabó pidiendo a Israel la invasión de Siria; abortada esta última propuesta, este organismo ha evolucionado buscando la alianza con sectores de la oposición pacífica encarnada en la Coordinadora Nacional para el Cambio Democrático (CNCCD) en una especie de abrazo del oso, donde muy fácilmente el descrédito del CNS, incapaz de controlar a los grupos de terroristas que asesinan civiles por el método del coche-bomba, puede salpicar a la propia Coordinadora. Es paradójico que la cabeza visible del Comité Nacional de Coordinación para el Cambio Democrático (CNCCD) Haytham Manna, antiguo militante de la izquierda y hoy exiliado, ha señalado en más de una ocasión que el CNS está apoyado por las monarquías del Golfo, por las fuerzas extranjeras –Francia, Turquía, USA– y, sobre todo, por el emir de Qatar, que se ha opuesto siempre a las posiciones defendidas por el CNCCD. El CNS, añade Manna, está financiado por la cadena Al-Jazira, que le presta además cobertura mediática.

A pesar de ello, durante un mes y bajo el paraguas de la Liga Árabe cuya secretaría general corresponde a Qatar, se celebraron negociaciones en El Cairo entre los dos grupos opositores con vistas a la organización del período post-Assad. El 30 de diciembre alcanzaron un acuerdo que rechazaba la intervención extranjera (el campo de batalla ya no les era favorable). Al día siguiente, Bourhan Ghalioun negaba la declaración consensuada y los Hermanos Musulmanes, que controlan el CNS, afirmaban que se oponían a una invasión terrestre pero estaban de acuerdo con la intervención aérea y marítima. La posición de la Coordinación para el Cambio Democrático ha quedado muy maltrecha en la búsqueda de alianzas que le permitieran un mejor posicionamiento político.

El 24 de febrero se promovía en Túnez con el apoyo de los países occidentales y algunas ONGDs la reunión de los “Amigos de Siria”. Financiada por Qatar fue boicoteada por los países que dan apoyo a Siria y por gran parte de la oposición democrática. Hubo importantes manifestaciones en contra de la convocatoria en Túnez organizadas por los partidos de izquierda, sobre todo el Partido Socialista Árabe tunecino al-Taliaa y el partido Acción Democrática. La convocatoria tunecina sirvió para ocultar el proceso de discusión nacional de la nueva constitución siria, cuya aprobación en referéndum obtuvo una abrumadora mayoría de síes (el 89,4%) y contó con índices de participación superiores a la votación que puso, por ejemplo, al presidente Obama en el poder. El proceso fue controlado por más de 100 observadores internacionales. La aprobación de la nueva constitución es el paso necesario para convocar elecciones parlamentarias el 7 de mayo del 2012. La actual reunión de los “Amigos de Siria” en Estambul, revela el grado de descomposición de las fuerzas opositoras y muestra de forma descarnada la base social y los intereses geo-estratégicos que la sustentan. El enfrentamiento entre las diversas facciones, la falta de proyecto político, las deserciones continuas, no podrán ser detenidas ni con las inversiones multimillonarias prometidas a sus dirigentes.

Es sorprendente cómo las cancillerías occidentales nos han querido convencer de que apoyar a salafistas o terroristas de Al-Qaeda era defender la democracia de la “Primavera Siria”. Creer que individuos pagados por Arabia Saudita o Qatar iban a instaurar la democracia es rozar el esperpento. Empresarios libaneses y sirios, nada proclives al gobierno por cierto, abominaban de los “rebeldes” cuyos líderes religiosos proclamaban que era preciso levantar el asfalto de las carreteras para adecuarlo al sagrado Corán. Para Occidente carece de importancia que Abdel Hakim Belhaj (número 2 de Al-Qaeda) llame a desencadenar la yihad en Siria.

Partidos de la izquierda siria como el Baaz democrático, el Partido de la Izquierda kurda, el Partido Comunista Sirio y otros dan su apoyo al gobierno sirio contra la intervención extranjera. Por otra parte la pequeña escisión de esta última formación, el Partido Comunista Sirio (buró político) que a finales del 2010 se estaba planteando el proceso de unidad con la fuerza mayoritaria, gira en estos momentos hacia la búsqueda de reformas políticas de calado. El Secretario General de la ONU, el birmano Ban Ki-Moon, auténtico instigador del aislamiento político de Siria (triste personaje que se desgañita contra Siria y calla ante las matanzas de Israel) ha tenido que aceptar la mediación del ex secretario general Kofi Annan en la búsqueda de una salida política al conflicto. Las dificultades son enormes y no es la menor que la propia oposición no tenga ni líderes, ni ideario definido más allá de que algunos grupos pretendan instaurar un Emirato Islámico y la destitución del presidente sirio. Las 6 propuestas elaboradas por el enviado de la ONU han sido aceptadas por el gobierno sirio en su totalidad.

En el plano político el gobierno sirio ha realizado importantísimas reformas: desde la proclamación de una amnistía hasta la derogación de las leyes de excepción... Son propuestas de la oposición pacífica en el interior que el gobierno ha recogido. La convocatoria de las elecciones municipales ha sido un hito importante: el 12 de diciembre se eligieron 17.588, alcaldes, concejales o gobernadores entre 42.889 aspirantes que representaban a 11 partidos políticos, siete que forman el gobierno y otros cuatro de la oposición democrática interna; también se presentaron cientos de candidatos independientes. El siguiente paso fue la celebración de un Referéndum constitucional. La nueva carta magna no reconoce “per se” la autoridad política del partido Baaz, propone el multipartidismo (una agrupación puede inscribirse como partido si cuenta con unos 50 miembros en siete de las 14 provincias del país, podrá participar en los comicios si supera la cifra de mil afiliados) se preserva la separación de poderes, la protección de los derechos humanos y libertades públicas a través de un tribunal superior de justicia. Se convocan elecciones legislativas para un nuevo parlamento en 3 meses. Es sin duda un catálogo de reformas muy importante. En paralelo, el gobierno, a pesar de la difícil situación y el bloqueo económico que sufre, ha subido el sueldo a los funcionarios (un 20%), ha bajado el precio de los combustibles y los alimentos de primera necesidad. En los últimos meses se está viviendo un proceso nuevo de configuración de una mayoría social, donde la oposición democrática interna en este momento cierra filas con el gobierno frente a la invasión extranjera.

Los corifeos

La mayor parte de la orquesta de los medios está tocando una misma partitura. Durante un año hemos estado asistiendo a un ejercicio de prestidigitación y ocultamiento de la realidad. Se ha pretendido primero que la revuelta Siria era consecuencia de las famosas “Primaveras Árabes” cuando la matriz ha sido otra. Se construyó en una segunda fase un imaginario represivo que acusaba al gobierno. En los combates por Homs los medios no han dudado en mentir de la forma más descarada; se ha proyectado la imagen de una Revolución aplastada por la represión, la artillería y la aviación. Para lograr esta mistificación se constituyó un único Centro de prensa del que se nutrían los canales de Al-Jazeera, de Qatar; Al-Arabiya, de Arabia Saudita; France24, de Francia, la BBC del Reino Unido y la estadounidense CNN, todos bajo la coordinación de periodistas israelíes. El ex corresponsal de la cadena Al-Jazeera en Beirut, Ali Hashem ha llegado a afirmar que es tas emisoras se han comportado como auténticos partidos políticos contra el gobierno. Como consecuencia del seguimiento del conflicto, la cadena catarí ha sufrido importantes éxodos de sus profesionales más cualificados La falta de veracidad en los medios está alcanzado niveles delirantes. La suma de los muertos en los disturbios, a manos del ejército, según los Comités de Coordinación local sobrepasaría sólo en febrero las 15.000 personas. Hoy, los propios datos de la oposición y la ONU rebajan la cifra a 9.000 fallecidos en todo el año, incluyendo las 2.500 muertos que ha tenido el ejército sirio, demostración de la capacidad de fuego y la preparación militar de la oposición, y otros tantos del Ejército Libre Sirio. El 31 de octubre de 2011 en Radio Canadá, el teniente general Charles Bouchard, comandante de la Operación en Libia, revelaba, con absoluto desparpajo, un dato escalofriante: explicó que en Nápoles se había creado un equipo de análisis de la OTAN que se nutría de la información proporcionada por los periodistas sobre el terreno. En algunos casos estos “profesionales” marcaron con balizas laser los blancos que debía destruir la aviación aliada. Es la primera vez que se reconoce que algunos periodistas extranjeros son en realidad agentes de la propia Alianza Atlántica. Thierry Meyssan, periodista de la Red Voltaire, ya denunció que agencias como AP, BBC, CNN y Fox actuaban en el caso libio como agentes de la OTAN. Estas mismas cadenas han vuelto a cubrir la guerra siria. Se han producido hechos inauditos: la CNN ha llegado a transmitir en directo y en tiempo real, avisando a la audiencia con minutos de antelación, la voladura de un oleoducto cerca de Homs. El 7 de junio de 2011, el canal público francés France24 transmitía la declaración telefónica de la embajadora siria en París, Lamia Shakkur, acusando de represor a su gobierno y presentando su dimisión; unas horas después se comprobó que se había imitado la voz de la embajadora, que ésta no había hecho ningún tipo de declaración y que todo era un engaño. Es igual, los medios siguieron impertérritos. Algunos reporteros españoles no han dudado en declarar en debates radiofónicos que ellos no habían hablado con los sectores afines al gobierno, confesaban que habían entrado clandestinamente en el país y que su visión del conflicto era la del Ejército Libre Sirio. Reconocen implícitamente que su función ha sido la de voceros de una parte en conflicto. Han abandonado la necesaria deontología profesional y el más elemental credo periodístico convirtiéndose en protagonistas de la guerra de uno de los bandos. Ningún análisis, ninguna información relevante, sólo un conjunto de hazañas bélicas, en tono ONG humanitaria, con un esquema lineal de buenos (heroicos que han de comprarse las armas ellos mismos) y malos, infinitivamente perversos (el gobierno). La existencia de mercenarios franceses, turcos y de EEUU se obvia, las bombas que destrozan a los civiles en Damasco o Alepo, son cosa del gobierno. Cuando los EEUU reconocen que las bombas son de Al-qaeda, se inventa otro titular que tape el fiasco anterior.

Pascual Serrano señala como el diario El Mundo reutiliza noticias de la guerra de Iraq para demonizar a Siria “Para conseguir que el Congreso estadounidense aprobara el ataque a Iraq, la administración Bush y el gobierno kuwaití contrató a una empresa de relaciones públicas que organizó una gran mentira diciendo que las tropas iraquíes desconectaron las incubadoras de un hospital de Kuwait provocando la muerte de decenas de neonatos. Parece que la idea la quieren utilizar también para Siria”. El 2 de septiembre de 2011 El Mundo sacaba el siguiente titular: “Treinta bebés muertos por los cortes de electricidad del régimen sirio en Hama”. El 8 de febrero de 2012 con información de Afp, Dpa y Efe, “al menos 18 bebés en el hospital Al Walid (en el barrio de Bab Amro, habitado en su mayoría por musulmanes suníes), que según los Comités de Coordinación Local (CCL), fallecieron al dejar de funcionar sus incubadoras por el corte del suministro eléctrico”. Todas estas noticias se han dado por ciertas aunque no se ha aportado ninguna prueba.

Algunos videos de YouTube (auténtica arma de guerra contra el gobierno sirio) recogían algunas cifras realmente impresionantes, al comienzo fueron 12.000 los muertos fruto de la represión policial, otro día, comentando el mismo caso ya hablaban de 25.000, finalmente fueron 72.000. En algunos de estos videos se llegó a afirmar que en los incidentes de Latakia la marina siria había asesinado a ¡¡¡15.000 personas!!!. Según los recuentos parciales que ha ido proporcionando el Observatorio de los Derechos Humanos en Siria (organismo afincado en Londres y financiado con dinero occidental) la cifra de civiles muertos da una horquilla de 105.000 a 150.000. La Comisión de la Liga Árabe, sobre el terreno, no pudo dar fe en ningún momento de esas cifras. Hoy, derrotadas las fuerzas mercenarias, la propia oposición y la ONU reconocen la muerte de 9.000 personas. La limpieza étnica que proponen parte de los mercenarios libios que combaten al gobierno alcanzó especial virulencia en los últimos meses. Homs Jürgen Todenhöfer, congresista del CDU alemán, opositor en sus artículos al gobierno sirio, en el recorrido por el país, relata un hecho atroz “un autobús en el que iban jóvenes alauitas fue detenido en Homs por varias motocicletas. Los jóvenes fueron ejecutados a unos pocos metros de distancia por los atacantes motorizados. Sólo uno sobrevivió. Dijo que los autores eran rebeldes armados. El ataque era una señal para Assad, también alauita”. Esa misma noche, en los informativos la cadena Al-Jazeera culpaba nuevamente a Al-Assad.

De héroes y villanos
¿De qué opciones disponía el gobierno sirio frente al ataque contra su propia población? ¿Permitiría cualquier gobierno en España que las acciones terroristas de la banda ETA quedaran impunes? En el drama sirio nada es obvio. Se nos intenta vender un film barato al estilo hollywoodiense, de buenos (buenísimos) y de malos (malísimos). El bien contra el mal. Hemos de realizar pues un doble esfuerzo intelectual y de objetividad. Nuestra capacidad de discernimiento ha de ir más allá de la niebla de la propaganda, tanto la gubernamental como la opositora. El caso libio ha sido clarificador en este aspecto. Los medios crearon una realidad ficticia y muchos la creyeron de buena fe; algunos además la apoyaron. En el proceso posterior hay quien ha reconocido sus errores: otros por el contrario desarrollan nuevos argumentos cada vez más barrocos y siguen hablando de Revoluciones traicionadas. Hoy, decenas de miles de muertes después, es preciso pararse y reflexionar. ¿Dónde está la Primavera Árabe Libia?

El gobierno sirio no es un desecho de virtudes, ha cometido enormes errores, pero ¿eso justifica la intervención militar? La alternativa esgrimida por una parte de la oposición, el Emirato Islámico, ¿mejorará la situación de la mujer siria que goza de los mismos derechos que los hombres? ¿Preservará las conquistas sociales como la sanidad para todos y una escuela pública y gratuita? ¿Preferimos, en nombre de una Revolución, inexistente, que no se abran las escuelas como en el caso libio?

Hoy toda la demonización mediática carga contra el gobierno y eso nos tendría que poner en guardia. Creer en la espontaneidad de las Revoluciones es realizar hoy un acto de fe. En pocas ocasiones las revoluciones han sido exclusivamente espontáneas, siempre han basculado influidas por los acontecimientos y los actores; no pocas de esas Revoluciones han su puesto enormes retrocesos sociales. El caso de los “luchadores por la libertad”, como definió Ronald Reagan a la contra, supuso un retroceso histórico para la auténtica Revolución Nicaragüense. La Alemania del Kaiser Guillermo permitió que el tren que trasportaba a Lenin camino de Rusia alcanzara su destino y encendiera aún más la mecha de la Revolución de Octubre. ¿Dónde estuvo en ese caso la espontaneidad de las masas? Pretender que todas las partes intervinientes en el caso sirio tienen igual responsabilidad porque todos tienen sus propios intereses, es negar la evidencia de que unos han apostado por la guerra y otros por las vías políticas. Pretender que el presidente sirio oculta la represión bajo la máscara del miedo a la intervención extranjera es faltar sencillamente a la verdad. A finales de agosto del 2011 el hasta ese momento comandante de la fuerza aérea francesa (chef d ‘Etat-Major de l’Armée de l’Air) General Jean Rannou, reconocía que el ataque a Siria estaba sobre la mesa de Operaciones del Estado Mayor de la OTAN y que “un ataque de la OTAN para deshabilitar el ejército sirio es técnicamente factible”. Las declaraciones fueron recogidas por una revista británica especializada en temas militares y el canal 10 de la televisión israelí.

Las Revoluciones se miden por sus protagonistas, por sus objetivos y por sus acciones, no por los deseos subjetivos de los observadores. Intentar aislar los procesos históricos de su contexto, es acabar creando una mistificación de la propia realidad para acabar justificando nuestros propios deseos.

Fuente: El Viejo Topo

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