Escribe: Milcíades Ruiz
Estamos en un momento histórico de deterioro de una etapa del capitalismo y el comienzo de otra. El montaje erigido mundialmente en beneficio de EE. UU. principalmente, se está desbaratando irreversiblemente, por obra del propio sistema. Todos los intentos por revertir el descalabro norteamericano son inútiles y el amo del mundo, no cuenta con los medios económicos para detener su decadencia. Su situación es de angustiosa impotencia. ¿Pero qué pasará con nosotros?
Nuestros lazos con EE UU siempre han sido de sometimiento absoluto en la república bicentenaria. Encarrilados como furgón de cola, al igual que los demás países de Latinoamérica, todavía seguimos enganchados a esa locomotora que empieza a fallar insistentemente. Desengancharse de este tren es exponerse a las furiosas represalias del amo. Cuba lo hizo, escudado por la Unión Soviética, pero al quedar desprotegida sufre las sádicas consecuencias. Lo hace con dignidad, sin arriar banderas de su soberanía, a un costo heroico.
La solidaridad con Cuba es creciente y el bloqueo no se justifica. Es que no hay nada eterno, porque todo movimiento genera cambios y la acumulación de estos, ocasionan transformaciones. El orden mundial de la estructura capitalista ha llegado a generar desigualdades extremas que lo desequilibran. La migración de grandes poblaciones de países pobres de África y Centroamérica que invaden los países ricos, es solo una manifestación espontánea de este desequilibrio.
Si esta situación de desigualdad se mantiene, entonces el desequilibrio cobrará mayor fuerza hasta que se resuelva con un nuevo equilibrio. Siendo la migración un asunto de desarrollo irracional, no hay otra solución que no sea de equilibrar la balanza de desarrollo mundial de manera racional. Pero eso significa para los países ricos ceder posiciones. La torta mundial es una sola y lo que se quita a una, para dar a otras ocasiona desbarajustes distributivos en el nivel de vida afectando desigualdades.
Pero precisamente, el poderío alcanzado por EE UU y su nivel de vida alcanzado es a costa del desbalance del desarrollo mundial. Bajar de nivel no es aceptable por esta potencia y se aferra al desequilibrio lanzando manotazos de ahogado con sus represalias. Lo que ocasiona con esto, es mayor desestabilización de su posición. Cada vez es más difícil manejar la manada y hasta sus aliados europeos intentan desacatar, teniendo el amo que recurrir al castigo y otras maniobras, para mantenerlos en el redil.
Mientras tanto, el odio a las represalias sigue aumentando y los afectados toman alternativas neutralizantes que restan eficacia a los castigos. Pero las represalias empujan a los afectados a amparase en potencias contrarias, estableciendo lazos comerciales y políticos que, de poco, van creciendo. Con la tecnología de quinta generación (5G), China ya se había posesionado del mercado europeo, lo que alarmó a EE UU, teniendo este, que maniobrar para detener esa influencia.
De modo que la situación de EE UU es de vida o muerte. O afloja los amarres, o el estrangulamiento los romperá, causando estragos. Pero el nivel de vida de la población de los países ricos, depende de esta disyuntiva. Ceder significa menores ingresos estatales en los países desarrollados y en sus negocios vinculados con los países subordinados. Los países europeos admiten esta necesidad, aunque son parte de la locomotora norteamericana. Pero EE UU se aferra a su dominio tapando los forados que surgen por todas partes.
Ya ha perdido terreno en las Naciones Unidas cuyas resoluciones no lo favorecen y hasta el Grupo de los Siete (G7) ha dado su brazo a torcer en su anterior política frente al cambio climático, al paso que los gigantes tecnológicos norteamericanos afrontan sanciones por su enriquecimiento ilícito y está en marcha la aplicación de un impuesto mundial a estos.
Por otro lado, están creciendo las operaciones financieras con dinero digital que amenazan debilitar al dólar. Si los países crean su propia moneda digital, podrían prescindir del dólar, haciendo las transacciones internacionales en su propia moneda o con otra moneda digital de garantía. El presidente Joe Biden ya ha aceptado que, en tecnología, China los ha superado, y que su reto es ponerse a la altura de este competidor.
Tampoco es EE UU el que lidera la conquista del cosmos. Es China la que está tomando la delantera. También ha perdido supremacía en la industria de guerra. Lo peor de todo es que no cuenta con los medios económicos para recuperar el terreno perdido. Su situación económica es deficitaria y de alto endeudamiento. La inflación anual de EE.UU. alcanzó 5% en mayo y se hacen esfuerzos para evitar la devaluación del dólar que ya es una realidad oculta.
Según la cadena CNN, durante el mandato de Donald Trump, la deuda nacional estadounidense alcanzó su máximo en los últimos 70 años. A febrero de este año, el déficit presupuestario de EE.UU. ascendió a 2,3 billones de dólares este año, y la deuda pública subió 102 % del PIB del país, excediendo el tamaño de la economía norteamericana. Aun así, el presidente Biden, está solicitando al congreso un nuevo fondo de rescate para revitalizar la economía y el empleo. Cada vez se hunde más.
Desde finales de abril diversos economistas y empresarios estadounidenses, alertaron que vendría una ola de alzas en diversos sectores. Mayo fue una pesadilla para millones de gringos, la inflación disparó los costos de las mercancías básicas como los cárnicos, pollo, y otros artículos. El descontento no se ha hecho esperar y los economistas institucionales advierten que, tanto la deuda como el gasto público y la inflación, están fuera de control.
De allí que, la oposición plantea poner límite a la deuda pública antes que se desencadene el caos en el sistema financiero mundial y también recortar gastos. La Cámara de Comercio de Estados Unidos sostiene que el tema de la inflación se puede prolongar si se insiste en propuestas de gasto millonario. (Luis Diaz Luna –diario LA OPINIÓN - California- 20 junio-2021). Todo esto y demás informes que sería largo enumerar, nos dan idea que el ciclo de la predominancia de EE UU en el mundo está llegando a su fin.
Es que, todo en el universo tiene un ciclo de existencia. El ciclo puede durar un tiempo indeterminado, pero todo lo que empieza, se acaba. Son las condiciones las que van generando cambios por etapas. No hay nada que no sea resultado de un proceso o de muchos. El equilibrio y desequilibrio de conjunto repercute en los involucrados. Un desequilibrio financiero mundial ocasiona crisis que desequilibra también nuestra economía. (M. Ruiz- “Razonando con la Dialéctica”)
La inflación que ocurre en EE UU nos afecta porque Perú es uno de los vagones del tren de esa locomotora. Somos prisioneros del dólar y si los precios suben donde adquirimos insumos, nuestros costos se elevan, como sucede con nuestra dependencia alimentaria en varios rubros, como trigo, maíz, lácteos, aceites y otros. Esta inflación implica cierta devaluación de nuestra moneda y, por consiguiente, nuestros sueldos o ingresos, se reducen automáticamente sin que nos demos cuenta.
Según un estudio de Scotiabank, en mayo nuestra moneda registró una depreciación de 7,4% con respecto al mes anterior y en el acumulado del año va en 7,7%. En los cinco primeros meses del año el BCR ya sacó US$ 10.3 mil millones de nuestras reservas y las introdujo en el mercado para evitar mayor subida del dólar (vendió en el mercado spot US$ 4,3 mil millones e hizo colocación neta de derivados cambiarios por US$ 6 mil millones).
No obstante, el tipo de cambio sigue alto pasando ya los S/. 3,9 x dólar. Si bien el BCR cuenta con reservas por US$ 72.628 millones al 9 de junio, mucho depende de la posición política de su directorio para que el dólar suba o baje, en un momento político como el que estamos viviendo. Si fuese adicto a Perú Libre, quizá habrían sacado más divisas para bajar el dólar. Pero allí están los directores fujimoristas. Es así como, de un modo u otro, se sabotea una opción política, sin que la gente se percate.
Martin Stuermer -Nico Valckx: Economistas Unidad de Productos Básicos Departamento de Estudios del FMI.
Son muchas las dificultades que afrontará el próximo gobierno. Si no arma sus defensas, oportunamente, lo desestabilizarán tarde o temprano. Ser consciente de esta realidad ayudará a su gestión sorteando todas las trampas. Esperemos que haga un manejo inteligente. ¿No les parece?
Junio 20- 2021
Otra
información en https://republicaequitativa.
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