(Primera parte)
(06 de julio de 2025)
Por Miguel Aragón
En los hechos, definitivamente,
ya hemos ingresado al Año del Centenario del libro La Escena Contemporánea
publicado por José Carlos Mariátegui el 25 de noviembre de 1925. Para
conmemorar tan importante acontecimiento, en el transcurso de los recientes meses
de mayo y junio, se han realizado varios conversatorios y conferencias, con la
participación de destacados estudiosos del pensamiento de Mariátegui.
Lentamente, pero con paso firme, se está superando el tradicionalista manto de
la conspiración del silencio que ha cubierto a este libro, desde fines del año
1925.
En los últimos meses, he leído varios
artículos, escritos entre 1925 y el presente, sobre el libro La Escena
Contemporánea. También he podido escuchar algunas de las recientes conferencias
y conversatorios sobre este primer libro de Mariátegui (01). Si bien cada uno
de los autores destacó el aspecto que atraía su mayor interés, he observado que,
por lo general, los autores y expositores no resaltan la importancia del libro
dentro de la evolución de la producción teórica y política de Mariátegui, ni
dentro del proceso de la formación del movimiento socialista peruano.
En general, los expositores han
destacado la importancia particular de algunos de los artículos que componen el
libro, lo cual es bastante positivo, pero a esos artículos se les ha tomado
como ideas aisladas, sin relación entre ellas, y sin tener en cuenta la
motivación fundamental por la cual Mariátegui escribió esos artículos. No se
toma en cuenta que la finalidad de Mariátegui fue desarrollar una
interpretación teórica de los aspectos fundamentales de la realidad mundial de
su tiempo.
Otro hecho muy notorio, es que en
los comentaristas que ya llevo revisados, tampoco resaltan la importancia,
dentro del libro, del capítulo tercero Hechos e Ideas de la Revolución Rusa. Y
dentro de ese capítulo, no comentan la posible ausencia del articulo Lenin,
escrito por Mariátegui en setiembre de 1923.
ANTECEDENTES
I: 1918-1919
Para ubicar el libro La Escena
Contemporánea en el conjunto de la producción teórica y política de
Mariátegui, tenemos que realizar una breve revisión de su Tesis Antecedentes
y Desarrollo de la Acción Clasista de mayo de 1929, revisión que nos ayudará
a comprender cuál fue la motivación de Mariátegui para escribir este libro.
Esa tesis de mayo de 1929, está
compuesta por 13 párrafos, y como su mismo título lo dice, la segunda parte de
la tesis está dedicada a exponer el desarrollo de la acción clasista del
movimiento socialista peruano, acción que incluye la evolución del propio
pensamiento de Mariátegui, desde 1918 hasta 1928.
En los párrafos 06, 07 y 08, de
la tesis de mayo de 1929, Mariátegui informó y comentó los hechos sociales y
políticos ocurridos en los años 1918 y 1919 en el movimiento obrero e
intelectual que activaba en Lima, periodo en el cual Mariátegui se orientó
resueltamente al socialismo, como él mismo lo afirmó en una conocida carta a
Samuel Glusberg.
Mariátegui, desde muy joven,
simpatizó con las ideas y con la acción
socialista, que en ese tiempo se desarrollaba en los países europeos. En
el primer artículo escrito por Mariátegui y publicado en la Prensa el 24 de
febrero de 1911, defendió al dirigente obrero español, Pablo Iglesias, quien
había sido atacado con ensañamiento por el político radical Lerroux. Al
comenzar el año 1918, Mariátegui ya era socialista, por eso al recordar su
decisión de ese año, él utilizó el adjetivo resueltamente, dando a entender que
en sus simpatías anteriores a 1918, no había asumido el socialismo con mucha
determinación.
Al comenzar el año 1918, César
Falcón, José Carlos Mariátegui, Félix del Valle, en coordinación con otros
trabajadores intelectuales, que ya simpatizaban con las ideas socialistas, constituyeron
el comité editor de la revista Nuestra Época. Ese comité, desde un
comienzo se propuso tres objetivos bien definidos: promover la formación de un Comité
de Propaganda y Concentración Socialista, publicar una revista de combate,
y apoyar las luchas que en ese tiempo venían desarrollando el movimiento obrero
y el movimiento estudiantil universitario.
En cumplimiento de esos
objetivos, además de continuar escribiendo artículos en el diario El Tiempo,
en el mes de junio de 1918 publicaron el primer número de la revista Nuestra
Época, y a mediados de mayo del año 1919, publicaron el primer número del
periódico La Razón, periódico que continuó y amplió el trabajo de
propaganda socialista.
De la revista Nuestra Época,
se publicaron solamente dos números, en los meses de junio y julio de 2018. En
el transcurso del segundo semestre de ese año 1918, con la participación de
numerosos simpatizantes del socialismo, se constituyó el Comité de Propaganda
Socialista, que era el primer objetivo que ellos se habían propuesto.
Ese trabajo de propaganda y de organización, no fue un trabajo aislado motivado solamente por el entusiasmo personal. Por el contrario, ese trabajo lo realizaron impulsados por las combativas movilizaciones de trabajadores y de estudiantes. Así, en el fragor de la lucha de masas, nació el movimiento socialista peruano
Esos años, de 1917 a 1919, en
Lima y en otras provincias, fueron tiempos de intensa agitación social y política.
El movimiento obrero, como corolario de más de diez años de lucha perseverante,
estaba llegando a la etapa definitiva de la lucha por la jornada laboral de las
8 horas. Por su parte, el movimiento estudiantil universitario continuaba
luchando por la reforma universitaria, lucha que había comenzado cinco años
antes en las aulas de la facultad de Ciencias de la universidad de Lima. El
recién formado comité de propaganda se integró y apoyó esas luchas que
estaban en pleno apogeo.
Esas dos luchas reivindicativas,
se estaban desarrollando en un periodo de lucha político electoral. Ya había
sido convocada la elección presidencial para el mes de mayo de 2019. La
conjunción de esas luchas, a lo cual habría que sumar el impacto de la difusión
de nuevas ideas, ideas en gran parte propagadas por el impacto de la Guerra
Europea (1914-1918) y por triunfo de la Gran Revolución Rusa (1917), aceleró el
proceso de crisis definitiva de los viejos partidos políticos feudal burgueses
existentes en el país.
Cuatro agrupaciones
políticas habían dominado el escenario
político criollo desde el año 1895 (02), año en que comenzó el segundo ciclo
largo de crecimiento capitalista de la historia republicana, una de cuyas manifestaciones
fue el inicio del proceso de industrialización del país. Entre 1896 y 1918, la
producción industrial se multiplicó por 3,62 veces, la producción minera por
7,74 veces, y el PBI en su conjunto, se acrecentó en 2,85 veces (03).
El incremento acelerado de esas
ramas de la producción, impulsó el crecimiento capitalista en el país. Para
obtener esos altos índices de crecimiento de la producción, en el transcurso de
esos años se incrementaron las inversiones en capital constante y en capital
variable, y se obtuvo un gran aumento de la plusvalía. Ese crecimiento
económico necesariamente tenía que traducirse en la renovación y el
fortalecimiento de la débil burguesía peruana, y en el acrecentamiento numérico
de los trabajadores asalariados. Al incrementarse la Renta Nacional (suma del
capital variable más la plusvalía) se crearon condiciones favorables para la
lucha por la distribución de la producción, para la lucha por reformas
democráticas, y para el fortalecimiento de las organizaciones gremiales de los
trabajadores.
A medida que crecía la influencia
política del Comité de Propaganda Socialista entre trabajadores
intelectuales, trabajadores manuales, y estudiantes, como señal de su
vitalidad, entre fines de 1918 y comienzos de 1919. pronto surgieron y tomaron forma las primeras
contradicciones internas. Los iniciadores del comité, entre los cuales
destacaban Falcón y Mariátegui, tenían planes a largo plazo para desarrollar el
movimiento socialista en el Perú, tal como ya lo habían expresado en el
editorial del primer número de la revista Nuestra Época(04). Mientras que otros
miembros sumandos al comité, entre los cuales se encontraba el periodista Luis
Ulloa, tenían otras intenciones, y apresuradamente propusieron transformar el
naciente Comité de Propaganda en Partido Socialista.
Esa primera contradicción, entre
Comité de Propaganda o Partido Socialista, fue un antecedente de la futura
contradicción entre Frente o Partido, que se presentó entre los años 1926
y1928, entre el movimiento socialista ya desarrollado, y la desviación
nacionalista acaudillada por Víctor Raúl Haya.
De esos sucesos del año 1919,
hasta la fecha han transcurrido más de 100 años, y al presente todavía no se
han logrado ubicar los testimonios escritos de ese debate entre las dos
propuestas surgidas dentro del Comité de Propaganda. Para nosotros, los
intelectuales, ésta continúa siendo una tarea pendiente.
Diez años después, de ocurridos
esos sucesos del año 1919, Mariátegui en mayo de 1929 informó y comentó los
tres motivos por los cuales, los
iniciadores del comité, o sea Falcón y Mariátegui, no aceptaron la propuesta de
constituir prematuramente el Partido Socialista. Esos tres motivos fueron los
siguientes:
1.-La revista Nuestra Época, o el
Comité de Propaganda, todavía no tenía un programa socialista, aunque “apareció
como un esfuerzo ideológico y propagandístico en este sentido”;
2.-El comité debía ser mantenido
como Comité de Propaganda, “mientras su presencia no tenga arraigo en las
masas”;
3.- El periodo “no es propio para
la organización socialista”.
Los dos primeros requisitos son
sumamente claros: Sin programa y sin arraigo en las masas todavía no había las
condiciones necesarias para constituir el partido del proletariado peruano. Esa
exigencia de Mariátegui y Falcón, contrasta con la práctica de la gran cantidad
de partidos de “izquierda”, que actualmente existen en nuestro medio, la
mayoría de los cuales, no tienen programa, ni cuentan con presencia efectiva
entre las masas. Pero muy orondos, y hasta impositivos, se consideran partidos,
e incluso se reclaman ser la vanguardia del proletariado peruano.
Sobre el tercer requisito, la
formación de un periodo propio para la organización socialista, entre nosotros
todavía no hay una comprensión cabal del alcance de ese requerimiento. Por
ahora, solo podemos adelantar, que la formación de los partidos no depende
únicamente de la buena voluntad de sus animadores. La formación de los partidos
históricos siempre ha estado condicionada por las condiciones objetivas del
desarrollo de la sociedad, condiciones que son superiores a la voluntad de los
animadores.
Ya Mariátegui, en el artículo La
reorganización de los grupos políticos (05), publicado en el segundo número
de la revista Nuestra Época había señalado lo siguiente: “Los partidos
no son eternos. Responden a una necesidad o una aspiración transitorias como
todas las necesidades y aspiraciones. Una vez que desaparece el motivo de su
existencia desaparece su fuerza”, “Si esta ley rige para todos los partidos del
mundo tiene que regir con mayor motivo para los partidos peruanos. Los partidos
peruanos han tenido su origen en necesidades o aspiraciones muy fugaces. Su
nacimiento ha sido incidental. Un hombre popular ha bastado para construir un
partido. Las agrupaciones políticas han nacido casi con la misma facilidad que
las sociedades de auxilios mutuos. Mas que traza de partidos han tenido
generalmente traza de clubs electorales con bandera transitoria y versátil”
Esa tesis teórica de Mariátegui,
fue su primer gran aporte, de muchos otros, a la concepción materialista de la
historia. Con esa tesis, Mariátegui demostró un gran conocimiento de las leyes
del desarrollo de los partidos políticos, tanto de los pocos partidos peruanos,
como de los partidos de los países europeos. Esa tesis continua plenamente
vigente y se demuestra en la realidad actual, tanto en los partidos de la clase
dominante, como en los partidos que se reclaman de “izquierda”.
Tras el fracaso rotundo de la
tendencia de Ulloa, cuya convocatoria a constituir el partido socialista el día
1° de mayo de 1919, no tuvo mayor acogida, la tendencia dirigida por Falcón y
Mariátegui continuó desarrollando su trabajo de propaganda socialista,
utilizando en este segundo momento el periódico La Razón, que comenzó a
publicarse el 14 de mayo de 1919.
La difusión de este nuevo vocero
del Comité de Propaganda Socialista, también tuvo breve duración. El régimen del presidente Augusto Leguía,
recién instaurado tras el golpe de estado del 4 de julio de 1919, impidió a
partir de comienzos del mes de agosto la continuación de la publicación de La
Razón.
Pocas semanas después, Falcón y
Mariátegui fueron deportados a Europa.
Interrumpido temporalmente ese trabajo
inicial de propaganda socialista, Mariátegui y Falcón tuvieron que replantear
la tarea de como continuar con los dos objetivos centrales, que estaban
íntimamente unidos: elaborar el programa, y conquistar el arraigo entre las
masas.
Con esas tareas en mente,
programa y arraigo entre las masas, Falcón y Mariátegui partieron rumbo a la
deportación. (Continuará)
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