La
economía mundial continúa mostrando importantes signos de desaceleración. En
abril de 2018, calculé que el mini-boom de 2016-17 había alcanzado su punto
máximo y que la economía mundial se precipitaría en otra fase descendente del
ciclo Kitchin. Por otra parte, esto demostraba que casi diez años desde el
final de la Gran Recesión a mediados de 2009, la economía mundial estaba
todavía atrapada en una Larga Depresión, o un ‘estancamiento secular’ (en la
jerga keynesiana).El mes pasado, los datos mostraron que la economía alemana,
el motor de Europa, había evitado por los pelos una ‘recesión técnica’ en la
segunda mitad de 2018. En parte causada por la desaceleración mundial en el sector
del automóvil debido a la brusca caída de la demanda, junto con las
restricciones a las emisiones de los vehículos diesel. Ahora, en febrero, la
Comisión Europea ha recortado sus previsiones de crecimiento del PIB real.La
Comisión redujo su pronóstico de crecimiento de la zona euro para este año
hasta el 1,3% desde el 1,9%, su previsión anterior el pasado otoño, alegando la
“gran incertidumbre” de las negociaciones sobre el Brexit, la desaceleración
del crecimiento en China y el debilitamiento del comercio mundial. Al mismo
tiempo, el Banco de Inglaterra recortó su pronóstico sobre las perspectivas
económicas del país como consecuencia de la mayor incertidumbre sobre el Brexit
y la desaceleración del crecimiento global. La rebaja de las expectativas de crecimiento
en 2019 a 1,2% es el más bajo en una década. La tasa de crecimiento de la zona
euro para el último trimestre de 2018 ya está ahí.
La semana pasada, conocimos las cifras de
crecimiento del PIB real del Reino Unido a finales de 2018. El crecimiento del
PIB real fue de sólo un 0,2% en el T4 de 2018 respecto al trimestre anterior.
De hecho, el sector de la construcción y la industria en realidad se
contrajeron. La producción manufacturera ha ido cayendo durante seis meses. El
PIB real de crecimiento con respecto al año (es decir, del T4 2017 al T4 2018)
se ha reducido a sólo el 1,2% (lo que cumple con la previsión del Banco de
Inglaterra para 2019). Esta ha sido la tasa anual más baja desde 2012. La
inversión de las empresas del Reino Unido en nuevas tecnologías, maquinaria y
equipos también ha caído significativamente – durante cuatro trimestres
consecutivos y cerca de un 4% interanual. Como porcentaje del PIB, la inversión
empresarial ha caído durante más de tres años. las empresas británicas se
encuentra en una huelga de inversiones. El riesgo de una auténtica recesión en
el Reino Unido este año ha aumentado considerablemente.
Lo que está sucediendo en la economía del Reino
Unido no es debido a la incertidumbre sobre el Brexit. También se debe a la
desaceleración mundial, especialmente en Europa y China. Japón se tambalea al
borde de la recesión, con un crecimiento cero en el último trimestre de 2018.
La tasa de crecimiento de China sigue
desacelerándose, aunque todavía desde niveles mucho más altos que los de
cualquier economía capitalista avanzada.
Y, como he señalado en una nota anterior, entre las
denominadas ‘economías emergentes’, la emergencia está siendo reemplazada por
la inmersión. El PIB real en América Latina en su conjunto se está contrayendo
anualmente, según el banco de inversión JP Morgan.
Pero la clave para saber si esta desaceleración se
convierte o no en una recesión real (que la teoría económica dominante define
como dos trimestres consecutivos de descensos en el PIB real) es lo que sucede
en la economía capitalista más grande y más importante, los EE.UU.. Hasta
ahora, los EE.UU. han sido el líder de la manada, al menos entre las
principales economías del G7, con una tasa de crecimiento real del PIB del 3% a
finales de 2018.
Pero como muchos han argumentado, esta tasa de
crecimiento es una ‘noticia falsa’ (fake news) como diría el presidente
Trump. Ha sido impulsada por enormes recortes de impuestos a las empresas estadounidenses,
lo que ha impulsado las ganancias hasta un 30% en el último año. Su efecto
pronto desaparecerá en 2019. De hecho, ya está sucediendo. De acuerdo con el
pronóstico de la Reserva Federal de Atlanta, el crecimiento del PIB real en los
EE.UU. se desacelerará a sólo 1,5% en el primer trimestre de 2019.
Esta última previsión supone una enorme caída del
ya lento 2% anterior. Se ha debido a las malas cifras de ventas minoristas
conocidas la semana pasada. Puede que hayan sido distorsionadas por el cierre
del gobierno de Estados Unidos en enero y los factores estacionales, pero aún
así, está claro que la economía de Estados Unidos está empezando a unirse a
Europa, Asia y América Latina en un descenso significativo.
El PIB nominal real ha seguido debilitándose en los
EE.UU., y más aún en Europa y Japón. La Larga Depresión continua.
En mi opinión, hay dos factores clave que impulsan
una economía capitalista: 1) la inversión en el sector capitalista y 2) la
rentabilidad de esa inversión. Esta última determina la primera, con un cierto
retraso (de acuerdo con los estudios empíricos, por lo general un retraso de
aproximadamente un año).
Parece que la inversión mundial está estancada. Los
economistas del banco de inversión JP Morgan apuntan una desaceleración
significativa en la inversión global en el primer trimestre de 2019. “En suma,
nos preocupa desde hace tiempo que la desaceleración sostenida de la confianza
empresarial mundial se traduzca en una desaceleración significativa en la
inversión de capital. Lo que parece estar sucediendo ahora, sobre todo a raíz
del endurecimiento de las condiciones financieras en el T4 de 2018. De hecho,
los datos que tenemos a mano no pueden revelar el grado real de este
retroceso“.
Los economistas de JPM se refieren a la “confianza
empresarial” y el “endurecimiento de las condiciones financieras”, es decir,
que las empresas están preocupadas por la rentabilidad y las ventas junto a los
crecientes costes de los intereses de la deuda. ¿Estallará la guerra comercial
en ciernes entre los EE.UU. y China? ¿Continuarán la Fed y otros bancos
centrales elevando sus tasas de interés políticas y por lo tanto ‘ajustando’
las condiciones de financiación?
Pero en lugar de especular sobre la psicología de
los capitalistas, es más gratificante analizar las condiciones objetivas, ya
que estas últimas determinan el estado de animo de los capitalistas. A nivel
mundial, la inversión empresarial ha entrado en declive (como porcentaje del
PIB) desde el final de la Gran Recesión. Este descenso relativo ha sido
encabezado por los EE.UU. y Europa.
Se argumenta a menudo que la inversión en el PIB es
ahora menor porque las empresas modernas no tienen que invertir tanto en
activos tangibles, como equipos, oficinas y fábricas, porque la inversión es
ahora cada vez más en activos intangibles, como patentes, “derechos de
propiedad intelectual”, software (e incluso ‘buena voluntad’). Pero la
evidencia de esta conclusión sigue siendo muy dudosa. Ver la nota de Olivier
Blanchard aquí .
Luego está el argumento de que compañías como
Apple, Google, Microsoft, Amazon, etc simplemente han acumulado sus beneficios
en dinero en efectivo o comprado sus propias acciones para mejorar el valor
financiero de sus empresas e impulsar las altas bonificaciones de sus
ejecutivos. Pero esta última explicación, en mi opinión, simplemente confirma
que la verdadera razón para la baja inversión de las empresas en relación al
PIB es que la rentabilidad del capital productivo sigue estando globalmente
cerca de los mínimos de la posguerra y para la mayoría de las economías todavía
por debajo del nivel alcanzado en 2006 o finales de 1990 .
Aquí se puede ver el nivel de rentabilidad del
capital a nivel mundial según los cálculos de Esteban Maito en nuestro reciente
libro, El mundo en crisis, Capítulo 4.
Y aquí la disminución a largo plazo del crecimiento
del PIB real de las economías capitalistas avanzadas que acompaña la caída
secular de la rentabilidad (tal y como la calcula Alan Freeman en un nuevo
papel.)
Y esto es lo que ha ocurrido con la rentabilidad
del capital desde el inicio de la contracción del crédito en 2007 y la
subsiguiente crisis financiera global y la Gran Recesión, seguido por la
debilidad de la recuperación y la Larga Depresión.
Durante todo el período, la rentabilidad de la zona
euro y de Estados Unidos siguen siendo inferiores al nivel de 2007, mientras
que la rentabilidad del Reino Unido es prácticamente plana. Sólo Japón muestra
un aumento. En el período de ‘recuperación’ de 2010-18, la rentabilidad en los
EE.UU. y la zona euro no logró recuperarse. Pero en el reciente mini-boom,
había una pequeña subida positiva.
En realidad, las grandes compañías tecnológicas
estadounidenses (FAANGS) son la excepción que confirma la regla. Hay sectores
enteros de empresas capitalistas más pequeñas que luchan para generar
suficientes ingresos y beneficios para pagar sus deudas a pesar de que las
tasas de interés se han mantenido por debajo de las anteriores a la crisis
financiera global. He analizado la situación de estas empresas zombi en
artículos anteriores, pero el tema adquiere una importancia cada vez mayor si
las “condiciones financieras”, como las llama JPM, siguen su ajuste a nivel
mundial. De hecho, de acuerdo con otro banco de inversión, Goldman Sachs, el
crecimiento de las ventas corporativas se encuentra ahora en su nivel más bajo
(de forma continua en 10 años) ¡desde 1945!
Si el crecimiento de las ventas es débil y los
costes de los interés suben, se comprimen las ganancias. Los economistas de
Goldman señalan que desde 2010, el crecimiento del beneficio fuera de los
EE.UU. se ha estancado. El único lugar en el que las ganancias corporativas ha
aumentado es en los EE.UU.. Y, según Goldman, afecta también a las empresas de
super-tecnología. Las ganancias globales, si se exceptúan las tecnológicas, son
sólo moderadamente más altas que antes de la crisis financiera, mientras que
los beneficios de las empresas de tecnología han aumentado bruscamente
(lo que refleja principalmente el impacto de las grandes empresas tecnológicas
de Estados Unidos), impulsado por una combinación de fuerte crecimiento de las
ventas y un aumento de sus márgenes.
El crecimiento global está destinado a reducirse
drásticamente en 2019. Porque el crecimiento de la inversión empresarial, ya
débil en la Larga Depresión, va a caer aun más. A su vez, la desaceleración de
la inversión es impulsada por la baja rentabilidad en la mayoría de las
economías y los sectores. Sólo las grandes empresas de tecnología en los EE.UU.
han superado esta tendencia, ayudadas por un reciente bonanza de los beneficios
inducidos por las “reformas” fiscales de Trump. Pero a medida que su
efecto desaparece tras este año, las ganancias de las empresas de tecnología
también pueden caer, incluso si los EE.UU. y China alcanzan a un acuerdo
comercial.
Publicado originalmente en
el blog de Michael Roberts
Traducción de G. Buster en Sin
Permiso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario