Un Tema de Actualidad
Manuel Shutherland
A chavistas, antichavistas y a algunos “socialistas” ingenuos, les parece
increíble que la economía venezolana esté aún en manos de la burguesía local y
sus congéneres internacionales. Pero es así. De allí surge una interrogante:
¿Puede ser el Estado, económicamente hablando, más pequeño que antes, aun
cuando se hayan nacionalizado algunos grandes sectores?
Las cifras que demuestran la pequeñez económica del Estado. La realidad es
difícil de entender. Lo más lógico es pensar que la hipertrofia burocrática del
Estado, lleva aparejada un crecimiento de los medios de producción en manos
estatales. Ver las nacionalizaciones de empresas de comunicación, siderúrgicas,
finanzas, cemento etc. invita a pensar que el Estado venezolano es dueño de
casi toda la economía. La falaz oposición nucleada en la mísera MUD, no cesa de
afirmar que el chavismo ha ahogado a la empresa privada y que ésta se diluye o
al menos pierde poder. El mismo Presidente Chávez refuerza esa errónea imagen
de Estado empresario, cada vez que aparece en televisión “amenazando” con la
posibilidad de realizar expropiaciones a la propiedad de la rancia burguesía
criolla (el ejemplo más notorio fue la llamada en vivo y directo al presidente
del Banco Provincial). O cuando el Presidente argumenta que las anodinas
joyerías del centro deben ser “expropiadas”. Todo ello, hace creer lo que dice
la mendaz oposición derechista: “el Estado es dueño de toda la economía”.
El socialismo científico debe atravesar la apariencia y erigirse por encima
del inútil sentido común mercantil, que nada explica y todo distorsiona. En esa
tarea y para el campo que nos atañe en el escrito, es imprescindible examinar
con cierto detalle la responsabilidad en la producción de lo que cada sector
hace en la economía: la burguesía local (Ej.: POLAR) más los fragmentos de
capital transnacional (Ej.: Coca Cola) versus la producción estatal (Ej.:
Sidor). Así las cosas, dentro de la totalidad de la producción de bienes y
servicios realizados a lo interno del país (PIB) podemos ver en las cuentas
nacionales, una distinción ente el PIB privado y el PIB público es decir,
estatal. Mediante dicha diferenciación podríamos acercarnos a entender el peso
real de cada sector en la economía local.
Desde esta sucinta explicación, podemos utilizar para nuestro análisis la
data oficial del año 2010, en la que se demuestra que el PIB correspondiente al
Estado, sólo alcanza un escuálido 29%, quedando el resto de la producción de
bienes y servicios, como responsabilidad de nuestra importadora burguesía local,
es decir el 71%. Lo que significa que a 11 años de proceso bolivariano, la
economía mantiene su carácter eminentemente privado y los sectores
empresariales siguen tomando la mayor tajada en el festín de la explotación a
la clase obrera venezolana y extranjera que labora en nuestro territorio. Esta
tendencia infeliz del PIB es generalmente tomada como “positiva” por el
ingeniero eléctrico Jorge Giordani, ministro de Finanzas y Planificación,
porque expresa una supuesta menor dependencia del petróleo (¡)
Pero, ¿se puede decir que hay un proceso de reversión de ese PIB
mayoritariamente privado, en favor del PIB estatal? No. De nuevo, lo que nos
muestra el gráfico que a continuación les mostramos, es que incluso en el año
de 1999, el porcentaje correspondiente al PIB público era ligeramente más alto
que en la actualidad (32%). La economía en manos directas de la burguesía,
basada en la acumulación privada de capital sobre la base de la explotación
obrera, ha venido creciendo más rápido que la economía estatal. Otro asunto
notable, pero a la vez muy coherente con el funcionar capitalista, se deduce
del hecho de que en los años de mayor crecimiento económico o “prosperidad”
burguesa, el PIB público suele achicarse.
Gráfico 1
(Ver adjunto)
Ojo, muy a diferencia de lo que sostiene frecuentemente el economista
Víctor Álvarez, nosotros no consideramos que haya un crecimiento de la economía
capitalista en detrimento de una economía “social”, pública o “no capitalista”.
Para nada. La economía venezolana como parte integrante del proceso mundial de
acumulación de capital, es una economía por entero capitalista. Venezuela como
alícuota diminuta del capital mundial, refleja en su seno la organización
social del trabajo bajo la estructuración propia del modo de producción capitalista.
Es decir, el trabajo social en nuestro territorio se hace de manera privada,
independiente y con la direccionalidad manifiesta hacia la producción de
mercancías, es decir, valores de cambio. Esos valores son producidos mediante
la explotación del trabajo obrero, lo que sustenta el proceso de acumulación de
capital a base de la extracción de plusvalía. Por ello, estamos en absoluto
desacuerdo en contraponer ideológicamente a un sector capitalista versus un
sector estatal popular, bienhechor o cuasi-capitalista.
¿Por qué el 71% de la economía criolla está en manos de la burguesía?
Aunque a algunos les parezca “insólito”, la burguesía ha ampliado su poder
económico, es decir, ha acumulado más capital; por ende es fácil advertir que
la explotación sufrida por el proletariado se ha incrementado y que los
resortes de la economía están en manos de los chuscos explotadores. En base a
lo anterior y en otras experticias, podemos afirmar, que las tímidas reformas
económicas del proceso bolivariano han tenido un efecto magro en cuanto a hacer
crecer el sector estatal en la economía.
Pero de allí surge una pregunta sencilla. ¿Si PDVSA genera el 96% de todos
los dólares que entran a la economía y esos dólares son los que permiten
importar más del 75% de nuestro consumo nacional, cómo el porcentaje del PIB en
manos de la burguesía puede ser tan alto?
¿Por qué la burguesía importadora crece a tales magnitudes? A 11 años de
proceso bolivariano, la burguesía se ha hecho más grande y ha consolidado su
papel explotador. ¿Pero cómo funciona el mecanismo que permite a la burguesía
local filtrar la renta petrolera y hacer crecer sus fortunas de manera
sostenida?
Empecemos por aclarar algunas generalidades del proceso de acumulación
capitalista en Venezuela. Lo más importante en este caso, es advertir las bajas
tasas de productividad del trabajo en la economía venezolana. Altos salarios
(en comparación con el sudeste asiático), un mercado pequeño (baja escala),
obsolescencia tecnológica, ser víctimas de la acumulación originaria y el
atraso científico propio de la especificidad de la acumulación capitalista en
el país, son los causantes de la baja productividad industrial y de la falta de
competitividad internacional en la generalidad de las mercancías. Muy lejos de
los monetaristas que creen que devaluando la moneda vamos a dar un salto en la
competitividad mundial (ya nombramos quien lo afirmó en TV), las
características estructurales de nuestra nación, impiden el desarrollo de
industrias que exporten tecnología y productos manufacturados.
La sobrevaluación, o sea, mantener el precio del dólar en bolívares un poco
más alto que lo que indicaría el nivel de transacciones de divisas en el
mercado, es uno de los mecanismos que drenan toneladas de renta. Otra forma de
dilapidar renta es el conjunto de subvenciones, préstamos y ayudas comerciales
a la burguesía industrial y a los pequeños productores que otorga el Estado.
Sueldos muy altos a burócratas, transferencias asistencialistas con intenciones
clientelares, contratos de servicios o construcción con elevados sobreprecios,
son otras de las vías como la renta petrolera se distribuye en el país.
Sabiendo cómo se emplean los recursos en el país, la burguesía local se
afana en buscar con toda fuerza, la forma en la cual pueda apropiarse con la
mayor rapidez y fluidez del producto de la renta petrolera. Por ello y
entendiendo que no tienen los atributos estructurales para competir en el
mercado mundial, la burguesía local se apaña en el comercio. Así, Venezuela y
sobretodo Caracas, se llena de centros comerciales, finanzas y bazares donde lo
que se expende es abrumadoramente importado. El empresario criollo es
mayoritariamente importador por las razones estructurales que arriba
sostenemos, no por una absurda y racista creencia de que el empresario criollo
es “perezoso” o que no tiene “visión empresarial”. No.
Empresas como POLAR, cuyo producto mayoritario es la cerveza, constituye
una excepción debido a que los costos de producción, distribución y expendio
que representaría importar masivamente la cerveza, son muchos más altos que los
que puede poseer un capital altamente concentrado y eficiente en esa rama. De
más está decir, que los componentes de la cerveza son también
importados…cebada, lúpulo.
¿Cómo se anidan las importaciones masivas o cómo la burguesía se enriquece
-tan- fácilmente?
Por lo visto anteriormente, la vía expedita para que nuestros empresarios
hagan fortuna, implica la importación de mercancías baratas y su venta en el
mercado local a los más altos precios posibles, de acuerdo a lo que la
competencia le permita.
El control de cambio ha venido a ser un impulso tremendo para concentrar la
importación en pocas manos, apropiarse de dólares baratos, vivir de la
especulación comercial y de la reventa de divisas en el mercado paralelo, donde
la burguesía realiza ganancias fabulosas.
La sobrevaluación del bolívar es una herramienta que permite al
empresariado local, la absorción de renta y toda clase de negocios parasitarios
muy lucrativos. El control de cambio (muy necesario en el 2003) es una
bendición para la burguesía importadora consolidada que tiene el músculo para
importar en gran escala. Como los dólares son mayoritariamente entregados a esa
élite burguesa, ellos se pueden permitir comprar un DVD a 30 dólares y
revenderlo a 387 Bs. Guardando para sí, una modesta ganancia de 200%. La
camioneta Grand Cherokee (año 2011), en su versión estándar, cuesta 33.000
dólares (141 mil bolívares) en EEUU (http://www.jeep.com/en/2011/grand_cherokee/).
En este paraíso especulativo, el concesionario oficial de la Chrysler vende la
misma camioneta en 555.598 bolívares (http://www.jeep.com.ve/grand_cherokee/models/precios_gd_cherokee.html).
A simple vista se observa que la camioneta se vende 4 veces más cara en
Venezuela que en EEUU. El empresario que pidió sus dólares CADIVI, invirtió 141
mil bolívares y la vendió en 555 mil, “obtiene”, sin agregar ningún tipo de
valor adicional, un “modesto” margen de ganancia que roza el 300%, es decir, se
“ganó” en esa transacción unos 414 mil bolívares por una ramplona operación de
compra-venta. Esa transacción se computa en el PIB y esos 33 mil dólares,
“crecieron” hasta su equivalente de 120 mil dólares. Por ello, el PIB no
petrolero se muestra mucho más alto que el petrolero. Si argumentan que
importan con dólares del mercado paralelo, es más grave el asunto, porque los
miles de millones que aporta CADIVI y más recientemente el SITME, si aparecen
en los balances contables del país y tienen que haber sido entregados a
“alguien”.
Tan grande son los márgenes de beneficio en la importación, que hay
personas que viajan con poquísimos dólares y al comprar algunas mercancías en
el extranjero y revenderlas acá, cubren fácilmente el costo del boleto, el
hotel y su ganancia.
De esta forma tan rústica e improductiva, la burguesía sambilera se
embolsilla gracias a nuestro petróleo (y al control de cambio) miles de
millones de bolívares sin producir ninguna mercancía, a fuerza de especulación
pura y dura. Ojo, ni siquiera hablamos de los multimillonarios negocios de
compra y venta de dólares en el mercado paralelo.
Obviamente, como marxistas, no estamos a favor de desmontar el control de
cambio y dejar al dólar flotar en el mar de la especulación. No. Nosotros
planteamos la construcción de una CENTRAL DE IMPORTACIONES (tema que trataremos
en otro escrito) como medida estratégica transicional que permitiría detener la
hemorragia especulativa y organizar productivamente la importación.
¿De dónde salen todos los dólares para que la burguesía especule y se haga
millonaria?
Si nuestra burguesía local (venezolanos y extranjeros dueños de medios de
producción y expropiadores de plusvalía en el territorio nacional) no produce
casi nada y no exporta casi nada, ¿De dónde saca los dólares? Fácil, del
petróleo. PDVSA y las expoliadoras empresas mixtas, son las que generan el 96%
de las divisas que al país ingresan. Por todo eso, las actividades de
servicios, comercio, finanzas, comunicaciones etc. como vías de apropiación de
la riqueza petrolera, poseen valores muy altos en el PIB y estos rubros,
engrosan el PIB privado del que tanto hablamos.
En el gráfico a continuación, se muestra (en rojo) el grotesco nivel de las
importaciones de bienes y servicios del empresariado, en contraste con las
exportaciones privadas no petroleras (en azul). En el clímax de esta
desproporción, vemos que la burguesía en el 2008 importó (sola-solita)
mercancías por un valor de más de 45 mil millones de dólares estadounidenses y
apenas exportó 5 mil millones de dólares (cifra que bajó a la mísera suma de
1.800 millones de dólares para el año 2010). Es decir la burguesía importa 9
veces más de lo que exporta. De hecho de esa mísera exportación no petrolera,
más del 80% consta de minerales extraídos con bajo procesamiento. El
parasitismo burgués consiste en importar barato y revender a lo máximo que se
pueda.
Gráfico 2
(Ver adjunto)
¿Puede aguantar la economía este locuaz ritmo importador rentista? El rol
de la crítica.
El gráfico y otras pruebas más, evidencian que la economía sigue hundida en
la fosa que el modo de producción capitalista impone: improductividad,
monoexportación e ineficiencia. Por ello, Venezuela y los operadores políticos
chavistas, se enfrentan a los mismos problemas económicos y sociales que
atormentan a las economías capitalistas, cuya centralidad estriba en la renta
de la tierra enfocada en el área mineral. Al enfrentarse a estas variables,
ellos se ven obligados a ocultar que siguen administrando el Estado capitalista
y contribuyendo a la acumulación social del capital. Por tanto, ya no es el
funcionamiento estructural del capital y sus consecuentes crisis, los culpables
de los problemas económico-sociales que nos afectan. No, ahora el culpable de
la situación negativa, es el empresario, la especulación o la corrupción;
aunque las anteriores son sólo consecuencias, formas concretas en las que se
evidencian las miserias económicas que sufre el proletariado en cada espacio
donde el capital se reproduce.
Aunque la realidad se les cae a pedazos y les abofetea, la élite de la
burocracia expresa su anticomunismo, su tenaz cobardía y hostiga con las
estupideces de siempre al pensamiento crítico, generalmente arguyen idioteces
como: “no digas la verdad, es mejor que la derecha no lo sepa”, “no hagas esa
crítica, la derecha la puede usar contra nosotros (los corruptos)”, “estamos en
elecciones, es necesario (mentirle) ocultarle esas cosas al pueblo”, “no
hagamos críticas, para eso está la derecha que critica mucho, nuestro papel es
seguir (adulando y robando) defendiendo nuestros (privilegios y prebendas)
honores patrióticos”.
La crítica revolucionaria es el camino de la inmensa base honesta del PSUV
y de los trabajadores estatales que trabajan con denuedo y se esfuerzan por
mejorar la situación del país. El chavismo honesto debe confrontar a las
direcciones reformistas y alzar la voz contra los atropellos preñados de
peculado. La única forma de que las cosas avancen y sean realmente
revolucionarias, es que haya una profunda revisión crítica de lo que sucede y a
partir de allí plantear un cambio drástico en la situación actual.
Para grandes problemas, grandes soluciones. Debatir, criticar, organizar y
actuar en pro de solucionar los desmanes propios del capitalismo es la labor
principal a impulsar
Manuel
Shutherland
twitter@marxiando
Asociación
Latinoamericana de Economía Política Marxista
Centro de
Estudios para las Relaciones Internacionales y el Desarrollo
Sábado 15 de
septiembre de 2012
(Los gráficos
no aparecen en el original)
Nota.- En el mundo actual se renueva la polarización capitalismo-socialismo.
¿Qué es capitalismo? Esto se sabe o se crece saber. Pero en nuestros países más
se ha difundido su expresión política (colonialismo, imperialismo,
neocolonialismo) que su esencia económica, el predominio del capital industrial
primero y financiero después, base económica de su expresión política. La
burbuja financiera es muestra evidente del agotamiento del capitalismo.
Y ¿qué es socialismo? Esto también se sabe o se cree saber. Pero en nuestros
países más se ha difundido su expresión política (Estado de bienestar) que su
expresión económica, predominio de la propiedad social sobre los medios de
producción, piedra angular para dirigir la producción según Plan Nacional, y
distribuir lo producido según el destino de la Renta Nacional.
Si no hubiera petróleo en Venezuela, ¿cómo se podría solventar este Estado de
bienestar? El petróleo genera el 96% de las divisas que ingresan al país. Y la
burguesía tiene en sus manos el 71% del PIB del país. Y apenas es una burguesía
compradora.
El análisis presente bien puede servir de guía para desarrollar el análisis de
la economía de nuestro país. La burguesía peruana tiene el criterio de la
renta, no de producción, y actúa de manera similar a la burguesía venezolana.
Para una es el usufructo de las divisas, para otra es el usufructo de las
“regalías” En una es “socialismo del Siglo XXI”, en otra es “crecimiento
económico” incluso ¡superior al de China!
Aprendamos la lección.
Ragarro
28.09.12
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