Luces al debate sobre el Partido de Masas e Ideas
Gustavo Pérez hace unas semanas publicó su alegato: Lenin, Mariátegui y el partido de masas (28/03/2010). Eduardo Ibarra, presto como siempre, responde el 12/04/2010 con Un artículo revelador. Don Eduardo, se escandaliza de las palabras de Gustavo Pérez, dice a la letra: Pérez llega a sostener la “‘desacralización’ de la teoría del Partido de Cuadros”, lo cual, en buena cuenta, significa la negación completa del ¿Qué hacer? ¡Ni más ni menos! Insinuando más adelante que Gustavo no piensa por sí mismo. Cree nuestro buen amigo que las personas no tienen la capacidad para pensar con cabeza propia. Le aclaramos al amigo, al camarada, que, en lo publicado por Gustavo, no encontramos una “negación abierta y en bloque del libro de Lenin”. Todo lo contrario es un intento de explicarse el libro por las circunstancias que le dieron vida. Y esa es una actitud materiista. Muy diferente a la camisa de fuerza que se auto impone la defensa del libro por el libro mismo. Es más, le debo decir, a nuestro amigo Ibarra, que Gustavo se queda corto en lo de desacralizar el ¿Qué hacer? Lo cierto es que la desacralización hay que hacerla extensiva al marxismo en su conjunto que es transformado, por la escuela de la Internacional Comunista, en doctrina omnisciente y todopoderosa. Como es sabido la anteojera de la ortodoxia funciona en una sola dirección, y los militantes no pueden ni siquiera fisgonear hacia otro lado. Así la palabra se transformaba en vehículo de coerción para asegurar la lealtad de la militancia. Después del derrumbe del socialismo real, preguntamos ¿Qué futuro tiene la ortodoxia? ¿Tiene algún Futuro? La respuesta es clara y contundente: ninguno. Ningún futuro tiene en un horizonte político que impone un nuevo comienzo por otro camino.
En el afán de contribuir al esclarecimiento de ideas y hechos de la historia política de la clase obrera, reproducimos El mito del “concepto de partido” de Lenin. Qué hicieron con el ¿Qué hacer?, de Hal Draper, publicado en la Revista Herramienta Nº 11 de setiembre de 1999.
Tacna, 10 mayo 2010
Edgar Bolaños Marín
El mito del “concepto de partido” de Lenin. Qué hicieron con el ¿Qué hacer?
Autor: Draper, Hal
El mito que se tratará en este artículo es un axioma de lo que podríamos llamar leninología: una rama de la kremlinología que creció rápidamente gracias a numerosos Institutos universitarios dedicados a Rusia, programas de doctorado, periodistas políticos, etc. De acuerdo con este axioma, el ¿Qué Hacer? -libro escrito por Lenin en 1902- constituye la esencia de su “código operativo” o “concepto de partido”. Es el trabajo canónico del “Leninismo” sobre organización partidaria, por lo que carga el pecado original del totalitarismo. Establece el “tipo de partido Leninista”, una estructura autoritaria controlada por una jerarquía de “revolucionarios profesionales” que se erige sobre los obreros de base. Mi trabajo se centrará en el ¿Qué Hacer? (Para abreviar, en adelante QH), y en las concepciones y prácticas de Lenin entre el QH y la Revolución Rusa. La inevitable cantidad de preguntas que van más allá del tema en discusión, no será tratada con el mismo detalle.
El axioma leninológico en discusión es sostenido desde dos lados. Como afirma el prominente leninólogo Utechin, el QH es enseñado y alabado en las Escuelas del Partido del régimen estalinista. De hecho, Utechin prueba la importancia básica del QH citando la Historia del Partido Comunista de la Unión Soviética aprobada por el Kremlin. Utechin -al igual que otros leninólogos- dice que ese libro se transformó en una guía para sus seguidores en materia de organización, estrategia y tácticas y así fue tomado por los comunistas desde entonces. El mismo Lenin aplicaba consecuentemente estas concepciones... Los argumentos del QH tienen validez general y fue de hecho aplicado por los comunistas de manera general.[1]
En síntesis, leninólogos occidentales y estalinistas están de acuerdo en que el libro de Lenin es una Biblia del totalitarismo. Esto no sorprende, pero tampoco aclara nada. Se dice que “Lenin aplicaba sistemáticamente estas concepciones”: no es verdad. Este trabajo no se reduce a mi interpretación del QH, sino que repasa de las opiniones del propio Lenin -reiteradamente documentadas- acerca del lugar que ocupaba el QH en su pensamiento. ¿Cuál era el “concepto de partido” de Lenin, según el mito repetido hasta el infinito?
1. Lenin concebía un partido formado principalmente por “intelectuales”, sobre la base de la teoría de que los trabajadores no pueden desarrollar por sí mismos una conciencia socialista. La idea socialista es siempre e inevitablemente introducida al movimiento obrero por la burguesía intelectual.
2. Sostenía que el partido era simplemente un grupo de “revolucionarios profesionales” y no el partido del conjunto de la clase obrera.
3. Repudió todo elemento de espontaneidad o movimiento espontáneo, y sólo respaldó una revolución dirigida.
4. Planteó que el partido no debía estar organizado de manera democrática, sino burocráticamente o como una jerarquía semi-militar.
Vamos a ver que estos planteos se oponen a la concepción de Lenin, como muchas veces lo explicó y repitió él mismo -en primer lugar, en el propio QH. Vamos justamente a comenzar por el QH, donde encontraremos algo diferente al mito. Pero hay que subrayar, sobre todo, que el QH no fue la última palabra de Lenin sobre el asunto -está más cerca de ser la primera. Fueron los leninólogos quienes lo consideraron lo más importante escrito por Lenin sobre el tema. Vamos a ver, por ejemplo, que Lenin protestó más de una vez por el hecho de que sus primeras formulaciones del QH eran distorsionadas y mal interpretadas por sus adversarios; y que luego de ello siguió aclarándolas y modificándolas. Si se quiere conocer el “concepto de partido” leninista se debería prestar atención a sus respuestas después de las discusiones y los ataques. Pero ninguno de los leninólogos menciona nunca ninguno de estos materiales.
1. Conciencia socialista e intelectuales
Comencemos por el mito que sostiene que según las concepciones de Lenin de 1902 y de siempre, los trabajadores no pueden llegar a las ideas socialistas por sí mismos. Y que solo los intelectuales burgueses son los portadores de dicha ideología. Estamos ansiosos por ver lo que en realidad dice el QH sobre este punto, pero antes corresponde hacer una pequeña aclaración.
• Es curioso que en la voluminosa obra escrita de Lenin nadie haya encontrado nunca esta teoría, ni antes ni después del QH. No apareció nunca más en Lenin. Ningún leninólogo ha citado, sobre esta teoría, ningún otro trabajo de Lenin. Esto es notable. En una investigación común, el estudioso podría concluir que, incluso si Lenin tal vez apoyaba esta teoría en 1902, pronto la abandonó. El estudioso podría por lo menos registrar este curioso hecho y seguramente trataría de explicarlo. Pero los leninólogos no se comportan normalmente. Por el contrario, repiten interminablemente que la teoría virtualmente inexistente -inexistente después del QH- es la cruz del leninismo desde entonces y para siempre. Debe tenerse en cuenta, entonces, que solamente se cita el QH. La explicación de este curioso hecho se verá en los próximos puntos.
• ¿En el QH Lenin propuso esa teoría? No exactamente. El hecho es que Lenin había leído esta teoría en el más prestigioso órgano teórico marxista de todo el movimiento socialista intenacional, Neue Zeit. Figuraba en un importante artículo escrito por el más importante líder marxista de la Internacional, Karl Kautsky. Este fue el por qué y el cómo se incorporó al QH. En su libro, Lenin primero parafrasea a Kautsky[2]. Luego cita un largo pasaje -casi una página- del artículo de Kautsky, a quien Lenin miraba por entonces como el Maestro -algunos dirían el Papa- de la teoría socialista:
Por supuesto, el socialismo, como doctrina, tiene sus raíces en las relaciones económicas actuales... Ahora bien el socialismo y la lucha de clases surgen juntos, mas no se derivan el uno de la otra; surgen de premisas diferentes. La conciencia socialista moderna solo puede surgir de profundos conocimientos científicos. En efecto, la ciencia económica contemporánea es premisa de la producción socialista en el mismo grado que, pongamos por caso, la técnica moderna; y el proletariado, por mucho que lo desee, no puede crear ni la una ni la otra; ambas surgen del proceso social contemporáneo. Pues el portador de la ciencia no es el proletariado, sino la intelectualidad burguesa (subrayado por K. Kautsky): es el cerebro de algunos miembros de este sector de donde ha surgido el socialismo moderno, y han sido ellos quienes lo han transmitido luego a los proletarios más destacados por su desarrollo intelectual, los cuales lo introducen seguidamente en la lucha allí donde las condiciones lo permiten. De modo que la conciencia socialista es algo introducida desde fuera en la lucha de clase del proletariado y no algo que ha surgido espontáneamente dentro de ella.[3]
¡Ahí está expuesta en su plenitud la crucial y maligna teoría del “Leninismo”! ¡Y es producto de la pluma de Kautsky! Cuando unas páginas antes Lenin lo parafrasea, empieza diciendo “Hemos dicho que...”: vale decir, la incluía directamente como la visión aceptada por el movimiento (o eso parecía pensar). Aún así, su reseña no era tan temeraria como la de Kautsky. Pero ya volveremos a la formulación de Lenin. ¿Por qué Kautsky puso énfasis en esta visión de la historia socialista en aquel momento? La razón es perfectamente clara: la nueva ala reformista del movimiento, el Revisionismo bernsteiniano, discutía que lo único que se necesitaba era un movimiento obrero en marcha, no teoría; Que la espontánea actividad de clase, de los movimientos sindicales y otros movimientos de clase, era suficiente. “El movimiento es todo, el objetivo es nada” era el lema de Bernstein, buscando así apartar las consideraciones teóricas para concentrar la atención en los problemas cotidianos. Reforma es el interés por hoy (el movimiento); Revolución tiene que ver con el mañana (teoría). La generalización de Kautsky sobre el rol de la bourgeois intelligentsia introduciendo las ideas socialistas en el seno del inexperto movimiento obrero era, según él, un camino para terminar con las tentativas revisionistas. Y esto, por supuesto, fue tomado por Lenin y por otros que se oponían a la nueva ala derecha. No es parte de este trabajo el explicar por qué Kautsky se embarcó en esta línea argumental, y por qué su teoría se basaba en una verdad histórica a medias. Pero es curioso, de cualquier manera, que nadie haya pensado en cuestionarlo[4] lanzándose contra su teoría (a la cual, hasta donde sé, nunca repudió). Fue Kautsky entonces quien estaba sentando las bases para el demonio del totalitarismo. Resulta pues que la teoría que es la cruz del leninismo en realidad era de Kautsky, como queda claro para quienes realmente leyeron el QH en vez de las reseñas leninológicas.
• ¿Lenin en el QH adoptó la teoría de Kautsky? Una vez más, no exactamente. Es cierto que trató de utilizarla en contra del ala derecha. Por eso la citó. Si era útil en la polémica de Kautsky, no dudó que podría ser útil para la suya. Por supuesto, este joven Lenin no era (todavía) tan temerario como para atacar a su Papa o corregirlo abiertamente. Pero es obvio que había una sensación de incomodidad. Aunque Lenin mostraba modestia y trataba de no aparecer dirigiendo una crítica, el hecho es que insertó dos largas notas rechazando (o si se prefiere, corrigiendo) precisamente lo que era peor en la teoría de Kautsky sobre el rol del proletariado. La primera nota fue agregada justamente después del pasaje citado de Kautsky. Fue formulada de manera específica para minar y debilitar el contenido teórico de la posición de Kautsky. Empieza diciendo: “Esto no quiere decir, naturalmente, que los obreros no participen en esa elaboración”. Pero esto había sido exactamente lo que Kautsky quiso decir. Bajo la apariencia de una advertencia, Lenin estaba proponiendo una modificación: “Ellos (los trabajadores) toman parte, como siempre [la nota al pie de Lenin continuaba:] no como obreros, sino como teóricos del socialismo, como los Proudhon y Weitling. Dicho con otras palabras, sólo participan en el momento y en la medida que logran, en grado mayor o menor, dominar la ciencia de su siglo y hacerla avanzar... ”[5]. Lenin estaba recordándole al lector que los arrolladores planteos de Kautsky no eran ni siquiera cien por cien verdades históricamente, hizo notar las excepciones. Pero luego fue sobre un punto más importante: si nos ubicamos más allá del origen inicial de las ideas socialistas ¿Cuál es el rol de los intelectuales y el de los trabajadores? (Sobre este tema volveremos en el próximo punto). La segunda nota al pie de Lenin no estaba directamente relacionada con el artículo de Kautsky, sino que discutía la “espontaneidad” de las ideas socialistas:
Se dice a menudo -comienza Lenin- que la clase obrera tiende espontáneamente al socialismo. Esto es justo por completo en el sentido de que la teoría socialista determina, con más profundidad y exactitud que ninguna otra, las causas de las calamidades que padece la clase obrera, debido a lo cual los obreros la asimilan con tanta facilidad... -pero hizo notar que el proceso en sí mismo no estaba subordinado sólo a la espontaneidad-... La clase obrera tiende al socialismo de manera espontánea; pero la ideología burguesa, la más difundida (y resucitada sin cesar en las formas más diversas), es, sin embargo, la que más se impone espontáneamente a los obreros.[6]
Esta nota fue introducida obviamente para modificar y reformular la teoría de Kautsky, sin necesidad de aparecer diciendo que el gran Maestro estaba equivocado. ¡Muchas cosas ocurren “espontáneamente”, pero la victoria no la decide sólo la espontaneidad! -ésta fue la modificación-. No es ninguna exageración subrayar que, si uno quiere analizar el desarrollo del pensamiento de Lenin sobre “espontaneidad”, no puede limitarse al QH como si fuera una película muda. Debe examinarse precisamente el desarrollo posterior de sus ideas. Todo lo que estaba claro hasta entonces era que Lenin estaba justificadamente insatisfecho con las formulaciones de Kautsky, pero que de todas maneras podían ser útiles para utilizarlas en contra de Bernstein. Veremos más acerca de esta insatisfacción.
• La teoría de Kautsky, tal como la cita el QH no fue tan abarcativa como dicen los leninólogos (que, para mayor seguridad, la llaman teoría Leninista). Los leninólogos plantean dos preguntas juntas: a) cuál fue, históricamente, el rol inicial de los intelectuales en el comienzo del movimiento socialista y b) Cuál es hoy -y sobre todo, cuál debería ser- el rol de la burguesía intelectual en un partido de la clase obrera. Kautsky no era tan ignorante o “lerdo” como para creer (como sí parecen creer muchos estudiosos del leninismo) que si es posible demostrar que históricamente los intelectuales jugaron un rol inicial, deben y deberán seguir jugando el mismo rol desde entonces y para siempre. Y lo que ocurrió es que, cuando la clase obrera madura, tiende a sacarse de encima los hilos que la guían. Los leninólogos no discuten el punto, porque ni lo advierten. En tanto cuestión fáctica, en la Internacional de 1902, nadie tenía realmente ninguna duda sobre los hechos históricos referidos a los comienzos del movimiento ¿Pero que vino después? Marx (o Marx y Engels, para nombrar a los dos) considerando los mismos hechos y experiencias subsecuentes concluyeron que el movimiento debía estar severamente prevenido en contra de la influencia de la burguesía intelectual dentro del partido. “Precisamente en Alemania es donde más peligrosa es esta gente”, afirmaron.[7] . Los hechos históricos daban varias razones para tomar este peligro en serio, para “combatir” el predominio de los intelectuales como estrato social en el movimiento.
• ¿Lenin predicó el predominio de los intelectuales? Nadie en el movimiento internacional fue más enérgico o constante que Lenin en condenar y en combatir la influencia de los intelectuales en el movimiento. Esto es fácil de demostrar, pero no voy a hacerlo aquí: un par ejemplos no serían suficientes, y se podría escribirse un libro entero eligiendo solo los pasajes más virulentos. Pero permítanme hacer una pregunta: ¿alguien puede citar algún párrafo en el que Lenin apoye una mayor o predominante influencia de los intelectuales en el partido? No existe ningún párrafo así, y no hay ninguno citado por los leninólogos. Todo el caso está basado en una deducción de ellos mismos, a partir de una teoría encontrada en el QH y que resulta ser esencialmente de Kautsky. Sabemos por cierto que el típico partido reformista socialdemócrata está dominado desde lo alto por intelectuales que vienen de la burguesía. Pero no vemos a los líderes de estos partidos denunciando esta situación "típica". En cambio, las Obras Completas de Lenin están repletas de denuncias del incremento de la influencia de los intelectuales. Obviamente esto no termina de resolver el tema, pero es aún menos razonable basar todo el caso contra Lenin apoyándose en algo que no está en su libro de 1902. En el movimiento ruso, las denuncias de la izquierda en contra de los intelectuales en el movimiento comenzaron en el mismo congreso de fundación del Partido Obrero Social Demócrata Ruso -congreso al cual se refería el QH. De hecho, las diferencias de Bolcheviques y Mencheviques sobre la famosa norma de aceptación -quién podía ser o no miembro del partido- estaba directamente relacionada con la preocupación menchevique de facilitarle a los intelectuales que no formaban parte del partido ser considerados como tales, en tanto que Lenin peleaba por hacerlo más difícil... El mito leninológico de que según el “concepto de partido” de Lenin la organización consiste solo, o principalmente, o mayormente, de intelectuales burgueses, está contradecida por los hechos. Digamos para terminar que no ocurría lo mismo con los otros partidos socialistas rusos -Mencheviques y Socialistas Revolucionarios-. Esto es todavía más claro en el caso del Socialismo Revolucionario: aunque aspiraban representar los intereses y mentalidad del campesinado, estaban lejos de ser un partido de campesinos. Era un partido compuesto notoriamente por una bourgeois intelligentsia (léase al respecto el trabajo sobre Socialismo Revolucionario escrito por O. H. Radkey). Y la proporción de intelectuales burgueses entre los mencheviques, o que apoyaban a los mencheviques, era mayor y no menor que en el caso de los bolcheviques.
2. “Revolucionarios profesionales” y espontaneidad
Tomemos la segunda denuncia, que dice que el “concepto de partido” Leninista indicaba que el mismo estaría constituido solamente por los llamados “revolucionarios profesionales”. Esta fue otra deducción sobre el QH hecha por sus adversarios. Tan pronto como apareció esta deducción y denuncia, Lenin la negó. Lo leninólogos repitieron la “deducción” hasta el infinito, pero en cambio nunca mencionaron que Lenin la rechazó de manera consistente y firme. Uno de los problemas (pero no de Lenin) es de que, como ocurre frecuentemente, bajo esta premisa se mezclan distintas cuestiones. En primer lugar, el hecho subyacente más importante, era la situación de ilegalidad sufrida por cualquier partido revolucionario en Rusia. En ese momento Lenin no planteaba un “concepto de partido” en general o suprahistórico, no ofrecía una fórmula para cualquier país en cualquier momento. QH se preguntaba qué hacer en esa autocracia zarista del año 1902. Es una falsedad tomar a cualquiera de las cuestiones propuestas en el libro como un programa general de organización aplicable a cualquier momento o lugar. Lenin estaba discutiendo la necesidad de un núcleo de “profesionales revolucionarios” en el partido por motivos de funcionamiento efectivo. Para asegurar que la historia del partido no fuera solamente la historia de las sucesivas deportaciones de una tanda tras otra de revolucionarios a Siberia. Una buena parte del mito se basa en la confusa definición de “revolucionarios profesionales”. Los leninólogos parecen asumir que para Lenin se trataba de tener profesionales o funcionarios full-time, dedicados todo el tiempo a las actividades del partido. Desde el punto de vista de Lenin esto era absurdo, pues de hecho excluiría a los trabajadores -como bien deducen los leninólogos-. Puede demostrarse fácilmente -tomando la copiosa discusión hecha por Lenin sobre el tema después del QH -que el término significaba un militante partidario que dedica casi todo su tiempo libre (preferentemente todo) al trabajo revolucionario. El revolucionario profesional considera la actividad revolucionaria el centro de su vida (o su estilo de vida, si se quiere). Debe trabajar para ganarse el pan, por supuesto, pero esto no es el centro de su vida. Este es el tipo del revolucionario profesional. He llegado a creer que parte de la confusión surge de la diferencia que existe sobre el término “profesional” entre el inglés y la mayoría de los idiomas continentales (creo que en alemán, etc., su uso emana directamente del francés). En inglés la palabra “profesional” se refiere a un tipo preciso de ocupación: solamente se denominan actividades “profesionales” las de abogados, doctores y otras “profesiones”. En francés, la profesión puede referirse a cualquier otra ocupación, indica simplemente una actividad ocupacional. En el sentido del idioma inglés, un revolucionario “profesional” debería ser full-time, como si fuera un doctor o un abogado (por supuesto esto no cuenta para los leninólogos no angloparlantes, y es solo un factor de la confusión). De la visión de Lenin se deduce que ni siquiera pretendía que el “núcleo” de revolucionarios profesionales dedicara todo su tiempo a las actividades del partido -lo cual usualmente significaría ser un “funcionario”. (La cantidad de funcionarios en un grupo revolucionario es un tema que tiene su propia historia, pero no es de esto de lo que nos ocupamos ahora). Definir como "revolucionario profesional" a un full-time, o un funcionario, lleva a la conclusión, o a la deducción, de que solo los “no trabajadores” pueden formar parte de esta elite, solo los intelectuales. Esta conclusión es un invento que no tiene nada que ver con Lenin. Para Lenin los “revolucionarios profesionales” obreros eran importantes para el movimiento por dos razones. La primera es obvia: la mayor cantidad de tiempo y actividad que ellos dedicaban al trabajo del movimiento. Un revolucionario profesional tomaba incluso las horas de trabajo como una oportunidad para la propaganda y la organización socialista y sindical. El segundo aspecto, más enfatizado por Lenin, implicaba que dicho trabajador podía ser entrenado en el trabajo revolucionario en su más amplio sentido: esto es, educando la conciencia y promoviendo el autodesarrollo para trabajar como un revolucionario. El “revolucionario profesional” obrero era, o podía llegar a ser, un obrero revolucionario entrenado. Lenin no tenía problema en entender y saber que solo un “núcleo” del partido podía consistir en estos elementos. Lo único que planteaba era que, cuantos más tuviera el partido, más efectivo sería su trabajo.
El mito de la supuesta “teoría de la espontaneidad” versus la “organización consciente”, es simplemente resultado de la incomprensión de qué se discutía. Nadie en el movimiento -y seguramente Lenin menos que nadie- tenía duda alguna sobre la importancia y el rol positivo jugado por la “espontaneidad” -revueltas espontáneas, luchas, etc.-. En algunos casos, cuando se dice que cierta revuelta fue “espontánea”, lo que en realidad queremos decir es que no sabemos cómo o por quién fue organizada. Lo que Lenin criticaba en el QH y en otros lados, era la glorificación de la espontaneidad como objetivo en sí mismo. Esta glorificación implicaba la condena a las actividades conscientes de organización, o al trabajo de partido, o al liderazgo. Esta última actitud tendría sentido solamente para los anarquistas, pero luego también fue gustosamente tomada por reformistas extremos como pretexto para oponerse a la organización independiente de la clase trabajadora. Para los “economicistas” rusos -que apoyaban solo acciones económicas- no era necesario tener un partido revolucionario, y el partido ruso debía ser liquidado. Y en este contexto, la glorificación por lo espontáneo era simplemente una manera de contraponerse a la lucha política organizada por la clase trabajadora. Decir que Lenin era hostil a las luchas “espontáneas” no tiene sentido. Cuando se quiere dar a entender esto citando a Lenin, lo que realmente se cita son sus argumentos en contra de confiar sólo en la espontaneidad para anunciar el socialismo en algún día del milenio. Lenin decía que las acciones espontáneas de la gente debían estar integradas con elementos de liderazgo político encabezadas por obreros socialistas entrenados. Y parte de este entrenamiento implicaba precisamente la capacidad de aprovechar las luchas espontáneas cuando las mismas surgieran. La abrumadora mayoría de la Internacional podría estar completamente de acuerdo. No había nada especialmente “Leninista” en este punto, excepto su habitual claridad, en comparación con la frecuente vaguedad de pensamiento de los reformistas.
3. Los conceptos de partido de Lenin.
Todavía tenemos que referirnos a algunos comentarios de Lenin sobre el QH. Pero aquí es necesaria una introducción histórica. Los lectores del QH tienen que entender que, si este libro encarnaba algún concepto de partido leninista en especial, en aquel momento Lenin mismo ni lo sospechaba. Él pensó que estaba planteando la idea de un partido y un movimiento comparable a los mejores partidos de la internacional, particularmente el alemán dirigido por August Bebel, pero reconociendo el hecho de que en Rusia el movimiento se enfrentaba a la ilegalidad bajo una autocracia. Los más ingenuos parecen asumir que cuando Lenin se refería a “centralización” o “centralismo”, estaba refiriéndose necesariamente a alguna forma supercentralizada de organización. Pero de hechos los rusos (y otros) que usaron este “lenguaje” frecuentemente, querían dar a entender lo mismo que los alemanes alguna vez quisieron decir cuando Alemania era una expresión geográfica fragmentada en treinta y pico de estados y pequeños estados. Allí donde no había centro, la demanda de “centralismo” era un llamado para establecer un centro. Y en 1902 no existía un partido único ruso. En el año 1898 se realizó un Primer Congreso, pero no condujo a nada. El movimiento ruso estaba formado por células aisladas, conglomeraciones limitadas regionalmente, grupos fabriles desconectados unos del otro, etc. No había centro. En sí no había “partido”, solo existía como una futura etiqueta. El Segundo Congreso convocado para 1903 iba a establecer y a organizar un partido ruso único por primera vez. Y a este acontecimiento cual Lenin dirigió su pequeño libro de 1902. El congreso llevaría finalmente a establecer un “centro”. No existía organización “central” ni nada parecido hasta entonces. Todo el que mirara hacia el congreso estaba a favor de la “centralización” del trabajo de los hasta entonces “descentralizados” círculos que operaban en Rusia. Esto era lo que “centralización” significaba bajo dichas circunstancias, pero fue tan ambiguo entonces como ahora. El partido alemán también había sufrido la ilegalidad entre los años 1878 y 1890, y durante este período sus prácticas no reflejaron una democracia ideal. Uno de sus principales rasgos, fue una conducción del partido volcado al trabajo práctico tan lejos como fuera posible; no por un Ejecutivo Nacional en el exilio, sino por la Reichtag Fraction de diputados que se mantuvieron en la legalidad. Esta fracción nunca fue elegida por el partido. Marx y Ángel miraban con recelo lo que consideraban como la “dictadura” de los diputados del Reichtag sobre el partido. Pero el arreglo era generalmente aceptado por su utilidad práctica. El desarrollo de la situación rusa entre 1902 y 1914 demostró -a posteriori- que había algo distintivo en el “concepto de partido” de Lenin, aunque no necesariamente él mismo lo advirtiera. En esto hay dos puntos a considerar, uno más importante que el otro.
• Secta o partido de masas
A través de la historia del movimiento socialista, siempre hubo la tendencia entre los socialistas a asumir ideas diferenciadas para organizarse en secta. La alternativa era actuar como una corriente en el movimiento de clase. Debe distinguirse claramente entre estas dos formas de organización. El movimiento de clase está basado y cementado por su rol en la lucha de clases. La secta se basa y se cementa en sus ideas especiales o programa. La historia del movimiento socialista comenzó en la mayoría de los casos con sectas (continuando la tradición de los movimientos religiosos). Fue el continuo desarrollo de la clase trabajadora lo que posibilitó llegar a partidos de masa que también procuraban representar y reflejar a toda la clase-en-movimiento. El ejemplo del movimiento de clase, en contraposición a la secta, fue dado por la Primera Internacional: ésta quebró las líneas sectarias (incluso inicialmente no incluyó el socialismo en su programa). Los estatutos, presentados por Marx, procuraba organizar el movimiento de la clase obrera en todas sus formas. Muchas de sus características fueron continuadas por la Segunda Internacional, a la cual sólo los sindicatos no estaban afiliados. En Francia la fragmentación del movimiento socialista en sectas continuó hasta 1905, cuando se forjó la unidad en el Partido Socialista. En Alemania la secta lassalleana fue absorbida rápidamente en 1875. De todas maneras las sectas continuaron operando en varios países, como la Federación Social Demócrata británica, que decía representar el socialismo “revolucionario”.
En 1902 había una gran diferencia entre Alemania y Rusia (lo que con razón planteó el QH): en Alemania, el ala revolucionaria (o lo que Lenin y otros consideraban como tal) conducía el partido. Mientras que en Rusia era el ala derecha la que tenía influencia dominante. La respuesta de Lenin a esta situación no fue organizar un ala revolucionaria como una secta de izquierda fuera del movimiento general. En todo el período anterior al año 1914, Lenin nunca organizó -ni pensó organizar- una secta “leninista”. La teoría de la sectarización “revolucionaria” surgió de la degeneración del Cominter y fue transformada en un “principio del leninismo”. Antes de 1917 se había mantenida entre los jirones de la Segunda Internacional y el movimiento anarquista. El camino tomado por el joven Lenin fue por lo tanto el normal en la Internacional: buscaba organizar la corriente revolucionaria como un centro político o algo parecido dentro del partido de masas (o lo que sería un partido de masas, si el Segundo Congreso tenía éxito). Muchos de los centros políticos en el movimiento socialista -más allá de las sectas- estaban establecidos alrededor de órganos periódicos. Este era el caso del partido alemán. Cuando Lenin salió de Rusia hacia el exilio, no estableció una secta “leninista”; se fue al consejo editorial del Iskra -que no era un grupo con afiliados-. Incluso después de la separación de Bolcheviques y Mencheviques y durante algunos años más (al menos hasta poco antes de la Primera Guerra) los términos Bolcheviques y Mencheviques indicaban centros políticos dentro del partido de masas -el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso-, y no la pertenencia a una secta.
• División y unidad
Esto implica una segunda distinción en el concepto de Partido de Lenin. Pueden distinguirse tres enfoques de la cuestión:
a) Estaban los que creían en la separación a cualquier precio; esto es, el ala revolucionaria en un partido reformista debía separarse en el momento oportuno para organizar su propia secta. Esta es una característica de la teoría sectaria.
b) Estaban los que creían en la unidad a cualquier precio -y que eran legión. La unidad masiva de los partidos socialdemócratas nunca debía ser fracturada, la ruptura era un desastre. Era la otra cara de la moneda del primer enfoque: el fetichismo de la unidad. Era el dominante en la Internacional, incluyendo el partido alemán. En la práctica significaba acordar con el ala derecha, aunque la mayoría fuera del ala izquierda. Si el ala derecha debía ser disuadida a cualquier costo de la separación, entonces la izquierda mayoritaria tenía que hacer concesiones suficientes como para mantenerla en el partido. Uno de los ejemplos más esclarecedores ocurrió en el partido ruso luego del congreso de 1903, en el cual el ala de Lenin ganó la mayoría con apoyo de Plejanov. Luego la minoría menchevique se escindió. Plejanov, bajo presión, se dio vuelta y reclamó que la mayoría de la editorial del Iskra fuera devuelta a los mencheviques por razones de “unidad”. Si los mencheviques hubieran ganado la mayoría, no hay dudas que Lenin se hubiera quedado y permanecido como minoría. Pero si la izquierda gana -como en ese caso- el ala derecha se levanta y se va. Luego, por razones de “unidad” la izquierda tiene que devolverle el control a la derecha...
c) Lo distintivo de Lenin en este tema es lo siguiente: simplemente insistió en que, donde la izquierda ganara la mayoría de la dirección de un partido, tenía el derecho y el deber de llevar adelante sus propias políticas, tal como el ala derecha lo hacía en todos lados. Las hostilidades entre los mencheviques y bolcheviques se hicieron más duras cuando Lenin rechazó la petición de Plejanov de revisar el resultado del congreso. Unidad sí, pero no al costo de ir en contra de la victoria de la mayoría. Unidad sí, pero sobre las mismas bases democráticas de siempre: el ala derecha podía trabajar para ganar en el próximo congreso -si podía- pero no podía imponer concesiones políticas para evitar la división. Uno de los capítulos industrialmente tergiversados de la vida de Lenin, es el período que sigue al Segundo Congreso y la “vuelta de cara” de Plejanov. Deberían leerse los volúmenes de las Obras Completas de Lenin correspondientes a los años 1903 y 1904 para ver que lo dolido estaba por la ruptura, y los continuos esfuerzos que hizo para cicatrizar la división con los mencheviques sobre la base de completos derechos democráticos para todos. Intento tras intento, los Mencheviques se rehusaron a la unidad sobre estas bases, o cualquier otra base que no fuera darles el control del partido. De hecho, el primer intento por supuesto fue en el congreso mismo, cuando los mencheviques se separaban porque había sido Lenin quien ganó la mayoría en la votación (después de que los miembros de la derecha más extrema se fueran por razones políticas propias del ala derecha). La denuncia de que fueron los bolcheviques quienes dividieron, es uno más de los mitos de los leninólogos.
Todo esto fue nuevamente puesto a prueba después del levantamiento de 1905, que liberó al menos temporalmente la vida política rusa. Por un tiempo fueron posibles organizaciones políticas y elecciones libres. En esta situación, el problema de la unidad surgió nuevamente. Pero nos referiremos a esto en el Punto 5.
4. Lenin después del QH
En las dos primeras dos secciones discutimos qué es y qué no es el QH. Pero como ya fue dicho, esto está muy lejos de agotar la posición de Lenin posterior al QH. Parte del mito Leninológico denuncia que el concepto de partido encontrado en el libro (sea cual fuere) fue la permanente y sostenida visión de Lenin, la idea que “constantemente aplicó” de allí en adelante. Debemos entonces volvernos para ver lo que Lenin pensó sobre el QH en los años sucesivos. Veremos que entre la publicación del QH y hasta por lo menos la Revolución Rusa de 1917, Lenin insistió en que su trabajo de 1902 no era una exposición canónica sobre un modelo de organización partidaria. Simplemente era un plan organizativo para determinado tiempo y lugar. Fue pensado para:
a) Un movimiento clandestino que funcionaba en secreto bajo condiciones de la autocracia;
b) Un movimiento que todavía no había ni siquiera logrado formar una organización nacional centralizada en su país, como sí lo habían hecho varios partidos socialdemócratas en Europa. El plan de 1902 no era aplicable automáticamente a otras situaciones u otros lugares en Europa, ni a otros períodos en Rusia, en los cuales existieran más libertades políticas. Era para un momento y lugar específico.
En su “Carta a un camarada sobre mis tareas de organización”, de septiembre de 1902 -esto es, unos meses después de la publicación del QH- Lenin explicó más de una vez que las formas organizativas que se necesitaban estaban determinadas por las necesidades conspirativas y las limitaciones impuestas por la existencia de la autocracia.[8] En ese momento, quienes luego serían sus adversarios, como Martov y Plejanov, acordaban con él en que las ideas del QH eran sin excepción las conclusiones de la lucha de un movimiento revolucionario clandestino serio. Fue solo después de caer en el campo de la oposición que estos adversarios y sus continuadores comenzaron a leer en el QH todo lo que consideraban como siniestro en Lenin, incluyendo su inexplicable negativa de entregar el poder de la mayoría del congreso a quienes habían sido minoría.
Ya en el Segundo Congreso, antes de la división final, Lenin peleó para que no se “sacaran de contexto” pasajes del QH. Lo primero que hizo notar, es que no había sido un intento por presentar “principios” organizativos. La discusión sobre el QH, dijo de manera optimista, había clarificado todas las cuestiones: "Es obvio que aquí, un episodio en la lucha contra los economicistas fue confundido con una discusión de los principios de una cuestión teórica mayor (la formación de una ideología). Sobretodo, este episodio ha sido presentado no de manera totalmente correcta". Enfrentó abiertamente las denuncias sobre la subordinación del movimiento obrero a la burguesía intelectual:
Se dice que Lenin no alude para nada a las tendencias enfrentadas, sino que afirma de manera categórica que el movimiento obrero "tiende" siempre a someterse a la ideología burguesa. ¿Será cierto? ¿No será más bien que en mi trabajo afirmo que el movimiento obrero se desvía hacia el punto de vista burgués con la participación benévola de los Schulze-Delitzsches y sus semejantes? ¿Y qué significa aquí "sus semejantes"? Son sencillamente los "economicistas". [Éste fue un paso en el que avanzó en calificar la teoría de Kautsky, sin romper con Kautsky. Agregó incluso un calificativo más serio, al referirse a la denuncia que se hacía de que]... Lenin no tiene en cuenta para nada que también los obreros participan en la elaboración de la ideología. ¿Sí? ¿Acaso no está dicho mil veces en mis escritos que la deficiencia más grande de nuestro movimiento es la escasez de obreros plenamente conscientes, de obreros dirigentes, de obreros revolucionarios? ¿No se dice allí que debe ser nuestra tarea inmediata formar esos obreros revolucionarios? ¿No se señala la importancia de que se desarrolle el movimiento sindical y de que se cree una literatura específicamente sindical?...[9]
Y al final de este mismo discurso, Lenin retomó uno de los puntos más importantes a tener en cuenta del QH: "Para terminar. Hoy todos sabemos que los "economicistas" han torcido la barra de un lado. Para enderezar la barra, alguien tenía que torcerla del otro, y eso fue lo que hice".[10] Esta es la importancia de lo que Lenin estaba haciendo con el QH. A lo largo de su vida un patrón constante fue girar en la dirección opuesta para enfrentar alguna presión peligrosa inmediata. Su metáfora en estas ocasiones solía ser “torcer la barra en otra dirección” para compensar la peligrosa presión. Personalmente no simpatizo con esta tendencia, pero al mismo tiempo creo que es natural. Pienso que algo que se tuerce en varias direcciones puede ser arruinado, pero es un recurso que normalmente utiliza gente de diversas concepciones políticas y es comprensible. En el caso de Lenin, es un hecho evidente que buscaba un acuerdo, en especial cuando específicamente explicó el punto de las más diversas maneras. Y los leninólogos que se niegan a entenderlo se colocan en posición de escribir un gran número de contrasentidos. Estamos todavía en el Segundo Congreso. En la minuta de discusión, el primer discurso de Lenin -el 15 de agosto- estaba reseñado en nueve líneas. La mayoría de las mismas estaban dedicadas a decir lo siguiente:
No hay que pensar que las organizaciones de Partido deban estar formadas únicamente por revolucionarios profesionales. Necesitamos las organizaciones más diversas de todos los tipos, grados y matices, desde las extraordinariamente estrechas y clandestinas hasta las más amplias y libres.[11]
No pudo haber sido más explícito en la corrección de cualquier falsa impresión que pudiera resultar del QH. Lenin repitió esta aclaración en su segundo discurso de ese mismo día:
El camarada Trotsky habrá comprendido muy equivocadamente la idea fundamental de mi libro ¿Qué hacer?, cuando dice que el Partido no es una organización conspirativa (esta objeción me la han hecho también muchos otros). Olvida que en mi libro presupongo toda una serie de organizaciones de diversos tipos, desde las más clandestinas y estrechas hasta las relativamente amplias y "libres".[12]
Si el problema fuese lo que no estaba lo suficientemente claro en el QH, pues bien, para eso está la discusión, para clarificar y modificar. Lenin lo hizo justamente en la discusión del Congreso. Podría decirse que si el QH fue mal interpretado por tantos, debió haber una razón. Esto es cierto. Había más de una razón, y la primera ya fue mencionada: Lenin quería torcer el rumbo de la discusión. Pero también había intención en la “mala interpretación”, como la hay todavía. Debería esperarse que un escritor académico objetivo, hoy, con la ventaja de tener una perspectiva histórica y documentación completa, pudiese explicar y valorar los intentos repetidos de Lenin por clarificar y modificar (mejorar y reescribir) su concepción. Pero lo típico en los estudios contemporáneos del leninismo, es ignorar las aclaraciones de Lenin y librarse a una exégesis puramente demoníaca. Lenin, dijimos, no estaba pensando en términos de un “concepto de organización partidaria” en general. En un artículo aparecido en el año 1904 en el Neue Zeit, Rosa Luxemburgo atacó las ideas manifestadas en Un paso adelante, dos pasos atrás sobre el segundo congreso. Lenin escribió una respuesta en la cual protestaba suavemente sosteniendo no tanto que él tuviera razón, sino que, en todo caso, no sostenía las opiniones que Luxemburgo le endosaba[13]. Esto es lo que Lenin escribió:
La camarada Luxemburgo dice, por ejemplo, que mi libro es una expresión neta y clara del punto de vista del “centralismo intransigente”. De tal modo, la camarada Luxemburgo supone que yo defiendo un sistema de organización contra otro. Lo que defiendo a lo largo del libro desde la primera hasta la última página, son los principios elementales de cualquier sistema de cualquier organización de Partido que pueda imaginarse.[14]
Así es, Lenin creía que él solo estaba teorizando en torno a las formas de cualquier partido que pudiera ser concebido para subsistir bajo las condiciones dadas en Rusia
Rosa Luxemburgo luego dice que “según su concepción (la de Lenin), el Comité Central tiene el derecho de organizar todos los comités locales del Partido”. En realidad no es así... Dice la camarada Luxemburgo que, en mi opinión “el Comité Central es el único núcleo activo del partido”. En realidad no es así, jamás defendí semejante opinión... La camarada Luxemburgo dice... que toda disputa gira en torno de la mayor o menor centralización. En realidad no es así... nuestra disputa gira principalmente en torno de sí el Comité Central y Órgano Central deben o no representar la tendencia de la mayoría del Partido del Congreso. De esta exigencia “ultracentralista” y “puramente blanquista” no dice ni una palabra la respetable camarada, que prefiere declamar contra el sometimiento mecánico de la parte del todo, contra la sumisión servil, la obediencia ciega y otros espantajos por el estilo... La camarada Luxemburgo me atribuye la idea de que en Rusia se dan las premisas necesarias para organizar un gran Partido obrero, rigurosamente centralizado. Nuevamente un error en los hechos...[15]
Entre otras cosas, quien piense que Rosa de Luxemburgo actuaba como un “angelito” en las disputas internas del partido, es un ingenuo. En este caso, o estaba haciendo correr la clase de rumores maliciosos que eran frecuentes en el movimiento polaco, o debió poder demostrar que Lenin efectivamente apoyaba las ideas de las que ella lo acusaba. Pero esto no se hizo...
5. Hacia la democratización del partido
Dejemos de lado la demonología. Debe señalarse que en el período inaugurado por el levantamiento de 1905, cuando la situación en Rusia cambió y se atenuó la presión de la autocracia, el “concepto de partido” de Lenin cambió drásticamente de acuerdo a las nuevas circunstancias. Exactamente como era de prever si se tomaran en serio sus protestas. En febrero de 1905, en una anotación como resolución para el Tercer Congreso del partido, Lenin escribió: “Bajo condiciones de libertad política, nuestro partido puede y tiene que ser construido enteramente sobre el principio de la elección. Bajo la autocracia esto es imposible de practicar por los miles de colectivos que forman parte de nuestro partido”. Escribiendo en septiembre de 1905, reconoció al partido alemán como el “primero respecto de organización, integridad y coherencia” y señaló a sus decisiones organizativas como “altamente instructivas para nosotros rusos”.
Las cuestiones de organización ocupaban hace poco, entre nosotros, y en parte siguen incluso ahora, un lugar desproporcionado entre las cuestiones palpitantes de la vida del Partido. Desde el III Congreso se han perfilado nítidamente en el seno del Partido dos tendencias en materia de organización: una, hacia el centralismo consecuente y hacia una firme ampliación de la democracia en la organización del Partido, no para la demagogia, no para el lucimiento retórico, sino para instituir en la práctica un campo de acción para la socialdemocracia a medida que se vaya ampliando la libertad en Rusia. La otra es la tendencia a la imprecisión organizativa, a la "vaguedad organizativa"...[16]
En noviembre de 1905 Lenin expresó en un artículo, que el obrero socialista “sabe que el único camino para llegar al socialismo pasa por la democracia, por la libertad política. Por eso tiende a la plasmación completa y consecuente de la democracia a fin de alcanzar el objetivo final, el socialismo.”[17] Durante ese mismo mes publicó un importante ensayo titulado “La Reorganización del partido”. Allí hizo un llamado a un nuevo congreso partidario en orden de poner toda la organización “sobre una nueva base”. Este artículo iba al grano directamente: “Las condiciones en que desarrolla su actividad nuestro Partido cambian radicalmente. Se ha conquistado la libertad de reunión, de asociación y de prensa” [18] ¿Qué sigue entonces? Lenin respondió: “organizarse de una nueva manera”... “nuevos métodos”... “una nueva línea”.
Nosotros, los representantes de la Socialdemocracia revolucionaria, los partidarios de la "mayoría"(bolchevique), hemos dicho repetidamente que la democratización total del Partido era imposible en las condiciones del trabajo clandestino, que en esas condiciones, el "principio de electividad” es una frase. Y la realidad ha confirmado nuestras palabras... Pero nosotros, los bolcheviques, siempre hemos afirmado que en nuevas condiciones, al pasarse a la libertad política, sería necesario adoptar el principio de electividad.[19]
Debe ser tenido en cuenta que el hecho de que bajo las condiciones conspirativas no se realizaran elecciones abiertas de los dirigentes de los comités locales, no era una peculiaridad de los Bolcheviques. La policía secreta también le creó dificultades tanto a los Mencheviques como a los Socialistas Revolucionarios. "Nuestro partido (escribió Lenin) se había estancado en la clandestinidad (...) La clandestinidad se desmorona. Adelante, pues, con audacia tomemos las nuevas armas, distribuyámoslas entre los nuevos contingentes, ampliemos nuestras bases de apoyo, llamemos a todos los obreros socialdemócratas, incluyámoslos por centenares y por millares en las filas de la organización del Partido.".[20] Estos “nuevos métodos” solo lo eran para Rusia, por supuesto. Eso era lo que la burguesía de los regímenes democráticos había hecho posible en Europa Occidental con anterioridad. Lenin siempre vio a la socialdemocracia alemana como modelo, y ahora la socialdemocracia rusa podía emularla. "La resolución del Comité Central (...) es un paso decisivo hacia la plena aplicación del principio democrático en seno del Partido" (20). Todo camarada que lo desee, debe “proyectar nuevas formas de organización” para tomar el flujo de trabajadores, nuevas formas que eran “definitivamente mucho más abarcativas” que las viejas, “menos rígidas, más libres, con menos trabas”. “Con la completa libertad de asociación y libertades civiles para la gente, deberíamos, por supuesto, tenemos que fundar sindicatos socialdemócratas...”[21] “Cada sindicato, organización o grupo inmediatamente elegirá su buró, mesa o comité de dirección”[22] Pero más allá de todo, Lenin recomendaba que era entonces posible volver a la unidad del partido, bolcheviques con mencheviques organizados sobre la base de una votación ampliamente democrática de las bases.[23]. Todos estos cambios de marea debían ser explicados a los trabajadores rusos que nunca antes habían hecho frente a dichas condiciones. No debemos tener miedo, decía Lenin, de “un repentino flujo de un gran número de no socialdemócratas dentro del partido”[24]. Nótese una observación hecha casi al pasar: “La clase obrera es instintivamente, espontáneamente socialdemócrata, y más de diez años de accionar de la socialdemocracia han hecho un gran trabajo para transformar esta espontaneidad en conciencia” ¡Hasta parece que Lenin se hubiera olvidado de la teoría de Kautsky que copió y citó en 1902! "Ahora la iniciativa de los propios obreros se manifestará en proporciones que nosotros, los que ayer actuábamos en la clandestinidad, los "activistas de los círculos", ni siquiera nos hubiéramos atrevido a soñar"[25] Lenin aprovecha las nuevas condiciones en especial para apoyar la idea de que el reclutamiento masivo de trabajadores (posible por primera vez) debería hacer zozobrar la influencia de los intelectuales en el trabajo del partido:
En el Tercer Congreso del partido expresé el deseo de que en los comités del Partido, hubiera aproximadamente ocho obreros por cada dos intelectuales. ¡Cómo ha envejecido esta sugerencia!
Hoy sería de desear que en las organizaciones del Partido, por cada miembro procedente de la intelectualidad socialdemócrata correspondieran varios centenares de obreros socialdemócratas.[26]
El artículo culmina con una típica reacción de Lenin:
Hemos "teorizado" durante tanto tiempo (a veces - por qué negarlo- en vano) en la atmósfera de la inmigración, que a fe mía, no estaría mal ahora "torcer el arco hacia el otro el lado", ligeramente, un poco sólo un poco, y hacer avanzar algo más la práctica. [27]
Entonces, ahora la barra se tuerce hacia el otro lado “suavemente". La situación parece estar suficientemente clara, aunque Lenin nunca volviera a mencionar el QH. Pero el hecho es que podemos volver a las indicaciones hechas por Lenin en las que reconsidera el QH de manera específica, a la luz de las nuevas condiciones y de estos nuevos conceptos de organización partidaria (nuevos para Rusia). En noviembre de 1907 Lenin publicó una colección de viejos artículos llamados “Doce años”. Su sentido era rever el pensamiento y la acción del movimiento en aquel período con propósito histórico. Su prefacio en esta colección estaba plenamente dirigida a la nueva audiencia generada por el alzamiento revolucionario que se desarrollaba desde 1905, una audiencia para quienes las viejas disputas eran historia del pasado. Aquí explicó por qué el QH había sido incluido en la colección. El QH fue incluido (explicaba Lenin) porque “es mencionado frecuentemente por los mencheviques” y los escritores liberales burgueses. Quería “llamar la atención de los lectores modernos” sobre lo que era su “contenido esencial”. Su explicación comenzaba con argumentos que bien podrían estar dirigidos a los leninólogos contemporáneos: "El error principal de los que hoy polemizan con el QH consiste en que desligan por completo esta obra de una situación histórica determinada -largo tiempo atrás- de un período concreto del desarrollo de nuestro Partido". Esto se refería, sostenía, a aquellos “quienes varios años después de que el trabajo apareciera, escribieron sobre sus ideas incorrectas o exageradas sobre el tema de una organización de revolucionarios profesionales”. Dichas críticas equivocadas buscaban “ignorar logros por los que, en ese entonces, se debía luchar; pero que ya se han consolidado hace tiempo y han servido a sus propósitos”[28] Es evidente que la referencia a “ideas exageradas” es una admisión de ciertas incorrecciones, incluso si esta confesión sostiene simultáneamente que dichas incorrecciones eran perdonables. La manifestación de que habían sido hechas con el propósito de torcer la barra, no era realmente nada nuevo. El QH era eficaz para el año 1902, y no debería ser tomado como si fuera una propuesta vigente: Lenin nunca se disculpó por ello o lo repudió. Pero esto es algo diferente: lo estaba incluyendo solamente por su interés histórico. Los socialistas tampoco repudiarían la Primera Internacional, pero nadie podría soñar con traerla nuevamente a la vida. Estaba lejos de ser un “concepto de partido” permanente.
6. Ultimas palabras sobre QH
Lenin argumentó que las “exageraciones” en el QH habían sido necesarias en ese momento para avanzar en la dirección deseada, incluso si estas exageraciones en sí mismo no se sostenían.
Hablar hoy de que Iskra (¡En 1901 y 1902!) exageraba la idea de la organización de revolucionarios profesionales, es lo mismo que si después de la guerra Ruso-Japonesa, se reprochase a los japoneses el haber sobrestimado las fuerzas militares rusas, el haberse preocupado exageradamente antes de la guerra por luchar contra dichas fuerzas. Los japoneses tenían que reunir todas sus fuerzas contra el máximo posible de fuerzas rusas, para lograr la victoria… (Hoy) la idea de la organización de revolucionarios profesionales ha alcanzado ya una victoria completa. Pero la victoria hubiera sido imposible si no se hubiese presentado esta idea en primer plano a su tiempo y si no se la hubiese explicado "exageradamente" a quienes impedían ponerla en práctica.[29]
La acotación hecha aquí acerca de que la idea de los revolucionarios profesionales “ha alcanzado una victoria completa” mostraba una vez más que las versiones de los leninólogos difieren del mismo Lenin. Esta “victoria” incluía la apertura del partido a un influjo de “nuevos” trabajadores que podrían sumergir, no solamente a los intelectuales del partido, pero también a los viejos cuadros y activistas entrenados -revolucionarios profesionales-. La idea que ha demostrado su poder -“logrado una victoria completa”- era la necesidad de un núcleo de activistas entrenados en la organización. Esto no tiene nada que ver con la quimera de un partido compuesto solo o principalmente por funcionarios full-time. Esta quimera resulta especialmente grotesca a la luz de la exhortación de Lenin a los reclutamientos masivos. El QH, continuaba Lenin, fue simplemente un resumen de la política organizativa del grupo Iskra de 1901-1902, “ni más ni menos”.[30] Fue la política conjunta de quienes -el grupo Iskra- luego se dividirían en mencheviques y bolcheviques en otros terrenos. En otras palabras, Lenin insistía nuevamente y de manera diferente, que en ese entonces él no tomaba las ideas del QH como únicamente propias o de su tendencia.[31] Ahora, bajo las nuevas condiciones de legalidad, Lenin arengaba de la siguiente manera:
El partido socialdemócrata, a pesar de la escisión, utilizó antes que los demás partidos el destello temporal de la libertad para hacer efectivo el régimen democrático ideal de organización abierta, con elección de cargos y con representación en los congresos según el número de miembros organizados del Partido. Esto no existe hasta ahora ni en el Partido Socialista Revolucionario ni en Partido Demócrata Constitucionalista.[32]
Aquí estaba hablando del partido como un todo, y no solamente del ala Bolchevique -se había realizado un congreso de unidad en Mayo-. Se pregunta: ¿quién ha realizado, quién ha encarnado esta superior cohesión, solidez y firmeza de nuestro Partido? La organización de los revolucionarios profesionales, creada más que nada gracias a Iskra. A quien conozca bien la historia de nuestro Partido, a quien haya asistido a su formación, le bastará ver simplemente la composición de las delegaciones de cualquier fracción, por ejemplo, el Congreso de Londres, para persuadirse de esto, para ver al instante el viejo núcleo fundamental que preparó y forjó al Partido con más celo que nadie.[33]
Nótese que se refiere a la "composición de las delegaciones" o, como dice en la misma oración, “el viejo núcleo fundamental que preparó y forjó al Partido con más celo que nadie". Difícilmente podría pensarse que para Lenin, los miembros del partido (además de "las delegaciones" o "el núcleo") fueran solamente revolucionarios profesionales -incluso en la razonable acepción de Lenin-.La teoría de Kautsky de 1902 había desaparecido hacía tiempo de la mente de Lenin para entonces. No hubo ni siquiera indicios de que se acordara de su existencia. En ese momento Lenin estaba ocupado en señalar con fuerza que el éxito de la organización del partido fue logrado gracias a las capacidades organizativas inherentes de la clase obrera. Sin esta condición, una organización de revolucionarios profesionales podría haber sido solo una aventura o un mero espejismo. Lo enfatizó varias veces, señalando que la organización que apoya no tiene significado si se rompe la conexión con “la genuina clase revolucionaria que se alza espontáneamente a la lucha (...) Los revolucionarios profesionales han cumplido su cometido en la historia de socialismo proletario ruso. Y no hay fuerza capaz de destruir ahora esta obra "[34]
A través de estas páginas, y mucho más frecuentemente de lo que razonablemente podemos citar, Lenin repitió que los días del QH ya habían pasado. “En nuestras condiciones históricas, en Rusia entre los años 1900-1905, ninguna otra organización que no fuese la iskrista hubiera podido crear un tal Partido Obrero Socialdemócrata como el que ha sido creado". Esto precede a la referencia de que “los revolucionarios profesionales han cumplido su cometido”. Las amargas peleas dentro de los "círculos emigrados" eran características de “un joven e inmaduro movimiento obrero (...) solo el crecimiento del partido reclutando obreros puede ayudar a erradicar el espíritu de círculo (...) La transición hacia la construcción de un partido obrero organizado de manera democrática, proclamada por los Bolcheviques (...) en noviembre de 1905 (...) tan pronto como aparecieron las condiciones para la actividad legal; [esta transición] fue el corte con “los viejos formas de círculos que han sobrevivido a su tiempo". “Sí, que han sobrevivido a sus días -repitió Lenin- pero esto no es suficiente para condenar el espíritu de los viejos círculos; su significado en las especiales circunstancias del pasado tiene que ser entendido”: "La diferencia entre los círculos estaba sobre la dirección a tomar en el trabajo… Los círculos jugaron su parte y son ahora, por supuesto, obsoletos.”[35]. Lenin comentó luego sobre Plejanov: “Él afirma que difiere de mí en principio sobre la cuestión de la espontaneidad y la conciencia política”[36]. Una vez más, Lenin insistía en que no había tal diferencia en ese entonces. “La crítica de Plejanov –dijo Lenin- se estaba basaba en frases tomadas al azar, en expresiones sueltas que yo no había formulado con todo acierto o con plena exactitud”. La crítica de Plejanov a la cual Lenin se refería era sobre Un paso adelanté y dos atrás, pero en contra de ella aquí Lenin apeló al “contenido general y al espíritu del QH. Todos nosotros hemos acordado -continuó diciendo- el tomar la “formulación de la relación entre la espontaneidad y la conciencia política” en el borrador del programa del partido como propuesta del grupo Iskra. Y luego Lenin agregó una referencia que englobaba todo el problema:
Ahora bien, tampoco en el II Congreso pensé erigir en algo "programático", en principios especiales, mis formulaciones hechas en el QH. Por el contrario, empleé la expresión de torcer la barra, que más tarde se citó a menudo. En QH se enderezaba la barra que había sido retorcida por los "economicistas"; eso dije yo (véase las actas del II Congreso del POSDR de 1903, en Ginebra, 1904), y precisamente porque enderezamos con toda energía las desviaciones, nuestra "barra" será para siempre recta…[37]
El sentido de estas palabras es lo suficientemente claro: el QH es parte de una polémica que intenta corregir las distorsiones economicistas, y sería equivocado tomarlo con otro propósito. Es difícil exigir una refutación más notable en contra del mito sobre el QH, excepto que Lenin hubiera arrojado a la hoguera todas las copias existentes. No hay registro de que Lenin haya vuelto sobre lo arriba citado referido al QH. De hecho no hay prueba de que él estuviera al tanto del problema en cuestión[38] ¿Cuál era entonces el “concepto de partido Leninista"? ¿Los enfoques que hemos descripto de Lenin de 1905-1907 o las formulaciones de 1902 en el QH? La respuesta que el fantasma de Lenin daría, obviamente, sería: ninguno, ningún “concepto de partido” puede ser tomado como “principio” divorciado del tiempo y del lugar. Las ideas de Lenin sobre organización partidaria, así como sobre muchas otras, variaron dependiendo de las condiciones. En especial, tomando en cuenta aquella diferencia de condiciones que había entre el período de clandestinidad y autocracia, y la relativa libertad política y oportunidades de abierta organización que caracterizó a Rusia entre los años 1905-1907. Al menos uno de los leninólogos llegó a reconocer esta idea elemental y, como resultado, las autoridades leninológicas descargaron el fuego de la cólera sobre su cabeza. Saliéndose del consenso, John Plamenatz escribió lo siguiente:
No hay nada que sea específicamente antidemocrático en las opiniones tan vigorosamente expresadas en el QH... Al escribir ese libro, Lenin nunca intentó decir que el “partido del proletariado” debía dirigir y amedrentar a los obreros, ni tampoco que tenía que hacer por ellos la revolución, y luego gobernar Rusia sin tomarse el trabajo de consultarlos.
Si no fuera por lo que pasó después de la revolución bolchevique, dice Plamenatz “no deberíamos aventurarnos en llamarlas -a las ideas del QH- antidemocráticas, sino simplemente tomarlas como un consejo posiblemente bueno, adaptado a las necesidades de un partido revolucionario que actuaba en Rusia durante la primera década del siglo veinte”[39]
Las propuestas de Lenin en 1902 pueden haber sido buenas o malas para el movimiento ruso de entonces: esta discusión es ignorada por el mito Leninológico. El reconocimiento de que las concepciones del QH no eran antidemocráticas deja abierta la posibilidad de discutir -como entre otros hace Plamenatz- si el “Leninismo” adoptó un giro antidemocrático “después de la revolución bolchevique”. Pero el problema del mito leninológico es que imposibilita la discusión de estas u otras transformaciones, porque que el análisis histórico-político es reemplazado por demonología
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Este artículo es publicado con la autorización del archivo Hal Draper en Internet -Hal Draper Internet Archive-. Fue escrito en el año 1971. La traducción al castellano fue realizada por Sergio Dima, corresponsal de la revista Herramienta en Holanda. Mariana colaboró en la preparación de los textos.
[1] "Introducción", en la edición crítica en inglés del ¿Qué Hacer? preparada por S.V. y P. Utechin, Clarendon Press, Oxford.
[2] V.I. Lenin, Obras Completas, Editorial Progreso, Moscú,Tomo 6, pag. 41.
[3] Obras Completas, Tomo 6, Pág. 41/42.
[4] La regla de que los Leninologos no mencionan a Kautsky en relación al tema, tiene excepciones que prueban la regla. Una de las pocas excepciones, es una biografía de Lenin escrita por Possony y publicada en 1963. Possony empieza su capítulo sobre el QH con el pasaje de Kautsky varias veces citado. La razón es enteramente clara y reveladora: como político, Possony está interesado en extender la usual infamia anti-leninista todo el movimiento socialista, ala derecha incluida. Las otras dos biografías publicadas en el mismo año, escritas por Louis Fischer y Robert Payne, no mencionan a Kautsky en relación al tema para nada. Por supuesto, todo es cuestión de saber objetivo....
[5] Obras Completas, Tomo 6, pag. 42.
[6] Idem, pag. 44.
[7] Traté extensamente este tema en Karl Marx's Theory of Revolution, Montlhy Rev. Press, New York, 1978, Volúmen 2, Capítulos 17-18.
[8] Obras Completas, Tomo 7, pag. 1.
[9] Idem, pag 287/288.
[10] Idem, pag 288.
[11] Idem, pag 303.
[12] Idem, pag 288.
[13] El artículo de Luxemburgo es comúnmente reeditado bajo el falso título de ¿Leninismo o Marxismo?. Esto no es solo una invención de los Leninólogos, sino también una distorsión de las ideas de Luxemburgo. Aquellos que son sensibles a las cuestiones de la democracia interna en el partido -tan popular entre los Leninólogos- deben tener en cuenta que, a pesar de que el artículo de Luxemburgo era un ataque virulento contra Lenin, los democráticos editores de la Neue Zeit se negaron a publicar la réplica contemporizadora de Lenin.
[14] Obras Completas, Tomo 9, pag 39.
[15] Idem.
[16] Obras Completas, Tomo 11, pag. 337.
[17] Obras Completas, Tomo 12, pag. 44.
[18] Idem, pag. 83.
[19] Ibid. pag. 84.
[20] Ibid.
[21] Ibid.
[22] Ibid.
[23] Ibíd.
[24] Ibíd.
[25] Ibid.
[26] Obras Completas, Tomo 12, nota al pie pag. 91.
[27] Idem, Tomo 12 pag. 94.
[28] Obras Completas, Tomo 16, pag 105.
[29] Ibíd. Debería recordarse que Lenin (junto con casi toda la Internacional) estaba a favor de la victoria del Japón en aquella guerra con Rusia.
[30] Ibíd.
[31] Algunos pronunciamientos previos deberían también ser mencionados. En agosto de 1903 Lenin garabateó una pocas lineas para si mismo, como una nota sobre “Las contradicciones y zigzags de Martov”. El segundo de cuatro puntos era que “él (Martov) siempre defendió la ideas del Iskra sobre organización (QH), pero se aseguró la incorporación de una primera claúsula jauresista (reformista) en las reglas”. En enero de 1904 Lenin publicó un prefacio en el cual desafía a los mencheviques a plantear sus nuevos conceptos de organización: "ellos han 'anunciado' la existencia de diferencias sobre cuestiones de organización. Desafortunadamente, los editores no tienen ningún apuro por especificar de que se tratan estas diferencias, reservándoselas para ellos mismos e insinuando cosas desconocidas”. El hombre que escribió estas líneas tenía la plena impresión de que hasta entonces los mencheviques no tenían una línea distintiva sobre “concepto de organización”. En marzo de 1902, como respuesta a Plekhanov, Lenin insisté en que “las afirmaciones de Plekhanov sobre el hecho de nos hemos distanciado como consecuencia de la discusión del QH son una mentira absoluta”. Esta son algunas de las tantas indicaciones de lo ocurrido: al menos cuando publicó el QH y hasta la controversia que se desarrollo subsecuentemente, Lenin sostenía que las concepciones del libro eran propiedad común del grupo Iskra.
[32] Ibídem.
[33] Ibíd.
[34] Ibíd.
[35] Ibíd.
[36] Ibíd.
[37] Ibíd.
[38] Hasta donde sé, la única referencia a otra ocasión en que Lenin volvió sobre el asunto, es un artículo que merece mención porque no fue citado frecuentemente. Este artículo fue publicado en 1938 por Max Shachtman en el órgano teórico de un grupo trotsquista americano. Atribuye el QH a las condiciones especificas rusas del momento, y sigue diciendo: "Este es el por qué Lenin, en respuesta a la propuesta de traducir su trabajo para otros partidos que no fuera el ruso, le dijo a Max Levien en 1921 : 'No es deseable; la traducción debe al menos estar acompañada con buenos comentarios, que deberían ser escritos por un camarada ruso familiarizado con la historia del partido comunista ruso, para evitar una falsa aplicación' ("Lenin and Rosa Luxembourg", en The New International, N.Y., mayo de 1938, pag. 143). Desgraciadamente, el artículo no tuvo espacio para poner las citas de lo expuesto: y aunque se mencionaban diversas fuentes a lo largo del artículo, no he podido encontrar este episodio en ninguno de esos trabajos.
[39] John Plamenatz, German Marxismo and Russian commmunism, Londres, Longmans-Green, 1954, pag. 225.
1 comentario:
INTERESANTE.
Lo envio en el animo de que puedan darle una leida, borrarlo u ignorarlo... ya no lo recomiendo a nadie, sino algunos me saltan al cuello, cual puritana inquisiciòn, cual soldados del Opus Dei, cual fujimoris recargados... amenazandome y atreviendose hasta a denunciarme cual quebrantador de la ley, con el tremendo cargo (horror!!!) de Comunista, al que Yo agrego el de: Liberal y Pecador.
Lo dejo alli, a vuestro libre albedrio, ese que los creyentes lo atribuyen a la generosidad de Dios.
ALBERTO SANCHEZ
Desde la Amazonìa Peruana.
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