Antonio Rengifo Balarezo
Lucho Barrios, El Cabezón, indiscutible ídolo popular, ha pasado a la posteridad. Su nombre está íntimamente asociado a la interpretación de Marabú, el himno del bolero popular peruano; acogido en todos los barrios populosos del Perú; bolero calificado indistintamente con varios adjetivos: cantinero, rockolero, y en Chile, cebollero; por no decir lacrimógeno.
En el género musical BOLERO, hay varios estilos inconfundibles: bolero ranchero (México), bolero son (Cuba), bolero tango (Argentina), bolero pasillo (Ecuador) y, por supuesto, nuestro bolero, el bolero peruano, también llamado, cantinero. Y en cada uno de esos estilos hay un intérprete emblemático. En el Perú, como es obvio decirlo, Lucho Barrios. Siempre se le dijo Lucho por cariño y no Luis a secas. También recibió el apelativo popular de “Cabezón, por el tamaño de su cabeza, pero, dicho cariñosamente y a él, por supuesto, no le desagradaba. El bolero cantinero es un aporte peruano al mundo; como lo ha sido, salvando las diferencias, el enfoque social de José Carlos Mariátegui a la interpretación de la realidad peruana.
Aunque el bolero cantinero es urbano y de las campiñas costeñas, tiene influencia serrana; una cierta nostalgia y tristeza escondida, un desgarramiento interior. Es un necesario deshago sentimental. En el bolero cantinero hay un fatalismo optimista que le da “el toque” de su raigambre popular. Así como también la guitarra típica para el acompañamiento musical. Nuestro país es prolífico en cantantes de boleros cantineros que forman parte del imaginario popular. Mencionaré solo uno: Pedrito Otiniano.
Cualquiera no saborea un bolero, más aún cantado por Lucho, hay que tener barrio, escucharlo entre copa y copa para sentir que a uno le remueven los conchos, entra en trance, y es capaz de cortarse las venas con una galleta de soda. No necesitaba de gestos histéricos ni melodramáticos o de un escenario con efectos especiales para conmover, simplemente, irradiaba simpatía; era uno de los nuestros. De talla como el promedio de los peruanos, cuello corto, un poco excedido de peso y mirada serena, algo infantil.
Para bailar un bolero cantinero hay que ser exquisito, con cierto refinamiento. El uso de la corbata es disonante con el ambiente relativamente prostibulario del local. La camisa de colores chillones algo abierta para mostrar los vellos varoniles del pecho y una humilde cadenita de oro con su cruz. Se baila, preferentemente, al pie de una rockola, con una chola caderona y de excesivos pechereques o una zamba de superlativo tafanario. La chola, generalmente, debe ostentar una blusa blanca con bobos en el pecho y una falda amplia con un delgado ribete de encaje. La zamba, un pantalón pescador “al cuete” de color turquesa y un polo negro escotado con lentejuelas blancas en forma de corazón en la espalda. Para que más. Los pesares huyen despavoridos y las heridas cicatrizan. Gracias, Lucho.
Post Data- Ojalá entienda mi desarraigado amigo de barrio, el zambo Costa, porque me agradan los boleros cantinero y, a la vez, la música clásica.
El autor de la nota, con gorrita, y su amigo Rodolfo Clausen, ante una “rockola” de cantina con discos de 45 r.p.m.
1 comentario:
Gracia Antonio, Tono por este articulo que describe al amado "cabezon" [chalaco de nacimiento y universal por reconocimiento] y describe el articulo ademas el ambiente que el recreaba al desangrarse en sus canciones. Tal vez por que a veces reconociamos en su voz, nuestra propia voz y en su letra la carta que nunca escribimos o que no nos atrevimos nunca a enviar.
Falto decir que el no solo cantaba al amor sino tambien al desamor... A esa lagrima que queda congelada en el ojo y que brotaba cual torrente al escuchar la voz y la letra del amado "cabezon" en la sala de una casa o en el fondo de una cantina abrazando una rokola oliendo a aserrin y a soledad. "Donde estas Yolanda"... "estoy rondando tu esquina""... llorando tu ausencia..."
Gracias por este articulo que lo considero como un homenaje postrero al amado "cabezon' ahora que sus ojos se cerraron pero abrieron las puertas a su inmortalidad..
un abrazo
ricardo vacca
[un chalaco corazon]
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