Nota:
El artículo de Boaventura de Sousa Santos, Por una autocrítica de Europa, abunda en información
que confirma nuestra hipótesis del 25 de febrero: Rusia se ve obligada a
caer en la trampa de la guerra en Ucrania.
Veamos, esto decíamos en febrero:
«En el actual conflicto Ucrania –
Rusia, desde antes del 2014 (Maidan), los gringos desarrollan un plan para
obligar a que Rusia invada Ucrania. Por eso, boicotean de diversos modos la
implementación de los Acuerdos de Minsk, 8 años transcurren sin que la diplomacia produzca resultados
tangibles. El objetivo obligar a Rusia a invadir Ucrania. Y como estamos
observando a Rusia no le queda otra opción. De otro modo, Moscú sería un blanco
fácil de misiles instalados por la OTAN en Ucrania. De esta manera colocan a
Putin en la obligación de intervenir directamente en Ucrania. No tiene otra salida.
Pero, Putin encuentra una excusa a la obligada intervención. Reconoce a las
repúblicas de Donetsk y Luganks y apela al carácter humanitario de la
operación militar para salvar a millones de hombres, mujeres y niños de la
inminente masacre. Aclarando que el ejército ruso no lucha contra los
ucranianos sino ataca a los neofascistas que se hicieron del gobierno (golpe de
Estado 2014) asesinando a demócratas de la población ucraniana. Para el
plan de EEUU, la trampa se hubiera cerrado completamente si Putin invade
Ucrania y coloca un nuevo gobierno adicto a su mirada geopolítica. Sin embargo,
de todos modos, logra el pretexto perfecto para obligar que Alemania cancele
el gasoducto Nord Stream 2, alineando a toda la alianza OTAN – Unión Europea
contra los malvados rusos.»
El curso de los acontecimientos
en Ucrania y Europa nos permitirá comprobar si los cálculos de Rusia o de EEUU
se consuman total o parcialmente. Sin embargo, podemos asegurar que la
revolución en la vieja Europa está fermentando a pasos acelerados.
Tacna, 10 marzo 2022
EBM
Por una autocrítica de Europa
Europa está
empobrecida y desestabilizada por no haber tenido líderes a la altura del
momento. Además de eso, se apresura a armar a los nazis.
09/03/2022
Debido a que
Europa no ha sido capaz de hacer frente a las causas de la crisis, está
condenada a hacer frente a sus consecuencias. El polvo de la tragedia está
lejos de haberse asentado, pero aun así, nos vemos obligados a concluir
que los líderes europeos no estaban ni están a la altura de la situación que
estamos viviendo. Pasarán a la historia como los líderes más mediocres que
Europa ha tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Ahora están
haciendo todo lo posible en la ayuda humanitaria, y no se puede cuestionar el
mérito de dicho esfuerzo. Pero lo hacen para salvar las apariencias ante el
mayor escándalo de este tiempo. Gobiernan pueblos que en los últimos
setenta años, más se han organizado y manifestado contra la guerra en cualquier
parte del mundo donde sea que esta se haya producido. Y no fueron capaces de
defenderlos de la guerra que al menos desde 2014, se venía gestando en casa.
Las democracias europeas acaban de demostrar que gobiernan sin el pueblo. Hay
muchas razones que nos llevan a esta conclusión.
Esta guerra estaba siendo preparada hace mucho tiempo tanto por Rusia como por
los Estados Unidos. En el caso de Rusia, la acumulación de inmensas reservas de
oro en los últimos años y la prioridad otorgada a la asociación estratégica con
China, concretamente en el ámbito financiero, con miras a la fusión bancaria y
la creación de una nueva moneda internacional, y en el comercio donde hay
enormes posibilidades de expansión con la iniciativa Belt and Road en
Eurasia. En las relaciones con los socios europeos, Rusia ha demostrado ser un
socio creíble, dejando claras sus preocupaciones de seguridad. Preocupaciones
legítimas, si por un momento pensamos que en el mundo de las superpotencias no
hay buenos ni malos, hay intereses estratégicos que hay que acomodar. Este fue
el caso en la crisis de los misiles de 1962 con la línea roja de los Estados
Unidos que no quería misiles de mediano alcance instalados a 70 km de su
frontera. Que no se piense que fue solo la Unión Soviética la que cedió. Los
Estados Unidos también desistieron de los misiles de mediano alcance que tenían
en Turquía. Cedieron de manera recíproca, se acomodaron, y tuvieron un acuerdo
duradero. ¿Por qué no fue posible lo mismo en el caso de Ucrania? Veamos
la preparación en el lado estadounidense.
Ante el
declive del dominio global que ha tenido desde 1945, los EE.UU. buscan
consolidar a toda costa zonas de influencia que garanticen facilidades
comerciales para sus empresas y acceso a materias primas. Lo que escribo a
continuación se puede leer en documentos oficiales y think tanks, por lo que se
prescinde de teorías conspirativas.
La política
del regime change no está dirigida a crear democracias, solo gobiernos
que sean fieles a los intereses de Estados Unidos. No fueron estados
democráticos los que surgieron de las sangrientas intervenciones en Vietnam,
Afganistán, Iraq, Siria, y Libia. No fue para promover la democracia que
alentaron golpes de Estado que depusieron a presidentes elegidos
democráticamente en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016), Bolivia
(2019), sin mencionar el golpe de 2014 en Ucrania. Desde hace algún tiempo, el
principal rival es China.
En el caso
de Europa, la estrategia estadounidense tiene dos pilares: provocar a Rusia y
neutralizar a Europa (especialmente a Alemania). La Rand Corporation,
una conocida organización de investigación estratégica publicó en 2019 un
informe preparado a petición del Pentágono, titulado «Extendiendo Rusia.
Competir desde terreno ventajoso». En él se analiza cómo provocar a
los países para que la provocación pueda ser explotada por los Estados Unidos.
Con respecto a Rusia, dice: «Hemos analizado una serie de medidas no violentas
capaces de explotar las vulnerabilidades y ansiedades reales de Rusia como un
medio para presionar al ejército y la economía de Rusia y el estatus político
del régimen en el país y en el extranjero. Los pasos que hemos examinado no tendrían
la defensa ni la disuasión como objetivo principal, aunque podrían contribuir a
ambos. Por el contrario, tales pasos se consideran elementos de una campaña
diseñada para desestabilizar al adversario, obligando a Rusia a competir en
campos o regiones donde Estados Unidos tiene una ventaja competitiva, llevando
a Rusia a expandirse militar o económicamente, o haciendo que el régimen pierda
prestigio e influencia a nivel nacional y/o internacional.” ¿Necesitamos saber
más para entender lo que está sucediendo en Ucrania? Rusia fue provocada a
expandirse para luego ser criticada por hacerlo.
La expansión
de la OTAN hacia el este, en contra de lo que se había acordado con Gorbachov
en 1990, fue la pieza clave inicial de la provocación. La violación de los acuerdos
de Minsk fue otra pieza. Cabe señalar que Rusia comenzó por no apoyar el
reclamo de independencia de Donetsk y Lugansk después del golpe de
2014. Prefería una fuerte autonomía dentro de Ucrania, como está
establecido en los acuerdos de Minsk. Estos acuerdos fueron rotos por Ucrania
con el apoyo de Estados Unidos, no por Rusia.
En cuanto a
Europa, el principio es consolidar la condición de socio menor que no se atreva
a perturbar la política de las zonas de influencia. Europa debe ser un socio
fiable, pero no puede esperar reciprocidad. Por eso la UE, ante la ignorante
sorpresa de sus líderes, fue excluida del AUKUS, el tratado de seguridad para
la región del Índico y el Pacífico entre EE.UU., Australia e Inglaterra. La
estrategia del socio menor requiere que se profundice la dependencia europea,
no sólo en el ámbito militar (ya garantizado por la OTAN) sino también en el
económico, es decir, en términos energéticos. La política exterior (y la
democracia) de EE. UU. está dominada por tres oligarquías (no solo hay
oligarcas en Rusia y Ucrania): el complejo militar-industrial; el complejo
gasífero, petrolero y minero; y el complejo bancario-inmobiliario. Estos
complejos tienen ganancias fabulosas gracias a las llamadas rentas monopólicas,
situaciones privilegiadas de mercado que les permiten inflar los precios. El
objetivo de estos complejos es mantener al mundo en guerra y crear una mayor
dependencia de los suministros de armas estadounidenses. La dependencia
energética de Europa en relación con Rusia era inaceptable.
Desde el
punto de vista de Europa, no se trataba de dependencia, se trataba de
racionalidad económica y diversidad de socios. Con la invasión de Ucrania
y las sanciones, todo se consumó como estaba previsto, y la apreciación
inmediata de los precios de las acciones de los tres complejos tenía champán
esperándolos. Una Europa mediocre, ignorante y sin visión estratégica cae
impotente en manos de estos complejos, que ahora les dirán los precios a
cobrar. Europa está empobrecida y desestabilizada por no haber tenido líderes a
la altura del momento. Además de eso, se apresura a armar a los nazis. Tampoco
recuerda que, en diciembre de 2021, la Asamblea General de la ONU adoptó, a
propuesta de Rusia, una resolución contra la “glorificación del nazismo, el
neonazismo y otras prácticas que promuevan el racismo, la xenofobia y la
intolerancia”. Dos países votaron en contra, Estados Unidos y Ucrania.
Las
negociaciones de paz en curso son una equivocación. No tiene sentido que sean
entre Rusia y Ucrania. Deberían ser entre Rusia y los EE.UU./OTAN/Unión
Europea. La crisis de los misiles de 1962 se resolvió entre la URSS y los
Estados Unidos. ¿Alguien se acordó de llamar a Fidel Castro para las
negociaciones? Es una cruel ilusión pensar que habrá una paz duradera en Europa
sin compromiso real por parte de occidente. Ucrania, cuya independencia todos
queremos, no debería unirse a la OTAN. ¿Finlandia, Suecia, Suiza o Austria han
necesitado hasta ahora la OTAN para sentirse seguros y desarrollarse? De hecho,
la OTAN debería haber sido desmantelada tan pronto como acabó el Pacto de
Varsovia. Sólo entonces la UE podría haber creado una política y una fuerza de
defensa militar que respondiera a sus intereses, no a los intereses
estadounidenses. ¿Qué amenaza había para la seguridad de Europa que justificara
las intervenciones de la OTAN en Serbia (1999), Afganistán (2001), Irak (2004),
y Libia (2011)? Después de todo esto, ¿Es posible seguir considerando a la
OTAN como una organización defensiva?
Traducción
de Bryan Vargas Reyes
https://www.alainet.org/es/articulo/215078
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