Para Brzezinski, la clave de su
«geopolítica de pivote» era Ucrania, sostenía que si Ucrania se incorporaba a
la OTAN este hecho la transformaría en “un puñal que apuntaría directo al
corazón de Moscú, debilitando definitivamente a Rusia”.
10 marzo, 2022
EDITORIAL DE LA REVISTA
ESTADOUNIDENSE «MONTHLY REVIEW»
Mientras escribimos estas notas a
principios de marzo de 2022, los ocho años de una guerra civil limitada en él
este de Ucrania se ha convertido en una guerra a gran escala. Este hecho
representa un punto de inflexión en la Nueva Guerra Fría y una gran tragedia
humana. Con la amenaza de un holocausto nuclear, este evento está poniendo en
peligro a todo el mundo.
Para entender los orígenes de esta
Nueva Guerra Fría y la entrada de Rusia en la guerra civil ucraniana, es
necesario conocer las decisiones que tomó Washington cuando terminó la anterior
Guerra Fría se dio forma al llamado “Nuevo Orden Mundial”.
Un tiempo, después de los acuerdos
que pusieron fin formal a la guerra fría, Paul Wolfowitz, subsecretario
de Defensa del presidente George H. W. Bush, expuso la nueva Política de
Defensa de EEUU: » Ahora nuestra política [después de la caída de la Unión
Soviética] debe centrarse en impedir la aparición de cualquier futuro potencial
competidor global.»
Según Wolfowitz: «como Rusia seguirá
siendo teniendo un fuerte poder militar en Eurasia, por tanto es necesario
debilitar su posición geopolítica de forma permanente e irrevocable. Debemos
hacer esto antes que este en condiciones de recuperarse, por tanto, tenemos que
atraer a la órbita occidental a todos los estados que la rodean y que
anteriormente fueron parte de la Unión Soviética o que eran parte de su esfera
de influencia («Fragmentos del Plan del Pentágono:» Prevenir de la Re-Aparición
de un Nuevo Rival’,» New York Times, 8 de marzo de 1992).
El documento denominado “Orientación
para la Defensa de Estado Unidos, elaborado por Wolfowitz fue adoptada por la
Casa Blanca con el respaldo tanto de los demócratas como de los republicanos.
De esta manera, los planificadores estratégicos del Imperio, coincidían con la
doctrina de geopolítica clásica elaborada por Halford Mackinder en la Gran
Bretaña Imperial antes de la Primera Guerra Mundial.
Una doctrina geopolítica que fue
perfeccionada en la década 1930-1940 por Karl Haushofer de la Alemania Nazi y
Nicholas John Spykman de los Estados Unidos. Fue Mackinder, quien en 1904
introdujo la noción que el control geopolítico del mundo dependía de la
dominación de Eurasia (la principal masa de la tierra de los continentes
asiático y europeo) al que se refirió como el “corazón del mundo”. Así surgió
su conocida cita: Quién gobierne el Corazón del Mundo gobernará el Mundo
La Guerra en Eurasia
Debido a su identificación con la
Alemania Nazi esta visión de la geopolítica fue ocultada a la opinión pública
durante mucho tiempo. Sin embargo, los fundamentos de esta doctrina dirigida a
dominar el mundo han presidido la estrategia de los principales países
capitalistas, inspirando el pensamiento de figuras como Henry Kissinger y
Zbigniew Brzezinski,
A fines del siglo pasado, con la
desaparición de la Unión Soviética, y la emergencia de los Estados Unidos como
Poder Unipolar, la geopolítica – y sus raciocinios de dominación mundial –
fueron reconocida abiertamente por los planificadores estratégicos de los
Estados Unidos, generando una post-Guerra Fría de carácter Imperial (John
Bellamy Foster, «La Nueva Geopolítica del Imperio,» revista Nº 57, enero 2006).
El arquitecto más importante de esta
nueva estrategia imperial fue Zbigniew Brzezinski, quien, como consejero de
seguridad nacional de Jimmy Carter, planificó hasta el detalle una
guerra-trampa para los Soviéticos en Afganistán. Bajo su dirección se
implementó, la instrucción secreta de Carter de julio de 1979, que ordenaba a
la CIA, reclutar, entrenar y armar a los Muyahidines, creando una red de
fanáticos religiosos, desde Pakistán hasta Arabia Saudita, para luchar en
Afganistán.
La preparación militar de los
Muyahidines, y de otros grupos terroristas en Afganistán, todos organizados por
la CIA, precipitó la intervención Soviética, conduciendo a una guerra de
guerrillas interminable que terminó por desestabilizar de la Unión Soviética.
Cuando se le consulto a Brzezinski si
estaba arrepentido de haber organizado y armado al terrorismo islamista, que
atacó a las torres gemelas el 11 de septiembre, respondió diciendo simplemente
que “la destrucción de la Unión Soviética valió la pena” (Natylie Baldwin,
«Brzezinski Mad Estrategia Imperial, 13 de agosto de 2014;).
Dado su controvertida reputación
Brzezinski desapareció de los foros oficiales, pero siguió siendo el principal
asesor de todas las posteriores administraciones norteamericanas. Por más de
tres décadas Brzezinski, fue el pensador que articuló la gran estrategia contra
Rusia. Y, a pesar que en Rusia había una solida opinión negativa de Brzezinski,
en la década de 1990, durante el gobierno de Boris Yeltsin, se instalaron en el
entorno del Kremlin una serie de marionetas del estratega polaco-estadounidense
La guerra de la OTAN que desmembró a
Yugoslavia sólo fue el inicio la expansión de la OTAN hacia el este.
Washington, en el momento de la
reunificación alemana, le prometió a Mikhail Gorbachov, que la OTAN no se
ampliaría «ni una pulgada» hacia el Este. Sin embargo, Bill Clinton, durante la
campaña para su reelección, se manifestó abiertamente favorable a la expansión
de la OTAN y después de ser reelegido puso en marcha esta política
expansionista de la OTAN que han mantenido todas las posteriores
administraciones norteamericanas.
Poco después, en 1997, Brzezinski
publicó “El Gran Tablero de ajedrez: Primacía Estadounidense y sus Imperativos
Geoestratégicos”, en el libro explicaba que los Estados Unidos estaban «por
primera vez en posición de dominar Eurasia” y poder convertirse en «el árbitro
principal de las relaciones de poder» De esta manera, según Brzezinski, los
Estados Unidos se convertirían en el «primer» y el «último imperio global”
(Brzezinski, el Gran Tablero de Ajedrez [Basic Books, 1997].
Para que la Alianza Atlántica, bajo
el liderazgo de EEUU, dominará Eurasia, era necesario en primer lugar tener primacía
sobre lo que Brzezinski llamó «el agujero negro» que dejo la Unión Soviética
con su salida de la escena mundial. Esto significaba reducir a Rusia hasta el
punto que ya no pudiera sostenerse como estado viable.
Para Brzezinski, la clave de su
«geopolítica de pivote» era Ucrania, sostenía que si Ucrania se incorporaba a
la OTAN este hecho la transformaría en “un puñal que apuntaría directo al
corazón de Moscú, debilitando definitivamente a Rusia”.
Advirtió, con agudeza, que cualquier
intento de lanzar a Ucrania contra Rusia, sería visto por los rusos como una
amenaza a su seguridad nacional, una línea roja. Entonces la «ampliación de la
OTAN hasta Ucrania “requerirá del envió de armas estratégicas hacia el Este” y
esta estrategia exigirá “la aprobación de Europa, especialmente de Alemania”
(Brzezinski, El Gran Tablero de Ajedrez, 41, 87-92, 113, 121-22, 200).
Los Estados unidos, escribió
Brzezinski, deben “apoyar sin demora la expansión de la OTAN hacia el Este
incluyendo a Ucrania, un país con el que Rusia comparte 1.200 millas de la
frontera. Sin tener a Ucrania del lado occidental inevitablemente Rusia caerá
en los brazos de China. Y ambos países podrían formar un bloque anti-hegemónico
que se opondrá a los Estados Unidos”.
El resultado sería una situación
geopolítica similar a la de principios de la Guerra Fría cuando existía el
bloque Chino- Soviético, aunque esta vez Rusia sería mucho más débil Rusia y
China sería mucho más fuerte. La solución para Brzezinski era presionar a China
a través de Taiwán, Hong Kong, y la Península de Corea, utilizando la alianza
que “tenemos con Japón y Australia”. Esta alianza, más la OTAN, le daría a
Estados Unidos “una posición favorable en el combate contra China y a Rusia”.
De acuerdo con la “doctrina
Brzezinski”, para domeñar Eurasia había que dar jaque mate a Rusia utilizando
su eslabón más débil: Ucrania. El dominio de los EEUU y de la OTAN sobre
Ucrania “será una amenaza de muerte para Rusia, que probablemente a mediano
plazo puede contribuir a su disolución tal como la conocemos hoy en día”. El
siguiente objetivo es necesariamente China, que “debería ser desestabilizada
desde su Extremo Oeste (Brzezinski, El Gran Tablero de Ajedrez, 103, 116-17,
164-70, 188-90).
Las acciones tomadas por Washington
en las últimas tres décadas han seguido al pie de la letra la geo-estrategia
descrita por Zbigniew Brzezinski en «El Gran Tablero de Ajedrez». Desde la
caída del Muro de Berlín en 1989, la OTAN ha absorbido quince países, todos
hacia el Este, (y, todos formaban parte del Pacto de Varsovia, o fueron
regiones de la Unión Soviética).
La OTAN tiene un completo despliegue
militar en las fronteras de Rusia y Bielorrusia. Por lo que se sabe los Misiles
de la OTAN ubicados en Polonia, Rumania y Europa Central apuntan directo a Moscú
y sus tropas se concentran en Estonia, Lituania, Letonia, Polonia y Rumanía.
(¿Por Qué Rusia Quería Garantías de Seguridad desde el Oeste?, CNN, 10 de
febrero de 2022)
En 2014, Washington planificó un
golpe de estado en Ucrania para derrocar al presidente Víctor Yanukovich. Este
presidente elegido democráticamente, hacia menos de un año, quería ser ingresar
a la Unión Europea, pero las condicionalidades impuestas por la UE y el Fondo
Monetario Internacional, obligaron a Yanukovich a volverse hacia Rusia en busca
de ayuda económica. Su cambio de posición encolerizó a Occidente que decidió
orquestar el golpe de estado de Maidan. El nuevo líder ucraniano fue respaldado
inmediatamente por los Estados unidos.
El golpe de estado se llevó a cabo,
en parte, por un movimiento neo-nazi, con fuertes raíces históricas en la
Ucrania fascista de la segunda guerra mundial. En su momento la organización
fascista encabezada por Stephan Bandera apoyó y participo activamente en la
invasión Nazi de la Unión Soviética siendo parte de las SS ucranianas. Hoy en
día, sus herederos, conforman el Batallón Azov, que ya es parte integrante del
ejercito ucraniano, que ha sido rearmado hasta los dientes por el Pentágono.
El control de Ucrania por la derecha
ultra-nacionalista y una rusofobia delirante llevo a una brutal represión en la
ciudad de Odessa donde más de cuarenta personas que fueron quemadas vivas en el
local de los Sindicato, después del golpe de estado (Bryce Verde, «Lo que
realmente deberíamos saber sobre Ucrania,» 24 de febrero de 2022;
En reacción a la violenta represión
contra los rusos étnicos, la península de Crimea, predominantemente de habla
rusa, decidió reintegrarse a Rusia a través de un referéndum (a todo el mundo,
también, se les dio la opción de ser parte de Ucrania)
En el contexto de una guerra civil
entre ucranianos, la mayoría de la población de habla rusa de la región de
Donbass, se independizó de Kiev formando las repúblicas populares de Luhansk y
Donetsk. Las nuevas repúblicas secesionistas recibieron el apoyo militar de
Rusia, mientras que Kiev ha recibido durante años armas e instructores
militares occidentales, en un proceso que tiene como objetivo la incorporación
de Ucrania a la OTAN (Arina Tsukanova: Por qué se anexionó la Península de
Crimea, el 28 de marzo De 2017).
En la guerra de Ucrania cerca de
14.000 personas de habla rusa han asesinadas y 2,5 millones de personas se han
refugiado en Rusia. Los enfrentamientos iniciales se detuvieron parcialmente
con los Acuerdos de Minsk en el que participaron Francia, Alemania, Rusia y
Ucrania. Estos acuerdos refrendados por el Consejo de Seguridad de ONU reconoce
a las regiones de Donetsk y Luhansk el derecho de auto-gobierno, aunque
deberían mantenerse dentro de Ucrania.
Sin embargo, el conflicto militar se
ha mantenido. En febrero de 2022, más de 130.000 soldados de las tropas de
asalto ucranianas rodearon a Luhansk y a Donetsk, rompiendo así los Acuerdos de
Minsk (Abdul Rahman, ¿Qué Son los Acuerdos de Minsk? 22 de febrero de 2022)
Rusia insistió públicamente en el
cumplimiento de los Acuerdos de Minsk e hizo al menos dos importantes
exigencias: Ucrania no debe ser parte de la OTAN y hay que terminar con la
escalada militar dirigida contra la Repúblicas del Donbass.
Por su parte, Vladimir Putin declaró
que estas demandas son» líneas rojas para la seguridad de Rusia” y sí se cruzan
obligarían a Moscú a responder. Cuando Ucrania empujada por los Estados Unidos
y la OTAN decidió cruzar esas “líneas rojas” bombardeando el Donbass, Rusia
intervino masivamente en la guerra civil ucraniana, para ayudar a las asediadas
Repúblicas de Donetsk y Luhansk.
La guerra, en general, es siempre un
crimen contra la humanidad y hoy en día una guerra entre las grandes potencias
nos amenaza con la aniquilación total. La única respuesta que debemos es darle
una oportunidad a la paz.
Pero, para lograr la paz hoy se
requiere encontrar una solución que garantice la seguridad de todas las partes
en la guerra civil ucraniana y también que asegure la seguridad de Rusia.
También, no debemos olvidar que la guerra es un mal endémica en el
sistema capitalista, y que sólo el regreso a una vía socialista tanto de
Ucrania como de Rusia podrá ofrecer una solución duradera.
Publicado en: Actualidad
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