Esto explicaría el profundo “silencio cósmico” y la ausencia de firmas tecnológicas de otras civilizaciones inteligentes
Pablo Javier Piacente
10 ABR 2024 14:05 Actualizada 12
ABR 2024
Un nuevo estudio sugiere que
el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) hacia una Superinteligencia
Artificial (ASI) podría explicar por qué no hemos detectado aún otras
civilizaciones avanzadas en el cosmos, a pesar de la alta probabilidad de su
existencia: en vez de supernovas, plagas, guerras nucleares o eventos
climáticos extremos que hayan sido un límite o punto final para esas
civilizaciones, dicho tope o "filtro" podría estar impuesto por un
desarrollo no regulado de la IA. Si no se actúa a tiempo, ese podría ser
también el destino de la civilización humana.
En un artículo publicado en
Acta Astronautica, la revista oficial de la Academia Internacional de
Astronáutica (IAA), el científico Michael Garrett, especialista del
Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Manchester, en
Inglaterra, sostiene una hipótesis que podría explicar, según su punto de
vista, la famosa paradoja de Fermi: este concepto marca la discrepancia
entre la aparente alta probabilidad de que existan otras civilizaciones
avanzadas en el cosmos y la falta de evidencia científica al respecto.
Aunque se han propuesto
diversas soluciones en torno a esta discrepancia, una de las explicaciones en
el llamado “Gran Filtro”. Como se explica en un artículo publicado en Universe Today, el “Gran Filtro”
es un evento o situación catastrófica hipotética que impide que la vida
inteligente se vuelva interplanetaria e interestelar e, incluso, conduce a su
desaparición. Las posibilidades analizadas incluyen eventos climáticos
extremos, guerras nucleares, colisiones de enormes asteroides, explosiones de
supernovas o plagas globales.
Un
filtro tecnológico
Sin
embargo, para Garrett ese filtro que limita el desarrollo en el tiempo de las
civilizaciones inteligentes podía ser la Inteligencia Artificial (IA). En
concreto, un desarrollo sin regulaciones de la misma hasta llegar a la
Superinteligencia Artificial (ASI), capaz de superar y controlar a la
inteligencia biológica que la creó, marcaría el punto final de estas sociedades
avanzadas. ¿Vamos como humanidad por ese camino?
En
su estudio, Garrett postula que la ausencia de datos certeros sobre firmas
tecnológicas de otras civilizaciones inteligentes, como por ejemplo en el caso
de las investigaciones del Instituto SETI y otros esfuerzos similares, podría
explicarse a partir de un desarrollo ilimitado de la IA. La realidad es que la gran cantidad de
posibilidades para que la vida se distribuya por nuestra galaxia y por todo el
Universo conocido ya debería habernos llevado al encuentro con otra forma
de vida inteligente, que no es lo mismo que descubrir vida microbiana.
En
consecuencia, no resulta descabellada la idea de que el “Gran Filtro”, concepto
desarrollado en la década de 1990 por Robin Hanson, como indica un artículo publicado en Science Times, sea en realidad
la IA. Para Garrett, la IA podría significar el fin de la inteligencia en
la Tierra, incluyendo a la propia IA, antes de que se hayan logrado
estrategias de mitigación, como por ejemplo una capacidad multiplanetaria.
El
tope de los 200 años
Es
más que evidente que la inteligencia artificial se perfila como uno de los
desarrollos tecnológicos más transformadores de la historia de la humanidad.
Pero el científico advierte que las civilizaciones biológicas pueden subestimar
universalmente la velocidad a la que progresan los sistemas de IA, ya que su ritmo es muy diferente al de las escalas
de tiempo tradicionales. De esta manera, concluye que la persistencia de vida
inteligente y consciente en el Universo podría depender de la implementación
oportuna y efectiva de medidas regulatorias sobre los sistemas
artificiales.
Por
último, Garrett indica que el “Gran Filtro” aparece antes de que las
civilizaciones puedan desarrollar una existencia multiplanetaria estable,
sugiriendo que la longevidad típica o media de una civilización técnica es
inferior a 200 años: esto explicaría la falta de datos sobre firmas
tecnológicas en el cosmos. De acuerdo a estas cifras y proyecciones, el
especialista subraya la necesidad crítica de establecer rápidamente marcos
regulatorios para el desarrollo de la IA en la Tierra, como así también avanzar
en la terraformación de otros mundos habitables.
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