«La guerra es la continuación de la política por otros medios»
Carl Philipp
Gottlieb von Clausewitz
“Si
entendemos por política las relaciones de poder, en otros términos, el arte o
técnica de gobernar, de mandar, de ejercer ese poder, la solidaridad, el amor y
el cariño no entran en su ámbito. Esto último está en el lado de la amistad, de
la generosidad, de la entrega desinteresada. El ejercicio del poder no tiene
absolutamente nada que ver con eso. Es una pura cuestión de intereses, de
cálculo, de dominio de uno sobre otro (dialéctica del Amo y del Esclavo se le
llamó).”
Marcelo
Colussi
El poder
político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra
Karl marx
El Estado es
un órgano de dominación de clases, un órgano de opresión de una clase por otra,
es la creación del orden que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando la
lucha de clases
Karl
marx
La guerra es el arte de destruir hombres, la política es el arte
de engañarlos.
Jean Le Rond D' Alembert (1717-1783)
Filósofo, físico y matemático francés.
La guerra es ocupación más propia de bestias que de hombres.
Juan Luis Vives (1492-1540) Humanista y
filósofo español
La guerra es una masacre de gente que no se conoce para provecho
de gente que sí se conoce pero que no se masacra.
Paul Valéry (1871-1945) Escritor francés.
Cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los
individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo
intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de
vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los
individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y
corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces
podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la
sociedad podrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual, según sus capacidades;
a cada cual, según sus necesidades!
Karl marx
miércoles, 8 de enero de 2014
Cuando he dado clases en ciencias
económicas o empresariales, siempre les recomiendo a mis alumnos 3 libros, que
deben de leer en este orden:
2.
"El principe" de Nicolas
Maquiavelo, un texto de ciencias y teoría política de cabecera para los líderes.
Pues recientemente, "El príncipe"
cumplió 500 años, y el periódico español El País, le dedico una serie de
artículos sobre este libro clásico. La obra, es considerada por los neófitos el
origen doctrinal de las tiranías modernas. Sin embargo, "la descarnada
exposición de la lógica de lucha por el poder en El príncipe, alejada de todo
condicionamiento moral y religioso, convirtió al libro en manual para un
posible ejercicio del poder violento e inmoral. No en vano es interminable la
lista de sus discípulos, desde Napoleón a Mussolini, sin olvidar al dictador
congolés Mobutu."
Sin embargo, el propio Maquiavelo lo
avisó en uno de los capítulos más citados de El príncipe: creyó “útil” indagar
sobre “la verdad efectiva de la cosa” antes que ofrecer una visión
“imaginaria”, idealizada, de la misma.
Aquí, un resumen del análisis de la obra realizada por Antonio Elorza, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid: Maquiavelo, el misterio de la claridad.
En Leer hoy a Maquiavelo, firmado por Ramin
Jahanbegloo, filósofo iraní, catedrático de Ciencias Políticas en la
Universidad de Toronto.
Lo más relevante para nosotros en el pensamiento de Maquiavelo es no solo su nueva ciencia del arte de gobernar, sino lo que podríamos llamar el “Maquiavelo antimaquiavélico”. Precisamente ahí es donde debería comenzar una lectura no maquiavélica de Maquiavelo. Maquiavelo no era maquiavélico, y los maquiavélicos no son lectores intensos ni perspicaces de Maquiavelo.
En realidad, lo que pone de relieve el análisis de Maquiavelo es la condición política en sí misma. Si los seres humanos dejaran de ignorar el papel de la Fortuna en sus asuntos y reconocieran sus limitaciones a la hora de establecer instituciones políticas y blindarse contra los caprichos del tiempo y el azar, podrían entrar en la vida política animados por un espíritu cívico. La política se orienta hacia la acción, y, para que la acción sea posible, los hombres deben desempeñar su papel. Es posible empezar de nuevo siempre que los seres humanos actúen unidos y en política, y esa es la convicción más profunda de Maquiavelo.
Maquiavelo considera que el dato fundamental no está en la pregunta “¿Quién gobierna?”, sino en “¿Cómo gobierna?”. Cuando un gobernante funda un régimen totalmente nuevo a mayor gloria de sí mismo, de paso cree que así prevalecen “la verdadera forma de vida y la auténtica calma de una ciudad”.
El argumento de Maquiavelo es que las cosas humanas se mueven y, por tanto, los asuntos humanos sufren altibajos. No se puede evitar el cambio, pero los hombres deben dedicar su talento político a mantenerse seguros dentro de él. Sin embargo, añade Maquiavelo, “los hombres no pueden estar seguros sin el poder”. Por eso sugiere una expansión del poder humano.
El Estado, pues, debe ser el dominio de la estabilidad en la caótica esfera de los cambios naturales y las pasiones humanas. Por eso, a diferencia de los clásicos, Maquiavelo cree que la política es una entidad artificial creada por el talento humano. Para comprender este punto, hay que recordar que la teoría política de Maquiavelo se presenta como una teoría “laica” y mundana, y su aplicación práctica, además, entraña una nueva dimensión ontológica. Esa nueva ontología política inaugurada por Maquiavelo, por tanto, se puede considerar un momento de transición hacia la modernidad.
Al reflexionar sobre el establecimiento de lo político desde el horizonte final, Maquiavelo busca la forma de superar los dos límites teóricos fundamentales de la lógica de lo teológico y lo político: la falta de una teoría de lo político y que no se basa en una historia de hechos ocurridos. Maquiavelo vuelve a los paganos, más allá de lo ontoteológico, para hallar una manera de concebir la historia en función de una teoría política de los acontecimientos, en la que dichos acontecimientos se vean como el encuentro entre lo político y el movimiento real de la sociedad.
Lo más relevante para nosotros en el pensamiento de Maquiavelo es no solo su nueva ciencia del arte de gobernar, sino lo que podríamos llamar el “Maquiavelo antimaquiavélico”. Precisamente ahí es donde debería comenzar una lectura no maquiavélica de Maquiavelo. Maquiavelo no era maquiavélico, y los maquiavélicos no son lectores intensos ni perspicaces de Maquiavelo.
En realidad, lo que pone de relieve el análisis de Maquiavelo es la condición política en sí misma. Si los seres humanos dejaran de ignorar el papel de la Fortuna en sus asuntos y reconocieran sus limitaciones a la hora de establecer instituciones políticas y blindarse contra los caprichos del tiempo y el azar, podrían entrar en la vida política animados por un espíritu cívico. La política se orienta hacia la acción, y, para que la acción sea posible, los hombres deben desempeñar su papel. Es posible empezar de nuevo siempre que los seres humanos actúen unidos y en política, y esa es la convicción más profunda de Maquiavelo.
Maquiavelo considera que el dato fundamental no está en la pregunta “¿Quién gobierna?”, sino en “¿Cómo gobierna?”. Cuando un gobernante funda un régimen totalmente nuevo a mayor gloria de sí mismo, de paso cree que así prevalecen “la verdadera forma de vida y la auténtica calma de una ciudad”.
El argumento de Maquiavelo es que las cosas humanas se mueven y, por tanto, los asuntos humanos sufren altibajos. No se puede evitar el cambio, pero los hombres deben dedicar su talento político a mantenerse seguros dentro de él. Sin embargo, añade Maquiavelo, “los hombres no pueden estar seguros sin el poder”. Por eso sugiere una expansión del poder humano.
El Estado, pues, debe ser el dominio de la estabilidad en la caótica esfera de los cambios naturales y las pasiones humanas. Por eso, a diferencia de los clásicos, Maquiavelo cree que la política es una entidad artificial creada por el talento humano. Para comprender este punto, hay que recordar que la teoría política de Maquiavelo se presenta como una teoría “laica” y mundana, y su aplicación práctica, además, entraña una nueva dimensión ontológica. Esa nueva ontología política inaugurada por Maquiavelo, por tanto, se puede considerar un momento de transición hacia la modernidad.
Al reflexionar sobre el establecimiento de lo político desde el horizonte final, Maquiavelo busca la forma de superar los dos límites teóricos fundamentales de la lógica de lo teológico y lo político: la falta de una teoría de lo político y que no se basa en una historia de hechos ocurridos. Maquiavelo vuelve a los paganos, más allá de lo ontoteológico, para hallar una manera de concebir la historia en función de una teoría política de los acontecimientos, en la que dichos acontecimientos se vean como el encuentro entre lo político y el movimiento real de la sociedad.
Recuerden, yo sólo he
hecho un resumen de la parte de los artículos que recomiendo, con la finalidad
de que si ustedes lo encuentran interesante, lean el artículo completo, y mejor
aún si logro que les interese y lean la obra.
Finalmente, les dejaré aquí dos
buenas razones por la cuales deben de leer como un hábito diario:
Fuente: http://elanalistaeconomicofinanciero.blogspot.com/2014/01/el-principe-de-maquiavelo.html
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