Dr. Hugo SALINAS
Es costumbre
leer y escuchar que los fracasos de la Revolución de Octubre 1917 en Rusia, de
la China, de Cuba y otros, se deben a errores conceptuales generados por Karl
Marx. En lo que sigue, voy a mostrar que los fracasos de tantos esfuerzos
humanos en aras del socialismo y del comunismo, no proviene de Karl Marx sino
de los marxistas.
La noción de
“plusvalía” comienza a ser utilizada por David Ricardo, pero es Karl Marx que
lo emplea como el elemento central, de lo que ahora podríamos llamar, la Teoría
de la Explotación. Aquí una de sus frases sobre la plusvalía. “Cuanto más
reducidas sean las necesidades naturales de indispensable satisfacción y
mayores la fecundidad natural del suelo y la bondad del clima, menor será el
tiempo de trabajo necesario para la conservación y reproducción del productor,
y mayor podrá ser, por consiguiente, el remanente de trabajo entregado a otros
después de cubrir con él sus propias necesidades.”[i]
Y para que
quede claro, lo digo de una vez algo que ya lo he expresado anteriormente. Karl
Marx sólo escribió y publicó el Tomo I. Para el resto de tomos, la
responsabilidad le pertenece a Frederick Engels. Marx tuvo todo el tiempo para
publicarlos, pero si no lo hizo fue precisamente porque había problemas no
resueltos, como el que vamos a comentar.
Con la
noción de plusvalía en mano, los marxistas pensaron que la abolición del
Capitalismo estaba resuelto. Bastaba eliminar la plusvalía para que no exista
más explotación, y otro mundo sea posible. Es el caso de Eduard Bernstein. Aquí
lo que nos dice Rosa Luxemburgo: “Su socialismo [el de Bernstein] se realizará
gracias a dos instrumentos: los sindicatos […] y las cooperativas. Por medio de
los primeros pretende acabar con los beneficios [las ganancias] industriales;
por medio de las segundas, con los beneficios comerciales.”[ii] Es decir, a través de la
participación de los sindicatos en la producción y de las cooperativas en la
distribución se eliminaría la plusvalía, el alma del Capitalismo. Grave error
de apreciación, ¿y por qué?
Para
visualizar el error, les presento un resumen de lo vendría a ser la Teoría
del Cambio. Toda actividad socio-económica tiene dos elementos: el proceso
de trabajo con el cual se resuelve la pregunta, ¿qué producir?, y la decisión
socio-económica con la cual la sociedad resuelve la pregunta, ¿cómo repartir el
resultado neto (los beneficios) de la actividad económica?
Hay dos
formas de repartir: la Repartición Individualista mediante la cual el 100% de
las ganancias de la empresa pertenece a quien puso el capital, y la Repartición
Igualitaria que facilita la repartición del total de ganancias entre el total
de la población, en partes iguales.
De acuerdo a
esta proposición, el Capitalismo se encuentra compuesto de dos elementos: un
cierto proceso de trabajo (el industrial en su mejor momento), y la Repartición
Individualista. De donde, el causante de los efectos perversos del Capitalismo
es la Repartición Individualista, porque a través de ella solamente el
propietario de la empresa puede vivir una vida holgada mientras que los
trabajadores están destinados a morirse de hambre.
Entonces,
pretender resolver los males del Capitalismo eliminando la plusvalía es
imposible, porque la plusvalía es la denominación del “resultado neto” de la
actividad económica en Repartición Individualista. El “resultado neto” existirá
en cualquier tipo de repartición porque es un elemento del proceso de trabajo
(en este caso de una actividad industrial, empresarial).
La solución
del Capitalismo no se encuentra en el lado del proceso de trabajo sino en la
Repartición Individualista. Es ella la que dio nacimiento a la dicotomía
pobreza / riqueza, y la que luego crea el desempleo y la marginación de grandes
masas de la población.
Igual tipo
de error lo cometió Lenin, cuando toma a la letra una expresión de Marx sobre
la “propiedad privada” de los medios de producción como causa de los efectos
perversos del Capitalismo. Precedido de un lamento, Lenin dice: “suprimir las
clases no es solamente botar a los terratenientes y a los capitalistas, lo que
nos ha sido relativamente fácil, es también suprimir los pequeños productores
de mercaderías […]. Es mil veces más fácil de vencer a la gran burguesía
centralizada, que de vencer a los millones y millones de pequeños patronos.”[iii]
En este
caso, la noción de “propiedad privada” no pertenece ni al proceso de trabajo ni
a la Repartición Individualista; es decir, no pertenece a la esfera de la
actividad socio-económica. La “propiedad privada” es una institución que
refleja la base socio-económica en condición de Repartición Individualista. Una
vez más el objetivo de la “revolución” fue equivocado.
Los errores
de Paul Sweesy y Charles Bettelheim, grandes difusores del socialismo en
América Latina, son mucho más groseros. Ellos proponen la eliminación de la
moneda y del precio, elementos del proceso de trabajo que nada tienen que hacer
con la explotación del obrero.
Lo que
escribe Sweesy: “La concepción que es la mía considera que las relaciones de
mercado (que implican por supuesto la moneda y los precios), son inevitables en
un régimen socialista, y por un largo período, pero ellos constituyen un
peligro permanente para el sistema; y, a menos de ser estrictamente limitados y
controlados, conducirán a la degeneración y a la regresión.”[iv]
Y Charles
Bettelheim corrobora: “A lo que finalmente se apunta (en la construcción del
socialismo), es a la desaparición completa de las relaciones mercantiles
(rapports marchands).”[v]
Son errores
de este tipo que han conducido al fracaso, creyendo que Marx había todo
resuelto. Lo que produjo Karl Marx es una Teoría de la Explotación que permitió
ubicar la causa de la explotación de los obreros. En ningún momento nos habla
de una Teoría del Cambio, herramienta que debemos construir si realmente
queremos salir de este infierno llamado Capitalismo.
Ferreñafe,
el pueblo de los dos Fe, 3 de agosto del 2016
[i] MARX Karl, [1867] El capital, Tomo I, El
proceso de producción del capital, capitulo XIV, Siglo XXI editores, p. 623
[ii] LUXEMBURGO Rosa, [1899] Reforma o Revolución,
Fundación Federico Engels, 2002, Madrid, p. 70
[iii] LENINE V., [1920] La maladie infantile du
communisme ("Le Gauchisme"), Editions en langues étrangères,
Pékin, 1976, p. 30-31
[iv] SWEEZY Paul et BETTELHEIM Charles, Lettres sur quelques problèmes
actuels du socialisme, Maspero, Paris, 1972, p. 34-35
[v] SWEEZY Paul et BETTELHEIM Charles, Lettres sur quelques problèmes
actuels du socialisme, Maspero, Paris, 1972, p. 26
Hugo Salinas González
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