(13 de enero de
2013)
A continuación reenviamos la información
periodística publicada en la versión digital del diario La República del
día domingo 13 de enero de 2013. Una historia que todo peruano, preocupado
por el crecimiento y el desarrollo del país, debería estudiar, conocer, y
comentar.
El Perú es uno de los países más ricos
del mundo en fuentes naturales de energía, ya sea carbón, petróleo,
gas natural, y cauces de agua para generación de energía hidroeléctrica.
Geográficamente estos recursos están distribuidos de manera
desigual en el extenso y complejo territorio peruano, y la distribución de sus
beneficios sociales es mucho más desigual todavía.
La Gran Región Sur (que
incluye las provincias de los departamentos de Tacna, Moquegua,
Arequipa, Apurímac, Puno, Cusco, y Madre de Dios) continúa siendo la región más
poblada del país, y también continúa siendo la región con los mayores índices
de atraso y pobreza.
Los planes y propuestas más serios para
la continuidad del actual crecimiento económico, y para el futuro desarrollo
social, de la Gran Región Sur, en gran parte dependen de la construcción del
ansiado y proyectado Gasoducto Sur Andino.
(Miguel Aragón, 13 de enero de 2013)
De gasoducto andino a gaseoducto.
El gobierno vuelve a cero en su intento de llevar el gas al sur
No hubo crédito puente a Kuntur, el
concesionario de la ruta andina desde la selva de Camisea hasta la costa sur.
Pero sí iniciativas que pueden ser lapidarias para el proyecto. Desde el
Ejecutivo se impulsan dos ductos que seguirán postergando el sueño del gas
barato.
Juan Carlos Soto.
Hasta el 29 de marzo todo andaba bien.
Ese día el presidente Ollanta Humala, enfundado en la
indumentaria de un líder machiguenga, en la plaza de Quillabamba, puso “la
primera piedra” del Gasoducto Sur Andino (GSA). Después
del discurso, el mandatario bajó del estrado y colocó un tubo en la plaza
principal de la capital de La Convención, provincia cusqueña, cuyo suelo provee
del recurso a la naciente industria gasífera. Era un gesto simbólico que ponía
en marcha una obra ofrecida en la campaña electoral y fundamental para el
desarrollo del sur peruano. El GSA tiene previsto transportar gas seco y
líquidos de Camisea a 16 ciudades.
Kuntur obtuvo la concesión en el 2008
para ejecutar el trazo y lo ha presentado como un proyecto integral. Masificará
el uso del combustible barato en viviendas domésticas, vehículos, industria,
generación eléctrica y un polo petroquímico en la costa sur. Los tres últimos
rubros dan rentabilidad al GSA tasado en US$ 5.616 millones. Cuatro meses
después hubo un cambio de planes. El gasoducto sureño pasó a segundo plano. En
el mensaje de Fiestas Patrias, el presidente anunció la construcción de otros
ductos invocando la seguridad energética del país. Uno de Pisco (Ica) a la
costa sur para trasladar etano. Otro de Camisea a Quillabamba que operaría como
repuesto al gasoducto de Lima y del que depende el 40% de la energía del país.
El Ejecutivo oficializó estas intenciones días
después con el proyecto de ley 1396 pero con un añadido: consignó un ramal a
Cusco y Puno.
Para el Ejecutivo esas iniciativas son
complementarias al GSA, un proyecto privado que a pesar de los polémicos
antecedentes de Odebrecht, el principal accionista de Kuntur, tenía la
bendición del sur. Consenso difícil de conseguir en regiones de naturaleza
pleitista y enfrentadas entre sí por líos de agua, límites, etc.
CRÉDITO PUENTE TRUNCO
El GSA nace en el 2008. Ese año, Kuntur
obtiene la buena pro. Este gobierno quiso apretar el acelerador para
concretarlo. Por ello, en diciembre pasado, pidió al Congreso la autorización
de un crédito puente para el primer tramo. El préstamo al inversionista para
tender las tuberías de Camisea a Quillabamba se estimó en US$ 1.200 millones.
Kuntur devolvería el aporte una vez obtenido el préstamo bancario. La
aprobación de este estaba sujeto a recertificación de reservas, es decir, la cantidad
de gas para sostener el proyecto en el tiempo.
El objetivo del crédito puente era ganar
tiempo. Bancarizar el GSA demanda mínimo dos años en trámites.
Dos días antes del mensaje presidencial,
Kuntur recibió una carta del Estado en la que anunciaba su retiro de la
negociación. Según el ministro de Energía y Minas, Jorge Merino, Kuntur no definía números. El costo de
la obra podía aumentar entre 50% más y 30% menos. El sinceramiento recién se
conocería en abril del 2013. Fuentes del Ejecutivo afirman que debió idearse
una salida ingeniosa al entrampamiento y apostar por un proyecto con estudios
terminados. Con las nuevas iniciativas se empieza de cero. Ricardo
Campis, uno de los funcionarios de Kuntur, dijo que la empresa tiene
interés en continuar con o sin el Ejecutivo. Llevan invertidos US$ 100 millones
en estudios de ingeniería, de impacto ambiental ya aprobado, etc. Esperan del
Ejecutivo la firma de una adenda autorizando el poliducto de líquidos no
incluido en el primer contrato y la recertificación de reservas para buscar
financiamiento.
NO SOLO DE ETANO SE VIVE
Los nuevos proyectos anunciados por el
Ejecutivo son complementarios al GSA. El gobierno sostiene este argumento ante
las críticas. Sin embargo, le quitan rentabilidad y lo descuartizan. Esa
percepción la suscriben el congresista Javier Diez Canseco, el ex funcionario
del régimen Manuel Dammert, congresistas y varios especialistas
entrevistados por este medio.
El anunciado ducto costero que traerá
etano de Pisco a los puertos del sur tiene varios cuestionamientos. El gas seco
que llega a Lima es una composición de 90% de metano y 10% de etano. Todo se
quema en la generación de energía eléctrica. En otros países, el etano alimenta
la petroquímica de plásticos. Se planea construir una planta separadora en
Pisco. Así se recuperarían 100 millones de pies cúbicos diarios del
hidrocarburo. Para Merino seguirlo quemando y no industrializarlo representa
una pérdida al país de US$ 220 millones al año.
Dammert afirma que con etano solo se
pensaría en gas para petroquímica. No habría masificación en Arequipa, Moquegua
y Tacna, regiones excluidas en el otro ducto ofrecido por el gobierno y que
solo abarca a Cusco y Puno. Diez Canseco argumenta que la materia prima
extraída en Pisco será cara por el sobrecosto del transporte. ¿Tiene sentido
trasladarla 800 kilómetros a los puertos sureños de Ilo o Matarani si la
petroquímica puede quedarse en Pisco? En una entrevista a Canal N, el ministro
dio algunas cifras. Trasportar una tonelada de etano de Pisco a Ilo cuesta US$
83. Justifica la planta petroquímica en el sur porque descentralizará el
desarrollo industrial hoy centrado en Lima. Sin embargo, al inversionista le
interesa la rentabilidad del negocio. Ahí viene el otro problema. Se ha
embarcado a Petroperú para que aporte US$ 400 millones en esta aventura.
También se propone en el proyecto el mecanismo de red de ingresos garantizados.
Si el operador del etanoducto obtiene pérdidas el Estado las asume, es decir,
todos los peruanos. Merino dice que es legal aplicarlo. El segundo
vicepresidente del Congreso, Juan Carlos Eguren, cuestiona que si el
gobierno otorga el beneficio a los futuros operadores, por qué no lo hace
también con el gasoducto andino. Hay para todos o no hay para nadie, precisa.
El congresista Vicente Zevallos lamenta que se arriesgue dinero público en
proyectos cuya rentabilidad no está sustentada en ningún estudio. Además hay la
certeza de que el etanoducto representa una amenaza económica para el GSA. Esa
tesis se ampara en un pronunciamiento del Ministerio de Energía y Minas que
declaró en el 2008 inviable una iniciativa de Suez Energy de llevar gas al sur
por la costa. Adujo que perjudicaba al ducto andino en ese entonces en proceso
de gestación. Qué ha cambiado para que ahora el panorama sea diferente. Ricardo
Campins dijo que, con el proyecto de Kuntur, ellos se veían como
únicos transportadores de etano. Según Merino, con la petroquímica del etano
producirá un millón de toneladas de plástico, de esa cantidad el país consume
la tercera parte y lo demás es exportación. Kuntur podría abastecer a otra
planta que fabrique para afuera. Para Eguren la cosa no es tan sencilla. ¿Vamos
a tener dos plantas separadoras de etano, una en el sur y otra en Pisco, y dos
petroquímicas? La idea era que la industria petroquímica duplique esfuerzos y
sea competitiva.
EL RAMAL A CUSCO
Sobre el ducto de seguridad de Malvinas a Quillabamba no
hay muchas objeciones. Aunque su trazo se sobrepone al gasoducto andino, es
decir, este pudo funcionar de auxilio o de redundante. En el proyecto del
Ejecutivo se plantea otro ramal Quillabamba-Cusco-Puno. Se trata de una tubería
de ocho pulgadas con gas solo para consumo doméstico, vehicular. Se excluyen
los líquidos. También está protegido por red de ingresos garantizados.
El ingeniero Carlos Gordillo afirma
que un trazo de esas características no tiene las evidencias de que sea
rentable. No se podría generar ni electricidad. Las centrales funcionan muy mal
en áreas por encima de los 2.400 metros de altura. ¿Y cómo se compensa a
Arequipa, Moquegua y Tacna? Con el gas virtual, trasladarlo desde Melchorita
comprimido en camiones. Según Gordillo, este mecanismo resulta insuficiente y
caro. Habrá abastecimiento para consumo doméstico y vehicular.
Lo energético y el consumo industrial a
gran escala quedarán postergados. Mientras en Lima un empresario paga entre $
2,5 y $ 3,5 por millón de BTU, el gas traído en camiones le costaría a uno del
sur entre $ 9 y $ 12 por millón de BTU. Estas cifras confirman la ventaja
competitiva de hacer empresa en la capital.
¿Qué hay detrás del cambio de planes del
gobierno? Las tesis son variadas. Los congresistas entrevistados coinciden en
que empieza a pesar el componente político. Humala quiere pasar a la historia
de que él trajo el gas al sur a cualquier costo. Sin embargo, no será tan
fácil. Los nuevos proyectos también demandan tiempo. Hacer los estudios por lo
menos consumirán de dos a tres años. Entre la investigación de ingeniería y el
estudio de impacto ambiental, Kuntur demoró cuatro años. También se sindica a
funcionarios del Estado y grupos de poder que persisten en bloquear la llegada
del gas al sur y que siga el predominio del consorcio Camisea que abastece a
Lima y a la exportación.
RESERVAS DE GAS GARANTIZADAS
En el papel, el gasoducto sur andino
tiene asegurados un trillón de pies cúbicos (1 TCF) del lote 88 asignado en el
gobierno de García. Para ser viable necesita de 7 a 12 TCF. El ministro de
Energía y Minas, Jorge Merino, aseguró que el abastecimiento está
garantizado. Además del lote 88, se surtirá de los lotes 57 y 58 operados por
Petrobras, empresa socia de Kuntur, donde se estiman reservas previstas de hasta
10 TCF. El jueves pasado Repsol, el otro operador del 57, confirmó hallazgos de
1 a 2 TCF. Kuntur también es optimista. Ricardo Campis, uno de sus
funcionarios, dijo que la tasa de éxito en la exploración es alta. Por eso
ellos apuestan por el negocio.
CLAVES
Tubería inflada. En tres años el precio
del gasoducto andino se triplicó. De US$ 1.575 millones a US$ 5.616. Kuntur ha
explicado que el encarecimiento se debe al incremento del acero en 39% y la
variación del ducto.
Nuevas dimensiones. Cuando Kuntur ganó
la buena pro, solo pretendía trasladar gas seco. Ahora es una doble cañería,
una de gas y otra de líquidos. Aún le falta firmar la adenda con el Estado para
transportar líquidos como el propano, butano y otros que, entre otras cosas,
permiten fabricar combustibles para consumo doméstico y vehicular
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