Jueves, 23 de octubre de 2014
Publicado por Francisco Umpiérrez Sánchez
Risto
Mejide es un producto mediático, como Belén Esteban y tantos otros. Se crece.
Ocupa un papel que no merece. Se ha buscado un sofá donde realiza entrevistas.
Su audiencia no se la debe a él solo, sino también a las personas que
entrevista. Y como todo el mundo tiene necesidad de ser mediático, los
entrevistados también están interesados en sentarse en ese sofá. Se crea un
interés mutuo entre los entrevistados y Risto Mejide. Teje su red de
influencias en el sistema. Y él aparece incluso bajo la apariencia de una
persona de izquierda y progresista. Está en contra de que las empresas del Ibex
35 paguen a Hacienda menos del cinco por ciento. Qué fácil es estar en contra
de lo que todo el mundo está en contra. En medio de la reacción contra el
Estado, que en parte lidera Podemos, aparecen toda clase
de elementos oportunistas y reaccionarios. Incluso el nacionalismo burgués
catalán quiere legitimar su lucha bajo la idea de que el Estado español es
democráticamente deficitario.
Risto le pregunta a Celia Villalobos: “¿Cuánto
ganas?”. No sé por qué los periodistas tienen derecho a preguntarle a los
parlamentarios cuánto ganan sin que ellos estén en la obligación de
informar sobre sus propios ingresos. Los periodistas se creen con un poder
especial sobre los servidores de lo público. Me gustaría que todos los que
participan en el debate de La Sexta de los sábados dijeran cuánto ganan.
También todos los que participan en el programa Sálvame. La gente, o mucha
parte de ella, cambiaría su percepción de los que allí se desgañitan en
críticas a los políticos. ¿Por qué ha de ser público lo que ganan los
parlamentarios y no lo que gana todo el mundo? ¿Por qué la transparencia solo
tiene que alcanzar a lo público? ¿Por qué la corrupción en la esfera de lo
público ha de saberse mientras que en la esfera de lo privado no? ¿Por qué se
ceban tanto en lo público? Todo esto es un cultivo para el pensamiento
reaccionario.
Celia Villalobos sin pensárselo responde: “Como
diputada y como miembro de una mesa gano cinco mil cien euros. Después cuando
solo sea diputada ganaré tres mil. Le dedico muchas horas a esto”.
Celia Villalobos, no entiendo por qué, trata de justificar su sueldo. O si lo
entiendo: solo los servidores públicos tienen que justificar que lo que ganan
se lo merece. Belén Esteban gana muchísimo más y no se ve en la necesidad de
justificarlo. Es más: nadie cuestiona lo que ingresa. Resulta indignante. Hay
inversión de valores. Pero Celia Villalobos parece reaccionar y afirma
dirigiéndose a Risto Mejide: “Seguro que tú ganas más dinero que yo”. Y Risto
replica: “Sí, pero a mí me lo paga una empresa privada, mientras que tu sueldo
te lo pagamos todos los españoles”. Y Celia Villalobos aceptando esa lógica
perversa de lo público y lo privado claudica: “Por eso tengo un concepto mucho
más duro de lo que es dinero público, por eso soy totalmente transparente”.
Esta es la perversa lógica capitalista sobre los
ingresos personales. Como trabajador público, como representante de los
intereses generales, usted tiene que ganar un sueldo moderado, mientras que
como trabajador de una empresa privada usted puede ganar sin límites. Lo
privado se pone por encima de lo público. Peor: lo público se presenta como
medio para el desarrollo y fortalecimiento del interés privado. Lo cierto es que
Mediaset tiene un capital social de 406 millones de acciones.
Tal vez esto no lo sabe Risto: se habla de capital social no de capital
privado. Así aparece en todos los ejercicios contables. No sé cuánto
accionistas puede tener Mediaset, pero es muy posible que supere el millón o
sean solo unas decena de miles. Así y todo la propiedad en todas las grandes
empresas privadas es social, la producción es también social y el mercado al
que abastecen es igualmente social. Lo privado, como propiedad de una sola
familia o de dos familias, solo se da en la pequeña empresa. Así que seguro que
todos los accionistas de Mediaset no habrán votado democráticamente el sueldo
que se le paga a Risto. Tampoco el que le pagan a todos los directivos. ¿Por
qué ha de estar bajo la lupa de la crítica los sueldos de los servidores
públicos y no los sueldos de todos los directivos y empleados de las empresas
cuyo capital es social? ¡Ay!, qué critica más débil y superficial aquella que
solo ve la superficie de la injusticia, que las empresas del Ibex 35 tributen
menos del cinco por ciento, y no vea el fondo de esa injusticia: los ingresos
que perciben los directivos, consejeros y jefes intermedios de todas
esas grandes empresas. Ya lo dije en otro trabajo que elaboré: la desigualdad
no solo está en la oposición entre el 1 por cien de los super ricos y el resto,
sino en todos los ámbitos y escalones de la actividad económica. Y el concepto
que más se adecúa a esa realidad es el de multidesigualdad.
Fuente: http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/2014/10/la-perversa-ideologia-capitalista-sobre_85.html
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