02-03-2015
Hace unas semanas, Javier Sicilia nos
presentó una interpretación alternativa del mito griego de Narciso. Por un
lado, “la tradición más conocida del mito dice que Narciso era bello y que
muere ahogado cuando, al mirarse por primera vez en el espejo de una fuente,
quiere poseer su imagen.” Por el otro, Sicilia recuerda una versión menos
conocida, según la cual “en realidad Narciso se odia y se desprecia”. Por eso,
“muere en cuanto se ve”.
Para
Sicilia, la élite política de México encarna, de conjunto, a Narciso. La tarea,
por tanto, es relativamente clara: debemos colocar “un espejo de varias caras
donde Narciso pueda por fin ver su fealdad y suicidarse”. Un espejo de caras
múltiples sería el “boicot electoral”: “la abstención, el voto nulo, el voto en
blanco o ir a romper en las casillas la boleta del voto que nos corresponde”.
Los límites
de esta visión pueden apreciarse a través de un chiste ruso que, de acuerdo con
Slavoj Žižek, era popular dentro de la disidencia de la extinta URSS y Europa del
Este. El chiste ilustraba “la futilidad de sus protestas”:
En el siglo
XV –cuenta Žižek–, cuando Rusia estaba ocupada por
los mongoles, un campesino y su esposa iban caminando por una vía polvorienta.
Un soldado mongol a caballo se detuvo a su lado y le dijo al campesino que
ahora procedería a violar a su esposa; y añadió: “Como hay mucho polvo en el
suelo, ¡debes sostener mis testículos mientras violo a tu esposa para que no se
ensucien!” Una vez que el mongol había hecho su acto y se había ido, el
campesino empezó a reír y saltar de felicidad. La sorprendida esposa preguntó:
“¿Cómo puedes estar saltando de felicidad cuando acabo de ser brutalmente
violada en tu presencia?” El agricultor respondió: “¡Pero le gané! ¡Sus bolas están
cubiertas de polvo!”
¿Qué lección
extrae Žižek de esta historia?
Esta triste
broma –dice– revela los aprietos de los disidentes:
pensaban que le estaban dando graves golpes a la nomenklatura del
partido, pero lo que en realidad hacían era simplemente ensuciar los testículos
de la nomenklatura mientras la élite gobernante seguía violando al
pueblo…”.
No quisiera
ser mal interpretado. En estas elecciones en México, Sicilia tiene razón, no
hay por quién votar. Los partidos existentes han sido autores materiales,
cómplices u omisos sobre la continuación del asalto neoliberal en México. Desde
hace más de treinta años no deja de caer el salario real, reducirse las
prestaciones sociales y aumentar la informalidad. Por si fuera poco, la
devastación social gestada a partir de entonces ha degenerado en la actual
barbarie del narco. Como efecto del TLCAN, se dio el mayor éxodo de mexicanos a
Estados Unidos, producto de la primera oleada de reformas económicas para ricos
– las mismas que parieron al Slim de hoy. A partir de 2006, la cosa empeoró
cuando el régimen optó por desatar la guerra del narco como vía para lanzar a
un lejano segundo plano los cuestionamientos al modelo económico. Desde
entonces el saldo es brutal. ¿Cómo va el marcador? ¿110 mil muertos y 22 mil
desaparecidos? El año pasado, el capitalismo mexicano continuó sus conquistas:
el petróleo fue reabierto al popote privado.
¿Qué partido
está dispuesto a jugársela para revertir el caos actual?
Ninguno de
los que aparece en las boletas.
Los únicos
desafíos serios al caos mexicano no están dentro del sistema, sino afuera de
él, en las calles. ¿Logrará traducirse esto en un viraje en la conducción del
país? No en esta elección, es verdad. Y ese es un problema que, en efecto,
puede y debe quedar manifestado en el boicot electoral.
Pero Sicilia
está equivocado sobre Narciso. Mis vísceras me permiten pensar en una tercera
posibilidad al mito griego: tal vez Narciso era un pendejo. Pero la élite
política de México no lo es: no se va a suicidar. Ellos saben que son feos pero
no les importa, como bien dijera la hermana de un líder y padrote del PRI: “Feo pero chingón y bien machote”. Y ahí están frente al espejo, sodomizando jovencitas, al pueblo
mexicano, y recibiendo aplausos por ello.
De lo que se
trata no es de ensuciarle los huevos al sistema, sino de cortárselos. El
campesino ruso debía darle un cuchillo a su esposa.
Ramón I.
Centeno es miembro del Partido Obrero Socialista.
Twitter: @ricenteno
* Columna
publicada el 27-feb-2015 en elbarrioantiguo.com
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