Escribe:
Milcíades Ruiz
Mientras la
prensa nos hace poner los ojos en un estéril lío casero agitando el
enfrentamiento entre dos facciones de la derecha, haciéndonos participar en la
bronca; en el escenario global hay un lío mayor al que no le estamos prestando
atención. Las dos facciones más grandes del capitalismo están agudizando su
enfrentamiento por el empoderamiento comercial, cuyas consecuencias podrían
desencadenar una conflagración mundial de nuevo tipo y que ya, nos está
afectando.
Es verdad
que la vieja república ha llegado a un grave estado de deterioro que requiere
ser resuelto. Y es aquí donde nos hace falta una propuesta propia, coherente
con nuestra ideología, sin caer en la chabacanería política. Una acertada
propuesta reivindicativa es la que necesitamos en este momento histórico para
elevar nuestro empoderamiento político. El pueblo ha perdido la fe en todo el
sistema administrativo tradicional y no solamente en la representación
legislativa.
“Todo está
podrido” es una expresión popular que refleja la situación nacional. Si en este
momento político el Ejecutivo planteara disolver todos los partidos políticos,
el poder judicial, el poder electoral y los ministerios del poder ejecutivo,
seguramente que la población en mayoría lo aprobaría. Pero la viveza del
Ejecutivo está en decir figurativamente: “Por allá va el ladrón” para despistar
la atención y en esto, le siguen los nuestros por falta de personalidad propia.
¿Y por qué,
el ejecutivo no plantea convocar a una asamblea constituyente para cambiar la
Carta Magna que nos ocasiona tantos problemas? La respuesta es obvia. Pero las
fuerzas populares lo podrían plantear para fortalecer esta bandera. Eso sí, con
un nuevo sistema de representación ya que el actual está viciado. El adelanto
de elecciones no hará desaparecer los males intrínsecos del sistema integral
vigente. Podemos pasarnos muchos años haciendo reformas que deforman, pero la
maquinaria seguirá arrojando bazofia mientras no cambie los insumos.
Hemos
perdido nuestra capacidad de convocatoria popular para recoger propuestas, pero
creo que bien podríamos reunirnos en un foro abierto, todos los que
voluntariamente deseen aportar ideas que nos permitan elaborar alternativas
viables de sostenimiento político popular. Algo deberíamos hacer para apuntalar
la lucha popular.
Pero
retomando lo dicho en el primer párrafo, sabemos por experiencia histórica que
las guerras mundiales capitalistas se iniciaron como guerras comerciales y
continuaron después de ellas, con un nuevo mapa en la distribución de mercados.
En la monarquía la concentración de riqueza era producto del arrebato forzado a
los conquistados, pero en la época capitalista la succión de riqueza se realiza
mediante la comercialización de bienes y servicios.
Cuanto más
se venda, mayor será la acumulación para seguir creciendo industrialmente y es
así como EE UU ha construido su poderío, alcanzando un alto nivel de vida para
su población. En otros términos, el desarrollo y nivel de vida de los
estadounidenses solo es sostenible, si mantiene cautivo su mercado mundial. Si
algún país como Venezuela, deja de comprarle bienes y servicios de guerra,
significa pérdida de mercado y así, en todos los rubros.
Pero resulta
que, acogiéndose al mercado libre, propugnado por EE UU para penetrar mercados
ajenos, China penetró en nuestro continente e invadió el mercado interno
norteamericano. Cuando se dieron cuenta, ya China había penetrado con su
mercadería y también se había convertido en el principal proveedor de insumos,
materia prima y accesorios de la industria yanqui. Esto obligó a EE UU a
cambiar de doctrina y tomar medidas para desalojar de su mercado a los chinos.
China le
estaba succionando riqueza al rey de los vampiros, haciéndose cada día más rico
y con mayor crecimiento económico mundial. Quitarle la presa al dragón no es
fácil. EE UU elevó los aranceles a las importaciones procedentes de China,
encareciéndolas para que no puedan competir y amplió esta medida a otros países
para recuperar mercado. China hizo lo mismo con la mercadería estadounidense.
Como era previsible, estas medidas y contra medidas, han ocasionado daños en
ambas partes, pero también hay un desbarajuste económico que alcanza a otros
países como el nuestro.
No obstante,
EE UU está decidido a recuperar su mercado porque su estándar de vida está en
peligro y sigue la escalada de esta guerra comercial. En el tablero de ajedrez,
se barajan otras movidas y China ha apelado a devaluar su moneda para encarecer
el dólar y así, restringir todas las compras a EE UU. Pero cada vez que hacen
una movida estratégica, el andamio comercial mundial se desequilibra y corre el
peligro de caerse provocando crisis generalizada. Las inversiones y el comercio
mundial sufren este desbarajuste.
Es de
imaginarse lo que ocurriría si como contramedida EE UU también deprecia el
dólar. En adelante, no se sabe lo que pueda ocurrir con nuestra condición de
país carroñero de la exportación de materia prima. No tenemos otra fuente que
compense el desbalance que nos ocasione una crisis mundial. Es apremiante tomar
medidas preventivas. Frente a esta situación, sería bueno formular una
propuesta propia distinta a la que hace el neoliberalismo de reformas que
recortan los derechos laborales y sociales.
Estas son
solo sugerencias que probablemente no tengan eco ya que la novela política está
en un nivel emocionante para muchos y todos quieren saber el desenlace, sin
importar lo que suceda con nuestra economía. La farándula política continuará y
como siempre, será el pueblo el que cargue con la crisis económica. Disculpen
que desentone con otra música.
Agosto, 2019
Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/
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