Algunos creen
todavía que cabe un diálogo entre el ejecutivo y la mayoría parlamentaria
fujimorista y sus aliados, incluidos los apristas, el inesperado “grupo cambio 21”, los topos infiltrados en
todos los grupos parlamentarios y el grupo “acción republicana” de Pedro
Olaechea, recién elegido presidente del congreso. El pedido de diálogo
corresponde a los casos del defensor del pueblo, del presidente del poder
judicial y del presidente del tribunal constitucional; asimismo, a quienes no
ven esa necesidad de diálogo como algunos constitucionalistas como Domingo
García Belaúnde y Natale Amprimo, en razón de ser recalcitrantes en calificar al
presidente Vizcarra de que su proyecto de adelanto de las elecciones es
inconstitucional.
Llegar a un
consenso parece improbable por la conducta que hacen gala los congresistas que
han elegido a Olachea, en el entendido de que la mayoría fujimorista al elegir
a Olachea se relanzaban para volver por sus fueros y de seguir enfrentándose a Vizcarra, vacarlo o
hacerlo renunciar como con PPK; empero, sus cálculos les fallaron, porque nunca
pensaron que el presidente Vizcarra propusiera al final de su mensaje al
congreso, que tanto el legislativo como el ejecutivo se retiraran para adelantar
las elecciones.
Además, sin
embargo, la situación de sentirse fuertes decayó más cuando el presidente del
congreso, comenzando nomás hizo declaraciones equivocadas y disparatadas sobre
las mujeres y la izquierda, a la que calificaba de estúpida y torpe. Estas declaraciones
quedan gravadas, por más que sus aliados fujimoristas lo disculpen, pues
Olaechea no sopesa sus declaraciones de que todos se dan cuentan, y al aparecer
se comporta, tan igual a los grandes señores de los años 20 y 30 del siglo
pasado.
Olachea no se da por
enterado que la situación ya resulta diferente en cuanto a sentirse un
representante de los muchachos ricos, llegando a despreciar todo lo que en el
Perú se viene produciendo como son las propuestas de cambios en el campo de la
dirección política, tanto de fondo, como de las formas. Olachea no puede seguir
pensando que los propugnadores de las reformas no pueden ser considerados como
antes en el siglo XX al llamarlos “rojos” y que van hacer una revolución
bolchevique, y que, los de ahora llamados “caviares” en razón a su preparación
son profesionales de los nuevos sectores medios que leen mucho y están muy
enterados de los asuntos del país y del mundo.
Olachea y sus
amigos fujimoristas tendrán que darse cuenta –al ponerse al día del cómo ver que
en la política no cabe improvisar- y que hay personas de distintas
especialidades que se ocupan de ella, y a la vez, una significativa parte de la
ciudadanía peruana está enterada que el Perú puede y deberá cambiar, a través
de reformas, y que para hacerse cambios ya no se necesita provocar revueltas y
guerras civiles.
Este preámbulo se
hace necesario para evaluar de cómo se debe tratar la propuesta del adelanto de
las elecciones generales si Olachea y sus aliados no cambian de actitud, la
ciudadanía pasará de las encuestas a los hechos, y sus “académicos” no pueden
ser pontificales con sus apreciaciones, y tienen que entender que sus puntos de
vista doctrinales conservadores no solo los enceguecen; sino ya fueron y que la
república deje de ser incompleta.
El fujimorismo
reclama que Vizcarra se agarra de las encuestas en el sentido que un 75% de los
encuestados apoyan la propuesta del presidente, significando que el pueblo
suele equivocarse, a favor de esta aseveración el abogado Amprimo coincide al
insistir que las votaciones son actos que se tienen que considerar emocionales,
con lo cual se estaría diciendo que el fujimorismo al ganar las elecciones del congreso
¿también se habría equivocado? o más bien al revés, el congreso fujimorista no hizo
caso a sus electores, porque cuando votaron por ellos no era para fregar al
ejecutivo.
Esto crea un falso
dilema o mejor resulta un despropósito, al establecer que el voto del 2016 en
favor de los fujimoristas no estaba destinado a obstruir la gestión del ejecutivo.
El error de interpretación ha precipitado un gran daño al país, pues el
enfrentamiento con el ejecutivo, no cabe ahora la menor duda, que la mayoría
fujimorista se hace responsable de todos los actos negativos contra el ejecutivo,
pues para ser políticos no se necesita hacer declaraciones perversas, y no
tienen cuidado, ni pueden controlar sus votos de censura.
¿El presidente del
congreso Pedro Olaechea verá obstáculos para ejercer su labor presidencial? Lo
más real es que Olaechea poco le importara cómo se comporten los congresistas
de la mayoría fujimorista, estos son imparables en su accionar, mantendrán su
agresividad, consecuencia de sus frustraciones; empero lo más grave, será pasar
de las declaraciones a los hechos, el fujimorismo continua con los
enfrentamientos -no se vislumbran alternativas de arrepentirse- estos crecen más
y más, después de perder prácticamente la casación para liberar a la señora
Keiko. El fujimorismo vive -bajo los efectos que nada los favorecen- incrementando
el enfrentamiento contra todo lo que haga el ejecutivo, y en particular del
presidente Vizcarra. Estamos situados en un verdadero campo agravante.
Ello explica que al
formarse las comisiones en el congreso, las presidencias en las que les tocó al
fujimorismo, han puesto a los más recalcitrantes, sin tino, ni tolerancia, arremeten
sin mayor disimulo, por ejemplo: la abogada Bartra seguirá en constitución; la
educadora evangélica Amiborgo, nada menos en la comisión de educación; el
abogado Mantilla en acusaciones constitucionales; y en la vocería estará la
enfermera también evangélica Milagros Salazar. Sus designaciones son por demás provocadoras,
no se espera que haya milagros, de tal suerte que atemperen sus
comportamientos, en especial de las damas evangélicas, ellas responden a sus ideologías
teñidas del fundamentalismo religioso que alumbran lamentablemente sus
conductas políticas.
En síntesis,
mientras sigan los enfrentamientos, no hay dialogo para llevar acabo la
enmienda constitucional de adelantar las elecciones, sin peligro de parcializar
a los “contrincantes”, siendo el fujimorismo el mayor responsable de la crisis,
pues al perder, actuaron bajo la égida autoritaria, propia de los fascistoides.
Son imparables, nada los cansa, ni impide que sigan fregando.
Fernando Arce Meza Surco, 14 de
Agosto del 2019
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