Escribe Milcíades Ruiz
Utilizamos la palabra cultivo en relación a la agricultura exclusivamente. Se habla de cultivar la tierra, pero los agricultores hablan del cultivo de plantas que son seres vivos, según la especie y variedad. No es lo mismo cultivar papa que, algodonero, por ejemplo. Esto nos indica que el cultivo es una metodología procesal de producción, aplicada según cada caso. Por razones didácticas utilizaré este concepto para plantear algunas ideas de gobierno.
Todo producto humano es el resultado de un proceso conducido y por ello, podemos hablar de cultivar el proceso económico, social, político, cultural, etc. Cultivar una persona significa ayudarla adecuadamente en su desarrollo fetal, infantil y juvenil, para que llegue en las mejores condiciones de sus capacidades en la adultez. Si ha tenido una buena nutrición alimenticia y cognitiva, su productividad será alta. De esto depende su futuro.
Análogamente podemos decir de la familia, de la sociedad y de la humanidad entera. Una sociedad mal nutrida en alimentos y conocimientos, tendrá una baja capacidad de desarrollo. Si no tiene nutrición alimenticia apropiada su capacidad física será deficiente para competir deportivamente. Lo vemos en nuestros jóvenes que comen a las justas pollo sintético, cuando enfrentan a los que comen carne vacuna de años de acumulación vitamínica.
También, si nuestros recursos humanos son cultivados con información inadecuada su malformación lo incapacitará para desarrollarse intelectualmente. El cerebro procesa solo el material que tiene disponible, pero si la información que recibe no es la apropiada, entonces su producción en valores y destrezas tendrá deficiencias. Consecuentemente, el rendimiento de los recursos humanos del futuro será mediocre y los líderes del mañana serán incapaces. Lo que somos ahora, es lo que sembraron nuestros antecesores.
¿Esto tiene que ver con la política educativa para la formación generacional de nuestros recursos humanos? Indudablemente, pero no basta llenarse la boca hablando de “calidad educativa”, si el material que se inyecta a los estudiantes, está condicionado por intereses protervos. Los educadores saben bien que, la política educativa actual no contribuye a la liberación, sino a la dominación. El magisterio suele ser instrumento de dominación y no cultivador de líderes sociales del futuro. Para esta misión, se requiere de una reforma educativa con proyección generacional cultivada.
Lo que no se cultiva, crece silvestre entre la mala hierba. El cultivo elimina la nocividad preservando lo beneficioso. La democracia también se cultiva. Lo que hoy tenemos es el resultado de lo mal que se hizo cuando la mala hierba política abrumó al pueblo peruano con su corrupción y prácticas mafiosas, generando caos de gobierno. Vemos ahora a los que sembraron esas simientes, victimando a su propia cosecha. Pero en política, la victimización eleva la productividad electoral. El tiro les puede salir por la culata. Hemos visto alta votación obtenida por políticos defenestrados y deportados.
De lo que el gobierno haga, o le hagan hacer, depende lo que se viene. Nadie cosecha lo que no siembra. Dicho de otro modo, la cosecha social depende de lo que se cultive. Habrá buena cosecha si el cultivo de lo que se persigue ha sido eficiente y a la inversa. De ser así, tendríamos que ser preventivos calculando los resultados posteriores del proceso actual. El cultivo se planifica en proyección a resultados en el corto, mediano y largo plazos.
Es lo que hacen todos los inversionistas públicos y privados. Si China tiene resultados exitosos en economía, es porque planifica siguiendo objetivos claros y con una estrategia endógena. Hoy cosecha lo que sembró ayer. “Bienvenida toda inversión extranjera si es beneficiosa y no perjudica el desarrollo nacional”. Si la inversión privada ayuda a resolver el problema del pleno empleo, en buena hora. Si lo que aporta la inversión, es mayor que lo que se lleva, el saldo es favorable.
Combinando inversión privada y pública se puede rentabilizar la economía nacional en propio provecho socializado. Es cuestión de manejo y productividad política. El crecimiento de la población hace crecer las necesidades. Entonces, la economía deberá crecer para nivelar las necesidades pendientes de solución y, crecer para atender las nuevas necesidades.
Pero, además necesitamos mejorar nuestras condiciones de vida y para eso se necesita una base económica sostenible en el tiempo. Es imposible cubrir todo lo señalado, sino hay suficiente acumulación económica. Es la rentabilidad por rendimiento, la que permite acumular capital. Cuanto más acumulemos, nuestra base de desarrollo tendrá más capacidad de expansión. Si no se cultiva la economía en esta perspectiva, solo cosecharemos pobreza y sus derivados.
Pero hay fórmulas creativas de combinación de inversiones para obtener mayor rendimiento económico y social. No importa perder en un rubro si se puede compensar recuperando en otros rubros. Lo que importa es el rendimiento final. Lo hacen las cadenas de tiendas con sus ofertas para atraer clientes. Lo hacen los agricultores combinando cultivos en un mismo espacio. Siembran maíz, y luego legumbres para obtener dos cosechas en un mismo espacio, ya que las legumbres no perjudican, pues absorben nutrientes ambientales que fertilizan la tierra para ambos cultivos.
Entonces, cuando vemos que, en el transporte público se ofrecen dos bolígrafos chinos, un lápiz y borrador por el precio de un sol después de haber pasado por el fabricante, exportador, transporte intercontinental, importador, mayorista y vendedor; es indudable que allí, hay “gato encerrado”. Sucede esto, porque lo importante para China es que todos tengan empleo e ingresos, y lo que se pierda en prender fuego en la pradera, se recupera aumentando la productividad con las cenizas.
Lógicamente, si todos tienen empleo e ingresos, no cabe duda que lo gastarán y este solo hecho, hará subir la demanda de mercancías. Este primer movimiento hará crecer la oferta y las fábricas ampliarán producción y empleo. Así, la economía será como una bola de nieve que crece con el movimiento. Crece el empleo, crece la economía, crecen los capitales y la capacidad para el desarrollo. Este es el rol de los subsidios productivos y de salarios.
Todos conocen de algún modo a la empresa privada Huawei. Lo que no saben es que es propiedad de sus trabajadores procedentes del sindicalismo. Ninguna agencia gubernamental u organización externa, tiene acciones de Huawei, pero se asocian con potenciales empresas externas para captar mayor lucro social. Fundada en 1987, abastece de aparatos de tecnología de información y comunicaciones (TIC) y dispositivos inteligentes. Opera en más de 200 países y atiende a más de 3 mil millones de personas en todo el mundo.
Es líder en redes 5G y en el 2019, los ingresos por ventas globales rondaron los 123 mil millones de dólares, lo que significó un aumento interanual del 19.1%. Por su parte, los beneficios netos alcanzaron los 9 mil millones de dólares, y el flujo de efectivo proveniente de actividades operativas superó los 13.1 mil millones de dólares, lo que representa un crecimiento interanual del 22.4%. Esto se sembró hace 30 años, pero su cultivo ha sido bien llevado. Estos montos superan nuestra cartera minera.
Hay un país de nuestro continente, que fue colonia española, declaró su independencia el 29 de octubre de 1821, por decisión de cabildo popular, sin mediar lucha militar porque esta colonia no tenía importancia para la codicia española. No tenía riqueza mineral. Celebrará pronto el bicentenario de este acontecimiento. Desde 1949, este país, no tiene gastos militares que tragan presupuestos en desmedro de los proyectos de desarrollo, pues abolió las fuerzas armadas.
Desde entonces no tienen golpes ni dictaduras militares, no existe el servicio militar obligatorio, ni terrorismo de estado. Desde la abolición constitucional del ejército, no puede participar en eventos militares, ni en guerras ajenas. Esto ha sido confirmado por la Corte Suprema de Justicia, cuya Sala Constitucional estableció que tampoco puede dar apoyos a actos de guerra de otros estados y por ley, estableció la neutralidad perpetua. Por eso, rechazó el uso de su territorio para operar contra Nicaragua.
El tamaño de este país es un poco más que el departamento de Tumbes, pero se ha convertido oficialmente en el miembro número 38 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), lo que el Perú no ha podido. Según calificación del Instituto Legatum mantiene un elevado nivel de prosperidad y ha sido considerado por New Economics Foundation como la sociedad más feliz del planeta, durante más de una década.
Es más, en el 2015, la FAO lo premió por haber reducido el hambre, al rebajar de un 5% a la mitad, según cálculos de Naciones Unidas. Este país siempre ha vivido y desarrollado sobre la base del agro y no de minería ni petróleo. Ese país, se llama Costa Rica. Pero lo que ahora cosecha es el resultado de haber cultivado su economía con lo poco que disponía, desarrollando la economía del banano y del café. La rentabilidad agraria impulsó su capacidad para expandirse y avanzar a una economía más amplia y diversificada. Hoy disfruta lo que cultivó más allá del agro.
Dirán que no hay comparación porque las condiciones históricas en nuestro país han sido muy diferentes. Es verdad, pero el denominador común es que el bienestar se cultiva. Nada viene por azahar. La riqueza extractiva se acaba como sucedió con el guano. Toda la riqueza extraída de nuestro suelo por forasteros, nos ha dado siempre pan para hoy y hambre para mañana. Los pueblos de las zonas mineros son los más pobres de nuestro país. El canon minero es una propina indirecta solo para calmar descontentos.
Qué distinto sería que el canon, en vez de darse en dinero que el centralismo diluye, se diese en materiales. Una porción de los metales obtenidos. Así, la parte de materia prima obtenida, se quedaría en la zona minera para transformar el oro, plata, cobre y otros metales, en productos con valor agregado, dando empleo e ingresos a la población andina, con la joyería, artesanía, suministros tecnológicos y otros productos industriales, para el mercado interno y de exportación. Entonces, estaríamos cultivando empoderamiento económico local para cuando la extracción se agote.
En las actuales condiciones por las que atraviesa nuestro país, hay la necesidad de generar movimiento económico urgente. Pero tenemos que ser certeros. Hay que generar demanda expansiva, que estimule la producción. Demanda de productos nacionales, sustituyendo importaciones. No habrá demanda si no hay ingresos. Declarar en emergencia la producción sectorial selectiva, para poner límites temporales a las importaciones innecesarias podría ser una alternativa. El mercado regulado es un freno si no es selectivo dentro de una estrategia de fortalecimiento de debilidades.
Hay rubros de expansión de empleo masivo inmediato: La producción agraria y la construcción civil de viviendas con créditos de largo pazo son dos buenas alternativas. El contrapeso al gasto interno deberá ser cubierto con la exportación. Tenemos ventajas ecológicas inexplotadas de alta rentabilidad en el mercado internacional. Lo que se gaste en construcción de hidroeléctricas en la serranía reditará con creces con la venta de energía rural y a países aledaños. Nuestra geografía tiene un alto potencial en energías renovables para generar empleo y desarrollo en los andes. Hay que ponerse moscas.
El apoyo político contra la agresividad de la oposición se gana con obras populares. ¡O no! Aunque en verdad, exponer ideas que caen en saco roto, no es alentador. Pero peor es no decir nada. ¿Ustedes qué dicen?
Agosto 16-2021
Otra información en https://republicaequitativa.
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