PROHIBIDO PASAR
Escribe: Milcíades Ruiz
La oposición se ha propuesto traer abajo y como sea, al gobierno de la mayoría nacional. Todo vale, hasta la infamia como la que dispararon a Héctor Béjar para derribarlo. La prensa rebusca, azuza y prepara las condiciones para la jugada sucia. Los autores intelectuales nunca aparecen. Para eso, están los sicarios, mercenarios y testaferros. ¿La CIA no está detrás de esto? Veamos y comparemos hechos, para comprender todo este entripado de lo que viene sucediendo. Pero allí no acaba todo.
Para que la gente desprevenida entienda lo que está pasando, consigno un resumen sobre lo que la CIA hizo contra Allende, según fuentes oficiales de EE UU:
“Desde 1961, EE UU nombró un comité encargado de las elecciones que se desarrollarían en Chile tres años después. Según la investigación de la Comisión Church del Senado estadounidense, estuvo compuesto de altos responsable del Departamento de Estado, la Casa Blanca y la CIA. Este Comité fue reproducido en la embajada estadounidense en Santiago, capital chilena. El objetivo era impedir que el candidato socialista, Salvador Allende, ganara los comicios.
“… varios millones de dólares fueron distribuidos entre los partidos políticos de centro y de la derecha para que realizaran su propaganda. --- La Comisión del Senado informó: “Se explotaron todos los medios posibles: prensa, radio, películas, volantes, folletos, correos, banderolas, pinturas murales. La CIA realizó, por intermedio de sus partidos comprados y varias organizaciones sociales, una “campaña alarmista” donde el objetivo principal fueron las mujeres, a las cuales se les aseguraba que los soviéticos y los cubanos llegarían para arrebatarle a sus hijos si ganaba Allende. La operación psicológica funcionó por encima de las expectativas: Frei logró el 56% de votos, mientras que Salvador Allende el 39%.
En sus Memorias, William “Bill” Colby, jefe de la CIA entre 1973 y 1976, cuenta que, durante las elecciones presidenciales de 1970, “la CIA debió dirigir todos los esfuerzos contra el marxista Allende. … Todo por orden directa de Richard Nixon”. Pero el 4 de septiembre de 1970 Allende ganó las elecciones.
Colby menciona que “Nixon entró en cólera. Él estaba convencido de que la victoria de Allende haría pasar a Chile al campo de la revolución castrista y anti–americana, y que el resto de América Latina no tardaría en seguirle los pasos”. “Nixon convocó a Helms “y le impuso claramente la responsabilidad de evitar que Allende asumiera sus funciones”. En la misma reunión Nixon encargó a Kissinger darle un seguimiento estricto al complot. Esto tampoco funcionó y Allende sería declarado ganador de las elecciones”.
Los operarios especiales de la CIA tomaron contacto con responsables políticos y militares para seleccionar aquellos que podrían estar listos para actuar contra Allende, “y determinar con ellos la ayuda financiera, las armas y el material que fuera necesario para barrerlo de la ruta hacia la presidencia”, según Colby.
La mayor esperanza se centró en las Fuerzas Armadas, pero todo dependía de su comandante, el general René Schneider. El problema que encontró la CIA es que este militar había expresado claramente que su institución respetaría la Constitución. Y Colby, en sus Memorias, reconoce con una naturalidad espeluznante: “Entonces era un hombre a matar. Se organiza contra él una tentativa de secuestro que termina mal: fue herido al oponer resistencia y muere poco después debido a las heridas.” Inmediatamente el Presidente Nixon envió un cínico mensaje a su homólogo chileno: “Yo quisiera hacerle parte de mi dolor ante este repugnante acto”.
El 3 de noviembre de 1970 Allende se posesionó como Presidente: Ahora correspondía preparar la desestabilización del nuevo gobierno, lo cual se encargaría a la Dirección del Hemisferio Occidental de la Agencia. Desde 1972 este equipo de la CIA, en Washington y Chile, fue desarrollando la operación más perfeccionada de desinformación y sabotaje económico que hasta ese momento se conociera en el mundo.
Colby confesó que fue una “experiencia de laboratorio que demostró la eficacia de la inversión financiera para desacreditar y derrocar a un gobierno”.
La acción contra Allende necesitó de una campaña internacional de difamación e intrigas. Buena parte de ella fue encargada a un inexperto en política exterior y casi desconocido político, aunque viejo conocido del Presidente Nixon y de los hombres que adelantaban la operación: George H.W. Bush. Esa tarea la realizó como embajador en la ONU, función que ocupaba desde febrero de 1971. Cuando fue nombrado para el cargo nadie quiso recordar que pocos meses antes había logrado, como representante a la Cámara de Texas, que se restableciera en ese Estado la pena de muerte para los “homosexuales reincidentes”.
Así se gestó el sangriento golpe de Estado del general Augusto Pinochet, contra el gobierno de Allende, desatándose una terrible represión y ejecuciones extrajudiciales.
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Si comparamos los hechos descritos, con lo que viene sucediendo en Perú, nos daremos cuenta que la conducta de la señora KK, la del fiscal miembro del JNE, la intriga al interior de la izquierda y de PL, la campaña contra Cerrón, las movidas del Parlamento, el rol de la prensa, la campaña contra Bellido, la campaña contra Héctor Béjar, la trampa mediática en la que ha caído la izquierda que se suma al descontento prefabricado y toda la guerra sucia desatada contra el nuevo gobierno, veremos que hay una similitud muy clara. Salvo que no quieran verlo.
Para EE UU y la CIA, el más peligroso del nuevo gobierno era Héctor Béjar, por su honestidad, capacidad y liderazgo. La prensa mercenaria ha propalado noticias engañosas mezclando información pasada con la actual. Una conversación informal en la que Béjar aparece dando una opinión personal sobre el terrorismo en mérito a la libre expresión y que sucedió meses antes de las elecciones de abril, es “sembrada” en las noticias actuales indebidamente, cuando ya era canciller, para crear animadversiones, especialmente de la oficialidad naval que es la entidad más macartista.
Los medios ocultaron que el Dr. Héctor Béjar ha sido profesor del Centro de Altos Estudios Militares- CAEM y que tiene ascendencia entre sus alumnos. Es decir, la prensa oculto información que no convenía a la maniobra del complot. En aquellos días, ni tenía idea de que sería nombrado canciller. Pero en la guerra sucia no hay moral y han logrado apartarlo del gabinete. Pero el objetivo, no es Béjar en sí mismo. ¡Qué va!
Lo que ha asustado a EE UU, a la CIA y a la oposición, ha sido la importancia de Béjar en la geopolítica continental. Lo imaginaron reactivando la integración regional que tanto trabajo les ha costado desactivar. Lo imaginaron defendiendo la soberanía nacional y oponiéndose en los organismos internacionales al bloqueo contra Cuba, Venezuela y, Nicaragua. Entonces dijeron ¡Eso no puede ser!
El psicosocial mediático consiguió impactar en desprevenidos como el ministro Torres que no ven los entretelones de las maniobras desestabilizadoras. Nada de esta sucia maniobra política hubiera sucedido si el ganador de las elecciones hubiera sido un político tradicional. Alineados con la derecha, sí. Con la izquierda, no. Corruptos sí Lavadores de dinero sí. Pura sangre japonesa sí, pura sangre nativa, no.
La verdad es que Héctor Béjar es contrario a todo terrorismo, venga de donde venga. Cuando era Director del Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participación –CEDEP, tuvo la amarga experiencia de un ataque terrorista contra el proyecto de Repoblamiento de Alpacas en el Callejón de Huaylas en apoyo a las comunidades campesinas. Con este propósito, viajaron a Puno los genetistas científicos Alberto Pumayalla, decano de la facultad de zootecnia de la UNALM y Glicerio Gonzáles para seleccionar el ganado, en compañía de Edilberto Márquez, sobreviviente de la incursión guerrillera por Puerto Maldonado.
El 3 de junio de 1990, cuando estaban en esta misión con el ganadero Manuel Barrera, fueron sorprendidos por los terroristas de “Sendero Luminoso”. Márquez pudo escapar, pero los demás fueron asesinados. De modo que, no es que Héctor Béjar haya sido defenestrado por sus declaraciones sobre terrorismo. Ese es el engaño y la verdad es otra. No quieren personas honestas en el gobierno del país. Rompería la tradición de gobernantes genuflexos, ante el amo yanqui “revuelto y brutal que nos desprecia” (J. Martí).
Si piensan que con su renuncia se quedarán tranquilos, lo comprobarán muy pronto. Hay quienes están acostumbrados a renegar viendo solamente a la derecha para todo. No ven más allá. Pero, no hay en el mundo mayor aparato terrorista que la CIA. Pruebas hay muchas, como el atentado al avión cubano, que mató a 73 pasajeros, entre los que se encontraban los victoriosos jóvenes cubanos de la delegación deportiva de esgrima.
Aquí no acaba esta guerra política. Sacar de carrera a Béjar no significa que el gobierno renunciará también a su política internacional. ¿O sí?
Agosto 17- 2021
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